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Usuario:Bolt58/Cleaned

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Al romper el alba

Antecedentes[editar]

Al fondo aparece el Kilimanjaro, fotografiado desde el parque nacional de Amboseli, en Kenia. El autor y su esposa vivieron por dos meses en la ladera norte de esta montaña, período que sirvió de inspiración para el primero para escribir un libro sobre sus anécdotas en ese lugar.[1]

En 1933 Hemingway hizo un safari en África junto con su esposa Pauline Pfeiffer. La excursión lo motivó a escribir el libro Las nieves del Kilimanjaro.[2]​ Un par de décadas después decidió volver al continente africano, aunque esta vez para visitar a su hijo Patrick que vivía en Tanganica. Para entonces, ya había terminado de escribir El viejo y el mar, obra que le valió en 1952 el premio Pulitzer.[3]​ La popularidad del escritor[4]​ y su interés en regresar a África llevaron a los editores de la revista estadounidense Look a ofrecerle cubrir sus gastos de viaje con 15 000 USD, a cambio de que realizara una excursión por cuatro meses,[5]​ cuyas vivencias quedasen reflejadas en un artículo de 3500 palabras —para lo que destinaron 10 000 USD adicionales—. La documentación fotográfica sería realizada por Earl Theisen,[6]​ que tenía una trayectoria notable en la industria del cine.[7]​ Hemingway aceptó de inmediato la propuesta. En junio de 1953 dejó Cuba, acompañado de su esposa Mary. Arribó a Venecia luego, y permaneció ahí los siguientes dos meses, después de los cuales se trasladó a Tanganica.[6]​ Según relata en una de sus cartas, apenas llegó a este país fue nombrado guardabosques honorario.[8]​ Poco después llegó Philip Percival dispuesto a guiar a la pareja en su excursión, toda vez que ya había acompañado a Ernest en el safari anterior.[5]​ Percival vivía en Limuru, Kenia, y había participado antes en otras excursiones con otros personajes célebres como Teddy Roosevelt.[9]

El equipo partió del pueblo de Salengai, ubicado en la provincia del Valle del Rift. Ahí, Theisen fotografió a Hemingway con una manada de elefantes. Atravesaron la Ciénaga de Kimana y el Valle del Rift, hasta llegar a la región central de Tanganica, en donde estaba el hogar de Patrick.[5]​ Después de visitarlo, se dirigieron a la ladera norte del Kilimanjaro, en donde se establecieron en un campamento por los siguientes dos meses. En este lapso, Percival regresó a Limuru y Ernest quedó a cargo como guarda de coto, responsable de coordinar a algunos exploradores de la región en sus actividades. Esto dejó lo suficientemente satisfecho al escritor como para que se dispusiera a escribir un libro basado en sus experiencias en el Kilimanjaro.[1]

El 21 de enero de 1954 alquiló un avión para sobrevolar la cuenca del Congo a manera de obsequio navideño para Mary. Dos días después, mientras se preparaban para fotografiar las cascadas Murchison desde el aire, el avión golpeó un poste eléctrico y se precipitó a tierra. Afortunadamente la pareja sólo resultó con lesiones menores. Enviaron una llamada de auxilio, con la esperanza de ser rescatados pronto. Si bien un avión sobrevoló la zona poco después, el piloto no pudo localizarlos por lo que dio aviso de que no habían supervivientes al accidente. La noticia de la muerte de Hemingway comenzó a difundirse en la prensa.[1]​ Acampañaron esa noche en los matorrales. A la mañana siguiente el piloto de una avioneta de Havilland finalmente los encontró y recogió. Sin embargo, durante el despegue, se incendió y explotó. Como resultado del accidente, Hemingway quedó con una conmoción cerebral, una herida en el cuero cabelludo, problemas de visión doble y de un ruido intermitente en su oído izquierdo, una vértebra fracturada, rotura de hígado, riñón y bazo, además de algunas quemaduras. La explosión redujo a cenizas el material fotográfico capturado en el vuelo, el dinero y varias pertenencias del escritor. Consiguieron llegar a Entebbe vía terrestre, en donde vieron reunidos a periodistas de distintos países que habían llegado ahí para cubrir los detalles sobre la muerte del autor.[1]​ Unos días después, la noticia fue desmentida por el propio Hemingway, quien aprovechó la ocasión para bromear sobre ello. Debió pasar las siguientes semanas en Nairobi en reposo absoluto para recuperarse de sus heridas. Durante esos días leyó varios de sus obituarios publicados en los periódicos,[6][10]​ al mismo tiempo que empezó a escribir el artículo de Look. Con tal de que incluyese información sobre los percances de los aviones, los ejecutivos de la revista le pagaron 20 000 USD más para que redactara otro artículo dedicado exclusivamente a ese tema. Según comenta el biógrafo Michael Reynolds: «[este artículo se extendió a] veinte páginas de la revista, separado en dos ejemplares». La primera parte de estos nuevos artículos fue publicada el 26 de enero.[1][11]


