Diferencia entre revisiones de «Villabol»

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== El Pueblo ==
== El Pueblo ==
Aldea del ayuntamiento de Fonsagrada, provincia de Lugo, asentada sobre un cómodo rellano que la montaña conforma en su caída libre hacia el río Suarna o Río Pequeno, afluente del divino Navia, al verse frenada por un espinazo rocoso de piedra sedimentaria metamórfica de cuarcita que, cual monstruo solapado se alarga, emergente de vez en cuando, desde Penamaior hasta Castañedo, pueblo este de Navia de Suarna.
Aldea del ayuntamiento de Fonsagrada, provincia de Lugo, asentada sobre un cómodo rellano que la montaña conforma en su caída libre hacia el río Suarna o Río Pequeno, afluente del divino Navia, al verse frenada por un espinazo rocoso de piedra sedimentaria metamórfica de cuarcita que, cual monstruo solapado se alarga, emergente de vez en cuando, desde Penamayor hasta Castañedo, pueblo este de Navia de Suarna.
Pertenece a lo que llaman pueblos ''da ribeira'', de clima benigno y de producción múltiple y variada, incluida toda clase de frutales y viñedos. Estos, muy abundantes en otros tiempos sobre las laderas colindantes con el río, particularmente de la parte solana izquierda, además de los numerosos parrales que cubrían todos los caminos, hasta salirse del pueblo, hicieron que fuera conocida la comarca por los habitantes de la montaña de Mourisco, Pacios y Teixeira como A Ribeira do viño, distinguiéndola así de la otra Riberia, que era A Ribeira de Piquín. Como pueblo de ribera, era antaño altamente valorado, pues, según entonces se decía, en él había de todo, a diferencia de los pueblos ''da serra'', o de la montaña, donde sólo se cosechaba pan, algo de patatas y leche, es decir, producción ganadera.
Pertenece a lo que llaman pueblos ''da ribeira'', de clima benigno y de producción múltiple y variada, incluida toda clase de frutales y viñedos. Estos, muy abundantes en otros tiempos sobre las laderas colindantes con el río, particularmente de la parte solana izquierda, además de los numerosos parrales que cubrían todos los caminos, hasta salirse del pueblo, hicieron que fuera conocida la comarca por los habitantes de la montaña de Mourisco, Pacios y Teixeira como A Ribeira do viño, distinguiéndola así de la otra Riberia, que era A Ribeira de Piquín. Como pueblo de ribera, era antaño altamente valorado, pues, según entonces se decía, en él había de todo, a diferencia de los pueblos ''da serra'', o de la montaña, donde sólo se cosechaba pan, algo de patatas y leche, es decir, producción ganadera.
Ni que decir tiene que la abundancia de extensos y poblados bosques de castaños, con más de cinco variedades, entre las que sobresalió siempre por su exquisita calidad la castaña de pared, contribuía a aumentar aún más su valor, como de otros pueblos del entorno. A estas excelencias habría que sumar todavía el fruto de los numerosos y corpulentos nogales, que, con las castañas, ayudaban a salir adelante del invierno o, vendidas en la plaza de la villa, contribuían a redondear un poco los ingresos domésticos.
Ni que decir tiene que la abundancia de extensos y poblados bosques de castaños, con más de cinco variedades, entre las que sobresalió siempre por su exquisita calidad la castaña de pared, contribuía a aumentar aún más su valor, como de otros pueblos del entorno. A estas excelencias habría que sumar todavía el fruto de los numerosos y corpulentos nogales, que, con las castañas, ayudaban a salir adelante del invierno o, vendidas en la plaza de la villa, contribuían a redondear un poco los ingresos domésticos.

Revisión del 11:09 9 oct 2009

Villabol de Suarna ( en gallego y oficialmente Vilabol de Suarna ) es una aldea del Municipio de A Fonsagrada, que da nombre a la parroquia del mismo nombre. Está situada en la provincia de Lugo, en la comunidad autónoma de Galicia (España), a unos quince kilómetros de la capital del municipio, A Fonsagrada.

Cómo llegar

Se accede a Villabol de Suarna desde Fonsagrada por la carretera que, saliendo de la villa, se dirige por el Vale da Suarna hacia Naraxa, para bifurcarse aquí en dos ramales: uno, a la izquierda, con destino a San Antolín de Ibias y Negueira y el otro, de frente o a la derecha, que lleva, pasando por Villabol, a Navia de Suarna y Becerreá. Dista de Fonsagrada quince kilómetros escasos. La carretera es más bien estrecha y sinuosa, pero, como todas las de la zona, pintoresca, con una hermosa vista de los Ancares al fondo.

