Diferencia entre revisiones de «Silva (estrofa)»
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Revisión del 00:37 3 mar 2010
La silva es una estrofa de la métrica castellana que consiste en una extensión indeterminada de versos heptasílabos, es decir, de siete sílabas, y endecasílabos (de once) que riman en consonante libremente, pudiéndose dejar versos sueltos sin rima alguna.
La amplia libertad poética que esto supone convierte a esta estrofa en la más moderna de la métrica clásica española, por su implícita tendencia antiestrófica, y como tal constituye una forma de transición hacia el verso libre moderno. Empezó a cultivarse a comienzos del siglo XVII con la obra de Francisco de Rioja y las Soledades de Luis de Góngora, y desde entonces se estableció firmemente en la métrica española.
Ejemplo
Un ejemplo de silva la encontramos en la obra Al sueño de Miguel de Unamuno:
- En tu divina escuela,
- neta y desnuda y sin extraño adorno,
- la verdad se revela,
- paz derramando en torno;
- al oscuro color de tu regazo,
- contenta y regocijada,
- como el ave en su nido,
- libre de ajeno lazo,
- desnuda alienta la callada vida,
- acurrucada en recatado olvido,
- lejos del mundo de la luz y el ruido;
- lejos de su tumulto
- que poco a poco el alma nos agota,
- en el rincón oculto
- en que la fuente de la calma brota.
Asimismo se encuentra en "A un olmo seco" de Antonio Machado
Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas en alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.