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Estatua de San Pablo en la Archibasílica de San Juan de Letrán.

La segunda epístola a los corintios es un escrito que pertenece al Nuevo Testamento, la segunda carta de Pablo a los Corintios atestigua las dificultades encontradas por el apóstol en Corinto. Pablo ha anunciado y postergado en varias ocasiones una nueva visita a Corinto,[1][2]​ causando con ello una cierta decepción. A esto se añade en hecho de que, después de Pablo otros apóstoles visitaron a los corintios. Por una parte parece que impresionaron a la comunidad;[3]​ por otra, parece que criticaron la colecta;[4][5]​ Pablo, contrariamente a ellos, no dejó que los corintios le pagaran o lo sostuvieran económicamente pero ellos decían que lo hizo por astucia; porque si Pablo no dejó que le pagaran, fue para que las comunidades contribuyeran a la colecta.[6]

Según Ga. 2, 10, la colecta en las iglesias paulinas había sido una decisión tomada por Santiago, Pedro, Juan y Pablo al concluir su encuentro en Jerusalén:[7]​ las «columnas» de la iglesia de Jerusalén reconocían la misión de Pablo entre los paganos, pero pedían a las nuevas iglesias que manifestaran por medio de una colecta su solidaridad con las comunidades madres de Judea. La correspondencia de Pablo con Corinto[1][8]​ y con Roma[9][10]​ pone de manifiesto los esfuerzos realizados por el apóstol para asegurar el éxito de la empresa. La apuesta teológica y eclesiológica de la colecta es clara: se trata para Pablo de manifestar simbólicamente el reconocimiento mutuo de las primeras comunidades, en partículas el reconocimiento de las comunidades judeo-cristianas de Judea, todavía estrechamente ligadas al Judaísmo y de las nuevas iglesias pagano-cristianas y urbanas nacidas de la misión y de la predicación del evangelio paulino.[6]

La defensa de la colecta pasa, pues, necesariamente por a defensa del apostolado paulino 2 Corintios prosigue de ese modo la argumentación esbozada en la primera apología de 1 Co 1,18 -4, 13:[11]​ Pablo ha sido llamado apóstol del Crucificados y su existencia está determinada por el tesoro del que es portador, el Evangelio de la cruz. La cuestión fundamental de la carta es, por tanto: ¿cuál es la condición existencial de un apóstol del Crucificado? O, para reformular la misma cuestión desde el punto de vista de la ética de la comunicación: ¿cuáles son las condiciones necesarias y suficientes para la transmisión del Evangelio?.[6]

Estructura[editar]

El armazón de la carta lo proporcionan los relatos de viaje del apóstol y los anuncios de su próxima visita a Corinto:

  • Relato de viaje I: 1,8. Pablo refiere los peligros sufridos en Asia.[12]
  • Relato de viaje II: 1,15-17- Lo que había proyectado: Pablo quería viajar a Corinto antes de ir a Macedonia y regresar a Corinto.[6]
  • Relato de viaje III: 2, 12-13. Pablo ya a llegado a Tróade, se ha preocupado por no haber encontrado a Tito y ha proseguido hacia Macedonia.[6]
  • Relato de viaje IV: 6,5-7. Pablo ha llegado a Macedonia donde ha encontrado toda clase de dificultades; pero la llegada de Tito y las buenas noticias de Corinto le tranquilizan.[6]
  • Anuncio de visita I: 1,15-17. Pablo quería viajar inmediatamente de Éfeso a Corinto.[6]
  • Anuncio de visita II: 1,23-24. Pablo no se ha embarcado inmediatamente rumbo a Corinto, porque quería resolver primero por carta el conflicto abierto con los corintios (1 Co.5,1-11?).[6]
  • Anuncio de visita III: 9, 4. Pablo se dispone a viajar a Corinto, en compañía de delegados de Macedonia, para recoger la colecta.[6]
  • Anuncio de visita IV: 10, 2-11. Pablo se prepara para viajar a Corinto y será tan fuerte con sus palabras como por medio de sus cartas.[6]
  • Anuncio de visita V - VII: 12,14: 13, 1-2; 13,10. Por tercera vez, Pablo está preparado para viajar a Corinto.[6]


