Abanico

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Un abanico plegado y otro abierto.

Un abanico es un instrumento y un complemento de moda que fue inventado y fabricado para que de forma manual se pudiese mover aire y facilitar la refrigeración cuando se está en un ambiente caluroso, principalmente si es un local cerrado donde no haya corriente natural de aire.

El abanico se originó en China. Su funcionamiento es muy sencillo, sólo basta agitar armónicamente el brazo que lo sustenta con más o menos intensidad; sin embargo su fabricación es delicada ya que se le incorporan ribetes artísticos y materiales de calidad.

Los abanicos poseen una nomenclatura específica para cada uno de sus componentes:

  • Baraja: Base rígida y plegable del abanico.
  • País: Tela que va adherida a la baraja. Los abanicos que no tienen país se denominan de baraja o simplemente barajas.
  • Varillas: Madera que puede ir calada o pintada.
  • Caberas: Primera y última varilla, más gruesas que el resto.
  • Calado: Agujeros realizados sobre las varillas.

Funcionamiento

Niña con abanico, Pierre-Auguste Renoir.

Cuando hace calor, el sudor se adhiere a la piel y forma una película de aire húmedo que impide la transpiración. El abanico, al igual que el ventilador, remueve el aire y retira la película, así el sudor puede evaporarse y nos podemos refrescar.

Evolución del abanico

Protegerse del calor siempre ha sido un deseo de toda la gente, sin embargo el abanico es un instrumento usado básicamente por mujeres adultas.

El uso del abanico ha decaído bastante; sin embargo, todavía es un instrumento que tienen muchas mujeres.

Historia

Dama con abanico, obra de Velázquez.
Mujer con abanico y manto de Ulpiano Checa.

La umbela o quitasol y el flabélum o abanico alto vienen de remota antigüedad egipcia y asiática como se manifiesta en los relieves y pinturas por lo menos desde la dinastía XIX en Egipto. Pero sólo tenían lugar en los servicios y ceremonias palaciegas. La civilización griega adoptó el abanico en el uso doméstico desde el siglo V antes de Cristo y de los griegos imitaron la costumbre los etruscos y romanos la cual fue siguiendo durante la Edad Media tanto en el uso civil como en algunas civilizaciones religiosas. Se hacía el abanico de formas muy diferentes y con material muy variado, predominando la tela y la pluma.

El abanico plegable fue inventado por un chino[¿quién?] en el siglo VII inspirándose en el mecanismo del ala de un murciélago.[cita requerida] En Europa se conoce desde finales del siglo XV a donde fue traído desde China y Japón por los portugueses que habían abierto rutas comerciales hacia Oriente. No debió ser difícil de copiar pues enseguida se popularizó extendiéndose por toda Europa, en un primer momento para damas de clase alta y luego para todas las capas de la sociedad. En el siglo XVII llegó a tener la forma que tiene ahora desplegándose en él durante los últimos siglos los caprichos de la moda y la inventiva de los miniaturistas introduciendo calados, relieves, incrustaciones y materiales preciosos. El costumbrismo es un motivo habitual en el diseño del ‘país’ en donde, sin embargo, tienen cabida todo tipo de imágenes.

En el siglo XVIII se instaló en España el artesano francés Eugenio Prost[1]​ bajo la protección del conde de Floridablanca convirtiendo a España en uno de los principales productores del mundo rivalizando con franceses e italianos. Ese mismo siglo se crea el gremio de abaniqueros y a finales del citado siglo, se funda en Valencia, la Real Fábrica de Abanicos.[2]

En un principio, el abanico fue de uso tanto del género femenino como masculino, llevando los hombres pequeños ejemplares en el bolsillo. Y unos de mayor tamaño llamados abanicos de pericón, propios para el baile flamenco. Sin embargo, su utilización se vuelve exclusiva de las damas a principios del siglo XX llegando hasta nuestros días, aunque hoy día se puede ver a hombres abanicándose si bien sigue siendo mayoritario en las mujeres. Al parecer estas llegaron a ser tan diestras en el uso de este artefacto que llegaron a inventar todo un "lenguaje del abanico" consistente en que según la posición en la que se situaba o el modo en como se le agarraba se estaba transmitiendo un tipo de mensaje u otro.

Véase también

Referencias

  1. Diario de Madrid, 6 de septiembre de 1792: "La Real Fábrica de Abanicos de Eugenio Prost estaba situada en la madrileña calle de Hortaleza".
  2. Madrid, 20 de octubre de 1797: Certificado de Manuel Ximenez Bretón, Secretario de la Junta General de Comercio, comunicando que, por Real Resolución, se ha concedido a Josep Erans y Nicolau, fabricante de abanicos de Valencia, el privilegio de poner el escudo de armas reales en su fábrica [Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, Valencia, caja 27, III, Varios, n.º 1 (Dato citado por Carmen Rodrigo Zarzosa en Colección de Abanicos del Museo Nacional de Cerámica, Valencia, 2002)].

Bibliografía

  • Anónimo, Los abanicos. Su lenguaje expresivo. Con detalles de los alfabetos dactilológico y campilológico, Editores Montaner y Simon, Barcelona, 1887.
  • Larruga, Eugenio, Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio ..., Volumen 5, Madrid, 1789, p. 25-28.
  • Rodrigo Zarzosa, Carmen; Alexander Adda, Hélène; Pastor Cerezo, M.ª Josefa, Colección de Abanicos del Museo Nacional de Cerámica, Valencia, 2002 .
  • Rodrigo Zarzosa, Carmen; Alexander Adda, Hélène; Català Gorgues, Miguel Angel, El abanico español : la colección de Marqués de Colomina, Valencia, 2008.
  • Rodrigo Zarzosa, Carmen; José Luis Valverde Merino, Nuevos aires para el Museo. La donación de abanicos de Adolfo Rincón de Arellano García e Isabel María de Castellví Trenor, XVIII Condesa de la Villanueva, Valencia, 2014. ISBN 978-84-616-9897-4.

Enlaces externos