Diferencia entre revisiones de «Ello, yo y superyó»

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La conquista del Ello, ese núcleo de nuestro ser, para Freud, es facilitada por el [[psicoanálisis]] a través del método de la [[asociación libre]].
La conquista del Ello, ese núcleo de nuestro ser, para Freud, es facilitada por el [[psicoanálisis]] a través del método de la [[asociación libre]].

== Superyo o Superego ==
El '''Superyó''' (Superego) es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la [[cultura]]. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.


== Yo o Ego ==
== Yo o Ego ==
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El Yo, en su observación nos permite reconocer las acciones que realizamos, la oportunidad de elegir el camino a seguir, y razonar los impulsos que realizábamos con tal de no ceder lugar a la liberación libidinosa, y velar por la integridad general de la realidad. Es el primer paso del reconocimiento, para afrontar las alegrías, culpabilidad o castigo.
El Yo, en su observación nos permite reconocer las acciones que realizamos, la oportunidad de elegir el camino a seguir, y razonar los impulsos que realizábamos con tal de no ceder lugar a la liberación libidinosa, y velar por la integridad general de la realidad. Es el primer paso del reconocimiento, para afrontar las alegrías, culpabilidad o castigo.


== Superyo o Superego ==
El '''Superyó''' (Superego) es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la [[cultura]]. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.


== La psicología del Yo ==
== La psicología del Yo ==

Revisión del 10:41 23 ago 2009

Id (Ello), Ego (Yo) y Superego (Superyó).

Ello, Yo y Superyó o, más comumente llamadas Id, Ego y Superego, son conceptos fundamentales en la teoría del psicoanálisis con la que Sigmund Freud intentó explicar cómo funciona la mente, sugiriendo que tiene una estructura particular. Sostuvo que está dividida, a grandes rasgos, en tres partes íntimamente relacionadas: el Id, el Ego y el Superego.

Conceptos fundamentales

Conceptos Fundamentales dentro de la teoría de Sigmund Freud son:

  • El Ello: impulsos, deseos, desbalances.
  • El Yo: balance. Logra satisfacer las necesidades principales como el hambre, sueño, sed y se incluye sexo (dentro de parámetros sociales).
  • El Superyó: moral, consciencia, reglas sociales, lo que uno hace en su sociedad.

La idea general de que la mente no es algo homogéneo sigue influyendo en muchas personas fuera del mundo de la psicología. Pero también son muchos los que han rechazado la teoría de que la mente se divide en estos tres componentes.

Esta teoría fue construida sobre la premisa de que las necesidades o impulsos inconscientes, especialmente los impulsos biológicos y sexuales, son la parte central de la motivación de la personalidad humana. Freud planteó que los problemas de los enfermos mentales solían tener como causa los deseos y fantasías reprimidos e inconscientes de naturaleza sexual, socialmente inaceptables.

Los papeles específicos desempeñados por las tres entidades no siempre son claros y se mezclan en muchos niveles. La personalidad consta según este modelo de fuerzas diversas en conflicto inevitable.

Ello o Id

El Ello (id) es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo único propósito es reducir la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Representa la necesidad básica del ser de cubrir sus necesidades fisiológicas inmediatamente y sin considerar las consecuencias. La necesidad de obtener comida, la agresividad, así como la búsqueda del sexo, son respuestas del Ello a diferentes situaciones. Es decir, es el inconsciente. (El Ello no es sinónimo de inconsciente).

El Ello está en una relación estrecha y conflictiva con las otras dos instancias, el Yo y el Superyó, que se forman a partir de la interacción con el medio social (Realidad) y de la decantación del Complejo de Edipo, respectivamente.

Para Freud, la mayor parte del Ello es desconocida e inconsciente. Reservorio primero de la energía psíquica, representa la arena en la que se enfrentan pulsiones de vida (Eros) y de muerte (Thanatos). La necesidad imperiosa de la satisfacción pulsional rige el curso de sus procesos. Sus contenidos inconscientes son de diferentes orígenes. Por una parte, se trata de tendencias hereditarias, de determinaciones innatas, de exigencias somáticas, y, por otra parte, de adquisiciones, de lo que proviene de la represión. De forma sucinta, se puede definir al Ello como el reservorio pulsional del hombre.

La conquista del Ello, ese núcleo de nuestro ser, para Freud, es facilitada por el psicoanálisis a través del método de la asociación libre.