Las casas

Las casas que hoy componen el pueblo de Villabol son las siguientes: Corredoira, Marentes de Baixo, Marentes de Riba, Niño / O Ferreiro, Armita de Riba, Noiro, Pepito, Monxardín, Bastián / Armita de Baixo, Constantino, Andrés, Pagerto, Rigueira, Asturiano, Vázquez, Vale, Xoquín, A Veiguela, O Ferreiro, Barreal, Rigueiro, Rois y Rectoral.

El Pueblo

Aldea del ayuntamiento de Fonsagrada, provincia de Lugo, asentada sobre un cómodo rellano que la montaña conforma en su caída libre hacia el río Suarna o Río Pequeno, afluente del divino Navia, al verse frenada por un espinazo rocoso de piedra sedimentaria metamórfica de cuarcita que, cual monstruo solapado se alarga, emergente de vez en cuando, desde Penamayor hasta Castañedo, pueblo este de Navia de Suarna. Pertenece a lo que llaman pueblos da ribeira, de clima benigno y de producción múltiple y variada, incluida toda clase de frutales y viñedos. Estos, muy abundantes en otros tiempos sobre las laderas colindantes con el río, particularmente de la parte solana izquierda, además de los numerosos parrales que cubrían todos los caminos, hasta salirse del pueblo, hicieron que fuera conocida la comarca por los habitantes de la montaña de Mourisco, Pacios y Teixeira como A Ribeira do viño, distinguiéndola así de la otra Riberia, que era A Ribeira de Piquín. Como pueblo de ribera, era antaño altamente valorado, pues, según entonces se decía, en él había de todo, a diferencia de los pueblos da serra, o de la montaña, donde sólo se cosechaba pan, algo de patatas y leche, es decir, producción ganadera. Ni que decir tiene que la abundancia de extensos y poblados bosques de castaños, con más de cinco variedades, entre las que sobresalió siempre por su exquisita calidad la castaña de pared, contribuía a aumentar aún más su valor, como de otros pueblos del entorno. A estas excelencias habría que sumar todavía el fruto de los numerosos y corpulentos nogales, que, con las castañas, ayudaban a salir adelante del invierno o, vendidas en la plaza de la villa, contribuían a redondear un poco los ingresos domésticos.

La población

Llegó a contar Villabol por los años 30 del siglo XX con unos 32 hogares o lumes, que sumaban un total aproximado de 200 almas. Algunos de estos hogares estaban formados por una sola persona, generalmente de edad avanzada, que malvivía en estado de suma pobreza, trabajando un trocito de tierra marginal y poco productiva que algún buen vecino les facilitaba y sobre todo gracias a la caridad de los vecinos más afortunados. Se contaban por estas fechas, al menos, seis: A Becerriña, último vástago de un ilustre apellido que aparece en los libros parroquiales del siglo XVII, Mariquiña de Bastián, otro nombre presente en los libros de esta misma época, Benigna de Bastián, pariente de la anterior, A Mosteiriña, vecina del barrio del Vale, Nicasio, próximo a la Casa do Barreal, y Carme de Supenedo, vecina, pared por medio, del anterior. Esta había vivido, hasta la muerte de su padre, en una casa que se erguía adosada a la roca sobre la que descansa la iglesia parroquial y el cementerio. De aquí el nombre de Supenedo. Aparte de estos bodegueros, había aún otra familia, muy venida a menos, compuesta por madre e hija, aquella mayor y esta relativamente joven, la primera Sabel, la segunda Encarnación de nombre. La casa era conocida, tradicionalmente, como Casa do Ferreiro. A ella había pertenecido en algún tiempo la mayor parte de los montes de Villabol, buena prueba de su antigüedad e importancia. Fue la última casa palloza que hubo en el pueblo, redonda de gran diámetro, destruida a causa de un incendio provocado casualmente por un cohete con que se celebraba una boda de la Casa de Miguel, cuya familia se extinguió al emigrar su último vástago, Ramiro, con su mujer e hijos, a Liñares de Bidul. Estos eran los nombres de las casas o familias que por el año 1930 conformaban el pueblo de Villabol de Suarna, empezando a contar desde la entrada viniendo de Fonsagrada: A Corredoira o, algún tiempo, O Veigón, Marentes de Baixo, Marentes de Riba, Armita de Baixo, Armita de Riba, Rectoral, cerca de la iglesia, Rois, abierta sólo algún tiempo en verano, Niño o Ferreiro, Miguel, Pepito, Monxardín, Noiro, Bastián (Mariquiña y Benigna), Sabel o Ferreiro, Andrés y Pagerto. Estas antes del arroyo conocido como A Rigueira; del otro lado, las siguientes, empezando por la parte baja: Rigueiro, Barreal, Nicasio, Supenedo (Carmen), Savedra, Veiguela, Xoquín, Rigueira, Asturiano, Vázquez, Becerra, Mosteiriña, Cándedo y Vale. Si esto era por los años 1930, hoy forzoso es decir que la población de Villabol, por más que con sus casas renovadas y cómodamente acogedoras, se halla reducida a la mínima expresión y, al igual que en la mayor parte de las aldeas de España, abocada a la extinción. De hecho, doce son las casas con moradores, varias con una sola persona y una única familia con un componente que no alcanza los veinte años. De nada valen las comodidades de la vida moderna: carretera, agua corriente, energía eléctrica y hasta calefacción en algunas casas, la historia sigue inexorable sus propios derroteros.

