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Este archivo contiene las citas que aparecen en la sección “Cita de la semana” del Portal:Carlismo.

Hoy es 6 de junio de 2024 y la cita seleccionada es la de la Semana 23.


Semana 1
El triunfo de mi derecho y de mi dinastía, en toda su integridad, o nada. Salvar a España o morir por ella. Esto dije en París cuando no me asistía más fuerza que mi derecho, y esto digo hoy, al frente de 80.000 valientes.
Carlos VII (1848 - 1909).



Semana 2
El Tradicionalismo es la historia, es la tradición, es la fe, es el alma española, y sin alma no viven las naciones ni los individuos.
Salvador Morales Marcén (c. 1836 - 1914).



Semana 3
Cuenta el Sr. D. Camilo Villavaso en su discurso que, a D. Cástor Andéchaga, que no le había movido ninguna clase de excitación, ni de ruegos, ni de promesas para hacerle salir del seno de su honrada familia, llegó un día un periódico en que se referían las repugnantes saturnales ocurridas en los templos de Barcelona y aquel que, por nada, ni por nadie había querido abandonar su casa y su familia, lanzando entonces una interjección muy gráfica dijo: “Esto ya no se puede sufrir, vamos al campo” y salió y murió gloriosamente en el combate de las Muñecas, dando testimonio de que los españoles bajo cualquier bandera saben morir con honra y con valor.
José María Angulo y Hormaza (c. 1876 - 1891). La abolición de los fueros e instituciones vascongadas.



Semana 4
Por acá los liberales son tremendos; así es que les tenemos, no diré un miedo cerval, pero sí un miedo ministerial. (...) En Portugal por el contrario, los temibles eran los miguelistas; aquí no: aquí los carlistas son como si dijéramos de casa...
Mariano José de Larra (1809 - 1837). Segunda carta de un liberal de acá a un liberal de allá.



Semana 5
La estabilidad de las existencias crea el arraigo, que engendra dulces sentimientos y sanas costumbres. Estas cristalizan en saludables instituciones, las cuales, a su vez, conservan y afianzan las buenas costumbres. Esta es la esencia doctrinal del tradicionalismo.
Salvador Minguijón (1874 - 1959).



Semana 6
Considerando en general la causa del carlista, hallaremos su origen en el del absolutismo; en el de la monarquía de derecho divino; en el de la concentración del poder de una sociedad en manos de uno solo, representante puro de una soberanía que delega el pueblo sin sujetarla a variaciones, y a semejanza de la que al padre de familia da la sociedad.
Antonio Pirala (1824 - 1903). Historia de la guerra y de los partidos liberal y carlista: «Discurso preliminar».



Semana 7
Has de hacer temblar al orbe. (...) Asómese Vd., contemple cuán elevadas son esas montañas y cómo las aguas del río corren hacia acá. ¿Oye Vd., Pertegaz? Pues bien: yo haré que la sangre corra hasta pasar por encima de esas montañas. El sepulcro de mi madre ha de nadar en sangre; yo veré impasible la desolación universal, y el mundo convertido en un lago de sangre, aunque me ahogue después en este lago.
Ramón Cabrera (1806 - 1877). Vida militar y política de Cabrera, por Buenaventura de Córdoba.



Semana 8
La tradición nace de la vida. Es, en palabras de Enrique Gil Robles, “la continuidad de la vida misma”. Toda vida, en efecto, cuaja en un conjunto de experiencias y de obras que perduran cuando el hombre que las realizó y cosechó desaparece de la escena de los vivos. Toda existencia humana labra un tesoro transmisible a los hombres que vendrán después, siendo cabalmente la cualidad de herederos del tesoro acumulado por las generaciones anteriores lo que distingue al hombre de los animales racionales.
Centro de Estudios Históricos y Políticos «General Zumalacárregui». ¿Qué es el carlismo?