Unos días más tarde, a pesar de no estar recuperado totalmente, acompañó a pescar a su hijo y a su esposa.[6]​ Se desató un incendio forestal, y mientras ayudaba a extinguirlo Hemingway quedó atrapado entre las llamas. Esto le provocó nuevas quemaduras en las piernas, el torso frontal, los labios, la mano izquierda y el antebrazo derecho.[12]​ Meses más tarde, una vez que se encontraban ya en Venecia, fue hospitalizado. Los médicos diagnosticaron que tenía dos discos agrietados, el riñón y el hígado estaban rotos, un hombro dislocado y además presentaba una fractura en el cráneo.[6]​ De vuelta en Cuba, especificamente en Finca Vigía, comenzó a redactar el libro que se había propuesto sobre las vivencias de su segundo viaje a África. Si bien estaba adolorido por las múltiples heridas, esto no impidió que elaborase en poco tiempo un boceto de 10 000 palabras. Era importante para él que quedasen plasmados sus recuerdos mientras los tenía completamente presentes.[13][14]​ Aunque al principio pretendió hacer ver que el dolor no era un obstáculo en su labor de redacción,[15]​ en diciembre reveló lo siguiente: «ha sido un año difícil... Es lo que conocemos como "actitud pesimista" y nadie debería tenerla. Pero a veces me harto de estar adolorido, aun si este es un sentimiento innoble».[16]​ Casi un año después, en octubre de 1955, dejó entrever cierta dificultad para volver interesante el contenido. De acuerdo a su punto de vista: «He acabado 650 páginas del libro. Ahora intento escribir como un aprendiz [...] siempre hay que comenzar así. Cuando llegas al final del libro ya eres un maestro pero, si comienzas redactando como si fueras un maestro, acabas siendo un puñetero aburrido».[17]​ En diciembre estaba postrado en su cama debido a una enfermedad renal.[18]​ Al mes siguiente, dos años después del accidente ocurrido en la cuenca del Golfo, reconoció que tenía problemas para recordar todos los detalles del viaje.[19]​ Además, ese año se involucró en el rodaje de la adaptación cinematográfica de su obra El viejo y el mar, que se estrenaría dos años después. Dejó de escribir el libro sobre África,[20]​ y le comentó a su editor que «era imposible que retomara su escritura».[21]​ Puso entonces el manuscrito en una caja de seguridad en La Habana. La revolución cubana acontecida poco después le llevó a pensar, con cierta preocupación, que su obra inconclusa podía extraviarse.[22]

Sinopsis[editar]

La trama de Al romper el alba se ambienta en la colonia de Kenia de mediados del siglo XX, durante la rebelión del Mau Mau. La forma de vida de las tribus kĩkũyũ y kamba durante este período de inestabilidad social es descrita en la introducción, redactada por Patrick. Este sugiere que de haberse unido los kamba a la rebelión, su padre y Mary «hubiesen sido asesinados a machetazos mientras dormían en sus camas, por los mismos sirvientes en quienes tanto confiaban y a los que creían conocer».[23]​ Es diciembre y Ernest, narrador del relato, y su esposa Mary están en un safari en la ladera del Kilimanjaro. La idea de ser atacados por un grupo de rebeldes del Mau Mau que escaparon de prisión es algo con lo que deben lidiar.

