Suspenso

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Alfred Hitchcock, maestro del suspense en la cinematografía.

El suspenso, suspense o thriller es un recurso literario y un amplio género de literatura, cine, televisión y videojuegos, que incluye numerosos y frecuentemente solapados subgéneros, cuyo objetivo principal es mantener al lector a la expectativa, generalmente en un estado de tensión, de lo que pueda ocurrirle a los personajes y, por lo tanto, atento al desarrollo del conflicto o nudo de la narración.

Suspense[1]​ es el término utilizado en España, mientras que en Hispanoamérica se utiliza suspenso[2]​ (del latín suspensus, a través del francés y éste a su vez del inglés). En inglés es thriller, palabra derivada del verbo thrill (asustar, estremecer, emocionar).

Características del recurso

En líneas generales el suspense es un sentimiento de incertidumbre o de ansiedad, consecuencia de una determinada situación que es vivida u observada, y que se refiere a la percepción de una determinada audiencia respecto de un trabajo dramático. Por cierto, este sentimiento no es exclusivo de situaciones de ficción, sino que puede presentarse en cualquier situación real donde haya posibilidades de ocurrir un desenlace penoso o un momento dramático, con tensión y emoción primaria.

En una definición más amplia, tal emoción principalmente surge cuando alguien se preocupa por su falta de conocimiento sobre el desarrollo de un evento significativo; «suspense» sería, por tanto, la combinación de anticipación de desenlaces desagradables, mezclados con incertidumbre y oscuridad respecto del futuro.

No se debe confundir «misterio» con «suspense». Suspense se da cuando al público se le proporciona la información necesaria previa a los acontecimientos; de esa forma se le mantiene a la expectativa todo el tiempo. Mientras que el misterio se consigue únicamente provocando miedo a la audiencia. Asimismo, muchos afirman que sin misterio no hay suspense. Alfred Hitchcock desmiente esa idea: «La telefonista del film Easy Virtue escucha al hombre y a la mujer que hablan de matrimonio. Esta telefonista estaba llena, cargada de suspense ¿La mujer que está al otro extremo del hilo aceptará casarse con el hombre que la llama? La telefonista quedó muy aliviada cuando la mujer dijo que sí y se terminó su propio suspense. Este es, pues, un ejemplo de suspense independiente del miedo».[3]

Los géneros en los que más se ha utilizado este recurso han sido, tradicionalmente, el policíaco y el de terror.

Narrativa tensional

Toda idea de suspense, o más precisamente de «narrativa tensional»,[4]​ no tiene muy buena reputación en materia de literatura tradicional, ya que es considerada por algunos como un aspecto fundamentalmente dinámico del guión.

Meir Sternberg,[5][6]​ en una visión retórico-funcionalista, considera el suspense como uno de los varios componentes de interés de una narración. De acuerdo con este especialista en teoría narrativa, «la narración puede ser definida como la interacción entre suspense/curiosidad/sorpresa en el tiempo de la comunicación (en cualquier combinación, y aplicando cualquier medio o forma latente)». En esas mismas líneas teórico-funcionales, este autor define la narrativa como «un discurso donde la interacción es lo que domina, ascendiendo de un posible detalle o rol secundario al status de principio regulador, el primero entre las prioridades de contar/leer». En esta concepción, «suspense» se diferencia netamente de «curiosidad», porque el primero necesita de una narración cronológica (el interés fundamentalmente se centra respecto a la incertidumbre en cuanto al futuro), mientras que el segundo genera misterio e interés modificando el orden de exposición de los eventos, en la teleologia de la narración.

