Discusión:Rafael Maroto/Archivo 1

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Por ahora es sólo un esbozo pero prometo desarrollarlo debidamente. Tardaré un poco porque no es muy fácil recopilar datos rigurosos de este general, sobre todo de su etapa en tierras americanas. Gracias por la paciencia. Lourdes, mensajes aquí 20:14 2 dic 2005 (CET)

Plagio[editar]

Advierto al lector que el enlace externo marcado con dos ** es una vil copia de Wikipedia, sin que en la página web se advierta nada de nada. Lo digo por si alguien lo detecta y cree que ha sido al revés, que lo he copiado yo de allí. Lourdes, mensajes aquí 21:29 11 mar 2006 (CET)

Lourdes, creo que no hace falta incluir ese enlace en el artículo, así que me pareció mejor pasarlo a la discusión. Para los que quieran saber, el enlace es éste:
**Biografía de Rafael Maroto Ibern. El contenido de esta página Web está literalmente copiado de este artículo de Wikipedia (hasta con fallos que aquí se han corregido después). --Octavio (mensajes acá) 16:55 1 abr 2006 (CEST)

Un militar que antes ha fracasado en la única misión importante que se le ha encomendado hasta la fecha –convertir una guerrilla en un ejército regular en Cataluña tal como en 1834 lo había conseguido hacer Zumalacárregui en Navarra- recibe el mando de un potente y disciplinado ejército que ha sabido defender con éxito su tierra durante cinco años en una guerra civil.

Fracasa aquí nuevamente al reducir su táctica de batalla al simple parapeto, no pudiendo impedir la entrada del enemigo por el oeste en Vizcaya ni mantener indemne el suministro de cereal, aceite, vino y caballos procedente del sur de Navarra.

Cuando comprueba que existe una trama para que sea destituido, fusila y deporta a sus oponentes.

Al percibir la fuerza con la que los batallones vizcaínos y castellanos desean la paz, se deshace de la presencia cercana de los batallones navarros, enviándolos a su tierra, y entabla negociaciones de pacificación, obteniendo rápidamente unas condiciones tan beneficiosas para su tropa como jamás antes ni después las ha recibido un ejército que entrega las armas en una guerra civil. Pero cuando le presentan para la firma el texto previamente firmado por los jefes de sus batallones ante Espartero en Oñate, lo rechaza, alegando que no queda suficientemente avalado el mantenimiento de los fueros de un pueblo al que ni por etnia, ni moneda ni sentimiento –ni tan siquiera entiende la lengua que emplean sus habitantes cuando se hablan entre ellos- está ligado. Pero luego, tras ver el buen ánimo con el que la tropa de su bando ha refrendado el acuerdo en Vergara, entregando sus armas, quedando militarmente deshecha, acepta ilustrarlo con su firma.

La actuación de Maroto en el bando carlista es un enigma.

Shackespeare lo habría escenificado como la evolución de un carácter desde la fidelidad más absoluta a la traición más villana.

Greene lo habría resuelto como un hombre destinado a sacrificarse para obtener paz para gente que le es totalmente ajena.

Un escritor de hoy, de los que cuentan la Historia bajo parámetros del siglo XX, lo puede novelar como un infiltrado de lujo, producto de la diabólica mente de Fernando VII.

**[editar]

Encuentros bélicos en Portugal en 1833.

Se debería decir porqué tropas españolas de la regencia se encontraban en Portugal en esas fechas.

Se dice: Batallas inútiles.

No es cierto. No hubo batallas, el infante carecía de ejército en Portugal.

Donegal.

El gobierno británico había ofrecido al infante un asilo condicionado en Inglaterra. Si se menciona el nombre del navío con el que fue evacuado, se deberá citar también el nombre del barco en el que el infante huyó después desde Inglaterra a Francia y el nombre de la compañía de diligencias que utilizó para viajar hasta Bayona.

Salida de Inglaterra del séquito del aspirante.

Al huir disfrazado a Francia, en compañía de una única persona, el infante rompió su compromiso con el gobierno que le había dado asilo, llegando a Navarra sin haber sido molestado por las autoridades francesas. Esto provocó revuelo político en potencias europeas, por lo cual, Francia dificultó en adelante el viaje a España de extranjeros a través de su territorio.