Remóntandose en el Tiempo

Si hemos de dar crédito a la etimología, y habida cuenta de la red viaria más antigua, amén de otros indicios históricos, Villabol de Suarna pudo haberse formado a partir del Castro de su mismo nombre, que se asienta un poco más arriba a media cuesta en dirección a Estoupelo, y con cierta dependencia del pueblo de Xegunde, mucho más antiguo. Villabol, en efecto, es interpretado como formación derivada de villa Avoli o Avioli, “villa de Avolo” o “Avíolo”. Avíolus o Avolus es el dminutivo de avus, “abuelo” en latín, siendo etimológicamente, por tanto, Villabol igual a Villa del Abuelito. Bajo la forma Villa Avioli figura Villabol en un documento del archivo de la Catedral de Oviedo, y como válida entienden esta etimología el alemán J. M. Piel y el investigador lucense Nicandro Ares Vázquez. Pese a todo, es verdad que también pudiera derivarse de villa Pauli, “villa de Pablo”, con sonorización de la “p”, convertida en “b”. El topónimo Villapol lo hallamos en la zona de Lorenzana, de nuestra misma provincia de Lugo, y como apellido ocurre en escrituras de Mondoñedo. El hecho de aparecer en los documentos como villa Avioli, según es el caso en el archivo de Oviedo, no debería suponer argumento definitivo en contra, ya que algunas veces en documentos antiguos se trata de simples retroversiones imaginarias al latín hechas por el copista, como pasó en tiempos posteriores con las versiones al castellano de topónimos que nunca tuvieron nada que ver con este idioma. Lo que encontramos es otro topónimo más o menos afín en Grandas de Salime, Asturias, bajo la forma de Vilabolle, pero no parece que este término guarde ninguna relación con Villabol o Vilabol, aun cuando su dependencia de un antiguo villa avioli pudiera ser factible. Por lo demás, el topónimo Villabol es más bien raro, sin que nos sea dado encontrarlo fuera de la provincia de Lugo, y aun aquí sólo en tres ocasiones: dos en la parroquia de Lamas de Moreira, Os Vilabóis, que comprenden Villabol de Riba y Villabol de Baixo, ambos, por lo tanto, en el municipio de Fonsagrada y hasta en la misma zona que Villabol de Suarna. Fuera de estos, sólo conocemos otro Villabol en los Nogales (Lugo). Os Vilabóis de Lamas, por su parte, están también ubicados en una zona donde parece haber existido algún asentamiento de época romana, pues en sus cercanías se encontró hace unos años la piedra superior de un molino de mano. Lo que está claro, de todas formas, es que Vilabol de Suarna fue en sus orígenes un asentamiento obra de un tal Avíolus o Paulus, que fundó allí su villa, con casa, hacienda y familia. Siendo claramente latinos estos nombres, y ni siquiera germánicos, es legítimo pensar que el tal Aviolus o Paulus pudiera haber sido un soldado romano, habitante del castro que hoy conocemos como de Villabol, del cual hablaremos más adelante, construido de nueva planta, como el de Souto, para el cuidado y defensa del canal de agua que los romanos habían abierto con el fin de conducir el agua a sus explotaciones auríferas de las Covas de Castañedo. La extraña configuración de los caminos de acceso a Villabol así parecen confirmarlo. De hecho, la comunicación más antigua del pueblo era con el mencionado Castro, a través de Cadaigas, encima del pueblo, uniéndose en este punto el camino que de allí descendía con el que venía de Fonsagrada, el cual, absurdamente, llegado al punto conocido como Souto de Baixo, a unos 500 metros del pueblo, iniciaba una estúpida escalada en zigzag monte arriba por entre un bosque de castaños hasta alcanzar Cadaigas, para luego iniciar el descenso, a través del Caello, y cruzar el poblado de arriba abajo. Es de notar, asimismo, que la apertura de acceso desde el Souto era, además de fácil, poco oneroso para los propietarios del terreno, ya que en dos tramos de los 500 metros pasaba por terreno de dominio público, como era el punto denominado Os Arandos y la entrada en el pueblo, A Corredoria de Baixo, durante muchos años, hasta el siglo XX, abertal en común. Tal hecho sólo puede explicarse admitiendo que el camino más antiguo era el del Castro y que a él hubo de unirse el que venía de la parte de Fonsagrada. Este de Fonsagrada era, con todo, muy antiguo, como consta por el nombre con que se le conoce todavía hoy antes de unirse al que bajaba del Castro, donde se le llama Carrincova, palabra derivada de carrilis cova (via), es decir, “camino profundo de carro”. Antes de Cadaigas, en el Souto de Riba, se unía con el camino que provenía de Eirixín, después de subir A Infesta, es decir, “la cuesta”, pasando luego por Lamacide. Es posible que, aparte de la