Usuario:Hotel Needleman/Taller

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Hotel Needleman
Registro Nacional de Lugares Históricos
Localización
Ubicación Nueva York, Estados Unidos
Información general
Otros nombres La Aguja
Usos Hotel
Arrendatario actual Marriott International
Inicio 1 de enero de 1929
Inauguración 16 de julio de 1930
Altura
Altura máxima 208 m
Detalles técnicos
Plantas 52
Diseño y construcción
Arquitecto Abigail Needleman
Otra información
N.º de habitaciones 644

El Hotel Needleman es el nombre del hotel que cobija la Torre Needleman, un rascacielos de 208 metros de altura y 52 plantas ubicado en el Midtown de Manhattan. El proyecto lo encargó el empresario Leroy Needleman, propietario de Atlantis Enterprises, para afianzar el salto de su filial hotelera Nightfall Inn de Atlantic City a Nueva York. Leroy Needleman confió el diseño del proyecto a su hija, la arquitecta y escultora Abigail Needleman[1]​. El rascacielos se edificó entre 1929 y 1930.

Aunque es un edificio de escasa proyección internacional (en buena parte porque su baja altura lo oculta tras otros rascacielos), los neoyorquinos lo consideran un rascacielos emblemático. Ello se debe tanto a su excéntrico diseño como a la historia e imagen de marca de «hotel vinculado a la cultura oculta de Nueva York» que ha ido cultivando a lo largo de los años[2]​.


Características[editar]

El Hotel Needleman está diseñado en un peculiar estilo art decó, que mezcla el habitual cubismo y futurismo con otras vanguardias como el surrealismo (como se observa claramente en el diseño de las gárgolas, por ejemplo)[3]​. Es un edificio alto y sumamente estrecho, que genera la ilusión óptica de ser más estrecho todavía. Su aspecto, sumado a su nombre, fue lo que le granjeó desde el principio el sobrenombre de la Aguja (The Needle).

El hotel tiene 644 habitaciones todas idénticas: disponen de un pequeño salón, un dormitorio y un baño. Todas las habitaciones disponen de un pequeño balcón, lo que, además de contribuir al aspecto tan particular del rascacielos, convierte el Hotel Needleman en el edificio con balcones situados a mayor altitud del mundo[4]​. En 1995 se ampliaron los barrotes de hierro forjado de los balcones para cerrar completamente el acceso al exterior[5]​.

Entre sus equipamientos, el hotel dispone de dos plantas para aparcar en el sótano, con capacidad para 110 coches, y de diversos comedores y salas de conferencias, gimnasios, dos spas y un restaurante mirador en el piso 51. En los años cincuenta había túneles que conectaban el hotel directamente con Calle 34–Herald Square, la parada del metro de Nueva York, pero se perdieron en remodelaciones posteriores de los cimientos[6]​. Desde el año 1996 hay una discoteca abierta al público ubicada en el piso 52 del rascacielos, aprovechando un espacio que había quedado en desuso desde la inauguración del edificio y que figuraba como "Observatorio" en los planos originales, aunque no dispone de apertura alguna al exterior[7][8]​.

El ascensor principal del Hotel Needleman es uno de sus mayores reclamos de cara al público[9]​. Tanto la cabina como la maquinaria siguen siendo los mismos que la Otis Elevator Company instaló en el edificio en su inauguración, en 1930. Para entonces, era uno de los ascensores más modernos y rápidos que existían: con puertas automáticas y capaz de subir los 52 pisos en un viaje de dos minutos y medio[10]​. El rascacielos cuenta con otros diez ascensores y cuatro montacargas de servicio, que sí se han ido sustituyendo por máquinas más modernas a lo largo de los años. Actualmente, entre la comparativamente escasa velocidad del ascensor principal y su tendencia a abarrotarse, el flujo principal de huéspedes del hotel se lleva a cabo mediante los ascensores modernos, dejando el main elevator como una atracción para huéspedes y visitantes.

