Discusión:Xavier Bru de Sala

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Citas de su obra[editar]

Creo que valdría la pena ilustrar el pensamiento de Bru de Sala con algunos ejemplos de su larga trayectoria periodística y de otros campos. Por ejemplo, acerca de la inmigración, escribió el artículo "Dos claves sobre la inmigración" del que podrían tomarse algunas ideas, bien para este artículo o para Wikiquote. A continuación se copia dicho artículo para irlo desarrollando de la manera indicada:

Dos claves para la inmigración Xavier Bru de Sala La Vanguardia, 01/06/2002 p. 21

Tendencias racistas y xenófobas las tenemos casi todos, aunque se manifiestan preferentemente entre los perjudicados por la inmigración, del mismo modo que cada ser humano -salvo los franciscanos de corazón- dispone de mecanismos que disparan la agresividad directa, aunque sólo dejan de oponer otros que la inhiben aquellos que tienen poco que perder (o bastante que ganar). Por ello, a la expresión "no soy racista, pero..." es preferible la contraria, "soy racista, pero...", pero antepongo consideraciones de índole racional, me adhiero a las doctrinas que preconizan la solidaridad, la integración o el multiculturalismo. La evolución nos ha hecho más xenófobos que colaboradores. La civilización y la cultura, encargadas de invertir los términos, cumplirían mejor su cometido si fueran conscientes de que, en buena parte, operan a contracorriente de la naturaleza:¿Una prueba? ¡Cómo saltan por los aires los discursos y las buenas intenciones en cuanto un colectivo de inmigrantes entra en competencia con los autóctonos más desfavorecidos!.

No hay color entre ser país de origen o de destino de los inmigrantes. Los problemas de unos y otros no tienen punto de comparación. Al contrario, ser receptor de inmigración es, ante todo, un síntoma de prosperidad. Aunque sea obvio y sirva de escaso consuelo, merece la pena recordarlo. Ahora bien, si el conjunto de la población receptora se beneficia de la inmigración, unos pocos se aprovechan de ella, explotándola, mientras otros, bastantes más, sufren las consecuencias de la inmigración en forma de empobrecimiento y disminución de la calidad de vida (trabajo peor remunerado, disminución del valor de su vivienda, etcétera). Lo verdaderamente chocante es que, hartos de los discursos que les exigen sacrificarse para hacer sitio a los recién llegados, busquen el socorro de la extrema derecha, que preconiza la inmigración ilegal y, de hecho, una mayor precarización de las condiciones de vida de los autóctonos que abandonan la izquierda. ¿cómo calculan tan mal? Porque nadie más está en condiciones de satisfacer su reacción emocional atizando el racismo.

El esquema penúltimos contra últimos se reproduce con demasiada frecuencia como para seguir sin prestarle la debida atención. La penúltima oleada, o los penúltimos de la escala social, tienden a ver a los recién llegados como un peligro, una competencia desleal. No les faltan razones objetivas para quejarse, ni para salir de sus casillas cuando observan a las administraciones y las ONG dedicar sus esfuerzos en facilitar la instalación de los inmigrantes. "¿Y nosotros, dicen? Estábamos antes y nadie nos hace caso." Eso explica incluso que, en países con décadas de experiencia, gran parte de los inmigrantes de segunda o tercera generación sean caldo de cultivo de la extrema derecha. Si se pretenden combatir las tendencias xenófobas y la fractura social, es preciso introducir una rectificación fundamental, que consiste en repartir la atención y la solidaridad entre los inmigrantes y los que les hacen sitio. Atender a los inmigrantes lo mejor posible, claro, pero sin olvidarse de mimar -digo mimar- a los perjudicados. Hay demasiados agravios comparativos en desfavor de los penúltimos, entre nosotros autóctonos, como para no ver en ellos una causa evidente de las peligrosas reacciones emocionales. En manos de las administraciones y la sociedad está aliviarla desde el primer momento.

Una segunda clave es el multiculturalismo, que es lo opuesto al establecimiento de sólo dos comunidades en un mismo espacio. En uno o dos decenios, el 4 por ciento actual de inmigrantes extracomunitarios va a doblarse, a no ser que lo impida una grave crisis económica con prologado parón del crecimiento, lo cual no es deseable. ¿De dónde van a venir? Lo más solidario con el ancho mundo y lo mejor para la sociedad catalana es procurar la mayor diversidad de orígenes. No sólo, ni principalmente, con la finalidad, loable en sí, de disminuir el riesgo de conflictividad, potenciado por dos y sólo dos en contacto. El objetivo primordial es el enriquecimiento mutuo y una mayor competitividad de Cataluña. Las sociedades multicolores son más flexibles y están más despiertas que las monocromas (mientras la bicromas tienden a embrutecerse con el racismo). Conviene irse preparando. ¿Significa eso convenios con terceros países, cupos, precontratos, coordinación eficaz entre las patronales y las autoridades de inmigración?. Exacto, y luego endurecer la postura con las mafias transportadoras de ilegales. No son pocos, de Suiza al Canadá, los países que han puesto en práctica este sistema con éxito. La afinidad (lengua latina, creencias religiosas, color) de los inmigrantes es importante, pero más lo es la diversidad de procedencias.

Eso es política, previsión. Gran parte del resto es competir con la extrema derecha en su terreno -forma segura de perder- o bien jugar con fuego. Parece que, al fin, el Partido Popular se ha dado cuenta que el fomento de la inseguridad ciudadana (delincuencia multirreincidente amparado por la ley), le puede revertir a la contra. El racismo de los penúltimos crece con los perjuicios objetivos, el de los demás se origina en prejuicios inadmisibles. El primero se deben combatir sobre el terreno, y afear ambos sin tregua ni descanso (lo contrario de lo que hacen Carod y Mas). --Fev (discusión) 02:49 28 mar 2015 (UTC)[responder]