Raphaël Baroni[7]​ usa el concepto más genérico de «narrativa tensional», para así establecer el tipo de ansiedad popular producida por una narración enigmática, que alarga las resoluciones, generando estrés y tensión a través de actos repentinos o inesperados y/o a través del lento curso de los acontecimientos en el cual se supone que va a pasar algo pero que en realidad no pasa nada. Considerando la importancia de la tensión en la dinámica del desarrollo y del clímax, se puede considerar el recurso de la intriga como esencial; o por el contrario, se puede considerar que la construcción de una buena trama consiste en la desfiguración de la historia por un narrador apropiado, que tenga la intensión de transformar su historia en un enigma.[8]​ Según esta visión, el escritor o el guionista se aparta de la narrativa clara y ordenada, precisamente para lograr el efecto deseado. De cualquier forma y en relación a una narrativa de tensión, se puede asumir que el suspense no es únicamente un recurso de ficción popular, de filmes de Hollywood, o de novelas policiales, sino también de lo que podríamos llamar ficción tradicional.

El suspense va acompañado de un sentimiento de miedo, como dice Edson Nobel José Paquissi, que debe ser trabajado según las circunstancias.

Aristóteles

De acuerdo con Aristóteles, en su libro Poética, el suspense es una importante construcción literaria. En términos más concretos, consiste en generar, mediante un peligro real, un cierto grado de esperanza. Los resultados más comunes son:

  • El impacto de peligro, por medio del cual la audiencia se sensibiliza y entristece por lo que pueda pasar.
  • Si no hay esperanza o la misma es muy remota, la audiencia se conmociona y desespera.
  • Si la esperanza se realiza o se confirma, se genera alegría y satisfacción en la audiencia.

La paradoja del suspenso

Algunos autores han intentado explicar que la «paradoja del suspenso» se presenta cuando la tensión narrativa permanece efectiva aún cuando la incertidumbre sobre el futuro se encuentre neutralizada o despejada, porque de alguna manera la audiencia sabe cómo finalmente se resolverá la historia (consúltense Gerrig, 1989; Walton, 1990; Yanal, 1996; Brewer, 1996; Baroni, 2007). Algunas teorías defienden que, usualmente, mucho nos enriquecemos con los detalles de la historia, y que también el interés surge debido a algún lapso de memoria. Otras teorías sugieren que la incertidumbre sobrevive en las historias, porque durante la inmersión en el mundo ficcional, el observador en algún sentido siempre vive el momento y se enriquece con el conocimiento pormenorizado de los acontecimientos,[6]​ o bien porque en nuestro fuero íntimo pensamos que el mundo ficcional representa al mundo real, donde la repetición de un acontecimiento es imposible o muy remota, ya que cualquier suceso secundario puede ser desequilibrante del desenlace[6]​ (consúltese también el artículo Efecto mariposa).

James Stewart en La ventana indiscreta, film de Hitchcock.
Cary Grant en North by Northwest, film de Hitchcock.

La posición de Yanal[9]​ es más radical, y defiende que los efectos de la tensión narrativa sobreviven y se repiten, porque la propia incertidumbre es parte de la definición del suspenso.

Baroni[10]​ propone que el tipo de suspenso que excita a la audiencia por anticipar lo que se está por vivir, es una precognición particularmente característica de los niños en la fase narrativa de los cuentos de hadas. Baroni defiende que otro tipo de suspenso sin incertidumbre puede emerger mediante la contradicción entre el conocimiento del futuro y el deseo, especialmente en la tragedia, cuando el protagonista muere o se pierde («suspenso por contradicción»).

Características del género

El suspenso puede ser definido por la atmósfera que exhibe: emoción, que da origen al nombre del género en inglés.

Se caracteriza por un ritmo rápido, acción frecuente y con héroes ingeniosos que deben frustrar planes de más poderosos y mejor equipados (villanos). Se utiliza también gran cantidad de artilugios y de subterfugios como las pistas falsas y los cliffhangers.

Es un género narrativo que tiene su expresión en el cine, literatura, historietas, televisión y fotonovelas. Actualmente se encuentra influenciado por el terror psicológico.

Una película de suspenso es básicamente una historia de intriga que se caracteriza por tener ritmo rápido, acción, héroes ingeniosos y villanos poderosos e influyentes. Posee un relato que tiene mayor consistencia y argumentación que otros géneros cinematográficos y su característica es que todos los elementos propios de un guion (personaje, antagonista, meta, conflicto, ritmo, etc.) están al servicio de una intriga, es decir al servicio de una acción que se ejecuta con astucia y ocultamente.

