Diferencia entre revisiones de «Narcotráfico en México»

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==La historia del narcotrafico en México==
==La historia del narcotrafico en México==

'''Siglo XIX'''

De acuerdo a investigaciones realizadas por el escritor Luis Astorga, (un investigador mexicano que se ha dedicado como pocos a analizar el narcotráfico), existen datos estadísticos que en 1886 ya consignan la existencia de la adormidera blanca entre la flora de Sinaloa, así como del cáñamo indio o mariguana, plantas que eran clasificadas como textiles u oleaginosas, no como medicinales.

'''1900 – 1920'''

De acuerdo con Astorga, a principios del siglo pasado, cuando se hablaba de fumadores de opio, se les relacionaba invariablemente con las minorías chinas. En Mazatlán –relata– un caso de divorcio entre un chino y una mexicana da pie a comentarios sobre las costumbres atribuidas al esposo, quien “come ratoncillos con limón y otros guisos de este género, practicaba el culto de Mahoma, se niega a tomar baños, todo lo cual quería, como método de vida, lo emplease su compañera, además de pretender que usase hasta las prendas de ropa usada en China, y que fumara opio”.

'''1920 – 1930'''
El Demócrata Sinaloense, uno de los periódicos más importantes de la época, publicó el 28 de julio de 1922 el siguiente titular: “No se permitirá la plantación de adormideras en Sinaloa”. El cabezal, más una profecía incumplida que una determinación oficial, daba pie a una nota en la que se hablaba indirectamente sobre los chinos, al asegurar que se combatiría a “ciertos elementos extranjeros” dedicados a la siembra y venta ilegal de “sustancias tóxicas” como el opio y la mariguana.
En 1926, El Demócrata Sinaloense ya no auguraba el fin de la adormidera: En uno de sus editoriales denunciaba con vehemencia la existencia de un fumadero de opio de Mazatlán, en el cual, “las mismas autoridades colocan un vigilante para que cuide a los viciosos que allí se congreguen a aspirar la enervante droga”.

'''1930 – 1940'''

Los registros de los años treinta indican que en varios lugares del país había establecimientos donde se podía fumar opio. Se ubicaban fumaderos en la calle de Peña y Peña y en la de Mesones de la Ciudad de México; en la calle Colón de Ciudad Juárez; sobre la avenida Juárez de Mexicali; y en las calles de Carnaval y Benito Juárez en Tampico y en Tijuana. En cuanto a la siembra de adormidera, los plantíos aparecían lo mismo en Xochimilco que en el desierto de Altar, Sonora, o en los límites de Michoacán y Guanajuato, y en Villa Mariano Escobedo, Jalisco. Sin embargo, era en Sinaloa donde se concentraba la mayor parte de los sitios en los que los parroquianos se congregaban en torno al opio.

'''1940 – 1950'''