Semana 9
El interés que en sus actos mostraba Zumalacárregui por la suerte de los pueblos, es en nuestro concepto lo que más poderosamente contribuyó a fortalecer su grande prestigio entre los habitantes de Navarra y las tres provincias vascongadas: de modo que considerándole su escudo y protector, (...) le obedecían ciegamente y se prestaban gustosos a cualquier sacrificio que les exigiese.
Juan Antonio de Zaratiegui (1804 - 1873). Vida y hechos de don Tomás de Zumalacárregui.



Semana 10
No solo sostenéis con ella [la guerra] mis derechos a la corona, sino también los vuestros a la inviolabilidad de la Religión santa y de los Fueros venerandos de vuestros padres, cuya existencia es incompatible con la del gobierno usurpador y revolucionario.
Carlos V (1788 - 1855). Proclama de Lecumberri.



Semana 11
Allí presencié el fanático sacrificio de un batallón navarro que después de replegarse, desalojado de la trinchera por el martilleo de una batería Krupp, volvió a la brecha por propia iniciativa al ver que el Rey observaba la retirada, y cuando los mandos intentaron detener a los soldados gritándoles: «¿A dónde vais, bárbaros navarros?», se les oyó contestar: «¡A la muerte!». Rezado el acto de contrición fueron cayendo uno a uno, machacados por la artillería.
Rufino Peinado (1854 - 1951). Recuerdos de un carlista andaluz (un cruzado de la Causa).



Semana 12
El régimen político que el Tradicionalismo español quiere implantar y consolidar en la Patria es el que, a través de la historia de siglos y siglos, dio a España, no la voluntad del hombre, sino la acción sabia y amorosísima de la Providencia divina.
Marcial Solana (1880 - 1958).



Semana 13
Cuando las naciones extranjeras trataron en diferentes épocas de imponer el yugo de la servidumbre a la heroica España, convencidos de que sus esfuerzos no podían superar el valor de sus naturales, se valieron del mismo inicuo medio que hoy emplea la revolución, desengañaos; en el día todo se dirige a igual fin, reflexionad por un momento y fijad la vista en vuestra Patria, haceos cargo de cuanto en ella pasa y veréis que el número de los que aman a Carlos V es infinitamente superior al de los que quieren a una niña, que no cuenta con más apoyos que el de unos hombres constantemente avezados con la relajación y el desorden.
Tomás de Zumalacárregui (1788 - 1835). Proclama.



Semana 14
Es el Carlismo la restauración de su antigua monarquía que hizo de España la nación más grande y gloriosa del mundo.

No es el Carlismo, como muchos erróneamente creen, el mero retorno incondicional y absoluto al tiempo pasado; sino la restauración del antiguo régimen purificado de las imperfecciones inherentes a tiempos que fueron, curado de los vicios en él introducidos por posibles errores del tiempo, completado o perfeccionado con lo bueno y útil de los tiempos presentes reconocido como tal en la piedra de toque de la experiencia.

Juan María Roma (1870 - 1946). Centenario del Tradicionalismo Español. Álbum histórico del carlismo: 1833-1933-35.



Semana 15
Y eso sí, lo juro; sacrificaría hasta la última gota de mi sangre en la lucha contra el comunismo antihumano, poniéndome al frente de todos los patriotas para oponerme a la implantación de una tiranía de origen extranjero.
Jaime III (1870 - 1931). Manifiesto con motivo de la proclamación de la II República Española.



Semana 16
Prefiero hijos sin padre a hijos sin patria. Si muero defendiendo la causa de Dios, ya Él se cuidará de ellos.
José María de Alvear (1900 - 1936).



Semana 17
Tan pronto los batallones vieron a su Caudillo, todas las músicas entonaron la Marcha Real, rayando en frenesí el entusiasmo de los soldados, que gritaban «¡Viva nuestro Rey! ¡Viva nuestro General!» La presencia de Don Carlos les inspiraba confianza.
Príncipe de Valori (1831 - 1898). Dos reyes.



Semana 18
Ordeno y mando que el día 21 del corriente se haga el alzamiento en toda España, al grito de ¡Abajo el extranjero! ¡Viva España! Yo estaré de los primeros en el puesto de peligro. El que cumpla merecerá el agradecimiento del rey y de la Patria; el que no cumpla sufrirá todo el rigor de la justicia.
Carlos VII (1848 - 1909).