También se las conoce como de "terror inteligente". Se utilizan técnicas como los cliffhangers ("ganchos", "anzuelos", "garfios", "pinzas", "cadenas" para que el público espere la próxima entrega: capítulo, episodios, etc.).

Así como la función del género de terror es provocar un interés a través de emociones fuertes que ponen en estado de "alerta" al público; el género suspenso quiere provocar un interés a través de la emoción, pero al mismo tiempo suma un interés de carácter mental, entonces una película de suspenso funciona en la medida de que emociona e interesa cognitivamente al espectador.

Las películas de suspenso suceden frecuentemente completa o parcialmente en lugares exóticos tales como ciudades extranjeras, desiertos, regiones polares o en alta mar. Los héroes en la mayoría de los thrillers son frecuentemente "tipos duros" acostumbrados al peligro, oficiales de policía, espías, soldados, marineros o pilotos. De todos modos, también pueden ser ciudadanos ordinarios arrastrados al peligro por accidente. Aunque tales héroes son tradicionalmente hombres, las mujeres están siendo cada vez más frecuentes.

Las películas de suspenso se solapan frecuentemente con historias de misterio aunque son distinguidas por la estructura de su argumento. En suspenso, el héroe debe frustrar los planes de un enemigo, en lugar de descubrir un crimen que ya ha sucedido. Los suspensos también suceden a una escala mucho mayor: los crímenes que deben ser prevenidos son asesinatos seriales o masivos, terrorismo o derrocamiento de gobiernos. Peligro y confrontaciones violentas son elementos estándar en el argumento. Mientras un misterio alcanza el clímax cuando el misterio es resuelto, un suspenso alcanza el clímax cuando el héroe finalmente vence al villano, salvando su propia vida y frecuentemente las vidas de otros. En los suspensos influenciados por el cine negro y la tragedia, el héroe comprometido es frecuentemente asesinado en el proceso.

Al novelista británico Edgar Wallace (1875–1932) es a quien se le concede la etiqueta de crear el género "thriller"; es ciencia ficción con una elevada acción conteniendo intriga o suspenso que el protagonista debe experimentar, como en su novela Los Cuatro Hombres Justos (1905). Gran parte de sus novelas fueron llevadas al cine, convirtiéndose en uno de los escritores más famosos de la Inglaterra de comienzos del siglo XX.

En años recientes, cuando los suspensos fueron cada vez más influenciados por el horror o la exposición popular del horror psicológico (Hide and Seek), (La Isla Siniestra) un elemento omnisciente o monstruoso se convirtió en común para aumentar la tensión. El monstruo puede ser cualquier cosa, incluso una fuerza física inferior hecha superior sólo por su intelecto (como en la serie de películas Saw), puede ser una entidad sobrenatural (Drácula, Christine, The Amityville Horror y Final Destination), extraterrestres (libros de Cthulhu de H.P. Lovecraft, La cosa de John Carpenter) asesinos seriales (Stepfather, La matanza de Texas), microbios o agentes químicos (Cabin Fever, The Last Man On Earth de Richar Matheson), o incluso sólo peligros fruto de la imaginación entremezclada ingeniosamente con la realidad (Perfect Blue). Algunos autores han hecho su marca incorporando todos esos elementos (Richard Laymon, Francis Paul Wilson) a través de sus bibliografías.

Distinciones similares separan el suspenso de otros solapando géneros: aventura, espía, legal, guerra, ficción marítima y demás.

El suspenso no se define por su tema, sino por la forma de acercarse a él. Muchos suspensos involucran espías y espionaje, pero no todas las historias de espías son suspensos. Las novelas de espías de John le Carré, por ejemplo, explícitamente e intencionalmente rechaza las convenciones del thriller. Por el contrario, muchos suspensos cruzan a otros géneros que tradicionalmente han tenido pocos o ningún elemento de suspenso. Alistair MacLean, Hammond Innes y Brian Callison son mejor conocidos por sus suspensos, pero también son notables escritores de historias del hombre contra el mar. Libros de fantasía como la saga de Harry Potter de la autora británica J. K. Rowling pueden catalogarse en este género con mezcla de fantasía, suspenso policíaco y suspenso político.

