Diferencia entre revisiones de «Costumbrismo literario»

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Dentro de obras de mayor calado y de diferentes estilos se da el incluir cuadros costumbristas a lo largo de toda la historia de la literatura y no sólo en el [[siglo XIX]], cuando tuvo su apogeo este tipo de literatura, especialmente en la literatura española.
Dentro de obras de mayor calado y de diferentes estilos se da el incluir cuadros costumbristas a lo largo de toda la historia de la literatura y no sólo en el [[siglo XIX]], cuando tuvo su apogeo este tipo de literatura, especialmente en la literatura española.


Tendencia o pénero literario que se caracteriza por el retrato e interpretación de las costumbres y tipos del País. La descripción que resulta es conocida como "cuadro de costumbres" si retrata una escena típica, o "artículo de costumbres" si describe con tono humorístico y satírico algún aspecto de la vida.
Tendencia o género literario que se caracteriza por el retrato e interpretación de las costumbres y tipos del País. La descripción que resulta es conocida como "cuadro de costumbres" si retrata una escena típica, o "artículo de costumbres" si describe con tono humorístico y satírico algún aspecto de la vida.
(Raquel Chang-Rodríguez and Malva E. Filer, Voces de Hispanoamérica 535)
(Raquel Chang-Rodríguez and Malva E. Filer, Voces de Hispanoamérica 535)



Revisión del 12:55 25 may 2009

El costumbrismo literario es la aplicación del movimiento artístico conocido como costumbrismo a las obras literarias. El costumbrismo literario consiste en reflejar los usos y costumbres sociales sin analizarlos ni interpretarlos, ya que de ese modo se entraría en el realismo literario, con el que se haya directamente relacionado. Así, se limita a la descripción, casi pictórica, de lo más externo de la vida cotidiana. Por lo general se da en prosa más que en verso, lo cual no quiere decir que sea privativo; el género teatral ha dado grandes obras costumbristas.

Dentro de obras de mayor calado y de diferentes estilos se da el incluir cuadros costumbristas a lo largo de toda la historia de la literatura y no sólo en el siglo XIX, cuando tuvo su apogeo este tipo de literatura, especialmente en la literatura española.

Tendencia o género literario que se caracteriza por el retrato e interpretación de las costumbres y tipos del País. La descripción que resulta es conocida como "cuadro de costumbres" si retrata una escena típica, o "artículo de costumbres" si describe con tono humorístico y satírico algún aspecto de la vida. (Raquel Chang-Rodríguez and Malva E. Filer, Voces de Hispanoamérica 535)

Los cuadros de costumbre: concepto:

Los cuadros de costumbres, llamados también artículos de costumbres son bocetos cortos en los que se pintan costumbres, usos, hábitos, tipos característicos o representativos de la sociedad, paisaje, diversiones y hasta animales, unas veces con el ánimo de divertir (cuadros amenos) y otras con marcada intención de crítica social y de indicar reformas con dimensión moralizadora.

El artículo de costumbre es uno de los géneros más ampliamente leídos en el Mundo Hispánico, al parecer porque interpretan raíces hondas de la raza y corresponden al gusto por estos estudios de la realidad circundante. Son características de los cuadros de costumbres: acendrado localismo en sus tipos y lengua; color local, énfasis en el enfoque de los pintoresco y representativo; popularismo; sátira y crítica social, con intención de reforma; infiltración del tema político-social; reproducción casi fotográfica de la realidad con escenas a veces muy crudas y vocabulario rudo y hasta grosero; colorido, plasticidad. Constituye el costumbrismo el punto de partida para el realismo y el naturalismo que vendrían después. El cuadro costumbrista nació indisolublemente ligado al periodismo, quizás por su carácter popular y su anhelo de resaltar costumbres contemporáneas. (Orlando Gómez Gil, Historia crítica de la literatura hispanoamericana 344)

La Novela Costumbrista:


". . . la novela costumbrista tuvo numerosos cultores. En parte, la novela costumbrista debe considerarse como la hermana mayor del cuadro de costumbres, que tanta difusión alcanza en la época. Aunque en realidad lo que hacía por lo común la novela costumbrista era disponer como fondo una sucesión de escenas populares, de acentuado color local, a las cuales estaba íntimamente ligada la trama de la obra.