En un inicio, en la década de los 40 del siglo pasado, la ignorancia y la extrema pobreza indujeron a campesinos de la zona serrana en la que confluyen Sinaloa, Durango y Chihuahua, que forman el denominado Triángulo Dorado de la Droga, al cultivo de la mariguana y amapola. Esta actividad, con el paso del tiempo, se convirtió en una enorme mina de oro para los cárteles de la droga, pero también trajo consecuencias funestas para la población por la violencia que desató.
Manuel Lazcano y Ochoa, secretario de gobierno durante la gubernatura de Francisco Labastida, es uno de los observadores privilegiados de la Sinaloa del siglo XX. Publica sus memorias "Una vida en la vida sinaloense". En las primeras páginas de su libro, el ex secretario Lazcano reflexiona sobre los chinos y la droga. “Siempre se señala a los chinos como muy dados a trabajar en actividades de la droga. Yo conocí chinos que se dedicaban a eso, estaban una temporada sí y otra no, eran muy inestables. Se les veía un tiempo por ahí y luego cuando se necesitaban para algo simplemente no se les hallaba por ningún lado. Andaban de arriba para abajo. Además, por asociación de ideas, la gente ha señalado a los chinos como traficantes por excelencia. En efecto, conocían de droga, trajeron la amapola; sabíamos que en las regiones asiáticas se consumía mucho opio y además esos inmigrantes abrieron en México sus propios casinos. Entonces, cuando la gente pensaba en un chino lo encasillaba en ese papel, aunque no se tuviera razón, aunque se careciera de pruebas”. Los chinos no eran los únicos extranjeros involucrados de alguna forma con el mundo de las drogas, anota más adelante Manuel Lazcano. “También venían muchos norteamericanos a México a adquirir directamente la droga. En ese entonces el tráfico parecía estar en relación con los negocios de la guerra, aunque después la industria en los Estados Unidos, junto con el enviciamiento de importantes sectores de su población, habría de adquirir carta de naturalidad”.
Los propios sinaloenses, sin embargo, eran los actores centrales del tráfico incipiente de aquellos años. “Yo conocí a varias personas que sembraban. Se trataba de amigos míos que cultivaban amapola y luego de la cosecha se iban a Nogales, vestidos como campesinos, con cuatro o cinco bolas en un veliz o en unos morrales, y lo curioso es que en la frontera pasaban en la aduana sin ningún problema, sin ningún peligro. A la vista de los aduaneros. Entregaban su cargamento a donde tenían que entregarlo y regresaban muy campantes, era evidente que los dejaban pasar”, relata Lazcano. Todo embonaba antes como ahora en el mundo del narco. La diferencia era el volumen de las operaciones.<sub>2</sub>
La creencia de que el gobierno de los Estados Unidos alentó de manera formal la siembra de mariguana y adormidera en Sinaloa es tan fuerte que hasta la fecha, el común de sinaloenses da esa explicación cuando se les pregunta sobre el porqué su estado es la tierra donde comenzó a sembrarse la mariguana y la adormidera.
El profesor e investigador español Carlos Resa Nestares, quien hizo consultorías para la Procuraduría General de la República en la década de los noventa, considera como uno de los diez mitos sobre el narcotráfico en México la idea de que el gobierno estadunidense permitió e incluso favoreció el cultivo de drogas en México durante la Segunda Guerra Mundial. Resa Nestares dice que esta idea se ha hecho tan popular en los últimos veinte años, que la han dado como cierta un secretario de la Defensa Nacional mexicano, un secretario de Relaciones Exteriores, un fiscal general de la República, el jefe de la Interpol en México e incluso un alto funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos.
El mito es el siguiente: el gobierno estadunidense de Franklin Delano Roosevelt impulsó y financió en los años treinta y principios de los cuarenta, el cultivo de amapola durante la Segunda Guerra Mundial. Las necesidades de morfina con que atemperar los dolores de los soldados estadunidenses heridos en las batallas impulsaron a la administración de Roosevelt a externalizar la producción de adormidera en México. Mediante un acuerdo oficial con el gobierno mexicano de Manuel Ávila Camacho, se eligió la zona serrana de Sinaloa por sus condiciones favorables para el cultivo de adormidera.
Sin embargo, Resa Nestares considera que existen bastantes elementos para cuestionar la verosimilitud de esta historia creída por muchos en Sinaloa. En primer lugar, debido a que no existe ninguna evidencia de que un territorio árido como las montañas de Sinaloa de origen a una mayor eficiencia en la producción de adormidera y opio que, por ejemplo, los más fértiles valles bajos del mismo estado. Según el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, es imposible encontrar sustento científico para la afirmación de que ambas especies crecen mejor en zonas montañosas de duras condiciones climáticas que en tierras llanas, más fértiles y con mejor acceso al agua y a los fertilizantes.
Segundo –explica Resa Nestares–, sería muy original la decisión de externalizar una actividad que hubiese podido realizarse con menos problemas en Estados Unidos y conforme a premisas legales justificables sobre la base de las necesidades bélicas. Pero más absurdo es considerar la implantación en México cuando el comisionado de Federal Bureau of Narcotics, Harry J. Anslinger, se encargó de firmar acuerdos, éstos sí, bien documentados, con los gobiernos de Turquía, Irán e India parar garantizarse, licencia monopolista de importación para Merck and Company de por medio, suministros de opio. Anslinger, junto a todo el Departamento de Estado de los Estados Unidos, de hecho, trabajaron en cercana colaboración para desalentar la producción de opio en México, lo cual incluía el ofrecimiento de recompensas a los agentes mexicanos por información sobre cultivadores de drogas en México.
El investigador español concluye su argumentación diciendo que en el terreno práctico no existe ninguna evidencia documental de un acuerdo de esta naturaleza. Ninguna investigación ni en los archivos de México ni de Estados Unidos ha sido capaz de encontrar pruebas de esta práctica. Todo lo contrario, los archivos de la Segunda Guerra Mundial muestran un profundo descontento de los funcionarios estadunidenses con sus homólogos mexicanos por su incapacidad para controlar la producción y exportación de drogas. En una versión menos conspirativa, un origen más posible de esta historia es que algún sagaz intermediario ofreció el relato a los campesinos como parte de su argumento de convencimiento para que se iniciara la producción de adormidera o mariguana.
Resa Nestares no tiene duda de que es posible rastrear historias parecidas de pretendido fomento gubernamental del cultivo de drogas en intermediarios ejerciendo su tarea de convencimiento en otros lugares y épocas. Ninguna, en todo caso, alcanzó la popularidad de ésta que inmiscuye al gobierno estadunidense y la sierra de Sinaloa.<sub>3</sub>
La siembra y venta de mariguana y adormidera en la región ya es un negocio tan serio como la vida misma. En los cuarenta, un grupo encabezado por el jefe de la Policía Judicial, Alfonso Leyzaola, llega a Los Alisos, un pueblo de Badiraguato, y destruye un sembradío lleno de flores de amapola, además de decomisar varias latas de goma. Al regresar a Culiacán, entre la maleza de la serranía aparece una docena de hombres armados que emboscan a los judiciales. Francisco Urías, secretario del jefe de la Policía, se lleva a Leyzaola, quien queda malherido, a una choza cercana al poblado de Santiago de los Caballeros. El resto de los judiciales huye. Mientras el jefe de la Policía está siendo curado en la choza, el grupo de pistoleros llega y se lo llevan a otra casa donde lo torturan un par de horas antes de colgarlo de un árbol como advertencia de que Badiraguato no iba a dejar de ser un lugar productor de drogas.

