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Política hacendaria del nuevo régimen[editar]

Alberto J Pani, concibió la Política hacendaria del Nuevo Régimen, y creó instituciones que serían fundamentales para el futuro crecimiento económico de México posteriores a la Revolución Mexicana, la cual implicó grandes pérdidas materiales, además de haber hecho un gran hueco en la inversión nacional, el cual era de suma importancia de recuperar.[1]

El conflicto revolucionario que antecede a esta situación económica, obligó al grupo en el poder a esmerarse en conseguir transformar las condiciones políticas y económicas del país. Había que llevar a la acción la repartición de tierra, programas de salud, educación, vivienda y crédito agrícola, pues las anteriores eran exigencias de la revolución que se debían conceder.[1]​ Para financiar estos programas y políticas públicas se buscaron alternativas, ya que la forma tradicional de conseguir recursos estaba inhabilitada. El crédito extrangero estaba vedado por los impagos a la deuda externa, mientras que el crédito local estaba agotado, igual que los sistemas financieros y crediticios.[2]​ La recaudación fiscal era insuficiente ante el gasto corriente del gobierno.[3]

Objetivo de la política[editar]

El objetivo de Pani era transformar las instituciones para controlar la política macroeconómica de forma que la economía pudiera crecer a largo plazo, brindando una estabilidad de precios. Para ello, se trabajó en tres puntos sustanciales, los cuales fueron:[4]

  • Reforma Fiscal
  • Reforma Bancaria
  • Renegociación y reanudación del pago de la deuda

Política fiscal[editar]

1923 - 1925[editar]

El déficit mensual a finales de septiembre de 1923 ascendía a casi cinco millones de pesos, déficit que se redujo gracias a Pani a menos de tres millones de pesos. Esta reducción implicó la reducción de nómina de grandes cantidades de empleados públicos, y la disminución en su sueldo. En 1924 se continuó disminuyendo el personal y los gastos en cerca de cien millones de pesos, y se aumentaron las cuotas de ciertas contribuciones, las cuales fueron fuentes de recaudación fiscal que lograron nivelar los egresos autorizados y los ingresos probables.[5]

En este mismo año, se recaudaron los recursos  necesarios para solventar el gasto del ejército y para reducir el déficit de $58,648,046 pesos a $40,768,658. Para 1925, se logra llevar a cabo programas de inversión en infraestructura de carreteras. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para nivelar ingresos y egresos, no se lograron restablecer los pagos a la deuda, pero se logró recaudar un monto de $55,734,500 pesos para capitalizar al Banco de México y eliminar el déficit acumulado con el que se lastraba.[4]

1926 - 1932[editar]

En 1926 y 1927, las exportaciones tendieron a la baja, debido a la recesión económica en Estados Unidos, lo que redujo los ingresos fiscales. Además se incrementó el gasto provocó un déficit no esperado en ambos años. La reanudación de los pagos de la deuda se dio en 1926, pagando más de los montos de vencimiento acumulado, lo anterior a modo de minimizar los adeudos.

Luis Montes de Oca suplanto a Pani en el mando de la Secretaría de hacienda y crédito público. Consiguiendo superávits en los periodos de 1928 a 1931. Posteriormente en 1932, Pani regresó al mando de la Secretaría de Hacienda. Al dejar al patrón oro y permitir la devaluación de la moneda, se dejó de lado el ámbito contraccionista fiscal, pasando de un superávit en los años 1929 - 1931 a tener un presupuesto equilibrado en 1932 y un déficit para 1933.[6]

Política Monetaria[editar]

Patron Bimetalico[editar]

México había adoptado el patrón oro desde Noviembre de 1918, pero en la práctica se vivía en un patrón monetario bimetálico, similar al que había existido en el país durante el porfiriato, antes de que se adoptara el patrón oro en 1905.[7]

Circulación monetaria[editar]