primitiva vinculación de Villabol al Castro, las casas más antiguas hubieran estado instaladas primitivamente en la parte alta del pueblo, y que esta circunstancia hubiera influido también en que Cadaigas fuera el punto de confluencia de todas las vías de acceso. Como quiera que sea, y este es un detalle más que confirma la hipótesis, otro hecho constatable es que el pueblo de Villabol se dispuso primitivamente a lo largo del camino que, descendiendo de Cadaigas, con sus casas a uno y otro lado, iba a dar a la iglesia, para continuar hacia el río y Vilar de la Cuiña por el camino irónicamente bautizado como Penachá, punto menos que despeñadero. Digamos para terminar que, en un documento de 1811, todavía el camino de Cadaigas o Caello recibía el nombre de “camino real”, título que cedería luego a favor del nuevo camino de la Corredoira. Fuera de estos caminos, otros menores, que no exceden la categoría de “caellos”, o “quellos”, como aquí se dice, parecen confirmar cierta relación con el vecino pueblo de Xegunde, cuya prioridad sobre Villabol avalan algunos hechos y documentos. En efecto, en dirección al Castro de Xegunde, que se asienta sobre un picacho entre este pueblo y Villabol, con otros dos recintos sobre el plano, se abre un pequeño camino, conocido como O Quello de Castelovello. La impresión que tiene el observador es que se trata de una antigua senda que comunicaba a Villabol con el Castro de Xegunde y, tal vez antes, con un pequeño castro o castelo que hubo en la entrada misma del actual Quello. De hecho, en la finca que se conoció como Viña do Barreal, sita a la derecha antes de entrar en el mencionado Quello, se podían observar hace algunos años todavía restos de una pared perfectamente construida que afloraban apenas sobre el suelo. Esta antigua senda, bien fuera existiendo ya Villabol, bien fuera antes, parece haber continuado hacia el punto del río Suarna conocido como Rubieiro, a través del Quello do Moín, Quello da Lavadoira, Penachá y Quello da Pedreira. Pasado el río en Rubieiro, donde confluye el arroyo o Regueiro de Restromeiro, de aquí que se llamara en el siglo XVII Augas Mestas. La senda se bifurcaba, después de ascender un poco en dos direcciones: una, arroyo arriba hacia el Castro de Espiñeira, situado en el alto de la montaña y bien abierto al de Xegunde, además de con excelentes vistas sobre todos los valles y otros castros del entorno, y la otra hacia Naraxa. Estas vías o sendas se conservaron hasta hace poco, dejando de usarse la de Naraxa una vez que por la década de los años 1930 se abrió la actual carretera. Por la senda que subía a Restromeiro y Castro de Espiñeira ascendían las gentes aún en fecha reciente, pese a lo incómoda que resultaba. Desde Rubieiro salía otro ramal río abajo en dirección al Vilar de la Cuiña, para unirse –así al menos en tiempos históricos- con el camino conocido como de la Penachá, que, bajando del pueblo de Villabol, desembocaba en la Ponte do Vilar, arruinada por los años 1940 y que sirvió a lo largo de los siglos de lugar de paso para la comunicación con todos los pueblos de la zona, Ibias y río Navia abajo. La prioridad, al menos cronológica, de Xegunde sobre Villabol parece confirmarse por el dato hoy todavía constatable de que las fincas y término de Xegunde se extienden prácticamente hasta las puertas mismas de Villabol, como se puede apreciar por los estibos de Nabedo y de Travesedo, que tienen como límite el arroyo conocido por Regueiro da Marcada. Se trata, seguramente, de fincas que de alguna manera eran cultivadas o aprovechadas por los habitantes del Castro de Xegunde ya desde antes de la colonización de Villabol por el Aviolus que dio nombre al pueblo. Ello rima con el hecho cierto de la existencia del Castro de Xegunde ya en tiempos anteriores a la presencia de los romanos en la zona, atraídos sin duda por el reclamo del dorado metal. Pero es que además algún grado de influencia o de predominio de Xegunde sobre Villabol, o al menos de cierta familia, parece deducirse de un detalle alusivo a la iglesia parroquial de que hay constancia en el archivo de la parroquia. Se sitúa en el año 1703 y según él la capilla mayor de dicha iglesia, que amenazaba ruina, pertenecía a Francisco de Gegunde, a quien urge el visitador la obligación de repararla. El apellido Gegunde, importante en el pueblo por el siglo XVII y que alcanzaría luego especial lustre en la Casa Palacio de San Martín de Arroxo, está sin duda detrás. Así pues, la fundación de la parroquia, de la cual parece haber noticia ya en la primera mitad del siglo IX, pudo tener algo que ver con una familia notable de Xegunde.