La noche del 21 de febrero de 1944, durante las fiestas del carnaval mazatleco, es muerto a tiros en el patio andaluz del Hotel Belmar de Culiacán el gobernador de Sinaloa, coronel Rodolfo Tirado Loaiza, alguna vez agitador estudiantil. El rumor público dice que lo ha matado Rodolfo Valdez, El Gitano, conocido pistolero de la región. El Gitano se da a la fuga y sale de Sinaloa. Meses después, prófugo aún, sostiene una entrevista con el secretario de la Defensa, el ex presidente Lázaro Cárdenas, y señala al general Pablo Macías Valenzuela, ex secretario de la Defensa y gobernador de Sinaloa, sucesor de Loaiza, como autor intelectual del homicidio. En noviembre de 1947 el periodista Armando Rivas narra en Excélsior que durante una gira de funcionarios de la Procuraduría General de la República por Sinaloa, el gobernador Pablo Macías Valenzuela es mencionado “por mucha gente como uno de los cabecillas de la banda de traficantes de drogas”. En los archivos de la Secretaría de la Defensa hay la constancia de un juicio militar contra Macías Valenzuela por la autoría intelectual del homicidio de Loaiza. El tribunal militar lo halla culpable, pero la ruleta política favorece al general quien es nombrado comandante de la primera zona militar, la más importante del país. No se sabe qué fue del juez militar que lo declaró culpable. Al final de su vida, el general Macías Valenzuela recibe la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la nación al mérito ciudadano. Ttampoco termina de hacerse pública. Es la siguiente:
Durante la Segunda Guerra Mundial las batallas en el frente oriental cortan el flujo de amapola y hachís que viene a Occidente de Turquía. Las drogas turcas son materia prima de la morfina, alivio insustituible de los hospitales de guerra. Para suplir la ruta turca, Estados Unidos llega a un acuerdo secreto con México: ampliar los sembradíos silvestres de amapola de la sierra madre occidental. La sierra sinaloense se llena de instructores no oficiales de los dos países que enseñan a los pueblos a sembrar amapola. La amapola cunde, la prosperidad llega con sus brillos dorados a los pueblos perdidos de la sierra. Un día la guerra termina y los gobiernos deciden que no hay razón para seguir las siembras. Levantan el campo, declaran ilegal lo que han creado y se van. Pero lo sembrado sigue ahí. Los particulares reemplazan a los gobiernos y el auge de la amapola toma su propio rumbo en Sinaloa. El jefe estadunidense del combate a las drogas, Harry Aislinger, advierte en la posguerra contra “los bribones que tratan de convertir a México en una fuente de drogas”. Aislinger dice que Lucky Luciano, a través de Bugsy Siegel, el legendario inventor de Las Vegas, financia la siembra de adormidera en Sinaloa. La refinancia, en realidad, luego de que los gobiernos la han inventado. Manuel Lazcano, ex procurador de Sinaloa, recuerda la época (1948): “Políticos, comerciantes, empresarios, policías, campesinos, todo el mundo sabe que se siembra amapola, y se sabe quiénes son los que se dedican a la siembra. Vecinos conocidos, campesinos, pequeños propietarios. La policía judicial sabe quiénes son los productores. El jefe de policía es el que va y controla el por ciento que les toca, a cambio del disimulo, el apoyo o lo que se quiera”. El tráfico que empieza con el auspicio oficial en las barrancas sinaloenses durante los cuarenta, termina en persecución oficial durante los ochenta. Y hasta ahora. La droga cruza al norte protegida por redes clandestinas que repiten, a su manera, las confabulaciones del origen.