Semana 19
No hay duda que el Ebro fue la acción más brillante del Montserrat, y concretamente las dos batallas de Villalba —30 de julio y 19 de agosto de 1938—. La mejor en eficacia militar y en espíritu. Nunca, como en aquellos días he oído las palabras “deber”, “honor”, “patria”, pronunciadas con mayor seriedad y con el autentico sentido; y las frases como: «—¿Tienes miedo? —Yo solo tengo miedo a Dios», o «—¿Estás preparado? —Sí; no tengo nada que temer». Os aseguro que eran dichas con un convencimiento firme y decidido.
Martín de Riquer (1914 - 2013).



Semana 20
Antes de todo, debe salvarse la Religión, el país y la Patria. Agradezco en el alma a ti y a nuestros heroicos Requetés por haberse unido a las tropas de España para batir el comunismo, y te doy infinitas gracias, querido Fal, por haber seguido mis indicaciones, ordenando en el momento decisivo que nuestros Requetés apoyen el movimiento salvador.

En momentos como los actuales no deben mirarse las cuestiones personales de partidos, sino tratar de salvar todos juntos la Religión y la Patria.

Estoy seguro que en día de hoy el gran Santo peleará a la cabeza de ese ejército de cruzados al grito de «Viva España».

Alfonso Carlos I (1849 - 1936). Carta a Fal Conde sobre el Alzamiento Nacional.



Semana 21
Nuestra gran comunión nacional, eterno símbolo y personificación perpetua del leal y verdadero pueblo español, es la única, que representa las venerandas tradiciones, las imperecederas glorias, el carácter y el sentimiento que hicieron inmortal a nuestra queridísima España. Observad, si no, y meditad sobre los viles, infames y rastreros medios que buscan infatigables y emplean los revolucionarios todos para destruir una idea que vivirá en España, mientras el Catolicismo y la Monarquía existan en el mundo y corra sangre en nuestras venas.
Rafael Tristany (1814 - 1899). Proclama a los catalanes.



Semana 22
Tradicionalismo (...) es substancialmente antiliberalismo. Un siglo entero, sin desmayos, sin descanso, con tenacidad no igualada, con intransigente obstinación, que hoy para los de fuera resulta ya anticipación reflexiva, el Tradicionalismo ha señalado en el Liberalismo el error político de consecuencias más graves, y predicho una por una éstas, entre las que ponía la disolución del Estado.
Víctor Pradera (1872 - 1936). ¿Bandera que se alza?



Semana 23
Salta la indignación a los puntos de la pluma cuando se acusa al Tradicionalismo español de no haber sabido propagar la verdad de sus principios salvadores. Todavía se nos pide con acuciante insistencia la fórmula pragmática de unas aspiraciones que son la quinta esencia del espíritu nacional vivo en leyes, pragmáticas, fueros, usos y costumbres, durante dilatados siglos. Quizá no haya partido político alguno en el mundo que haya profundizado más hondamente su propia doctrina, expurgándola escrupulosamente de pasajeros yerros. Quizá ningún otro la sistematizó más concienzudamente a la luz de una filosofía perenne, convertida por arte de sus grandes propagandistas en credo popular, inspirador de las mayores austeridades individuales y colectivas.
Esteban de Bilbao Eguía (1879 - 1970). Prólogo de La verdad del Tradicionalismo, por Jesús Evaristo Casariego.



Semana 24
Esa misma unidad de fe católica es nuestro mayor timbre de gloria, y (...) aun políticamente hablando, es el medio más eficaz para que haya unidad y unión en toda la Monarquía.
Princesa de Beira (1793 - 1874). Carta a los españoles.



Semana 25
Cuando los requetés se levantaban en defensa de la España eternamente católica, no llevaban sólo la boina roja, sino también el Sagrado Corazón de Jesús sobre el pecho. ¡Para que Él reine!
Frederick Wilhelmsen (1923 - 1996). Así pensamos.