Estructura de la Segunda carta a los corintios

1,1-2. Dirección y saludo
1,3-11. Oración de acción de gracias
La reconciliación del apóstol con los corintios (1, 12-2,11)
1,12-14. Declaración de intenciones del apóstol
1,15-2,4. Las razones del retraso de la visita
2,5-11. Pablo perdona a quien lo ha ofendido en Corinto
El fundamento de la petición del apóstol (2, 12-7,4)
2,12-4,1. El ministerio de la nueva Alianza
La cuestión: la capacidad del apóstol (2,14-17); los corintios son la carta de recomendación de Pablo (3, 1-3): el apóstol hecho capaz por Cristo (3,4-4,1)
4,2-16a. El tesoro y sus tribulaciones del apostolado
4,16b-5,10. La gloria futura y la confianza presente
5,11-6,2. El ministerio de la reconciliación
6,3-7,4. La exigencia de la justicia para el apóstol y para sus destinatarios
Pablo se alegra de que los corintios se hayan reconciliado con él (7, 5-161)
La petición apostólica (8, 1-9,15)
8,1-9,15. La colecta
Por qué los corintios tienen que llevar a término su colecta (8,1-15): recomendación de los representantes de Pablo (8, 16-9,5); por qué los corintio tienen que dar generosamente (9, 6-14)
La triste necesidad de gloriarse (10, 1-13,13)
10,1-11. El apóstol anuncia su presencia en Corinto
10,12-12,13. Modo adecuado y modo necio de gloriarse
12,14-13,10. El apóstol anuncia su presencia en Corinto

13,11-13. Conclusión de la carta

Contenido[editar]

Dentro de este marco, el apóstol explica las razones que lo han llevado a retrasar varias veces su visita (2Co. 1,8-2,11). Defiende su apostolado (2,12-6,13). Exhorta a sus destinatarios a permanecer fieles a la gracia recibida (6, 1-7,3;6,1-13 y 7,2-3 combinan los dos momentos de la apología apostólica y de la advertencia). Recuerda la reconciliación sobrevenida (7,4-16) para exhortar y animar una vez más a los corintios a participar en la colecta (los capítulos 8 y 9 retoman las recomendaciones de 1Co. 16, 1-4 y son preparados retóricamente por la expresión «en todo», 2Co. 7,16).[13]​. El final de la carta (2Co. 10,1-13,13) realiza una división de los destinatarios: como ha hecho ya en 1Co. 15,12, el apóstol distingue del resto de sus lectores y del conjunto de la iglesia de Corinto a un grupo de personas cuyas ideas refiere en tercera persona del plural (2Co. 10,2.7.10). Una vez más Pablo hace la apología de su apostolado: él es el apóstol del Señor cuya fuerza manifiesta en la debilidad (11, 16-12,10); él se defiende frente a la influencia que algunos misioneros adversarios han conseguido sobre los corintios y frente a sus maledicencias a propósito de la colecta (11,7.12.20; 12,16-18), y se esfuerza por preparar su llegada y su acogida en Corinto (10, 1-11 y 13, 1-10).[14]

Composición literaria[editar]

Se plantean una serie de problemas a la hora de hablar de la carta como una unidad:[14]

  • 2 Co. menciona una carta escrita por Pablo a los corintios «en lágrimas» por lo que se especula que haga referencia a una carta perdida.[14]
  • La apología del apostolado de 2Co. 2,14-7,4 interrumpe 1,12-2,13 y 7,5-16, consagrados a la relación entre Pablo y los corintios.[14]
  • Los dos capítulos relativos a la colecta (8,1-24 y 9, 1-15) parecen duplicados.[14]
  • La transición entre 9,15 y 10,1, es brusca. De todas formas, el tono de la apología de 10-13 sorprende después de la atmósfera mucho más tranquila de los capítulos 1-9.[14]

La primera está constituida por la apología de 2Co. 2, 14-7,4. La segunda presupone un endurecimiento de la situación y se encuentra en 10-13. Sigue la carta de reconciliación (1, 1-2,13 + 7,5-16) y después de las cartas relativas a la colecta (primero 8,1-24, y luego 9, 1-15).[15]

Las diferentes hipótesis propuestas desmiembran y reestructuran cada una a su manera la secuencia de los relatos de viaje (1,8.15,16; 2,12-13; 7,5-7) y de los anuncios de visita (1,15-16; 1,23-2,4; 9,4; 10,2-11; 12-14; 13,1-2.10) del apóstol que implican pues una multiplicación de viajes de San Pablo entre Éfeso y Corinto.[15]

La Epístola como unidad literaria[editar]

Si consideramos la carta como la unión de diversos fragmentos paulinos nos ofrece algunos problemas:

