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La Leyenda del Pájaro Toh[editar]

Pájaro Toh (Plate 9) (6904506862)

La leyenda del Pájaro Toh tiene su origen en la mitología maya. Según las creencias de esta cultura, el Toh sería, entre las demás aves, un marginado, un proscrito[1]​ que posee su peculiar cola debido a un acontecimiento pasado.

Historia[editar]

La leyenda cuenta que el pájaro Toh, en la antiguedad, era una de las tantas aves reales de la tierra maya. En esos tiempos, el Toh lucía una cola larga, colorida, brillante y delicada, tan bella que incluso se comparaba a la belleza del rey Kukulkán. Estas cualidades hicieron que con el paso del tiempo, fuera admirado por las demás aves, lo que al mismo tiempo volvió al Toh orgulloso y arrogante.

El Toh se reunía con otros pájaros reales en las profundidades de la selva, en donde se pasaba todo el día contando historias y alimentándose de insectos, mientras las demás aves trabajaban. Y además, le pedía a sus compañeras aves que le buscaran alimento, debido a que si él iba personalmente por su comida podría dañar su larga y delicada cola.

En una tarde, el cielo se llenó de nubes oscuras presagiando una gran tormenta. En el reino de las aves se convocó a una reunión de emergencia para buscar protección y entre todos hacer tareas para protegerse del tiempo.

Al Chujut, o pájaro carpintero; Panchel, el tucán; y Mox, Xtut y Exikin, pericos y guacamayos; se dedicaron a cortar ramas para construir un refugio. Bach, la chachalaca y Cutz, el pavo de monte, llevaron las ramas más pesadas. Mientras que los pájaros más pequeños, como cuervos y oropéndolas, se encargaron de juntar pastos y pequeñas plantas para cubrir el refugio.

Al mismo tiempo, otras aves se encargaron de recolectar frutos y advertir a los animales de la selva de la tormenta. Entre todas ellas, Oc, el zopilote rey, actuó como jefe.

Todas las aves realizaron su labor, a excepción del Toh, que debido a su belleza y puesto, renegó de la tarea que se le había encomendado ya que no era un "obrero". Las demás aves le pidieron que les ayudara, sino iban a sufrir todos con la tormenta. El Toh indignado se unió a los constructores del refugio, pero al cabo de unos minutos y viendo que nadie lo observara, se escapó del lugar.

Entre los matorrales encontró un buen lugar para esconderse, las grietas de una pared de piedra. El Toh, cómodo de no tener tarea alguna, se acurrucó en la pared y se dispuso a dormir. Confiado de que su escondite además le protegía de la lluvia, no notó que su larga cola se salía del refugio y pasaba por un camino en donde los trabajadores cruzaban.

Al término de la tormenta, el Toh despertó por el sonido de los pájaros cantar. La tormenta no había hecho daño ante el buen refugio que habían construido en el reino de las aves.

El Toh regresó en ese momento al refugio, en donde las demás aves agradecían por la suerte y lo ilesos que habían salido de la tormenta. Al llegar, le preguntó a las demás aves si estaban exhaustas, como él, después de un largo trabajo. Las aves le asintieron pero concordaron en que el trabajo era necesario para el resguardo de los animales del bosque.

Entonces, las aves reales llamaron al pájaro Toh para volar juntos sobre la copa de los árboles y posarse en su lugar favorito en la cima del bosque. El Toh, como siempre ocupó el punto más alto para pararse, dejando su larga cola tendida a la vista de las demás aves. En ese momento, una de las aves comenzó a reírse del Toh, a lo que acto seguido las demás aves replicaron. "Tu cola está arruinada, seguramente la dañaste cuando trabajaste tanto como dices", le decían.

El Toh creyó que las burlas eran una broma, hasta que se volteó sobre sí mismo y verificó las condiciones en las que se encontraba su cola, que ya no era larga y hermosa sino que se había convertido en dos varas desnudas con una pequeña parte emplumada al final de cada una, como si se tratase de dos flechas.

El Toh, horrorizado, se dio cuenta de lo que había ocurrid. Avergonzado, reconoció su culpa, pero su orgullo le impidió contarle la verdad a sus compañeros, así que se fue volando hacia lo más profundo de la selva, en un lugar prácticamente inaccesible; allí, cavó un huevo en la pared y se escondió.

La leyenda cuenta que hasta nuestros días el Toh permanece escondido, avergonzado de lo que sucedió en ese día y ocultándose de la gente y de las demás aves.[2]

Eumomota superciliosa

Eumomota Superciliosa[editar]

La Eumomota Superciliosa, pájaro Toh o pájaro reloj como se le conoce el Yucatán debido a las formas de sus plumas de la cola como si fueran dos manecillas y por el movimiento horizontal que hacen[3]​, togoroz como se le llama en El Salvador, en donde fue declarada como ave nacional en 1999[4]​ o guardabarrancos, como se le conoce en Nicaragua, también decretada y legislada como ave nacional[5]​, anida en paredes de roca caliza[6]​ en paredes de pozos, cenotes o cuevas[7]​ lo que da vida a su leyenda como ave marginada de las demás.

Referencias[editar]

  1. «Buscó por el término pajaro toh - Tierras Mayas». Tierras Mayas. Consultado el 10 de julio de 2018. 
  2. «Leyenda / Pájaro Tohmoto». red.ilce.edu.mx. Consultado el 10 de julio de 2018. 
  3. MM, Reporteros Hoy. «Conoce al pájaro Toh en Yucatán». NOTICIAS DE YUCATÁN - Reporteros Hoy. Consultado el 10 de julio de 2018. 
  4. «Guardabarranco ave nacional dice MECD - Nacionales - El Nuevo Diario - Managua, Nicaragua». 30 de diciembre de 2008. Consultado el 10 de julio de 2018. 
  5. «LEY QUE DECLARA AL GUARDABARRANCO, AVE NACIONAL DE NICARAGUA». legislacion.asamblea.gob.ni. Consultado el 10 de julio de 2018. 
  6. «especies locales en peligro de extinción». 1 de octubre de 2010. Consultado el 10 de julio de 2018. 
  7. MM, Reporteros Hoy. «Conoce al pájaro Toh en Yucatán». NOTICIAS DE YUCATÁN - Reporteros Hoy. Consultado el 10 de julio de 2018.