La circulación monetaria estaba formada por moneda metálica. Desde diciembre de 1916, como resultado de la hiperinflación, el público se negó a aceptar cualquier pago en billetes y éstos salieron de la circulación. Entre 1917 y 1920 circularon mayoritariamente monedas de oro en el país debido a que durante ese periodo el valor de la plata aumentó  en comparación al oro y se propuso una amplia fundición y exportación de monedas de plata[7]​.En 1923 comenzó un periodo en el que gozó de una gran estabilidad de precio en México, se había regresado al patrón oro, y en la práctica no lo hizo pues no se mantuvo fijo el valor de las monedas de plata. Desde 1922, los pesos plata comenzaron a depreciarse en mayor medida en relación al oro, esto por el incremento en la acuñación de monedas de plata. La depreciación de los pesos plata fue particularmente fuerte entre 1926 y 1927, años en que la plata expulsó casi completamente al oro de la circulación.[7]

La politica de Luis Montes de Oca[editar]

La política económica de Luis Montes de Oca respondía a la política económica ortodoxa que había que seguir de acuerdo a los cánones económicos de aquellos tiempos. Sin embargo, fue también la política que llevó a México y a los países que usaban el patrón oro en general, a sufrir más duramente los embates de la gran depresión, las cuales fueron muy graves para México.[8]

Entre 1929 y 1932 el Producto Interno Bruto real cayó en un 17.6 %, lo que representó en promedio una caída anual de 4.7 % durante los últimos tres años. La política fiscal y monetaria restrictivas no hacían más que aumentar los efectos recesivos que provocaba la caída en exportaciones y en los términos de intercambio [9]​.

La reforma a la Ley Monetaria de 1931, que se realizó en marzo de 1932, permitió ampliar el stock circulante.El gobierno mexicano se obsesionó en mantener el patrón oro. Sin embargo, hacia julio de 1931, la fuerza de las circunstancias hizo imposible mantener la paridad cambiaria, pues una continua y acelerada salida de divisas llevó a su agotamiento. Con la finalidad de formalizar esta política la Secretaría de Hacienda emitió el 25 de julio la Ley Monetaria que desmonetizaba el oro. A partir de que el gobierno dejó de garantizar la convertibilidad oro del peso plata, éste se depreció de $2.67 por dólar, que estaba en junio de 1931, a $3.71 por dólar un año después.[10]

Reforma fiscal[editar]

El régimen fiscal de 1923 era muy similar al porfirista. Los impuestos sobre el consumo representaban, todavía, más del noventa por ciento del producto de los impuestos vigentes.[11]​ Pani explicó que estos impuestos "lesionan los principios de equidad porque, mientras más se desciende en la escala económica más acentúan el desequilibrio entre la renta y el consumo: en la base se encuentran los que gastan toda su renta y en la cima aquéllos para quienes el consumo no forma más que una pequeña fracción de ella. Es el impuesto favorito de las clases acomodadas por ser la cuota regresiva en proporción a la renta".[12]

Impuesto sobre la renta[editar]

Reflejando una forma de pensar distinta a la de sus antecesores porfirianos, Pani creó en 1924 el Impuesto sobre la Renta. Este mismo había de convertirse en un impuesto fundamental, pues la importancia dentro de los ingresos de la Federación creció constantemente, pasando de representar un 0.95% del total de la recaudación en 1924 a un 55% en 1933 implicando un rápido crecimiento. [13]

Reorganización del sistema bancario[editar]

Posterior a la revolución el país contaba con 25 bancos de emisión. Esto generaba que no hubiera un banco único de emisión monetaria, ni una ley que rigiera la operación de la masa caótica de los bancos existentes.

Para 1920 el presidente Alvaro Obregon designó a Alberto Pani para ponerse en contacto con los directores de los bancos y propusiera una forma viable de restituir dichos bancos, su personalidad jurídica y autónoma previa. El gobierno buscó pactar  un arreglo para el pago de recursos que les había sustraído a lo largo de la lucha revolucionaria, estableciendo las bases para la rendición de billetes y la reanudación de operaciones bancarias.[14]

Para satisfacer las necesidades de crédito que el desarrollo económico requería, había que reconstruir y  completar el sistema bancario de la república, de acuerdo con Pani había tres para que esto se llevará a cabo.[5]

