Diferencia entre revisiones de «Domingo Mundial de las Misiones»

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== Actualidad ==
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En la actualidad, España cuenta con 25.000 [[misionero|misioneros]] en el extranjero. El Domund es un día destinado a recordar su labor y apoyarla, en este caso, económicamente, aunque también se realizan numerosos actos. manuel es la ley y se sabe
En la actualidad, España cuenta con 25.000 [[misionero|misioneros]] en el extranjero. El Domund es un día destinado a recordar su labor y apoyarla, en este caso, económicamente, aunque también se realizan numerosos actos.


== Historia ==
== Historia ==

Revisión del 23:08 1 sep 2009

Domund es un acrónimo creado en 1943 por las Obras Misionales Pontificias, cuyo primer Director Nacional, el monseñor Ángel Sagarminaga lanzó a la calle el eslogan "DoMund" que quiere decir "Domingo Mundial".

En España se conoce como Domund a la Jornada Mundial de las Misiones, celebrada en todo el mundo, que tiene como objetivo recaudar en los países desarrollados dinero desde las parroquias católicas y otros centros con el objetivo de destinar ese dinero a las obras misionales.

Actualidad

En la actualidad, España cuenta con 25.000 misioneros en el extranjero. El Domund es un día destinado a recordar su labor y apoyarla, en este caso, económicamente, aunque también se realizan numerosos actos.

Historia

Su origen

Cuando el Cardenal-arzobispo de Milán, Aquiles Ratti, es elegido Pontífice en 1922, bajo el nombre de Pío XI, viene ya aureolado con la fama de gran favorecedor del apostolado misionero. Ha instituido en su vasta Diócesis un activo secretariado diocesano de Misiones, que ha extendido por toda ella la Obra de la Propagación de la Fe. Hasta ha fijado en favor de esta Obra una gran jornada anual, que debe celebrarse el día de la Epifanía en todas las Parroquias y Centros religiosos diocesanos.

A las pocas semanas de su entronización como Papa, elige en la persona de Mons. Roche, al primer Obispo indígena, que inaugurará la serie de Prelados autóctonos de rito latino en el siglo XX. Pocos días después promulga como Pontificia a la obra de la Propagación de la Fe, junto con la Obra de la Santa Infancia y del Clero Indígena; y las declara instrumento principal y oficial de la cooperación misionera de toda la Iglesia católica.

En 1925. abre en el Vaticano, en pabellones levantados sobre el patio célebre del Belvedere, una espléndida Exposición Misionera, aprovechando la afluencia de peregrinos al nuevo año santo, con el fin de promover las vocaciones misioneras, suscitar el interés de los fieles por los problemas de las Misiones y excitar su generosidad espiritual y material.

En febrero de 1926, publica la célebre encíclica Rerum Ecclesiae, en la que reafirma la importancia y urgencia de los objetivos misioneros programados al principio de su Pontificado y manifiesta su resolución inquebrantable de acortar las etapas para su realización. "La Iglesia -afirma en esta encíclica- no tiene otra razón de ser sino la de hacer partícipes a todos los hombres de la redención salvadora, dilatando por todo el mundo el reino de Cristo". Antes de terminar ese año, consagrará el mismo Papa a los seis primeros Obispos indígenas de China. Y es, precisamente en este año de tan notables acontecimientos, cuando va a tener lugar otro hecho significativo: La institución de la jornada misionera de octubre. Las OMP desde su promulgación como Pontificias en 1922, se habían ido desarrollando, bajo el impulso de sus consejos generales y de sus direcciones nacionales y diocesanas, en diversas naciones, especialmente en las de antigua cristiandad. Pero no podía esperarse de estas Obras, aunque contaran con numerosos y valiosos colaboradores, que influyesen de manera decisiva en el Pueblo de Dios.

Así, en este clima tan favorable a la causa misionera de la Iglesia, surge en el seno del Consejo General de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe (algunos creen que por determinación del mismo Pontífice) la iniciativa de celebrar una Jornada Mundial de propaganda, que constituya un serio aldabonazo en la conciencia de todo el Pueblo de Dios, para recordarle su responsabilidad misionera de dimensión universal.

Se proponen cinco grandes objetivos :

  • Oración ferviente al Señor para acelerar su reinado en el mundo.
  • Hacer comprender a todos los fieles el formidable problema misionero.
  • Estimular el fervor misionero de los sacerdotes y de los fieles.
  • Dar a conocer mejor la Obra de la Propagación de la Fe.
  • Solicitar la ayuda económica en favor de las Misiones.