Llegada a las filas carlistas - Maroto general del ejército de Vizcaya.

No hay concordancia entre las siguientes fechas y hechos:

Se dice por un lado: Cuando éste (Zumalacárregui) fue herido en Bilbao, Maroto recibió la orden directa de don Carlos de reemplazarle. Por otro: Se enfrentó por primera vez con el general Espartero en el sitio de Bilbao. Y más adelante: Tras unos meses de inactividad militar…marchó sobre la plaza de Bilbao.

Zumalacárregui fue herido el 15/6/1835 y Espartero, viniendo de Miranda de Ebro, rompió el sitio al entrar en Bilbao el 7/8/1835. Son 53 días que no son suficientes para que Maroto tuviese tiempo para sitiar Bilbao, enfrentarse con Espartero y pasar además unos meses de inactividad.

Se dice: Esta plaza estaba decidida a rendirse a los carlistas siempre que las tropas de Espartero fueran rechazadas.

Esta opinión es difícil de sostener frente a los siguientes hechos: La población bilbaína era básicamente liberal y ya había sofocado por inercia la asonada carlista del otoño 1833. Su milicia nacional tenía una base social muy amplia y participaba activamente en la defensa. La flota de guerra británica, dado el interés de su gobierno de que el puerto permaneciese en manos de la regencia, mantenía libre las comunicaciones por mar, no faltando los suministros esenciales.

Se dice: Ambos ejércitos la sitiaron durante unos días.

No es cierto, sólo el carlista sitiaba, el de la regencia trataba de romper el cerco desde fuera.

Se dice: Sin emplear la artillería de la que carecía en absoluto.

No tiene sentido sitiar sin artillería una plaza artillada. Los carlistas eran aquí simples aduaneros que se limitaban a cobrar arbitrios de los productos que entraban y salían de la ciudad. Puede recordarse que los carlistas compraban su tabaco preferentemente en Bilbao, ya que era de mejor calidad y precio que el que les ofrecían los franceses en su frontera.

Se dice: Defendiendo la plaza de Bilbao.

No es cierto. Era Maroto el que sitiaba, no son los sitiadores sino los sitiados los que defienden una plaza.

Arrigorriaga

Espartero entró en Bilbao el 7/8/1835. El 14, con la orden de dirigirse a Vitoria, marchaba por el valle del Nervión, cruzó el río por el puente de Bolueta cuando poco después Maroto le cerró el paso en Arrigorriaga. Espartero no aceptó el combate y decidió volver a Bilbao pero no protegió suficientemente sus flancos durante la retirada. Maroto vio el error, mandó sus compañías ligeras avanzar con rapidez por las laderas, rebasando al enemigo. Cuando Espartero llegó a Bolueta, encontró ocupado el puente y tuvo que abrirse paso con gran pérdida de gente, siendo la retirada de Arrigorriaga la acción más desventurada de su carrera militar.

Maroto jefe del ejército carlista del norte.

Balmaseda.

Teniendo Maroto el mando supremo del ejército carlista del norte, el jefe carlista Balmaseda cometió terribles excesos en sus correrías, como no se habían realizado en el frente del norte desde que se firmó el convenio de Lord Elliot en abril 1835. Llegadas las noticias de los desmanes a la retaguardia de la regencia, provocaron execrables represalias. Esto, por una parte dificultó las conversaciones de paz pero por otra, provocó aún más el deseo de acabar con la guerra. Maroto consiguió del infante que Balmaseda fuese privado de tropa.

La defensa de Estella.

Se dice: Planeó la defensa de Estella y su zona, ordenando el desalojo de los pueblos por donde se suponía que habría de pasar el ejército de Espartero que se sabía estaba decidido a la toma de esta ciudad. Maroto consiguió la retirada de este general.