'''1950 – 1960''''

En esta década, la frontera sur de EEUU sólo estaba amenazada por los contrabandistas; los traficantes de marihuana y las repetidas oleadas de "espaldas mojadas" (emigrantes mexicanos clandestinos). En esta década, México también sirvió de ruta de recambio a los laboratorios de Marsella donde hasta entonces se había transformado la morfina procedente de Turquía y Saigón, cuyo embarque hacia EEUU pasaba por Sicilia. Jaime Herrera Nevares, un rico hacendado y ex funcionario de la Policía Judicial de Durango, cuya flota de camiones cruzaba México en todas las direcciones, emergió como gran proveedor de la droga.
Otros hechos violentos ocurrieron en Sinaloa durante esa época. El 9 de mayo de 1953, una bomba guardada en una maleta explotó en el aeropuerto de Mazatlán. La maleta estaba por ser acomodada en el portaequipaje del avión XA-HEP, el cual viajaría del puerto sinaloense a La Paz, Baja California Sur. A causa de la explosión, tres personas murieron, dos eran los empleados que llevaban el equipaje, el otro, el gerente del aeropuerto. La primera versión que circuló fue que el atentado estaba dirigido a Francisco de la Vega, el comandante encargado del aeropuerto, supuestamente coludido con los traficantes de droga. La bomba, de fabricación casera, había sido armada con una pila seca, un reloj y quince kilogramos de dinamita goma, fulminato de mercurio con alto poder explosivo, cuenta José Alfredo Andrade Bojorges, un abogado de Amado Carrillo Fuentes, que escribió un libro llamado La historia secreta del narco, en el cual plasma un sinfín de retazos del mundo de las drogas en México, sobre todo alrededor de la figura de El Señor de los Cielos, el sinaloense nacido en Navolato que dirigió en los noventa el Cártel de Juárez.
“El gobernador (de Sinaloa) Rigoberto Aguilar Pico de inmediato responsabilizó de los acontecimientos al narcotráfico y aseguró que los sembradíos de amapola desaparecerían con la apertura de caminos y que con un programa de empleos iban a terminar con el problema de las drogas. El político no supo digerir su plato grande de sapos, temía por su vida. Pasó los días siguientes al atentado en la Ciudad de México, entre el despacho de Ruiz Cortines, las oficinas del PRI nacional y una casa en la calle de Andes, en Las Lomas de Chapultepec”, relata el abogado Andrade Bojorges.
Finalmente hubo algunas personas detenidas y se afirmó que el ataque había tenido como objetivo el cobrar un seguro millonario. Sin embargo en Mazatlán, hasta la fecha, son pocos los que se creen una versión distinta a la de que el ataque había sido realizado por quienes se dedicaban al comercio de la droga. Ese mismo año también, el Departamento de Aeronáutica Civil ordenó la suspensión de vuelos comerciales sobre los campos aéreos de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Durango, además de cerrar la escuela de aviación de Culiacán.
La palabra “narcotraficante”, que hasta ese momento no existía, comenzó a acuñarse por parte del Gobierno y por ende, también por la prensa, atenta siempre al glosario de términos oficiales nuevos, y lista para asumir como suya, la voz institucional. Durante el gobierno de Adolfo López Mateos, el Gobierno Federal acuñó con mayor intensidad la palabra “narcotraficante” y se sumó al combate al tráfico de drogas.<sub>4</sub>

