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[[Archivo:Bouguereau-Linnocence.jpg|right|thumb|200px| ''L'Innocence'' ("[[Inocencia]]"), de [[Bourguerau]]. Tanto el hijo como el [[cordero]] representan la fragilidad y la tranquilidad. La imagen de una madre con su hijo tiene connotaciones positivas también en la cultura china. Esta imagen es la que representa el caracter Chino 好 ''hǎo'', que significa "bueno".]]
El '''bien''' es el valor otorgado a una acción de un individuo, es una inclinación natural a fomentar lo deseable, motivado por una comprensión del entorno y de las personas con un profundo ejercicio de la [[empatía]]. Un conjunto de buenas acciones (acciones bien ejecutadas) propugnan lo [[bueno]].
El '''bien''' es el valor otorgado a una acción de un individuo, es una inclinación natural a fomentar lo deseable, motivado por una comprensión del entorno y de las personas con un profundo ejercicio de la [[empatía]]. Un conjunto de buenas acciones (acciones bien ejecutadas) propugnan lo [[bueno]].


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== El bien y el mal ==
== El bien y el mal ==
Cuando adoptamos un objetivo en la vida, lo “bueno” es todo aquello que favorece su logro, mientras que lo “malo” es todo lo que lo impide. Como el hombre busca la felicidad, el “bien” es lo que la permite llegar a esta, mientras que el “mal” es lo que impide su logro. John Locke expresó: “Aquello que tiene la capacidad de producirnos placer es lo que llamamos un bien, y lo que tiene capacidad de producirnos dolor llamamos un mal”<ref> “Diccionario de Filosofía” de Nicola Abbagnano – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-1189-6 </ref>
Una vez que adoptamos un objetivo a lograr, lo “bueno” es todo aquello que favorece su logro, mientras que lo “malo” es todo lo que lo impide. Como el hombre busca la felicidad, el “bien” es lo que la permite llegar a esta, mientras que el “mal” es lo que impide su logro. John Locke expresó: “Aquello que tiene la capacidad de producirnos placer es lo que llamamos un bien, y lo que tiene capacidad de producirnos dolor llamamos un mal”<ref> “Diccionario de Filosofía” de Nicola Abbagnano – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-1189-6 </ref>


[[Baruch de Spinoza]] consideraba el bien como algo subjetivo, no sólo por haber insistido en la idea de que lo bueno de cada cosa es la conservación y persistencia en su ser, sino también por haber escrito expresamente que «no nos movemos, queremos, apetecemos o deseamos algo porque juzgamos que es bueno, sino que juzgamos que es bueno porque nos movemos hacia ello, lo queremos, apetecemos y deseamos»<ref> “Diccionario de Filosofía” de J. Ferrater Mora – Editorial Ariel SA – ISBN 84-344-0501-6 </ref>
[[Baruch de Spinoza]] consideraba el bien como algo subjetivo, no sólo por haber insistido en la idea de que lo bueno de cada cosa es la conservación y persistencia en su ser, sino también por haber escrito expresamente que «no nos movemos, queremos, apetecemos o deseamos algo porque juzgamos que es bueno, sino que juzgamos que es bueno porque nos movemos hacia ello, lo queremos, apetecemos y deseamos»<ref> “Diccionario de Filosofía” de J. Ferrater Mora – Editorial Ariel SA – ISBN 84-344-0501-6 </ref>

Revisión del 00:42 6 jul 2009

L'Innocence ("Inocencia"), de Bourguerau. Tanto el hijo como el cordero representan la fragilidad y la tranquilidad. La imagen de una madre con su hijo tiene connotaciones positivas también en la cultura china. Esta imagen es la que representa el caracter Chino 好 hǎo, que significa "bueno".

El bien es el valor otorgado a una acción de un individuo, es una inclinación natural a fomentar lo deseable, motivado por una comprensión del entorno y de las personas con un profundo ejercicio de la empatía. Un conjunto de buenas acciones (acciones bien ejecutadas) propugnan lo bueno.

Al contrario que verdad y belleza, el bien es tautológico, es lo deseable. Algunos sistemas propugnan la verdad, otros la belleza, pero propugnar el bien es tautológico, porque el bien es lo propugnable, lo deseable. Aunque todos aspiramos a vivir bien, la palabra "bien" no significa lo mismo para todos.

El bien y el mal

Una vez que adoptamos un objetivo a lograr, lo “bueno” es todo aquello que favorece su logro, mientras que lo “malo” es todo lo que lo impide. Como el hombre busca la felicidad, el “bien” es lo que la permite llegar a esta, mientras que el “mal” es lo que impide su logro. John Locke expresó: “Aquello que tiene la capacidad de producirnos placer es lo que llamamos un bien, y lo que tiene capacidad de producirnos dolor llamamos un mal”[1]

Baruch de Spinoza consideraba el bien como algo subjetivo, no sólo por haber insistido en la idea de que lo bueno de cada cosa es la conservación y persistencia en su ser, sino también por haber escrito expresamente que «no nos movemos, queremos, apetecemos o deseamos algo porque juzgamos que es bueno, sino que juzgamos que es bueno porque nos movemos hacia ello, lo queremos, apetecemos y deseamos»[2]

La lucha histórica

Algunas religiones, como la judía y la cristiana, contemplan la historia del mundo como una lucha histórica entre el Bien y el Mal, simbolizada como una lucha entre Dios y Satanás. De ahí que se promueve la virtud, como camino del Bien, y se combate al pecado, como camino del Mal. Incluso las profecías bíblicas predicen, para el futuro, el triunfo definitivo del Bien sobre el Mal.

Ética

Se considera a la ética como la rama del conocimiento que estudia tanto las causas que producen el Bien como aquellas que producen el Mal, sugiriendo conductas que favorezcan el logro del primero y rechacen lo segundo.

Posturas filosóficas

Podemos distinguir dos puntos de vista fundamentales que se han cruzado en la Historia de la Filosofía:

  1. La teoría metafísica, según la cual el Bien es la realidad y justo la realidad perfecta o suprema y es deseado como tal.
  2. La teoría subjetiva, según la cual el Bien es lo deseado o lo que gusta, y es tal sólo en esta relación”.[3]

El pensamiento humano ha seguido estos dos caminos divergentes: lo absoluto y lo relativo. Entre los pensadores contemporáneos se mantienen aún ambos puntos de vista, aunque tiene más adeptos el relativo. Para el hombre moderno, que mira a la ciencia y a la razón con gran respeto, es difícil encontrar argumentos adecuados que justifiquen la teoría absoluta del bien y del mal.[4]

La postura relativista supone, incluso, que las actitudes básicas del hombre, tales como el amor y el odio, que se asocian casi siempre al bien y al mal, respectivamente, producirán efectos distintos según las épocas y las sociedades en las cuales se produzcan, algo que no resulta fácil aceptar. Si no existe actitud mejor que otra, tampoco debemos esforzarnos por adoptarla.

Referencias

  1. “Diccionario de Filosofía” de Nicola Abbagnano – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-1189-6
  2. “Diccionario de Filosofía” de J. Ferrater Mora – Editorial Ariel SA – ISBN 84-344-0501-6
  3. “Diccionario de Filosofía” de Nicola Abbagnano – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-1189-6
  4. “Las Enseñanzas básicas de los Grandes Filósofos” de S. E. Frost (h) – Editorial Claridad SA

Véase también

Enlaces externos