Esto prueba que Maroto ni conocía la situación del frente en el sur de Navarra ni tampoco supo analizar las intenciones estratégicas de su rival. Estella se encuentra a 35 kilómetros al norte del Ebro. Entre el río y la ciudad el terreno es ondulado, desprovisto prácticamente de arbolado, un campo inmejorable para la actuación de la poderosa caballería de Espartero, alojada en las guarniciones fortificadas de Lodosa, Carcar y Lerín, todas ellas entre el Ebro y Estella. En este territorio, muy cerca de Estella, únicamente Allo y Dicastillo se encontraban en poder de los carlistas. Al norte de Estella se levantan los agrestes montes que se extienden hasta el país vasco, formando tan magnifico territorio para la actuación de la guerrilla carlista como pésimo para la de un ejército regular. En estos parajes habían sucumbido las tropas de Quesada, Rodil, Mina, Valdés y Córdova, antecesores de Espartero en el mando del ejército del norte. Habiendo participado éste en algunas de las mencionadas tropas con mando subalterno, estaba perfectamente informado del peligro que entrañaba el tratar de combatir en ellos a los carlistas. Su larga experiencia le había llevado a saber que la única forma de conquistar el terreno vasco navarro era iniciando la campaña desde el oeste de Vizcaya. Por ello, no tenía ninguna intención de apoderarse de Estella. No hizo mas que amagar con su caballería por el sur de Navarra para atar a esta zona los temidos batallones navarros, alejándolos de Vizcaya. La división de caballería de Espartero, llamada de la Ribera y al mando del popular Diego de León, se limitó a arrasar los campos de la tierra de Estella (Pirala: “…quemó las mieses … , a los campesinos no les quedaban mas que ojos para llorar...”), y no se retiró de Navarra hasta que los últimos batallones navarros, semanas después de la entrada en vigor del convenio, se habían disuelto definitivamente.

Se dice: La idea de Maroto era conservar todas las provincias vascongadas como punto de apoyo y residencia de la futura corte de don Carlos hasta que se le abrieran las puertas de Madrid.

Es su pensamiento finalizando 1838. Pero todo este territorio ya está ocupado por la tropa carlista desde junio 1835 y en él, desde esa misma fecha, mantiene el infante su corte ambulante en las localidades de Durango, Oñate, Azcoitia, Azpeitia, Tolosa y Estella. Y los banqueros europeos han retirado todo crédito al infante desde hace más de un año. Y son enormes los medios militares puestos a disposición de Espartero -de los que ya han tenido ocasión de percibir algo los carlistas en la batalla de Peñacerrada en junio 1838- y de los que la prensa de la zona de la regencia da amplios detalles (Véanse, por ejemplo, por simple curiosidad o por acercarse con humanidad a esta guerra, la inserción en los periódicos de los suculentos y variados menús ordenados dar por Espartero a su tropa en campaña, mientras que en el campo carlista la ración diaria de un cuartillo de vino institucionalizada por Zumalacárregui, estaba siendo reemplazada por sidra, bebida detestada por los soldados navarros y castellanos), por lo que tienen que haber llegado forzosamente a oídos de Maroto. Bajo estas circunstancias, es admirable el optimismo de Maroto si aún cree que al infante se le han de abrir las puertas de Madrid.

Fusilamientos de Estella.

Dice: Basilio García, cabecilla de la conspiración contra Maroto en Estella.

No es cierto.

No se puede pasar de puntillas sobre estos fusilamientos sin mencionar que Maroto condenó a muerte sin juicio previo, ordenó que fuesen ejecutados de espaldas y al día siguiente de realizarse los fusilamientos, encargó la instrucción de una sumaria para justificar su proceder.

Estos tres hechos prueban la degradación de carácter al que había llegado estos días, debida sin duda a la tensión por su gran responsabilidad para encararse a las enfrentadas tendencias tanto en los mandos militares como en la administración civil que se estaban fraguando y el nulo apoyo del infante para deshacerlas.

Sería importante recordar el segundo párrafo de la carta de Maroto del 20.2.1838 al infante que empieza diciendo: “Es el caso, señor, que he mandado pasar por las armas a los generales … .”

¡Anuncia entre líneas Vergara!

Batallas de Ramales y Guardamino.

No se deberían omitir estas batallas presentadas por Maroto en abril y mayo 1839 para detener infructuosamente el avance de Espartero hacia Vizcaya. Tras estas batallas quedó prácticamente desmantelada la artillería del ejército carlista.

El partido marotista

Este partido se formó ya en 1836 cuando Maroto, privado de todo mando, residía, obligado por el infante, en Tolosa (Guipúzcoa).

Convenio de Vergara.

Se dice: A la conferencia de Abadiano asistieron también el coronel inglés Wylde.