Semana 26
Si España es sanable, a ella volveré, aunque haya muerto. Volveré con mis principios, únicos, que pueden devolverle su grandeza; volveré con mi bandera, que no rendí jamás y que he tenido el honor y la dicha de conservaros sin una sola mancha, negándome a toda componenda para que podáis tremolarla muy alta.
Carlos VII (1848 - 1909). Testamento político.



Semana 27
La cuestión carlista es más que una cuestión española: es una cuestión europea. Es más, mucho más, que una cuestión política: es una cuestión social y religiosa; de suerte que en nuestros aciertos o errores está interesada Europa, y si es lícito usar de una frase atrevida, no sólo están interesados los hombres, sino que lo está Dios mismo.
Antonio Aparisi y Guijarro (1815 - 1872).



Semana 28
El lema que ostenta la bandera vascongada ese será el guía que le acompañe, procurando buscar la solución lógica que, con la historia de este pueblo, conduzca al triunfo íntegro, completo, absoluto del pensamiento sublime que encierran aquellas palabras, que ningún corazón vascongado puede escuchar sin que el entusiasmo llene su corazón, haciéndole vibrar al impulso de los más delicados sentimientos; de esas palabras que son por sí solas el non plus ultra de nuestras aspiraciones: Jaungoicoa eta Foruac; Dios y Fueros.
Arístides de Artiñano (1840 - 1911). Jaungoicoa eta foruac: la causa vascongada ante la revolución española.



Semana 29
«¡Pero Don Carlos es la reacción!» Exactamente: por eso le necesitamos. «¡Cómo! ¿La reacción?» Sí, sí, la reacción. No hay que asustarse de la palabra. La sociedad española está gravemente enferma; la resolución de la crisis puede ser fatal. Dicen los facultativos que sólo una cosa puede salvarla: la reacción. ¿Dejaréis morir a la enferma por temor a esta palabra? En buenos tiempos estamos para detenernos ante tan pueriles escrúpulos, cuando algo más que palabras tenemos que oponer a la obra de destrucción, desgraciadamente tan adelantada!
Vicente Manterola (1833 - 1891). Don Carlos o el petroleo.



Semana 30
Los pueblos se enlazan con la muerte el mismo día en que se divorcian de su historia.
Juan Vázquez de Mella (1861 - 1928). Discurso pronunciado en el teatro de Santiago el día 29 de julio de 1902.



Semana 31
En el mapa político de España en 1936 el Requeté era la sola encarnación completa de la savia patria: el único movimiento que enarbolaba la bandera de las edades de oro de nuestros pueblos: las aspas rojas de sangre sobre el blanco teológico de la verdad católica. El Requeté era a secas España y yo soy español.
Francisco Elías de Tejada (1917 - 1978).



Semana 32
Todo español ha explicado su programa nacional junto a la mesa del café. Yo no voy al café, pero tengo mi programa, una Constitución, que, redactada, cabría en un papelillo de fumar y pudiera expresarse así, y voy a dictársela:

«Artículo único. España es una nación que quiere regirse por la ley de Dios. En su virtud todas las leyes positivas y disposiciones de la autoridad que no se ajusten a aquella ley eterna no prosperarán y quedarán asimismo derogados cualesquiera preceptos de leyes, decretos y órdenes que contradigan lo dispuesto en esta Constitución».

Domingo Tejera de Quesada (1881 - 1944).



Semana 33
Todos los partidos políticos españoles han nacido del principio fundamental revolucionario, según el cual la razón individual es soberana; su expresión, inviolable; el sufragio universal inorgánico, su instrumento; la mayoría de opiniones, fuente de la ley, y estas leyes, sin necesarias raíces en la historia, ni en la naturaleza, ni en la religión, frutos de ideologismos, en todo momento revocables y sustituibles aun por las más contradictorias.

Sólo la Comunión Tradicionalista, impropiamente llamada partido carlista o jaimista, es ajena a ese falso principio, fundamentándose en la fe y la moral y, por consiguiente, la filosofía católica; en la naturaleza inmutable de las cosas, y en la experiencia, la obra, las necesidades sucesivas, las vocaciones colectivas y la acción permanente de los españoles a través del tiempo.

