Bodegas Góngora

Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 11:07 9 ago 2020 por Lojwe (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Bodegas Góngora
Bien de interés cultural
Patrimonio histórico de España
Localización
Localidad Villanueva del Ariscal (Sevilla) España
Datos generales
Categoría Monumento
Código RI-51-0011060
Declaración 2003

El complejo de las Bodegas Góngora, denominado también Hacienda Pata de Hierro, cuyas primeras referencias documentales datan del siglo XVI, es un monumento inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Permanece en su uso original conservando todos los elementos necesarios para la transformación del fruto y la producción del vino.[1]

Interior de las Bodegas Góngora de Villanueva del Ariscal (Sevilla)

Descripción

Bajo la denominación de Bodegas Góngora se aglutinan una serie de unidades catastrales contiguas, resultado de un proceso de anexión de propiedades que comprenden construcciones de producción, almacenamiento (bodega), y de carácter residencial. Aunque agrupadas dentro de la misma explotación, las características constructivas de lo edificado permiten, todavía, detectar con claridad los límites de las diversas parcelas catastrales que la integran.

Lo que sería la bodega primitiva comprendería vivienda, lagar y bodega, si bien estas unidades no se corresponden exactamente con las actuales, ni siquiera en lo que se refiere a las relaciones entre las distintas partes. La vivienda, de dos plantas, se desarrolla en dos crujías, una paralela a la calle y otra perpendicular, adosada a la medianera. En la intersección de ambas crujías se situaba la escalera que comunicaría ambas plantas, desembocando en el nivel superior en una galería a la que se abrirían las distintas estancias. El patio que a pesar de las transformaciones conserva su carácter doméstico quedaría definido en dos de sus frentes por la vivienda; el tercer lado lo cerraría el muro de la bodega, mientras que, hacia atrás, el patio se abre a la parcela.

La vivienda se construye con muros de carga, forjados de madera y cubierta a dos aguas de teja árabe. Tras diversos avatares, se remodela afectando, no solo a la relación entre vivienda y bodega, sino a los propios límites de esta. De hecho la vivienda se asoma desde la planta superior al interior de la nave del lagar.

Anexo a la vivienda, se desarrolla el núcleo de la bodega original compuesto consecutivamente por lagar, nave de la viga y bodega, definiendo una estructura de naves perpendiculares a la fachada que están construidas mediante muros de carga y cubierta de cerchas de madera con cubrición de teja a varias aguas.

El lagar que se sitúa anexo a la vivienda, tiene un primer tramo que se abre a la fachada mediante cuatro huecos de los cuales, los dos inferiores, dispuestos a una cierta altura del pavimento, servían para descargar la uva desde los carros. La cubierta de este primer tramo vierte a la calle mientras que los posteriores se resuelven de manera diversa, con una falta de homogeneidad que quizás se debe a la reforma de la vivienda.

La nave contigua es la que alberga la viga. Queda definida por dos muros divergentes que se abren hacia la fachada, sobre los que apoyan cinco cerchas de madera, de par y pendolón sobre las que se dispone la tablazón y la teja. La nave de la viga y la del lagar se comunican a través de grandes arcos de medio punto que se abren en el muro medianero, mientras que el opuesto, el que linda con lo que sería la bodega, sería originalmente ciego -salvo un hueco de comunicación en el tramo intermedio-. Sin embargo, en una operación posterior que acompañaría el desplazamiento del lagar hacia esta nave, se perfora el muro mediante una doble arcada cuyo vano intermedio apoya en pilares de fundición. Además de las características constructivas del apeo de los arcos, se evidencia la posterioridad de la intervención en la solería. Mientras que el primer tramo, anexo a la fachada, la zona de la viga y el lagar mantiene la solería de losas de adobe, en el sector incorporado de la bodega se emplean losas de tarifa de mayor formato. La nave siguiente, la denominada La Eusebia, destinada también a bodega, se comunica con la anterior mediante una serie de arcos que se abren en el muro intermedio. En cuanto a la cubierta, se resuelve con un plano continuo inclinado de tejas que prolonga la pendiente de la nave que alberga la viga y que apoya sobre un entramado de tablazón y rollizos.

Las naves destinadas a bodega, las de La Eusebia y El Oscuro, son de mayor longitud que las correspondientes a la viga y el lagar, presentando tramos con forjado plano que se corresponden con dependencias de la vivienda y que seguramente son fruto de la operación de segregación de las viviendas.

Constructivamente, esta parte del complejo mantiene básicamente su configuración original a pesar de haber perdido toda funcionalidad en la manipulación del fruto. En la parte de fachada, el pavimento aparece rehundido respecto al resto y con una pendiente hacia atrás, donde aparecen las rejillas que recogen el zumo de la uva, conduciéndolo hacia los depósitos que se sitúan en el tramo intermedio. La solería de la zona de pisado y prensado es de adobe y losa de tarifa, apreciándose todavía en el pavimento una huella circular bajo la viga que se correspondería con la soga que ciñe el aprieto. Hacia atrás, en los siguientes tramos se observan diversos pavimentos -albero, ladrillo a sardinel y tabla, y mortero de cemento-, pavimentos que se ven interrumpidos por las tapas de registro de los depósitos. Finalmente, la zona de bodega se pavimenta de manera uniforme con albero compactado.