Estructura del género

  • Argumento: tesis bien fundamentadas y generalmente más consistentes que las de otros géneros.
  • Protagonista: un personaje duro, ingenioso, acostumbrado al peligro.
  • Protagonistas habituales: policías, espías, detectives, profesores, médicos, marineros, oficiales, pilotos, personajes perturbados mentalmente, etc.
  • Antagonista: villanos muy preparados, poderosos e influyentes.
  • Antagonistas habituales: asesinos, políticos corruptos, mafiosos.
  • Elementos omniscientes: energías, microbios, entidades, agentes químicos, especie sobrenatural, zombis, etc.
  • Meta del protagonista: debe frustrar los planes de un enemigo poderoso. Descubrir la respuesta a los interrogantes que dan inicio a la trama (resolver un crimen, encontrarle explicación a sucesos extraños, etc.).
  • Desarrollo: su relato posee elementos de peligro, asesinatos, confrontaciones de diversa intensidad y elementos sorpresa.
  • Temáticas comunes: frustrar asesinatos, evitar derrocamientos de gobiernos, revelar engaños políticos, sociales o religiosos.
  • Locaciones habituales: desiertos, regiones polares, ciudades extranjeras, etc. Escenarios que sean desconocidos para una determinada audiencia; mejor si despierta algún tipo de misterio.

Desarrollo en la historieta

El historietista español Jesús Blasco señala que el proceso normal para desarrollarlo «consiste en hallar primero la situación de suspense y en ir a parar después, a través de la narración, hacia esa situación».[11]​ Para ello, el autor ha de estimular continuamente la participación del lector, proporcionándole «pistas» del desenlace de la historia. Sin embargo ésta suele resolverse de manera totalmente racional, sin que quede ningún cabo suelto. Se debe explicar lógicamente todo, para que con esto el relato posea la verosimilitud que requiere su género, sin que el efecto de tensión generado llegue a defraudar al lector.

Si la situación queda irresuelta hasta un próximo capítulo, es habitual despedir el número con textos que acentúen el suspenso, como por ejemplo, «¿Podrá librarse Cuto del terrible peligro que le amenaza?»,[6]​ y similares. También se pueden producir sensaciones de miedo y terror sobre los lectores así admirando y exaltando al texto.

Y lo que se ha dicho sobre la historieta, obviamente en alguna medida también vale para los cuentos y las novelas de misterio o de terror, publicados por entregas por ejemplo en los magacines populares.

Suspense en el cine y en la televisión

Por extensión, en literatura y en la cinematografía, el término «suspense» pasó a designar un género de narrativa (de ficción o de no-ficción) en el que predominan las situaciones de tensión, provocando temor o eventualmente asustando o sobresaltando, al lector o espectador.

En el cine, el suspense fue ampliamente explorado, como forma de atraer y cautivar a una audiencia. Y algunos cineastas ello tomaron como su marca registrada, como fue el caso de Alfred Hitchcock, cuyos filmes tienen la preocupación principal de provocar reacciones de miedo y de sobrecogimiento, o al menos de expectativa. En el tipo de suspense descrito por Hitchcock, ello ocurre cuando la audiencia tiene la expectativa o la presunción de que algo malo está por acontecer, una perspectiva por cierto construida a través de la presentación de eventos sucesivos, en los cuales no se tiene la posibilidad de interferir de forma de cambiar el rumbo de la acción.

Muchas series de televisión exploran el suspense como forma de mantener el interés de la audiencia por largos períodos. Un ejemplo de ello fue la serie The Twilight Zone, realizada en 1959, y que desarrollaba un clima entre suspense y poesía[12]​ en historias centradas en la vulnerabilidad humana, incentivando la reflexión personal. El éxito y la originalidad del formato de la serie produjeron varias refilmaciones y varias continuaciones en los años 1980 y 2002.