Luis Hernando de Larramendi (1882 - 1958). Crisis del Tradicionalismo. Omisiones y desvaríos de Mella.



Semana 34
Como se ve, la época de don Alfonso Carlos demuestra que el carlismo está al servicio de España. Don Alfonso Carlos tuvo suficiente grandeza de alma para dar la orden de que el alzamiento se hiciera en 1936 sólo por Dios y por la Patria. Y el carlismo respondió como siempre: como en 1843 contra la regencia de Espartero. Lo dio todo por la Patria y nada pidió para sí.
Melchor Ferrer (1888 - 1965). Breve historia del Legitimismo Español.



Semana 35
Sin la unidad moral en ninguna parte y con la discordia en todas, nación y patria se extinguen. Sólo quedará el nombre aplicado a un pedazo variable del mapa. Unidad de creencias y autoridad inmutable que la custodie, sólo eso constituye naciones y enciende patriotismos.
Juan Vázquez de Mella (1861 - 1928).



Semana 36
La revolución es una negativa del Estado cristiano. Estado laico, leyes laicas, enseñanzas laicas, costumbres laicas, y por Estado independiente de la Iglesia, leyes contra la soberanía de la Iglesia, enseñanza sin religión, costumbres informadas en el sensualismo, o, lo que es igual, Estado, leyes, enseñanza y costumbres, en oposición y en guerra abierta contra la Iglesia de Dios; esto es la revolución, en lo esencial, en lo sustancial y en lo formal.
El Magistral de Sevilla (1852 - 1938). ¿Cuál es el mal mayor y cuál el mal menor?.



Semana 37
Decir que aspiro a ser Rey de España y no de un partido es casi vulgaridad; porque ¿qué hombre digno de ser Rey se contenta con serlo de un partido?
Carlos VII (1848 - 1909). Carta-manifiesto al Infante don Alfonso.



Semana 38
El acto del cabecilla carlista y de los que le acompañaban, y la defensa bizarra que han hecho las tropas del gobierno, prueban una vez más que quedan héroes en España.

Los que conocían a Francesch (decía un escritor liberal de aquella época) no vacilan en asegurar que hubiera aparecido el día menos pensado, y al frente de una partida, en las calles de Madrid.

La Ilustración Española y Americana (24 de julio de 1872).



Semana 39
Lo que hacemos frente al fracasado liberalismo individualista y frente al fracasado liberalismo estatista es proclamar y jurar cumplir, si llegamos al Poder, las grandes afirmaciones que sintetizan el Ideario Nacional, lo mismo cuando lucha para defenderlo que cuando, triunfante, ejerce su hegemonía sobre el mundo entero, crea pueblos y ciudades, funda escuelas y universidades, abre nuevos rumbos a la industria y al comercio y alumbra, en fin, una civilización informada del espíritu de Cristo, en la que la cultura y el progreso material llegaron a límites no igualados por ninguna otra nación en la Historia.
Alfonso Carlos I (1849 - 1936). Manifiesto a los españoles.



Semana 40
Véase, sobre todo, la especie de doctrinas y de hechos, de grupos y de hombres, que desde la Revolución Francesa acá, se designan constante y universalmente con el apellido de liberales; y si no hemos de burlarnos del lenguaje común y del sentido común, hallaremos como hecho evidente que el tal apellido tiene plenamente ganado el derecho a ser estimado por la conciencia pública como calificativo de todas las ideas, de todas las instituciones y de todas las personas que desde aquella época funesta vienen volcando todos los fundamentos sociales, y señaladamente la autoridad y la libertad.
Gabino Tejado (1819 - 1891). El Catolicismo liberal.