Fotografía de Ernest y Mary Hemingway en su campamento, en 1953. Ambos sirvieron de inspiración para crear a los protagonistas de Al romper el alba.

Después de que el cazador Philip Percival deja al grupo para regresar a su granja, Ernest queda a cargo del campamento como asistente de guardabosques. Algunas de sus actividades incluyen la realización de rondas diarias en la reserva de caza, así como la comunicación con otras tribus de la zona. Una de sus principales preocupaciones es que el campamento sea atacado algún día y les roben las armas, el alcohol y la comida. El campamento está conformado por la pareja, dos exploradores africanos —Chungo y Arap Meina—, el jefe que supervisa las labores del equipo —Keiti—, el cocinero del safari —Mbebia—, dos mozos —Nguili y Msembi—, y brevemente por el guardabosques del distrito Gin Crazed.

Mary pasa su tiempo vigilando a un león de melena negra, el cual pretende cazar antes de Navidad. Ernest indaga en las razones por las que su mujer no ha podido matar al animal, entre ellas su estatura corta que le impediría ver al león en los pastizales altos, o que es demasiado blanda como para atreverse a cazarlo. Mientras tanto, el nuevo asistente de guardabosques empieza a interesarse en Debba, una mujer de una aldea cercana, quien le enseña algunas costumbres tribales. Constantemente es referida en tono de broma por los demás personajes como la segunda esposa del protagonista.

El león finalmente es abatido hacia la mitad de la novela. Los habitantes de la aldea ngoma organizan una danza ngoma para conmemorar este acto. Pero Mary deja el campamento para digirse a Nairobi, en donde espera localizar a un doctor para ser tratada a causa de una disentería que ha adquirido. En su ausencia, Ernest consigue cazar un leopardo, y se realiza una segunda danza, aunque más prolongada que la anterior. Cuando vuelve al campamento, Mary le pide a su esposo sobrevolar la cuenca del Congo como obsequio de Navidad.

En los siguientes capítulos, el narrador describe sus relaciones con los integrantes de la tribu, relata algunas anécdotas en las que estuvieron involucrados escritores como George Orwell y D. H. Lawrence. Aprovecha también para criticar el rol de la religión organizada, y comentar sobre otros temas no correlacionados entre sí, como el aroma de los bosques de pino en Míchigan, la naturaleza de los cafés parisinos o la calidad de la escritura de Georges Simenon. Al final se incluye una sección de «Índice de personajes», un glosario suajili y los agradecimientos del editor.

  1. a b c d e Reynolds, 2000, pp. 270–276
  2. Mellow, 1992, pp. 337–340
  3. Pulitzer.org. «1953 Winners» (en inglés) Consultado el 5 de julio de 2014.
  4. Npg.si.edu. «Picturing Hemingway: A Writer in His Time» (en inglés). Consultado el 5 de julio de 2014.
  5. a b c Baker, 1972, pp. 331–333
  6. a b c d e Mellow, 1992, pp. 582–588
  7. Oscars.org. «Earl Theisen collection» (en inglés) Consultado el 4 de julio de 2014.
  8. Baker, 1981, p. 825
  9. Herne, Brian (1999). White Hunters: The Golden Age of African Safaris. New York: Henry Holt and Company. pp. 71-2. 
  10. «Hemingway out of the Jungle; Arm Hurt; He says Luck Holds; Hemingway Quips over his ordeal». The New York Times. 26 de enero de 1954. Consultado el 28 de marzo de 2011. 
  11. Weaver, John B. «Hemingway and the Magazines». University of South Carolina. Consultado el 9 de abril de 2011. 
  12. Meyers, 1985, pp. 505–507
  13. Baker, 1972, pp. 335–336
  14. Reynolds, 2000, p. 366
  15. Baker, 1981, p. 837
  16. Baker, 1981, p. 843
  17. Baker, 1981, p. 847
  18. Baker, 1981, p. 851
  19. Baker, 1981, p. 853
  20. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Miller
  21. Baker, 1981, p. 868
  22. Reynolds, 2000, p. 354
  23. Hemingway, Patrick, 1999, p. 9