Directores de películas de suspense

Actores de filmes de suspense

Bibliografía

  • R. Baroni (2007): La tension narrative. Suspense, curiosité, surprise, París, Seuil.
  • R. Baroni (2009): L'oeuvre du temps: Poétique de la discordance narrative, París, Seuil.
  • W. Brewer (1996): «The Nature of Narrative Suspense and the Problem of Rereading», en Suspense. Conceptualizations, Theoretical Analyses, and Empirical Explorations, Mahwah, Lawrence Erlbaum Associates.
  • P. Brooks (1984): Reading for the Plot: Design and Intention in Narrative, Cambridge, Harvard University Press.
  • R. Gerrig (1989): «Suspense in the Absence of Uncertainty», Journal of Memory and Language, n° 28, p. 633-648.
  • C. Grivel (1973): Production de l'intérêt romanesque, París & The Hague, Mouton.
  • Mattos, A. C. Gomes (1988): Os Grandes Seriados da Televisão Americana – Parte II, Río de Janeiro, EBAL, Cinemin n°44, pág. 28.
  • J. Phelan (1989): Reading People, Reading Plots: Character, Progression, and the Interpretation of Narrative, Chicago, University of Chicago Press.
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  • E. Schaper (1968): «Aristotle's Catharsis and Aesthetic Pleasure», The Philosophical Quarterly, vol. 18, n° 71, págs. 131-143.
  • M. Sternberg (1978): Expositional Modes and Temporal Ordering in Fiction, Baltimore and London, Johns Hopkins University Press.
  • M. Sternberg (1992): «Telling in Time (II): Chronology, Teleology, Narrativity», Poetics Today, n° 11, págs. 901-948.
  • M. Sternberg (2001): «How Narrativity Makes a Difference», Narrative, n° 9 (2), págs. 115-122.
  • P. Vorderer, H. Wulff ₰ M. Friedrichsen (editores) (1996): Suspense. Conceptualizations, Theoretical Analyses, and Empirical Explorations, Mahwah, Lawrence Erlbaum Associates.
  • K. Walton (1990): Mimesis as Make-Believe, Cambridge, Harvard University Press.
  • R. Yanal (1996): «The Paradox of Suspense», British Journal of Aesthetics, n° 36 (2), págs. 146-158.

Véase también

Referencias

  1. «Suspense» en el Diccionario de la Real Academia
  2. Entrada de «suspenso» en el Diccionario panhispánico de dudas.
  3. Truffaut, F., El cine según Hitchcock, Ed. Alianza, Madrid, 2010, p. 74.
  4. Jesús Blasco y José María Parramón Vilasaló en Cómo dibujar historietas, Parramón Ediciones, 1966, p. 40.
  5. Jesús Blasco, José Mª Parramón, en Cómo dibujar historietas, Parramón Ediciones, 1966, p. 52.
  6. a b c d R. Baroni, La tension narrative. Suspense, curiosité, surprise, París, Seuil, 2007.
  7. Meir Sternberg, «Telling in Time (II): Chronology, Teleology, Narrativity», Poetics Today, n° 11 (1992), pp. 901-948.
  8. Meir Sternberg, La règle de la chronologie: poétique biblique et théorie narrative.
  9. K. Walton, Mimesis as Make-Believe, Cambridge, Harvard University Press, 1990.
  10. R. Gerrig, «Suspense in the Absence of Uncertainty», Journal of Memory and Language (1989), n° 28, pp. 633-648.
  11. R. Yanal, «The Paradox of Suspense», British Journal of Aesthetics (1996), n° 36 (2), pp. 146-158.
  12. Mattos, A. C. Gomes (1988): Os grandes seriados da televisão americana — parte II, Cinemin 44.
  • Hitchcock: imágenes entre líneas. Elisa María Martínez Martínez. Biblioteca Javier Coy d'estudis Nord-americans. Universitat de València. 2011. ISBN 978-94-370-8105-2.

Enlaces externos