Resumen

Entre cinceles y escofinas, Modesto Adalid Aguilar Aráuz, se desenvuelve en su taller de artesanía, y con gran esmero esculpe en variados motivos la piedra marmolina, para la creación de aves exóticas, reptiles, peces y figuras humanas, que son apetecidas por los turistas nacionales y extranjeros.

Este hombre de tez morena y de hablar pausado, cuenta en las labores de artesanía con la ayuda de su esposa Alba Azucena Reyes, y su hijo Asbel, quienes han formando un colectivo familiar, y han logrado una producción de hasta 20 piezas diarias, en su humilde vivienda del Barrio Primero de Mayo, al este de la ciudad de Estelí.

Su material predilecto, la piedra marmolina, es una roca semidura y lustrosa, parecida al alabastro, de preciosos tonos jaspes en blanco, rosa, amarillos ferrosos y violetas, descubierta en 1972 en el cerro Tipiscayán, en el municipio de San Juan de Limay, a 50 kilómetros de Estelí.

Este escultor, que nació en San Juan de Limay y que creció bajo la protección de sus abuelos Pedro Aráuz y Rufina Rivera, sintió desde niño la atracción del trabajo en la piedra marmolina.

“Viendo a los demás, entre ellos a Sergio Castellón, Leonel Vindell y Napoleón Canales (fallecido), tuve la posibilidad de aprender y abrir en mi vida el camino hacia la artesanía”, relata el destacado escultor.

LA PRIMERA PIEZA

“Es imposible que pueda olvidar la primera pieza que hice, fue una tortuga que me quedó tosca porque carecía de las herramientas necesarias para pulirla. Esa vez sólo tenía un machete tunco”, expresa Modesto Adalid.

“La tortuga”, que sería la precursora de todas las obras de su carrera artística, la vendió en 25 córdobas, dando la pauta al escultor para la compra de una escofina, la que fuera su primera herramienta que le costó 18 córdobas y el restante lo utilizó en la adquisición de lijas.

Este escultor inició con trabajos muy sencillos hasta que llegó a confeccionar piezas de arte de mucha categoría, como los torsos de mujer que ha llegado a vender hasta por la suma de 2 mil dólares cada uno.

LA OBRA DE SUS SUEÑOS

El tiempo le ha indicado que su gran obra de arte fue un torso de mujer que vendió en 2,000 dólares a un norteamericano residente en la ciudad de Houston. “Considero que ese torso ha sido el mejor trabajo de mi vida, pues le puse esmero y la pieza me quedó magistral”, asegura.

UN AUTODIDACTA

En 1999, agobiado por el trágico huracán Mitch que azotó con rabia la localidad de San Juan de Limay, en octubre de 1998, Modesto Adalid se trasladó a la ciudad de Estelí y comenzó una relación más estrecha con el arte de la escultura, que aún no termina.

Para apreciar sus obras y conocerlo mejor, habría que acercarse a su taller y verlo esculpir con maestría variados motivos como figuras de animales y humanas, pero principalmente los torsos de mujer.

Sus creaciones están llenas de vitalidad y las figuras de seres vivientes formados de un trozo de roca, hacen sentir la energía de las esculturas. La materia puede nacer a la vida si encuentra el escultor apropiado.

Entre sus proyectos, el más ambicioso de todos es la creación de una galería para exhibir sus obras, anhelo que empezará a concretar próximamente, donde su escultura podrá ser apreciada por quienes aman el arte.

Cuenta con un mercado muy significativo procedente de Costa Rica, Belice y de ciudades nicaragüenses como Managua, Masaya y otras localidades. Los compradores llegan a su casa, ubicada en el Barrio Primero de Mayo, al este de la ciudad de Estelí.

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