  • Reanimar los bancos susceptibles a seguir operando.
  • Expandir una legislación adecuada e integral que regulará el sistema bancario
  • Crear instituciones de acción bancaria social[15]

Reordenación del sistema bancario privado[editar]

Convencionalista Bancaria[editar]

En 1924 el gobierno convocó a la Convención Bancaria de esta y de la Comisión Permanente se establecieron leyes y decretos como la Ley General de Instituciones de Crédito y establecimientos Bancarios y el Decreto Constitutivo de la Comisión Nacional Bancaria, que sacaron de la quiebra en el que se encontraban las instituciones de crédito. El gobierno dictó leyes, y reanimó financieramente a los antiguos bancos de emisión, negociando con ellos.[16]

Programa de pensiones de retiro[editar]

En 1925 fue creada la Dirección de Pensiones Civiles de Retiro. La cual establece un fondo de retiro para los trabajadores al servicio del Estado en el que los recursos para el pago de las pensiones provinieran de un descuento reducido que se hiciera a los empleados sobre el importe de sus sueldos con relación a su edad y de una aportación que hiciera el Estado de una cantidad proporcional. El sistema de pensiones, favoreció a los empleados, dedicando una parte del fondo a proporcionarles anticipos, por un mes de sueldo, en condiciones de plazos e interés adecuados. [17]

Renegociación de la deuda externa[editar]

En 1925 México recuperó su capacidad de pago a la deuda externa. Sin embargo, era necesario renegociarla. Las negociaciones fueron largas y, de acuerdo con Pani, estuvieron en distintas ocasiones a punto de caerse pero, finalmente, se llegó a un acuerdo en octubre de 1925.[18]

Enmienda Pani-Lamont[editar]

La Enmienda Pani-Lamont desvinculó las deudas de los Ferrocarriles Nacionales de México de la deuda pública federal, bajando a menos de la mitad las cantidades a pagar en 1926 y 1927. La deuda bajó de aproximadamente 1500 a 890 millones de pesos. [19]

Referencias[editar]

  1. a b Gómez Galvarriato, Aurora. «La politica economica». Los Secretario de hacienda y sus proyectos (1821 - 1933). México: UNAM. p. 382. 
  2. Alberto Pani. Mi contribución al nuevo régimen
  3. García Martínez, Osvaldo. «Consecuencias de la Revolución mexicana Poderes regionales y construcciones institucionales (1917-1929)». UANL. Consultado el 23 de septiembre de 2022. 
  4. a b Alberto Pani. La política hacendaria y la revolución p170
  5. a b Jose Iturriga De la Fuente, La revolución hacendaria. p38
  6. Enrique Cardenas, La industrialización mexicana durante la gran depresión, p90
  7. a b c Espinosa de los montero, La moneda en mexico desde 1910, p17
  8. Gómez Galvarriato, Aurora. «La politica economica». Los Secretario de hacienda y sus proyectos (1821 - 1933). México: UNAM. p. 391.
  9. Gómez Galvarriato, Aurora. «La politica economica». Los Secretario de hacienda y sus proyectos (1821 - 1933). México: UNAM. p. 392.
  10. Alberto Pani, El problema supremo en México, p34-35
  11. Alberto Pani, El problema supremo de México, p 51
  12. Alberto Pani, La politica hacendaria, p 71
  13. Gómez Galvarriato, Aurora. «La politica economica». Los Secretario de hacienda y sus proyectos (1821 - 1933). México: UNAM. p. 395.
  14. Alberto Pani, La politica hacendaria, p95
  15. Gómez Galvarriato, Aurora. «La politica economica». Los Secretario de hacienda y sus proyectos (1821 - 1933). México: UNAM. p. 399.
  16. Alberto Pani, La política hacendaria, p112
  17. Gómez Galvarriato, Aurora. «La politica economica». Los Secretario de hacienda y sus proyectos (1821 - 1933). México: UNAM. p. 404.
  18. Gómez Galvarriato, Aurora. «La politica economica». Los Secretario de hacienda y sus proyectos (1821 - 1933). México: UNAM. p. 405.
  19. Alberto Pani, Mi contribucion al nuevo régimen, p282