Se debería mencionar al británico lord John Hay que, cumpliendo instrucciones de su gobierno, ya en 1837 comenzó a iniciar contactos con los contendientes para encontrar solución al conflicto, siendo uno de los principales promotores de esta conferencia. No quiso asistir a ella ya que consideraba que el acuerdo final tenía que ser tomado exclusivamente por españoles. Wylde acudió como observador.

Se dice: Los batallones sintieron una cierta repugnancia, desconfianza y descontento.

No es cierto si se pretende aludir a todos los batallones. Los batallones vizcaínos y castellanos y gran parte de los guipuzcoanos aceptaron de buen grado el convenio. Fueron los batallones navarros, los alaveses y alguno guipuzcoano que no se mostraron conformes.

Imagen de los fusilamientos de Estella.

Se dice que es de autor desconocido.

No es cierto. Se trata de un grabado de Batanero según dibujo de Miranda reproducido por primera vez en la obra Galería Militar Contemporánea, tomo II, Madrid 1846. Lleva el pie: “Vista de Nuestra Sra. de Puig en el acto de verificarse el fusilamiento de órden (sic) de Maroto el 18 de febrero de 1839. (Esta lámina es vista original del sitio donde aconteció tan memorable suceso, mandado sacar por la Redacción de esta obra.)”.

Se dice que Manuel Lasala y Ximénez de Bailo es el autor de la obra “Historia del partido carlista, de sus divisiones, de su gobierno, de sus ideas, y del convenio de Vergara: con noticias biográficas que dan a conocer cuales han sido don Carlos, sus generales, sus favoritos y principales ministros”.

No es cierto. El autor es Manuel Lassala y Soleras, Barcelona, 1801 – 1894, oficial de la Guardia Real de Fernando VII, oficial del ejército carlista, coronel por méritos en la batalla de Luchana en 1836, firmante ante Espartero del convenio de Oñate en 1839 escribiendo en el documento: “Manuel Lassala. Convengo en nombre del primer batallón de Castilla”; se aviene al artículo 2º del convenio pasando a servir en el ejército de Isabel II, en el cual combate en 1849 el levantamiento carlista en Cataluña, mariscal de campo en 1854, teniente general en 1863, capitán general de Valencia con Alfonso XII. Editó la obra citada en 1841 en Madrid, imprenta de la Viuda de Jordán e hijos.

Es posible acercarse un poco al lado humano de Maroto escuchando a los que lo conocieron. Muchos de ellos confirman que se expresaba empleando con exageración palabras soeces. Dado que el infante no toleraba que en su presencia se oyesen palabras malsonantes, cuando Maroto hablaba con él, en sus frases se interrumpía continuamente, como si le faltase aire pero era que se estaba tragando las palabrotas que le brotaban inconscientemente. No siempre lo conseguía y el rencoroso infante le regañaba, transcurrido mucho tiempo ya, las ocasiones en las que Maroto le había hablado sin la corrección debida.

Schwarzenberg recuerda que Maroto llevaba siempre un palillo entre los dientes.

En 1836 cayó prisionera la banda de música de la legión auxiliar británica, cuyos componentes, de acuerdo con el decreto de Durango, debían ser fusilados. Maroto consiguió salvarles la vida al destinarlos a tocar sus músicas todos lo días frente al lugar donde comía el infante.

Maroto manchó su página con los fusilamientos de Estella como también manchó la suya Zumalacárregui con los de Heredia y Espartero con los de Gomecha.

A toda guerra le llega el momento en el que las circunstancias dictan que ya no tiene ningún sentido continuar con ella. Es cuando debe cesar. El que tiene poder suficiente para cesarla, está obligado a cumplir con ese acto. No hacerlo, es un acto criminal. Si para terminar una guerra es preciso que aparezca uno de los bandos como perdedor, el que debe tomar la decisión de este bando, precisa tener mucho valor. Y Maroto lo tuvo. Vergara es la gloria de la página de Maroto.

Los generales de Hitler habrían limpiado sus páginas ensuciadas en Ucrania si en febrero de 1943, tras la caída de Stalingrado, hubiesen tenido el valor que tuvo Maroto en Vergara.