Historia de Bodegas Góngora

Actualmente las Bodegas Góngora (1682) son las bodegas en activo más antiguas de Andalucía y la segunda a nivel nacional tras las famosas Bodegas de Codorniu (1551).[2]

Más de tres siglos de Historia

Una historia que comenzó en 1.682 en la localidad sevillana de Villanueva del Ariscal, en la antigua Hacienda de San Rafael, que pasó a llamarse Hacienda de "Pata de Hierro", en honor a un caballo blanco que levantó la admiración de un descendiente del último rey moro de Granada.

Siete generaciones continuadoras de la tradición

Como Bodega, comenzó a funcionar en 1682, gracias a la iniciativa de Don José de Góngora y Arando, quien adquirió la antigua Hacienda y decidió convertirla en bodega para la crianza y envejecimiento de vinos finos y generosos. Es durante estos años cuando mayor importancia tienen las bodegas del Aljarafe, debido a que la ciudad de Sevilla, como Puerto de Indias, se convierte prácticamente en la capital del mundo, y es por donde parten y entran todos los barcos procedentes del Nuevo Mundo. Con una curiosidad, y es que por ordenanza real, todos los barcos que partían hacia América debían llevar un tercio de su carga de frutos de la tierra, requisito que cumplían llevando 1/3 de la carga en vino, de ahí la importancia y el auge de todas las bodegas cercanas a Sevilla.

Al fundador le sucedió su hijo, Rafael de Góngora y Delgado, quién recibió de la Casa Real la autorización precisa para que en el escudo de la familia pudieran aparecer las trece rodelas. Especial relevancia tiene Don Rafael de Góngora y Dávila, cuarta generación de los Góngora, quien a mediados del siglo XIX adquirió unas partidas de vinos viejos amontillados, olorosos y dulces, que han sido conservadas celosamente con el paso de los años, únicamente reservados a la familia Góngora, y que hoy conforman la Selección IMPERIAL de vinos de Bodegas Góngora.

Nieto de este último y sexta generación de la familia, José Gallego Góngora, marcó un estilo inconfundible en el buen quehacer bodeguero, que aún permanece impregnado en la Bodega, y cuyos hijos, actuales propietarios de la misma, continúan manteniendo, siempre con la tradición como exigencia y con la experiencia adquirida tras siete generaciones de elaboración, crianza y envejecimiento de un producto tan entrañable como es el vino.

Arco histórico de entrada a Bodegas Góngora de Villanueva del Ariscal (Sevilla)

Las Viñas

Se encuentran situadas en el Aljarafe de Sevilla, tierra con una gran tradición vitinícola ya desde los tiempos de la Sevilla Romana, según se desprende de las crónicas conservadas de la época, y que posee unas características especiales para el cultivo de la vid.

Las tierras son albarizas, conocidas por su capacidad de retener el agua a pesar de la falta de lluvias, que permiten la buena maduración de las uvas, a pesar de los grandes calores del verano. Las cepas producen en su mayoría uvas de la variedad Garrido Fino, de excelente calidad y muy adecuadas para la elaboración de vinos blancos, finos y generosos. Así mismo, también existen cepas de las variedades de uvas Pedro Ximénez y Moscatel, ideales para la elaboración de vinos dulces.

Capacidad e Instalaciones

Las Bodegas Góngora ocupan una superficie de 11.400 m². Cuentan con 1.500 botas de roble americano, que se distribuyen en forma de soleras y criaderas por las diferentes bodegas existentes, como “El 126”, “La Virgen”, “El americano”, “las 70”, “La Esperanza”, etc., alcanzando una capacidad de almacenamiento de 2.000.000 de litros de vino.

Para la estabilización y adecuado tratamiento del vino, existe una planta con todas las instalaciones y equipos necesarios para atender las necesidades del mercado, sometiendo a todos nuestros productos a un riguroso control de calidad. Igualmente, contamos con una planta embotelladora y almacén de más de 500 m² donde todos nuestros productos quedan listos y preparados para salir al mercado

Estas bodegas todavía conservan en perfecto estado de funcionamiento el viejo lagar del Siglo XVI, con su Prensa de Viga de Husillo y Quintal (una enorme prensa de madera de 17 m. de longitud y 15.000 kg. de peso), que ha sido declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Es la única prensa de este tipo que se mantiene hoy funcionando en perfecto estado de conservación.

La Viga de Husillo y Quintal

Vista general de la Viga de Husillo y Quintal de Bodegas Góngora

La prensa de Viga de Husillo y Quintal, junto con el antiguo lagar, datan del año 1.574, según documentos aparecidos en la antigua Hacienda de Pata de Hierro. Constituyen el auténtico “Sancta Sanctorum” de las Bodegas Góngora, y una verdadera reliquia pues es la única prensa de este tipo que aún sigue en perfecto estado de funcionamiento.

