La Ciudad de los Antiguos Emperadores

La Ciudad de los Antiguos Emperadores es una ciudad ficticia del libro fantástico La Historia Interminable del escritor alemán Michael Ende, publicado por primera vez en 1979. A ésta ciudad llega Bastián en su intento por alcanzar a Fújur y Atreyu, luego de "La Batalla de la Torre de Marfil" "Está ubicada en algún lugar de Fantasia, en un fondo plano de un ancho valle cerrado. Las casas se amontonan como si fueran dados, como si hubieran sido sacudidas allí de su saco por algún gigante. No tiene calles ni plazas, ni ninguna clase de orden reconocible. También sus edificios parecen absurdos, tienen puertas en el tejado, escaleras en sitios a donde no se puede llegar.En resumen, toda la ciudad produce una impresión de locura. Sus habitantes son hombres, mujeres y niños, por su aspecto, seres humanos corrientes, pero sus trajes sugieren que todos ellos se han vuelto locos. En la cabeza llevan pantallas de lámparas, cestos de papeles, bolsas...Y se tapan el cuerpo con manteles, alfombras, grandes trozos de papel de plata y hasta barriles. Todos ellos son humanos que perdieron todos sus recuerdos, y todos ellos intentaron ser Emperadores de Fantasia, a eso se debe el nombre de la ciudad. Al perder todos los recuerdos ya no desean nada, por eso ya no hablan y se comportan de una manera extraviada. También al desear ser Emperadores pierden de una vez los recuerdos que le queden del mundo real. Porque no se puede usar Áuryn, que es el poder de la Emperatriz Infantil, precisamente en contra de ella. Árgax es el cuidador de esta ciudad, un monito muy inquieto que entretiene a los habitantes con el juego de la arbitrariedad que consiste en arrojar dados con letras, hasta que por casualidad se forma alguna palabra."Y jugándolo eternamente tendrán que surgir todos los poemas, todas las historias posibles, y luego todas las historias de historias, incluída ésta misma". Árgax le dice a Bastian que pronto va a terminar en la ciudad, porque ya no le quedan más que algunos recuerdos, y eso es poco para emprender el camino de regreso.