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Interseccionalidad[editar]

[Estos primeros dos párrafos fueron lo que pude rescatar de la entrada original porque contaban con fuentes citadas, pero eliminé repeticiones e inconsistencias, reorganicé la información y corregí la ortografía y sintaxis. Los siguientes dos apartados los escribí yo. Los enlaces a otras entradas de Wikipedia están subrayados.)

La interseccionalidad es un enfoque teórico basado en que las categorías sociales están interrelacionadas y son construcciones, no tienen una esencia innata o biológica; algunas categorías que se revisan son el género, la raza, la clase social, la orientación sexual, entre muchas otras.[1]​ Este tipo de perspectiva de investigación sugiere y examina cómo distintos ejes interaccionan en múltiples y a menudo simultáneos niveles para conformar las identidades y sus respectivos sistemas de opresión, dominación o discriminación. Propone que se debe pensar en cada elemento o rasgo de una persona como unido de manera intrínseca con todos los demás elementos para poder comprender de forma completa una identidad.[2]

La interseccionalidad mantiene que las conceptualizaciones clásicas de opresión en la sociedad –como el racismo, el colorismo, el sexismo, el especismo, el capacitismo, la homofobia, la transfobia, la xenofobia y todos los prejuicios basados en la intolerancia– no actúan de manera independiente, sino que estas formas de exclusión están interrelacionadas, creando un sistema de opresión que refleja la intersección de múltiples formas de discriminación.[3]​ La interseccionalidad es un paradigma importante en el ámbito académico, aunque a su vez a recibido críticas debido a que puede dificultar el análisis al incluir múltiples conceptualizaciones que explican el modo en que se construyen categorías sociales y su interacción para formar una jerarquía social.[4]​ Este marco puede usarse para comprender cómo ocurre la injusticia sistemática y la desigualdad social desde una base multidimensional.[5]

Historia[editar]

El término fue acuñado en 1989 por la abogada e investigadora Kimberlé Crenshaw como un concepto que ponía en evidencia que la discriminación contra un grupo de empleadas de la empresa General Motors surgía, de manera transversal, del racismo y el sexismo, pues se trataba de mujeres negras. "Con esta noción, Crenshaw esperaba destacar el hecho de que en Estados Unidos las mujeres negras estaban expuestas a violencias y discriminaciones por razones tanto de raza como de género y, sobre todo, buscaba crear categorías jurídicas concretas para enfrentar discriminaciones en múltiples y variados niveles".[6]​ Crensahaw ha declarado que "interseccionalidad" es un concepto que se debe aplicar a cada caso particular con respecto a su contexto, sin embargo, el término ha alcanzado una popularidad tan amplia en la investigación feminista que ha sido utilizado como un paradigma de análisis completo.[6]​ Leslie McCall declaró que el concepto de interseccionalidad es la contribución teórica más importante que han hecho los estudios de la mujer.[7]

La discusión en torno a cómo se relacionan diversos factores de identidad y sus correspondientes sistemas de opresión ya existía antes de que Crenshaw le diera el nombre de interseccionalidad. El antecedente principal es el manifiesto del Combahee River Collective, publicado en 1977 en la ciudad de Boston: A Black Feminist Statement. En este documento las integrantes del colectivo (Cessie Alfonso, Cheryl Clarke, Demita Frazier, Gloria Akasha Hull, Eleanor Johnson, Audre Lorde, Chirlane McCray, Margo Okazawa Rey, Sharon Page Ritchie, Barbara Smith, Beverly Smith, etc.) resaltan la importancia de generar un análisis que tomara en cuenta que las opresiones que ellas experimentaban estaban entretejidas. Declaran que como mujeres afroestadunidenses, lesbianas y no pertenecientes a las altas clases sociales experimentan de forma simultanea opresiones raciales, de género, sexuales y de clase.[8]

Las discusiones sobre interseccionalidad, aunque sin ese nombre, ya existían desde mucho antes de Black Feminist Statement. En 1791 Olympia de Gouges, en Francia, hace comparaciones de la dominación colonial que sufrían los esclavos con la dominación patriarcal que sufrían las mujeres en La declaración de los derechos de la mujer. En 1851 Sojourner Truth, en el discurso titulado Ain’t I a woman, contrastaba la feminidad tradicional blanca con su experiencia como mujer ex-esclava, resaltando que su lugar en la sociedad se definía por ser una mujer negra de clase baja, no sólo por ser una mujer. En el contexto latinoamericano Clorinda Matto de Turner, en su novela Aves sin nido (1899), denuncia las violaciones que líderes políticos y religiosos perpetuaban contra mujeres indígenas y, así, pone de manifiesto que la violencia racista y de género actúan sobre este grupo vulnerable.[6]

A pesar de que el análisis de las opresiones interrelacionadas está en diversos contextos de resistencia e investigación, fueron las feministas afroestadounidenses quienes priorizaron la interseccionalidad en todo su análisis de injusticia social. Un ejemplo notable de impulsoras de este tipo de acercamiento al fenómeno la desigualdad es Audre Lorde, poeta y activista lesbiana y negra, quien habló en múltiples ocasiones de la importancia de que las mujeres feministas reconocieran sus diferencias no sólo de género con respecto a los hombres, sino entre ellas mismas con respecto a la raza, la clase y la orientación sexual para poder entender y combatir la opresión.[8]

Las reflexiones en torno a la interseccionalidad perviven hasta nuestros días. Por ejemplo, en el 2007 Ange Marie Hancock propuso seis presupuestos básicos para utilizar la interseccionalidad en la teoría normativa e investigación empírica.