Los últimos avatares del Pueblo

Actualmente, el pueblo de Villabol languidece tristemente, como todos los del entorno y tantos otros de la provincia lucense y de toda España, quedando doce casas habitadas, pero algunas con un solo morador, otras con el matrimonio, ya anciano, y sólo tres con gente más o menos joven. Sin embargo, todas sus casas han sido renovadas, algunas levantadas de nuevo, sin destruir la antigua (tales, la del Vale, Vázquez, Monxardín, Armita de Riba, la Torre de la Casa de Niño, Savedra o Ferreiro y Rigueiro, aparte de ampliaciones menores en otras casas), y todas disfrutan de agua corriente y, salvo dos, de excelentes servicios higiénicos. Por otra parte, la energía eléctrica, que llega con la debida potencia, les permite gozar de las comodidades de la vida moderna, con buena luz, frigorífico, arcón congelador y hasta, en algunos casos, calefacción de gasoil con instalación en toda la casa. Todo ello se completa con la carretera asfaltada por los años 1990 que, atravesando el pueblo, sirve de comunicación a los que, viniendo de las aldeas de Fonsagrada que dan al Vale da Suarna o de Ibias y de Negueira, se dirigen hacia Navia de Suarna y Becerreá, o a Lugo si se tercia por la autovía de Madrid – La Coruña a través de los pueblos de Llouxas y la Tombeadoira. Y viceversa, naturalmente. Por lo demás, una vegetación exuberante, que avanza inexorable, cubre todos los montes, hasta amenazar invadir el pueblo. Ello es motivo de preocupación para los vecinos o para cuantos tienen allí todavía su casa, si bien cerrada en los meses de invierno, pero de gozo para los jabalíes, corzos y otras especies que campan a sus anchas y se multiplican cada vez en mayor número. El atractivo turístico y arqueológico que brinda el pueblo de Villabol, como el de Xegunde y otros de la parroquia, se ve acrecentado por el área recreativa creada hace varios años entre términos de Naraxa y Villabol, en el punto conocido como A Pena do Inferno, en siglos pasado Pena Mayor, y también O Retorno, por el zigzag que hace aquí el río obligado por la cresta rocosa. En la canícula de agosto ofrece allí la playa artificial solaz y descanso para el cuerpo y las limpias aguas del río Suarna le brindan su frescor, contando además el viajero con la posibildad de un espléndido y económico yantar bajo la sombra de los árboles y arrullado por el susurro de las aguas, servido con esmero por un pequeño establecimiento allí ubicado. Para mayor comodidad, la carretera le deja al lado.

Los pueblos de la parroquia

Actualmente son Eirixin, Estoupelo, Naraxa (o Naraya), Sancedo, Villabol (núcleo de la parroquia) y Xegunde. Antiguamente también formaban parte de la parroquia los pueblos de O Castro y Restrumeiro , pero actualmente son de la parroquia de Vilar de Cuiña

Idiomas

Gallego y castellano

Enlaces externos