A su vez, conviene declarar que ciertos contactos entre la novela social y la novela costumbrista se rompen al considerar que la segunda acentúa en particular lo local, lo pintoresco que trata de justificarse precisamente por eso, en su carácter propio, distintivo, fuera de alegatos o choques de capas sociales.

La novela costumbrista tuvo especial resonancia en algunos países. Así, en México, en Colombia, donde el costumbrismo penetra también en el campo de otras novelas, no específicamente costumbristas. Por ejemplo, es notorio el peso que elementos de esta naturaleza tienen en una novela sentimental como María, de Jorge Isaacs. Es evidente que el costumbrismo no se superpone aquí al eje fundamental de relato, pero es indudable también que --aun sin fusionarse-- lo sentimos (y evocamos) como un elemento imprescindible del relato: fondo vivo y --¿y por qué no?-- tema secundario que sirve a menudo de necesaria, aquietadora alternancia a la historia sentimental. También, punto de referencia, ámbito de hombre y circunstancia en que la novela nace.

En general, el costumbrismo suele hallarse como ingrediente en gran parte de las novelas hispanoamericanas de todo tipo, de la misma manera que suele hallarse el paisaje americano. Así como a veces recurrían a épocas y tierras lejanas, en ansías de evasión, otras veces gustaban de lo cercano y cotidiano, que --entonces, sobre todo-- despuntaba primicias inéditas. Era esta también una manera de ganar lectores y aun de dar "sello" americano a las novelas. Por una parte, realidad conocida (para el lector de estas tierras), y, por otra, diferenciación frente a obras más famosas que venían del otro lado del Atlántico.

Naturalmente, resultaba común que la obra costumbrista americana, en su afán de reflejar de la manera más fiel posible una realidad, abundara en localismos. De ahí también las notas y explicaciones en textos que aspiran a ganar lectores lejanos. (Emilio Carilla, El romanticismo en la América hispánica 323-25)