"1. En todos los problemas y procesos políticos complejos está implicada más de una categoría de diferencia.

2. Se debe prestar atención a todas las categorías pertinentes, pero las relaciones entre categorías son variables y continúan siendo una pregunta empírica abierta.

3. Cada categoría es diversa internamente.

4. Las categorías de diferencia son conceptualizadas como producciones dinámicas de factores individuales e institucionales, que son cuestionados e impuestos en ambos niveles.

5. Una investigación interseccional examina las categorías a varios niveles de análisis e interroga las interacciones entre estos. 6. La interseccionalidad como paradigma requiere desarrollos tanto teóricos como empíricos". [9]

Importancia del término dentro del feminismo[editar]

El concepto de interseccionalidad, propuesto por Kimberlé Crenshaw en un marco legal, obtuvo tal atención por parte del feminismo que se ha convertido en un paradigma entero de investigación[8]​ y en una metodología.[10]​ Kathy Davis propone que este vasto interés "se debe a que el concepto se ocupa de uno de los problemas fundamentales del feminismo, a saber, el reconocimiento de las diferencias que hay entre mujeres y el legado histórico de las exclusiones del movimiento".[8]

Dentro de la lucha feminista, por años permeó la idea de que las mujeres eran un grupo homogéneo porque todas sufrían la opresión patriarcal, lo que dejaba de lado las múltiples experiencias de las mujeres que no fueran blancas, de clase media y heterosexuales.[10]Bell hooks menciona que dentro de los círculos blancos que peleaban por la liberación de 'la mujer' las diferencias de clase entre integrantes eran insalvables y marginalizaban a una parte de esos grupos.[11]Angela Davis, por su parte, diferencia la experiencia de las mujeres negras esclavas a la de los hombres esclavos: "Pero las mujeres también sufrían de modos distintos, puesto que eran víctimas del abuso sexual y de otras formas brutales de maltrato que sólo podían infligirséles a ellas. /.../ Si los castigos más violentos impuestos a los hombres consistían en flagelaciones y mutilaciones, las mujeres, además de flageladas y mutiladas, eran violadas".[12]Gloria Anzaldúa ahonda en su experiencia de opresión y discriminación poniendo de relieve que es una mujer chicana y lesbiana.[13]​ Todas estas contribuciones, entre muchas otras, muestran que la idea de interseccionalidad en el feminismo rechaza de manera tajante que exista una sola fuente de opresión -la de género-[8]​ y desmonta la idea de la experiencia compartida entre todas las mujeres.[10]

  1. Méndez, Raquel (Lucas) Platero (31 de mayo de 2014). «Metáforas y articulaciones para una pedagogía crítica sobre la interseccionalidad». Quaderns de Psicologia 16 (1): 55-72. ISSN 2014-4520. doi:10.5565/rev/qpsicologia.1219. Consultado el 28 de octubre de 2019. 
  2. De Francisco, Victoria (2014). Gender in Communication. California: Thousand Oaks. p. 9. 
  3. «Wayback Machine». web.archive.org. 14 de abril de 2008. Consultado el 28 de octubre de 2019. 
  4. Browne, Irene. «The intersection of gender and race in the labor market». Annual Review of Sociology. 
  5. Crenshaw, Kimberle (1989). «Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics». The University of Chicago Legal Forum. 
  6. a b c Viveros Vigoya, Mara (2016). «La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación». Debate feminista 52. 
  7. McCall, Leslie (2005). «The Complexity of Intersectionality». Signs. 
  8. a b c d e Golubov (2016). «lnterseccionalidad». En Hortensina Moreno y Alcántara, Eva, ed. Conceptos clave en los estudios de género. UNAM. p. 197-2013. 
  9. Hancock, Ange Marie (2007). «Intersectionality as a normative and empirical paradigm». Politics and Gender. 
  10. a b c Lugones, María (2018). «Hacia metodologías de la decolonialidad». Prácticas otras de conocimiento(s). CLACSO. 
  11. hooks, bell (2017). El feminismo es para todo el mundo. Traficante de sueños. 
  12. Davis, Angela (2005). Mujeres, raza y clase. AKAL. p. 15-16. 
  13. Anzaldúa, Gloria. Borderlands. La frontera. Capitán Swing.