  • Las cartas no se transmiten de la misma forma en la que se presentan en la Sagrada Escritura.[16]
  • Las cartas no poseen unidad, son ocasionadas por las circunstancias de cada comunidad.[16]
  • Son cartas dialécticas que ofrecen apologías, discursos y exhortaciones.[16]
  • En la historia de la literatura se conoce el género epistolar pero no una colección exclusiva de cartas.[16]

Encontramos a su vez una advertencia contra la idolatría (2Co. 6,3), además observamos como se interrumpe el contexto (2 Co. 6,13 es interrumpido y su temática continúa en 2 Co. 7,2) además encontramos términos que aparecen en los testamentos de los doce patriarcas y no se va a encontrar nunca en los escritos de San Pablo términos como «Berliar» o «Pantocrátor» y tampoco se habla de impureza de carne o de espíritu, incluso este fragmento puede ser una inclusión que el hagiógrafo incluya por razones pastorales,[16]​ puede que el apóstol cite un texto judeo-cristiano o un texto emparentado con la Primera Carta a los Corintios o puede hasta tratarse de una inclusión posterior a la redacción del texto.[16]

Contexto y circunstancias históricas de producción[editar]

Dado que la Primera Carta a los Corintios no obtuvo el éxito deseado ya que una parte de la comunidad de Jerusalén rechaza la autoridad de San Pablo éste escribirá una carta para que las distintas comunidades cristianas colaboren con la colecta,[17]​ además el enfado de la comunidad viene dado porque San Pablo nombra como encargado de la colecta a Tito.[1]San Pablo en el verano del año 56 escribirá una carta para defender su misión apostólica tratando de este modo desenmascarar a los falsos apóstoles por ello San Pablo realizará una visita relámpago a la ciudad en la que él y sus colaboradores con gravemente ofendidos;[18]San Pablo tras observar un cambio de actitud en los corintios decide volver a la ciudad ya que han desaparecido las divisiones y la autoridad del apóstol ha sido restablecida. Finalmente habrá dos breves cartas escritas por San Pablo con motivo de la colecta a favor de las iglesias pobres de Palestina que San Pablo está realizando en Macedonia (2Co.8 y 2Co.9)

Teología de la carta[editar]

Parte de lo que San Pablo entiende por ser apóstol derivado de su comprensión del Evangelio donde Dios se revela desde el acontecimiento salvífico que es la cruz para el cristiano. El mismo San Pablo redacta como apóstol de Jesucristo asimismo reemplaza el saludo de la carta por una bendición que hace en nombre de Dios Padre y de Jesucristo.[19]​ En los escritos de San Pablo la teología se enfoca desde la cruz de Jesucristo viendo es esto un vehículo de salvación mediante la predicación del kerigma; el mismo apóstol es consciente de su debilidad y evita gloriarse Asimismo tal y como hacen otros que son llamados «falsos hermanos» que no predican el Evangelio.[19]​ Asimismo, el bautismo es el medio por el que se construye la comunidad caracterizada por el reconocimiento de cada uno de sus miembros sin tener en cuenta sus cualidades.[19]San Pablo empleará la expresión «miembros del cuerpo de Cristo» defiendo así a la Iglesia Católica como el Cuerpo Místico de Jesucristo donde cada uno de sus miembros se encuentra animado por el Espíritu Santo y ha recibido un don para poner al servicio de la comunidad;[20]​ así pues San Pablo emplea un concepto eclesiológico de cuerpo para referirse a la Iglesia Católica donde Jesucristo es la cabeza y los distintos miembros que forman la Iglesia Católica forman parte del cuerpo.[20]

Véase también[editar]

Enlaces externos[editar]

Referencias[editar]

Bibliografía[editar]

  • Ehrman, Bart D. (2007). Simón Pedro, Pablo de Tarso y María Magdalena. Barcelona: Crítica. ISBN 978-84-8432-889-6. 
  • Den Heyer, C.J. (2003). Pablo, un hombre de dos mundos. Ediciones presentes Almendro. ISBN 84-8005-061-6. 
  • Escuela bíblica de Jerusalén (1976). Biblia de Jerusalén (Edición Española). Bilbao (España): Desclée de Brouwer. ISBN 84-330-0022-5. 
  • Margerat, Daniel (2008). Introducción al Nuevo Testamento. Bilbao (España): Desclée de Brouwer. ISBN 978-84-3302-205-9. 
  • Carrez, Maurice (1986). La segunda carta a los corintios. Verbo Divino. ISBN 978-84-7151-459-2.