Semana 41
El carlismo se dio en pleno romanticismo. Entonces las guerras estéticamente eran bonitas. Todavía se combatía a sable, había cargas de caballería... Hoy se echan de menos una serie de palabras que, para los militares de entonces, sí tenían importancia: honor, valor... Eran guerras duras, moría gente, pero no eran como las de ahora, que son más despiadadas, impersonales y traicioneras. En aquella época los hombres se enfrentaban cara a cara, se respetaba al enemigo y había coraje.
Augusto Ferrer-Dalmau (1964 -). «Necesitaría veinte vidas para pintar toda la Historia de España» (ABC, 12/01/2018)



Semana 42
Nuestro pensamiento tradicionalista, si abandonara sus propios principios y abundara en esa interpretación absolutista de la libertad religiosa, incurriría en la más grave contradicción, pues la primera exigencia de su ideario —Dios, Patria, Rey— es precisamente el de la unidad católica de España, de la que depende todo lo demás.
Álvaro d'Ors (1915 - 2004).



Semana 43
Vergarismo fue también, a pesar de toda la historiografía liberal, la llamada “ominosa década”, pues basta leer las “Memorias del Alcalde de Roa”, un pobre hombre del pueblo, para darse cuenta de que en esa década no fueron los liberales los “mártires” —como siempre se ha dicho—, sino el pueblo de la guerra carlista y del desengaño de Vergara; y esto porque la Corte de Fernando VII fue centro del más avanzado vergarismo —del que no entendía el pueblo—; vergarismo que se realizó bajo la égida del “Deseado” con la comunión de despotismo ilustrado, afrancesamiento, constitucionalismo al estilo de la “Carta” francesa, absolutismo personal, liberalismo y masonería. Todo lo cual desembocó en la monarquía liberal, cuyos orígenes no son tan claros como han supuesto la mayoría de los historiadores. Basta para darse cuenta de ello ojear las obras de Suárez Verdaguer.
Pablo López Castellote. Cristiandad (1 de mayo de 1957)



Semana 44
Detrás de una bandera que tenga principios religiosos, la muchedumbre es capaz de ir a la muerte.
Juan Vázquez de Mella (1861 - 1928).



Semana 45
Poco pudieron las armas liberales en el antiguo reino de Navarra durante el año 1874 para vencer a los carlistas.
Antonio Pirala (1824 - 1903). Historia contemporánea.



Semana 46
Me mataréis, pero Cristo triunfará.
Antonio Molle Lazo (1915 - 1936).



Semana 47
Siempre que se ha dado el grito de ¡Muera España!, han bastado, bastarán los carlistas para hacer que enmudezcan los que lo profirieron.
Rafael Díaz Aguado y Salaberry (1870 - 1942). Sobre el mitin de Andoaín.



Semana 48
Los partidos son el mal —decimos los carlistas,— y por eso tenemos que protestar contra ese nombre. —Nuestra bandera es la de España —añadimos,— y dentro de España, no solamente cabe, sino que se impone como necesaria la unión de todos los católicos, de todos los hombres de bien, de todos los patriotas.
Benigno Bolaños (1865 - 1909). Las parcialidades, los partidos y la Comunión carlista.



Semana 49
Señor cura, siempre que me he batido, ha sido por ese sombrero de teja que usted lleva.
Francisco de Ulibarri (? - 1872).



Semana 50
Vuelvo a ser lo que mi sangre carlista.
José Sanjurjo (1872 - 1936).



Semana 51
Todos se prestaron a abandonar la tranquilidad del hogar y a arrostrar las más duras penalidades o la muerte. ¿Para qué? Para contener la anarquía que desde la revolución del 68 reinaba en España, pronto a hundirla. El único partido que podía hacerlo, lo hizo; levantando la bandera de las tradiciones patrias. Esto solo ya merece el respeto...
Joaquín de Bolós y Saderra (1854 - 1937). La Guerra civil en Cataluña (1872-1876).



Semana 52
Encontrándome solamente con masas populares, pues la nobleza desaparece lentamente en virtud de la desvinculación, y perdida la influencia del clero por las inicuas leyes desamortizadoras, la empresa más honrosa para un Príncipe es librar a las clases productoras y a los desheredados de esa tiranía con que las oprimen los que, invocando la libertad, gobiernan la nación.
Carlos VI (1818 - 1861). Manifiesto de Maguncia.