Construcción[editar]

En 1929, Abigail Needleman había desarrollado su carrera en lugares muy alejados de los Estados Unidos, diseñando edificios de gran tamaño, visualmente rompedores, cercanos a la escultura y desafiantes de una concepción utilitaria de la arquitectura. Sin embargo, se ha especulado que su obra, adelantada a su tiempo, y, especialmente, su condición de mujer limitaron el reconocimiento de su talento. Ninguna de esas construcciones se ha conservado.

Leroy Needleman, deseoso de atraer a su hija de vuelta a su lado, le encargó el proyecto de edificar el futuro Hotel Needleman. Aunque dubitativo al principio, los diseños y maquetas de la artista acabaron convenciéndole totalmente.

La construcción de la Torre Needleman empezó en enero de 1929. El día 14 de ese mes, durante el vertido de hormigón de los cimientos, hubo un accidente y veintidós obreros perecieron sepultados bajo el cemento. En la investigación posterior se atribuyó el fallo a un error humano y a una negligencia por parte de Reynolds Engineering, los contratistas que habían llevado a cabo esa fase de la edificación[11]​. Leroy Needleman prometió que no habría más bajas durante la construcción del edificio[12]​. A pesar de que en esa época las ocasionales muertes de obreros durante la construcción de rascacielos se suponían inevitables, el protocolo de seguridad laboral que implementó Abigail Needleman obtuvo sus resultados.

El edificio se dio por terminado el 6 de julio de 1930 y fue oficialmente inaugurado diez días más tarde. Para entonces no había muerto ningún otro obrero en la edificación del Hotel Needleman[13]​.

En 1981, en una exposición temporal dedicada a Abigail Needleman, el MOMA declaró el Hotel Needleman como «la mayor auténtica obra de arte arquitectónica de la cultura estadounidense» y «la joya de lo que sería el equivalente a un modernismo norteamericano»[14]​. En 1997, tres años después de que la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles declarara el Empire State Building como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno[15]​, añadió el Hotel Needleman a la lista como la «octava y más pequeña maravilla, el reflejo oscuro y oculto del poderoso Empire State»[16]​.

Historia[editar]

Tras la desaparición de Abigail Needleman poco después de la inauguración del edificio[17]​, Leroy Turner fue declarado incapacitado por depresión[18]​. Ocho años más tarde, Atlantis Enterprises tuvo que vender o clausurar todas sus filiales (y centrarse en su ocupación principal, el transporte marítimo), lo que en 1936 le permitió a la Ritz-Carlton Company comprar a muy buen precio todos los hoteles de la malograda Nitghtfall Inn. La nueva compañía decidió aprovechar la huella que había dejado la trágica y opulenta saga de los Needleman en el imaginario de la ciudad, así como el peculiar aspecto del edificio, para dar al Hotel Needleman un aura de hotel decadente y bohemio[19]​. A lo largo de los años, esa imagen de marca ha perdurado hasta convertir el rascacielos en un icono de “la otra Nueva York”, aunque también ha jugado en ocasiones en contra de su naturaleza de hotel de lujo dirigido a una clientela muy acomodada[20]​.

En 1995, con la compra de la Ritz-Carlton Company por parte de la Marriott International, la multinacional puso como objetivo modernizar el hotel y adaptarlo a su flota de alojamientos de lujo; incluso llegó a barajarse un cambio de nombre. Sin embargo, al final se optó por una remodelación menor, manteniendo el nombre e incluso el logo del hotel, que sigue siendo el mismo que diseñó Abigail Needleman en 1930[21]​.

El rascacielos ha sufrido dos incendios a lo largo de su historia: el 18 de noviembre de 1988, un huésped llamado Ernie Dickison provocó un fuego en la planta 18 que obligó a desalojar el hotel y a cerrar el acceso al público en tres plantas durante seis meses[22]​. El 3 de marzo de 2000, otro incendio provocado, esta vez por un autor desconocido[23]​, hizo arder parte del piso 32, aunque esta vez los daños fueron menores[24]​.