Yo o Ego

El Yo (Ego) tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello con el mundo exterior, a la vez conciliándose con las exigencias del Superyó. El Yo evoluciona según la edad y sus distintas exigencias del Ello actuando como un intermediario contra el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del Ello de una manera apropiada. Utiliza razonamiento realista característico de los procesos secundarios que se podrían originar. Como ejecutor de la personalidad, el Yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: el mundo de la realidad, el Ello y el Superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada. Ego significa yo en latín (la palabra alemana original que Freud había aplicado era Ich). Aunque en sus escrituras tempranas Freud comparó el Yo con nuestro sentido del uno mismo, en adelante comenzó a retratarlo más como un sistema de funciones psíquicas tales como realidad-prueba, defensa, síntesis de la información, funcionamiento intelectual, memoria y similares. Es la consciencia propiamente dicha. Es el ente que actúa como regulador entre las demandas del Ello y del Superyó. Se basa en un concepto realista del mundo para adaptarse al mundo. Casi ejemplificado como un poder o una persona dentro de la mente, que nos presta atención en todo momento, incluso en nuestras acciones más íntimas, esta observación no es lo mismo que una persecución, pero no esta muy lejos de serlo. Todas las acciones ejecutadas, son analizadas por el Yo y a menudo se les comunica los resultados: “ahora debe decir esto…”, “ahora deberá salir”. Amenazando con el castigo en caso de incumplimiento. El Yo, en su observación nos permite reconocer las acciones que realizamos, la oportunidad de elegir el camino a seguir, y razonar los impulsos que realizábamos con tal de no ceder lugar a la liberación libidinosa, y velar por la integridad general de la realidad. Es el primer paso del reconocimiento, para afrontar las alegrías, culpabilidad o castigo.

Superyo o Superego

El Superyó (Superego) es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.

La psicología del Yo

Después de Freud, un número de teóricos psicoanalíticos prominentes comenzaron a trabajar sobre la versión funcionalista del Yo de Freud. El mayor esfuerzo fue puesto en detallar las varias funciones del Yo y cómo se deterioran en psicopatología. Varias funciones centrales del Yo-realidad: impulso-control, juicio, está probado que afectan la tolerancia, la defensa, y el funcionamiento sintético. Una revisión conceptual importante a la teoría estructural de Freud fue hecha cuando Heinz Hartmann discutió que el Yo sano incluye una esfera de las funciones autónomas del mismo que son independiente del conflicto mental. La memoria, la coordinación motora, y la realidad-prueba, como ser, pueden funcionar sin la intrusión del conflicto emocional. Según Hartmann, el tratamiento psicoanalítico apunta a ampliar la esfera sin conflicto del funcionamiento del Yo. Haciendo así pues, que el psicoanálisis facilite la adaptación, es decir, una regulación mutua más eficaz de Yo y del ambiente.

David Rapaport sistematizó el modelo estructural de Freud y las revisiones de Hartmann. Rapaport discutió que el principio central de la teoría freudiana era que los procesos mentales son motivados y formados por la necesidad de descargar la tensión. El trabajo de Freud que clarificaba Rapaport retrató la mente según lo dividido en impulsiones y estructuras. Las impulsiones contienen la energía del líquido que impulsa una descarga rápida con la satisfacción inmediata de deseos. Debido a que es raro que los deseos puedan ser satisfechos inmediatamente en la realidad, la mente desarrolla la capacidad de retrasar la satisfacción, o bien, la alcanza a través de los desvíos o sublimaciones. Por lo tanto, la energía de la impulsión es contenida por las estructuras mentales relativamente estables que abarcan al Yo. Rapaport definió las estructuras como organizaciones mentales con un índice de cambio lento, lento en comparación con las demás impulsiones de energía.

Arlow y Brenner discutieron que la teoría anterior de Freud de los sistemas conscientes, preconscientes, e inconscientes de la mente deben ser abandonados, y el modelo estructural debería ser usado como la única teoría psicoanalítica de la mente.

Los autores psicológicos del Yo recientemente se han acercado en un número de direcciones diferentes. Algunos, tales como Charles Brenner, han afirmado que el modelo estructural debe ser abandonado y los psicoanalistas deben centrarse exclusivamente en conflicto mental que entienden y tratan. Otros, tales como Frederic Busch, han sofisticado cada vez más el concepto del Yo.

La psicología del Yo se confunde a menudo con la psicología del uno mismo, que acentúa la fuerza y la cohesión del sentido de una persona consigo misma. Aunque algunos psicólogos del Yo escriben sobre el uno mismo, distinguen generalmente a uno mismo del Yo. Definen el Yo como una agencia abarcativa de las funciones mentales, mientras que el uno mismo es una representación interna de cómo una persona se percibe. En la psicología del Yo, el énfasis se pone en entender el funcionamiento del Yo y sus relaciones conflictivas de la identificación, el Superyó, y la realidad, más que al sentido subjetivo de uno mismo.

Bibliografía

  • Freud, Sigmund. Obras Completas. Amorrortu Editores / Biblioteca Nueva. 

Véase también