Contestando y aclarando[editar]

Del texto que antecede a este, algunas cuestiones son ciertas, por lo que se ha procedido a añadir al artículo la información o corregir algún dato erróneo o completar información. Algunas otras, con ser interesantes, deberían de estar en el artículo sobre la Primera Guerra Carlista o en otros artículos, ya que éste trata de una biografía y no un periódo histórico. En tercer lugar, hay algunos más que discutibles que enumero a continaución:

  • Sobre el navío Donegal, no hay necesidad de incluir cada uno de los medios de transporte usados en cada caso.
  • Es cierto que puede haber cierta confusión sobre los tiempos en cuanto a la relación Maroto-Zumalacárregui-sitio de Bilbao-Espartero, pero es sólo aparente, dado que lo que se hace es que se anticipa una información que más tarde se desarrolla. No es correcto que el primer sitio de Bilbao se levantase el 7 de agosto de 1835, sino el 30 o 31 de julio, según se tome. Y no por Espartero directamente. Así consta en el artículo sobre el sitio al que me remito.
  • Bilbao tenía una clara tendencia a rendirse a los carlistas por dos motivos: primero porque la ciudad contaba con un numeroso y nutrido grupo de leales al pretendiente; en segundo lugar, porque la amenaza del sitio era de tal magnitud y causaba tal pavor que por nada del mundo querían los bilbainos que se luchase dentro de la ciudad, y mucho menos que pudiera haber un ataque de artillería, que era lo peor a lo que se podían enfrentar.
  • La artillería no se empleo porque nunca llegó. En efecto, no se podía tomar la plaza sin la misma, y así efectivamente ocurrió.
  • Las valoraciones personales son, eso, personales. Hay que tener datos contrastados. En todo caso, algunos pueden ir como notas del artículo.
  • Los fusilamientos de Estella no demuestran degradación alguna. En cualquier caso, la guerra civil es, por si misma, como toda guerra, un acto sangrante donde los excesos son comunes, y mucho más en la España del siglo XIX. Ninguno de los bandos fue ajeno. Maroto sabía que los llamados puros o apostólicos se oponían a cualquier acuerdo y se sentía traicionado. Quiso dar un ejemplo en Estella, que entonces era de hecho la capital de los carlistas. Avisó con antelación a Carmona que iba hacia allá con la intención de fusilar a los que se oponían a la paz y cuestionaban su liderazgo. Les dió tiempo de huir, pero se consideraron capaces de resistirle y fracasaron, al unirse todo el ejército a Maroto. Fue un golpe de estado dentro de las filas carlistas. García y los demás tenían previsto prenderle y fusilarlo.

Por lo demás, agradecería a quienes incorporan su opinión, dejen la firma correspondiente y colaboren a construir el artículo también poniéndose en contacto con la autora, Lourdes que está siempre deseando colaboración. O con este que gustosamente ha leido con interés la crítica. --petronas 10:42 7 abr 2006 (CEST)


ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LAS SUCESIVAS EDICIONES QUE HE REALIZADO

He hecho algunas correcciones y añadidos tratando de tocar lo menos posible el excelente artículo original. Aunque el historial permite ver cuales han sido los cambios realizados explicito algunos de ellos:

-El segundo apellido de Maroto no es Ibern, lo que probablemente se ha sacado de la edicion que Rújula ha efectuado recientemente de la Vindicación y que es probable no sea más que una errata. Por lo general aparece como Isern o Ysern, pero dado que Manuel Torres Marín, en la más completa biografía publicada sobre este personaje opta por la forma Yserns no veo motivo para no darla por válida.

-He quitado la alusión a las "tierras portuguesas" porque si bien es cierto que son el escenario principal de la Guerra de las Naranjas, no consta que Maroto entrara en el país vecino durante esta campaña, sino tan sólo que estuvo en la defensa de la Coruña contra los ingleses.

-He actualizado todo lo referente a las campañas de Maroto en América en base a la biografía de Torres Marín

-No he tocado lo más mínimo lo que se dice de la actuación de Maroto en Portugal, pese a que creo que esta sobrevalorada, lo que es consecuencia de dar por bueno sin contrastar con otras fuentes lo que el dice en su Vindicación.

-Por lo que se refiere a la guerra carlista he optado por hacer los cambios mínimos posibles, pues no dispongo ahora de más tiempo, pero hay que decir que se trata de una narración muy promaroto, lo que se debe, al igual que en el caso anterior, a las fuentes utilizadas. El propio Arizaga, con ser también marotista, resulta bastante más crítico, y no digamos nada del Resumen histórico o de la obra de Ferrer. He corregido, eso sí, algún pequeño error, como la confusión que en algunas ocasiones hay entre Don Basilio García y el general navarro Francisco García.

