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Es tan fácil opinar. "Kevin Carter es como ese buitre". "Con Kevin Carter murió un indiferente". "Kevin Carter... menos un indiferente en el mundo". Nos creemos con altura moral para opinar. Como todo el mundo, yo trabajo para vivir, y desde la ventana de mi oficina particular veo a indigenas mendigos, niñas prostitutas, niños inhalando cola de zapatero en bolsas, madres pidiendo limosna para sus hijos en brazo... Todos pasan en sus autos o en los buses y los ven pero nadie se indigna, en los medios de comunicación aparecen todos los días en los programas noticiosos.., pero cuando se muestran las deficiencias del transporte o el mal estado de los caminos, las cámaras los capturan pero por casualidad... ¿Cuantos somos los que nos indignamos o siquiera nos animamos a fotografiarlos? Esto es en Asunción capital de la Rca. del Paraguay. ¿Necesitamos internet para indignarnos? Vayan a las periferias de su ciudad y encontraran material suficiente para saber lo indiferentes que podemos ser todos y cada uno. La deshumanización de la humanidad es lo que produce la indignación de la falsa moral... Que Kevin Carter descanse en paz...

José L. Méndez B.