MODERNISMO En el último tercio del siglo XIX ocurre un movimiento literario nacido en América destinado a revolucionar la literatura en lengua española en general y en particular la poesía. Esta es la primera contribución original de Hispanoamérica a la literatura universal. Se sitúa su inicio con la aparición del libro Azul, de Ruben Darío, en 1888. El nombre de Modernismo, aunque impropio pretende advertir su intención renovadora . Acepta lo mismo elementos antiguos que modernos y se alimenta de todas las tendencias literarias que predominaron en Francia en el siglo XIX. Al principio fue una reacción contra los excesos del romanticismo, pero su actitud no sólo fue negativa, sino ecléctica, de modo que en el modernismo se conjugan parnasianismo, simbolismo, realismo, naturalismo, impresionismo romanticismo, con una base considerable de clasicismo español. Estos caracteres tan peculiares y esa libertad cuyo único límite es la vulgaridad de la expresión o las formas caducas y retóricas, lo alejan del concepto rígido de escuela y resulta más lógico considerar al modernismo como corriente o movimiento literario. Ya que el modernista aspira a la renovación de la literatura y particularmente de la poesía, su característica principal es el refinamiento verbal, como reacción contra el descuido de los románticos por la forma. El modernista lucha contra las imágenes gastadas, el sentimentalismo exagerado, la vulgaridad. Busca originalidad en imágenes, metáforas y uso del adjetivo. Inventa nuevas armonías variando los acentos de los versos; prefiere las rimas no usuales que su poesía sea prolongación de la música. El deseo de perfección formal, que proviene en buena parte del parnasianismo francés, se advierte tanto en el cuidado por pulir un verso que tenga validez por su limpidez y pureza de línea, como por los temas de inspiración plástica y aprovechamiento de los recursos del arte pictórico y de las artes plásticas. El modernismo interpreta el mundo a través de sensaciones y descubre, en consecuencia, las correspondencias sensoriales que enriquecen la expresión; la sinestesia fue, por tanto, recurso favorito de los modernistas. Cualidad esencial del modernismo es el cosmopolitismo, ya sea que se acerquen directamente a otros países o que el intercambio de ideales e inquietudes se haga a través de publicaciones. Lo oriental tuvo entusiastas propagandistas, tanto en Francia como en América; lo mismo ocurre con los motivos nórdicos o grecolatinos. El exotismo, en general, tanto en el espacio como en el tiempo, tuvo entre los modernistas muchos partidarios. La inquietud por la urgencia de una renovación es simultánea en diversos puntos de América. Así lo demuestran publicaciones con ideales comunes como La Nación y la Revista de América, en Buenos Aires; la Revista Azul y la Revista Moderna, en México. El movimiento modernista, exótico, individualista, refinado y cosmopolita, se inicia en el último tercio del siglo XIX y termina alrededor del año de 1914. Tiene una etapa de iniciación, otra de realización y una tercera de difusión. Si en un principio buscó ávidamente la originalidad y la perfección formal, después intenta llegar a una expresión artística profundamente americana. El modernismo, movimiento continental, tiene como precursores e iniciadores a Agustín F. Cuenca, Justo Sierra, Manuel Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mirón, Julián del Casal, José Asunción Silva y José Martí. Su realizador genial fue el nicaragüense Rubén Dario y los continuadores de esta corriente Leopoldo Lugones, Julio Herrera y Reissig, Ricardo Jaimes Freyre, José Santos Chocano, Amado Nervo y otros. Se acusa al modernismo de exótico, artificial y afrancesado. Sin embargo, el exotismo proviene del romanticismo y permite a la poesía una amplia renovación de temas. En cuanto a la imitación de escritores franceses, lo que hace es apropiarse de sus innovaciones para crear una poesía nueva. No se detiene en Francia, sino vuelve los ojos a otras literaturas extranjeras: a la norteamericana (Whitman, Poe), a la italiana (D'’nnunzio), a la española (poetas de la Edad Media y del Siglo de Oro), a la latina (Virgilio), etc. Aunque al final cayó en lo artificioso y superficial, con Darío y los grandes poetas modernistas la lengua española se renueva y vivifica al mismo tiempo que expresa la originalidad artística y los ideales del pueblo americano. En efecto, los últimos románticos son los primeros modernistas. En México Agustín F. Cuenca (1850-1884), compañero de los poetas románticos más exaltados como Acuña y Flores, representa la transición entre el romanticismo y el modernismo. Autor de la obra dramática La cadena de hierro, celebrada en su tiempo, poeta lírico "gongorista" y "torrentoso" en su libro póstumo Poemas selectos en que pone el tono elegíaco, ensaya nuevos ritmos y efectos musicales, emplea con acierto el elemento idea, el ritmo y la música.



Costumbrismo literario en la literatura española

Ya en los Siglos de Oro el costumbrismo fue cultivado por autores como Juan de Zabaleta, Francisco Santos o María de Zayas y Sotomayor, que incluyeron numerosos cuadros costumbristas en sus obras.

En el siglo XVIII, Ramón de la Cruz fue el iniciador de la llamada comedia costumbrista.

Pero su apogeo sin duda lo encontró en el siglo XIX, ligado al periodo de transición entre el romanticismo y el realismo, cuando se puso de moda la descripción de cuadros de costumbres con numerosos maestros en estas descripciones, en los que, por destacar a alguno, nombraremos a José María de Pereda.

Referencias

  • Bustos Tovar, José Jesús (coord.) (1985). Diccionario de literatura universal. Madrid: Anaya. ISBN 84-7525-369-9. 

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