-He quitado la mención a su nombramiento como capitán general de Cuba, pues no me consta ocupara dicho puesto (como tampoco que alcanzase este grado), y efectuado algún pequeño retoque en los datos en que se resume su hoja de servicios (que he consultado en Segovia, y de la que hay versiones impresas en la Galería Militar Contemporánea y la obra de Chamorro Baquerizo.

-He seguido las indicaciones que sobre su enterramiento se dan en la biografía de Torres Marín, pues no me consta de que fuente proceden las otras afirmaciones que se hacen.

-Y he quitado también la afirmación de que "Todos los historiadores coinciden en que Maroto fue por encima de todo un militar profesional y un gran estratega". La primera parte porque es evidente que era un militar profesional, y por tanto creo que no aporta nada, y la segunda porque hay muchos historiadores que no creen fuera un gran militar. Aunque en su Vindicación se trata de dar la imagen contraria, lo cierto es que Maroto fue un general eminentemente cortesano, cuyas campañas en Ameríca no le otorgaron el renombro que tuvieron varios de los jefes a los que se enfrento, como Osorio y Pezuela, y que en la guerra carlista no prestó servicios destacados, pudiendo considerarse su salida de Cataluña como una auténtica deserción. Si fue llamado a la encargarse del mando del ejército, para el que inicialmente se había pensado en el general Tulio O'Neill, procedente de la Guardia Real y que se encontraba emigrado en Francia, fue por la presión ejercida sobre don Carlos por algunos de los cortesanos en que más confiaba, como el barón de los Valles, Villavicencio y el Padre Gil, todos los cuales se arrepintieron posteriormente de sus consejos. Durante su mando tan sólo puede considerarse un éxito personal suyo el que Espartero no realizará su prometida incursión sobre Estella, pero desde luego fue incapaz de hacer frente a la ofensiva que este inicio sobre Ramales y Guardamino y que acabó llevándole al propio centro del territorio controlado por los carlistas, lo que hizo que Maroto se viera finalmente obligado a aceptar unas condiciones muy distintas de las que inicialmente había pensado, lo que le fue después reprochado por muchos de quienes le habían seguido.

Problema sobre el asunto "Bibliografía"[editar]

En este artículo aparece claramente el problema sobre este asunto que ya expuse en otra ocasión en otro lugar y que, por lo que veo, creo que aún no se ha aclarado.

Vamos a ver si me explico:

En el artículo aparecen los apartados: "Bibliografía consultada para este artículo" y "Bibliografía general".

Con esto se afirma que el artículo ha sido escrito consultando únicamente las dos obras citadas en el apartado "Bibliografía consultada para este artículo" pero no las citadas en el apartado "Bibliografía general."

Los días 21 al 28 de mayo 2006 hay 4 nuevas aportaciones al artículo. El autor cita para justificar sus aportaciones a Arízaga, Ferrer, Bullón de Mendoza y Torres Martín. Esto demuestra claramente que para sus aportaciones ha consultado estas fuentes. Luego deben quedar indudablemente reseñadas en el apartado "Bibliografía consultada para este artículo." Sin embargo, no se ha realizado esta inserción en este apartado sino en el apartado "Bibliografía general". Creo que esto no es correcto.

Todo esto me sigue haciendo creer lo que ya remaché en su día: que no se debe hacer estas distinciones entre consultadas y no consultadas. Un autor con copyright, cuando publica su obra citando sus fuentes, está claro que ha consultado estas fuentes, no tendría sentido que citase fuentes que no ha consultado. Pero en Wikipedia, donde continuamente los artículos se van completando, enriqueciendo con nuevas aportaciones que practicamente todas ellas no son de generación espontánea creadas por el intelecto del autor sino que están basadas en alguna fuente aunque no se cite textualmente, no se debería hacer distinción entre fuentes consultadas y generales, creo que esto induce a error, incluso a contradicción. Hay otro artículo que incluso llega al extremo de tener un apartado que dice "Bibliografía no consultada para el artículo. (La negrita es mía). --Der wilde Man 12:31 30 may 2006 (CEST)