'''1960 – 1970'''

No era difícil saber en Badiraguato, Sinaloa, cuándo habían llegado a los Estados Unidos la mariguana y la adormidera que se sembraba ahí en los años sesenta. El ruido de las balas disparadas al aire, la música de banda y los gritos de euforia lo anunciaban de manera intempestiva ciertas noches. Cuando un cargamento cruzaba la frontera norte, solía haber fiestas, y todos estaban invitados a ellas. La celebración podía durar una semana entera, mediante la rotación de los músicos y el incesante fluir del alcohol. Pueblos completos dejaban el silencio y se volcaban a festejar los buenos tiempos bailando. El negocio de la siembra y venta de droga cada vez era más generoso con algunos en Badiraguato. Durante esos años es cuando el complejo mundo de las drogas comienza a reducirse a los nombres de unos cuantos, quienes son el antecedente de lo que luego serían los capos: se mencionan los nombres de Jorge Favela y de Eduardo Fernández, apodado Don Lalo, como los de quienes se encargan del negocio y por ende, se les ve con respeto y temor.


==Capos del narcotráfico en México==
==Capos del narcotráfico en México==
* [[Jaime Herrera Nevarez]]
* Jorge Favela
* Eduardo Fernández
* Pedro Avilés Pérez
* Alberto Sicilia Falcón
* Miguel Angel Félix Gallardo
* Juan Ramón Matta Ballesteros
* Ismael ¨El Mayo¨ Zambada
* Ismael ¨El Mayo¨ Zambada
* Joaquín ¨El Chapo¨ Guzmán Loera
* Joaquín ¨El Chapo¨ Guzmán Loera
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Sus creencias religiosas son la Virgen de Guadalupe, Jesús Malverde y/o la Santa Muerte.
Sus creencias religiosas son la Virgen de Guadalupe, Jesús Malverde y/o la Santa Muerte.


==Libros y referencias==
==Libros==


* {{cita libro
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Revisión del 02:05 20 jun 2010

El Narcotráfico en México se inició en la decada de 1940.

La historia del narcotrafico en México

Capos del narcotráfico en México

  • Ismael ¨El Mayo¨ Zambada
  • Joaquín ¨El Chapo¨ Guzmán Loera
  • Gonzalo Insunsa


Principales Carteles

Métodos

El narcotráfico se ha valido de muchos métodos para cruzar la droga hacia los Estados Unidos, algunos de estos métodos que se conocen son:

  • El uso de Narco Submarinos
  • El uso de Avionetas y lanchas rápidas. Aventar la droga desde el vuelo para después ser recogido por lanchas rápidas.
  • El uso de Pipas de Gas con doble fondo.
  • El uso de Rines soldados de autos.
  • El uso de Mulas.

Otras Actividades

Algunos grupos delictivos del narcotráfico han empezado a extender sus actividades ilícitas como el secuestro, la extorsión, la trata de blancas y el cruce de indocumentados aprovechando los narco-tuneles utilizados para el paso de drogas hacia los Estados Unidos.

Narco Cultura

La narco-cultura es un conjunto de comportamientos, valores, códigos propios, simbolismos y significados que caracterizan la vida de los narcotraficantes y sus acciones.