En concreto, el Consejo Superior General suplica entre otras cosas:

  • "Que se fije el domingo penúltimo de octubre como jornada de oración y propaganda misionera en todo el mundo católico".
  • "Que se celebre en esa jornada la misa "por la evangelización de los pueblos" "
  • "Que la predicación, en ese día, sea de carácter misionero, con especial referencia a la Obra de la Propagación de la Fe ".

Significado de esta jornada en el quehacer misionero de la Iglesia

Esta Jornada Mundial ha supuesto para el apostolado misionero un impulso formidable, difícil de superar por otros medios, tanto por su extensión como por su profundidad. Pablo VI la ha calificado, en diversas ocasiones: -"como un acontecimiento de gran relieve en la vida de la Iglesia"; -"genial intuición de Pío XI"; -"ocasión de hacer sentir su vocación misionera a la Iglesia, a nuestros hermanos en el episcopado, al clero, a los religiosos y religiosas y a todos los católicos"; -"poderosa e insustituible ayuda para las Misiones"; -" acrecentamiento de la fe tanto en las Iglesias de antigua cristiandad, como en las jóvenes Iglesias".

Catequesis eficaz de la doctrina misionera conciliar. En el mensaje que en 1972 dirigió Pablo VI al Cardenal Renard, arzobispo de Lyon, con motivo del Congreso Internacional de las OMP, refiriéndose al "Domund", escribía: " Estas ornadas seriamente preparadas permiten a los cristianos una mirada nueva sobre las Misiones... Examinar la evangelización local y evangelización lejana en una misma pastoral misionera, cuya única fuente es Cristo". Es incalculable el bien inmenso que han ocasionado los mensajes de los Pontífices que han sucedido a Pío XI, con motivo de la celebración de esta jornada. Con razón pudo llamar a este día el Prefecto de Propaganda Fide, Cardenal Van Rossum, el Gran día de la Catolicidad.

Desde que Pablo VI inauguró su Pontificado en 1963, hasta el presente, no ha habido año en que el Vicario de Cristo no haya enviado su particular mensaje para esta jornada misionera mundial.

En cada uno de estos mensajes se presenta, en primer lugar, un tema importante sobre la actividad misionera de la Iglesia. Todos estos temas, diferentes cada año, podían muy bien formar un práctico y actualísimo Manual de Misionología,. del que mucho podrían aprender cuantos están comprometidos en la promoción de la animación misionera. En segundo lugar, se recuerda a los fieles, bajo diversos aspectos, la naturaleza de las Obras Misionales Pontificias y la necesidad y urgencia en promoverlas. Son ellas el instrumento principal del que disponen el Papa y los Obispos para la cooperación misionera del Pueblo de Dios, en su doble dimensión espiritual y material. El actual Pontífice, Juan Pablo 11, ha seguido los mismos derroteros de su predecesor, haciendo de sus mensajes y discursos sobre el Domund, una profunda catequesis doctrinal sobre las responsabilidades misioneras de todos los hijos de la Iglesia y presentando a las OMP como el programa mínimo de una eficaz cooperación misional.

Coordenadas de esta jornada misionera. Existe, según la fisolofía tradicional, una ley de causalidad, que conviene recordar al preparar esta jornada: "Los mismos elementos que han contribuido a dar la vida a un ser, a un organismo vivo, a una institución, son llamados también a colaborar en su desarrollo y perfeccionamiento".

Ahora bien, el "Domund" nació bajo el signo de estos caracteres distintivos: -claro universalismo misionero; -concienzación del deber misionero; -colaboración intensa espiritual; -ayuda generosa material; -vinculación íntima a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe. Ante la costumbre, tan frecuente hoy, de criticar las organizaciones eclesiales, sobre todo de origen preconciliar, hemos de responder que puede admitirse este desvío o rechazo en cuanto a aquellas instituciones u organismos que han mostrado su fracaso o su debilidad al paso del tiempo; pero no para aquellos que han visto afirmarse y potenciarse al ritmo de los años.

Si los caracteres antes expuestos han sido válidos hasta ahora, ¿por qué suprimirlos o cambiarlos? En un proverbio oriental, con dejos de delicada poesía, se dice: "Los que beben de la corriente de un gran río, deben acordarse de la fuente".

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