Se trata de un mecanismo formado por un gran brazo de madera de pino de flandes , fuertemente sujeto por cuerda de cáñamo y grandes abrazaderas de hierro, en cuyo extremo posee un gran tornillo que levanta dos enormes piedras de molino. Puede desarrollar una presión de 110 kilos por centímetro cuadrado debido a su enorme brazo de 17 metros de longitud y a dos piedras de 4.000 kilos de peso colocadas en su extremo, y puede presionar 15.000 kilos de uvas de una sola operación. Conserva todas sus piezas originales, y tiene un peso estimado de doce toneladas.

La Viga y el viejo lagar han sido declarados como Bien de Interés Cultural (terminología que antiguamente equivalía a la de monumento nacional) por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

Una vez al año, en las Bodegas Góngora se desarrolla el rito de la obtención del mosto con la monumental “Viga del Lagar” en el viejo lagar de la bodega. Los operarios dan forma a las uvas hasta obtener una especie de meseta de unos tres metros de diámetro denominada “pié”. El pie es rodeado por varias vueltas de una maroma que impedirá que la uva se desparrame cuando comience la presión de la viga.

La masa de uvas se cubre con unos tablones sobre los que se colocan transversalmente otros tres maderos que se denominan “marranos” y que servirán de apoyo a la “marrana”, cima de la pirámide y punto de contacto con la viga. El maestro de viga da orden de elevar mediante un tornillo de madera de granadillo uno de los extremos del colosal tronco hasta que éste, mediante la “galápaga” (concha de hierro situada en la parte inferior de la viga) toca la marrana. En ese momento la viga ya se puede fijar en la “capilla”, la cual soporta el empuje hacia arriba merced a la consistencia de su madera de encina y a la compensación arquitectónica introducida con el torreón que se encuentra sobre ella y en el extremo opuesto al tornillo.

La siguiente fase del proceso es hacer bajar el punto de viga más distante de la uva girando el tornillo, lo cual permite desarrollar la fuerza de una palanca, en un efecto similar al de un cascanueces. Con la presión efectuada de 110 kilos por centímetro cuadrado, el mosto comienza a fluir por el suelo y se va introduciendo por los huecos de los depósitos, donde quedará almacenado. Al primer mosto, fruto de la primera pasada de viga del lagar, se le denomina “yema”, en alusión a su calidad. Esta disminuye conforme se van sucediendo las pasadas de la viga, la cual realiza una presión uniforme, característica fundamental para que la uva dé lo mejor de su néctar sin impurezas que puedan deteriorar la calidad del producto.

Bodegas

Algunas de las bodegas de crianza existen desde la fundación de la Bodega y cuentan con más de trescientos años, como es el caso de la bodega del 126, ó la pequeña bodega de Pata de Hierro, donde descansan los vinos más viejos de la bodega en botas de más de trescientos años.

Vista del lagar de Bodegas Góngora de Villanueva del Ariscal (Sevilla)

Cada bodega o nave tiene unas características especiales en cuanto a orientación, humedad, frescura, etc. que la convierten en adecuada para la crianza de uno u otro tipo de vino. Así, las bodegas del 126 y la de las 70, son las más adecuadas para la crianza de los vinos finos.

Por su parte, las bodegas de la eusebia, las criaderas y el americano son las mejores para los vinos olorosos y dulces. El vino amontillado, por último, envejece en parte de la bodega del 126, donde previamente ese mismo vino ha sido vino fino.

Sistema de Soleras

Es el sistema utilizado para la crianza y envejecimiento de los vinos finos y generosos. Las criaderas y soleras están formadas por un conjunto de botas de madera de roble americano colocadas en forma de hileras, siendo la primera de estas hileras la solera, nombre que recibe al encontrarse sobre el suelo.

Las botas de una criadera o solera no están totalmente llenas o vacías. Al menos una tercera parte del vino siempre permanece en la bota para transmitir sus cualidades y características al nuevo vino, haciéndolo similar a él. Una vez que el vino es sacado de la solera para ser embotellado, esta es rellenada con vino de la primera criadera, la cual a su vez se rellena con vino de la segunda, y esta con el de la tercera. Esta tercera criadera es la que recibe los vinos que han estado el año entero en observación tras la vendimia.

Referencias

  1. «Bodegas Góngora». www.bodegasgongora.com. Consultado el 2 de octubre de 2019. 
  2. Mariajuan13 (6 de julio de 2017). «Las 10 bodegas más antiguas de España». Verema. Consultado el 2 de octubre de 2019. 
  • El contenido de este artículo incorpora material de la resolución de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se incoa expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, a favor del inmueble denominado Bodegas Góngora, publicado en el BOJA Nº 95 de 21/05/2003 (texto), que se encuentra en el dominio público de conformidad a lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de Propiedad Intelectual española.