Este fenómeno no es nuevo, sin embargo se han popularizado entre la población mexicana, ya que el narcotráfico es visto como vía para conseguir el sueño de ser poderoso y millonario. La narco-cultura ha impactado profundamente, por lo que las asociaciones delictivas cuentan con gran aceptación, principalmente entre jóvenes y niños con delirios delincuenciales que emulan poder, dinero, armas y excesos. No obstante, otra gran parte de la población lo rechaza, en muchos casos con la censura y otros la ignoran.


De dicho fenómeno deriva un cambio cultural que esta marcando a una generación, que crea nuevas dinámicas culturales, que cambian nuestros hábitos cotidianos y nos hacen adaptarnos a nuevo sistema social.


Narco Corridos

El narcocorrido es un subgénero perteneciente a la música norteña, ya sea en estados del norte de México o por músicos hispanos provenientes de las comunidades latinoamericanas en Estados Unidos.

Éste es una versión reciente del tradicional corrido mexicano, y fundamentalmente trata de exaltar o conmemorar figuras, personas y eventos relacionados con el narcotráfico.

Esta clase de canciones no buscan, generalmente, moralizar el tema del narcotráfico, sino más bien detallar las vivencias típicas en las que se hallan envueltos sus personajes. Al igual, existen narcocorridos que agregan al narcotraficante virtudes esenciales para el desempeño de sus actividades ilícitas, proyectándolos como hombres de poder, valientes, justos, astutos, temerarios y resueltos.

Los estados mexicanos donde existe y se escucha esta clase de corridos son, principalmente: Durango, Michoacán, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Nuevo León, Tamaulipas,Chihuahua y Baja California. Los intérpretes más conocidos internacionalmente son Los Tigres del Norte.

Colombia

Desde los primeros años de la aparición de este subgénero musical en México tomó una gran aceptación en Colombia, por la misma razón de que el narcotráfico es una realidad social y económica en estos dos países. Así se han conformado organizaciones similares a las mexicanas que en los relatos de sus letras describen las vivencias de narcotraficantes y en sentidos mas locales de paramilitares y guerrilleros. En Colombia se les llama "Corridos Prohibidos" aunque este sea un gancho publicitario, graban canciones propias o adaptan las mexicanas igual que algunos grupos mexicanos graban temas colombianos. Los exponentes más destacados son: Los Hermanos Ariza Show, Uriel Henao, Jimmy Gutiérrez, Las Águilas del Norte, Los Renegados.

Creencias Religiosas

Sus creencias religiosas son la Virgen de Guadalupe, Jesús Malverde y/o la Santa Muerte.

Libros

  • Ravelo, Ricardo (2009). Osiel vida y tragedia de un capo. Grijalbo Mondadori, S.A. p. 200. ISBN 9786074294859. 
  • Ravelo, Ricardo (2007). Los Narcoabogados. Debolsillo. p. 319. ISBN 9789707807136. 
  • Ravelo, Ricardo (2007). La Herencia Maldita. Grijalbo Mondadori, S.A. p. 224. ISBN 9789707804531. 
  • Ravelo, Ricardo (2007). Crónicas de Sangre. Debolsillo. p. 160. ISBN 9789707809840. 
  • Fernandez Menendez, Jorge (2007). De los Maras a Los Zetas. Grijalbo Mondadori, S.A. ISBN 9707804092. 
  • Ravelo, Ricardo (2005). Los Capos: Las Narco Rutas. Plaza & Janes Editores. p. 179. ISBN 9789685959438. 
  • Fernandez Menendez, Jorge (2004). El otro poder: las redes del narcotráfico, la política y la violencia en México. Punto de Lectura. p. 383. ISBN 9707310367. 
  • Fernandez Menendez, Jorge (2008). El enemigo en casa. Ediciones Taurus. p. 344. ISBN 9789707709225. 
  • Blancornelas, Jesús (2005). En estado de alrta: Periodistas y gobierno frente al narcotráfico. Palaza & Janes Editores. p. 245. ISBN 9685958947. 
  • Figueroa, Yolanda (1996). El Capo del Golfo. Vida y Captura de Juan García Abrego. Grijalbo. p. 324. ISBN 9700506665. 
  • Blancornelas, Jesús (2003). Horas Extras. El Nuevo Cártel. Plaza y Janes. p. 250. ISBN 140008475X. 

Enlaces