El Needleman en la cultura popular[editar]

Muchas celebridades se han hospedado en el Hotel Needlman o han hecho pública su admiración por el edificio, especialmente artistas. De pintores como Andy Warhol, que eligió el hotel para recuperarse tras el atentado contra su vida en 1968[25]​, o Salvador Dalí, que lo definió como «el edificio menos feo de Nueva York»[26]​, a escritores como Francis Scott Fitzgerald, que pasó sus últimos días en el Hotel Needleman a su regreso de Hollywood[27]​, pasando por músicos como John Lennon, que se hospedó en el hotel durante nueve meses en 1980 antes de trasladarse definitivamente a su apartamento en el edificio Dakota[28]​, o Kurt Cobain, quien dijo que «la Aguja es lo mejor y lo peor que puede ocurrirte en Nueva York»[29]​. Otros huéspedes famosos del Hotel Needleman fueron el entonces aspirante a la presidencia John F. Kennedy, antes de que sus asesores le aconsejaran que cambiara el Needleman por el Carlyle[30]​, o el reverendo Jim Jones, que lo utilizaba de base en sus ocasionales campañas por la costa este a la búsqueda de nuevos adeptos para el Templo del Pueblo[31]​.

El Hotel Needleman tiene su propia leyenda negra, que se corresponde a la que ha sido su imagen de marca prácticamente desde su inauguración: un lugar que pretende ser la encarnación del lado más decadente y bohemio de Nueva York[32]​. Parte de esa imagen ha estado durante muchos años relacionada con la cultura de las drogas, aunque ha cambiado con el tiempo.

Durante los años cuarenta y cincuenta se hablaba de que los huéspedes del Hotel Needlman sufrían de sueños exuberantes y barrocos[33]​. Fuertemente vinculado a los movimientos contraculturales que surgían en la ciudad, como la generación beat y la cultura hippie, durante los sesenta el hotel aprovechó para construirse una imagen de lugar bohemio y psicodélico para clases pudientes. Ese coqueteo con la cultura de las drogas se alargó hasta la epidemia de crack que asoló la ciudad a mediados de los ochenta[34]​. Para entonces, expresiones como «No hay ningún viaje como el viaje a la Aguja» o «Cuidado con chutarte con la Aguja» se habían hecho tremendamente populares[35]​. En esa década, el hotel registró más muertes por sobredosis que cualquier otro hotel de toda la ciudad de Nueva York. Desde la gerencia se decidió poner fin definitivamente a esa actitud no intervencionista y casi amable con las drogas. Como parte del cambio, el hotel dejó de reconocer el sobrenombre de la Aguja, y llegó a querellarse por difamación contra ciertos medios que insistían en seguir usándola[36]​.

Al igual que muchos otros hoteles de Nueva York, de Norteamérica y del mundo en general, el Hotel Needleman ha tenido también su fama de ser un lugar embrujado o encantado[37][38]​. En este caso, la supuesta crónica paranormal del Needleman se nutre de hechos como el asesinato de Meg Dickinson en el incendio provocado por su marido, Ernie Dickinson, en 1988, o en la desaparición de Fred Miles, Delegado de Nuevas Adquisiciones de la Marriott Company, en 1996[39]​. Según estableció la investigación de las autoridades locales, que nunca llegó a resolverse, la pista del señor Miles se perdía precisamente en una estancia de tres días que el ejecutivo se había tomado en el Hotel Needleman[40]​.

Algunas voces de la parapsicología y otras pseudociencias han asegurado que el Hotel Needleman tiene un historial anormal de suicidios entre sus huéspedes, pero no hay ninguna prueba que confirme esa afirmación[41]​.

  1. «Abigail Needleman: el misterio del siglo». 
  2. «Guía turística de la Otra Nueva York». 
  3. «El vanguardismo en los Estados Unidos». 
  4. «La arquitectura de las alturas». 
  5. «Logros imposibles». 
  6. «Actualización del urbanismo neoyorquino en la década de los 50». 
  7. «Ocio de noche». 
  8. «Espacios abandonados». 
  9. «Emblemas de Nueva York». 
  10. «Catálogo maquinaria 1931». 
  11. «¡Ninguna muerte durante el levantamiento de la Torre Needleman!». 
  12. «¡Ninguna muerte durante el levantamiento de la Torre Needleman!». 
  13. «Muerte a 900 pies». 
  14. «Comisionado Museo de arte moderno de Nueva York». 
  15. «Empire State Building». 
  16. «Más de siete maravillas». 
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