Sinfonía

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Una sinfonía es un tipo de composición musical para la orquesta (aunque actualmente es común encontrar sinfonías para pocos instrumentos), dividida en cuatro movimientos, cada uno con un tiempo y estructura diferente. Son famosas las sinfonías de Haydn, Mozart y Beethoven en el período clásico. La forma de la sinfonía ha variado con el tiempo entre el período clásico, el romántico y el siglo XX, por ejemplo, las contemporáneas de Arthur Honegger son de tres movimientos.

El tamaño de la orquesta necesaria para interpretar una sinfonía, en general, ha crecido con el tiempo: mientras una orquesta de cámara con un par de docenas de instrumentos es suficiente para interpretar una sinfonía de Haydn, una de Gustav Mahler puede requerir varios centenares de intérpretes.

La sinfonía probablemente alcanzó su madurez con Beethoven. Sus sinfonías solían tener un primer movimiento Allegro de forma sonata, un movimiento lento (a veces en forma de tema y variaciones), un movimiento con ritmo ternario (usualmente un scherzo, anteriormente lo común era un minué y trío), para finalizar con otro movimiento rápido (rondó). (Existen sinfonías con un último movimiento escrito como forma sonata).

Sinfonistas destacados de todos los tiempos

Hay una larga lista de compositores que han abordado el género sinfónico. De entre ellos destacan unos cuantos cuyo valor se caracteriza por ofrecer un ciclo sinfónico completo de alta calidad, coherente con su línea vital y en el que, aunque puedan destacarse algunas sinfonías, todo el ciclo es de elevada calidad. Los compositores que han frecuentado con más fortuna el género han sido:

  • Franz Joseph Haydn: frecuentemente considerado como "el padre de la sinfonía", sus 104 sinfonías compuestas entre 1757 y 1795 constituyen la mejor referencia para conocer la evolución de esta forma musical, que tuvo su origen en la obertura italiana de ópera. Su interés no es sólo histórico: esta impresionante serie, tomada en su conjunto, representa una cumbre de la producción musical de Occidente. Aunque merezca la pena oír todo el ciclo completo, destacan grupos de sinfonías, como las "Sturm und Drang" o las sinfonías Londres.
  • Wolfgang Amadeus Mozart: Las sinfonías de Mozart están numeradas hasta 41 (aunque en realidad son más, ya que hubo interpolaciones posteriores a la numeración, por lo que, según cómo se cuenten, llegan a ser unas 50). En el caso de Mozart, las primeras 20 pueden considerarse como obras juveniles y con escasa personalidad propia. Las más interesantes son las 21 últimas, siendo las más importantes: la 25, y las llamadas «6 últimas», es decir, la 35, Haffner (1782), la 36, Linz (1783), la 38, Praga (1786) -la 37 no existe en el catálogo- y la 39, en mi bemol, la 40, en sol menor y la 41, Júpiter, compuestas en 1788.
  • Ludwig van Beethoven: compuso nueve sinfonías. El ciclo completo es una obra maestra en sí, aunque destacan la 3.ª, Heroica, la 5.ª, la 6.ª, Sinfonía Pastoral, la 7.ª, la 8.ª, y la novena, la Sinfonía Coral. Durante algunos años se le atribuyó una llamada "Sinfonía nº 0", descubierta a inicios del siglo XX y de la que hay registros en disco de pasta, hasta que se le quitó la atribución beethoveniana, hacia los años '60.
  • Franz Schubert: 9 sinfonías siendo las más célebres la n.º 8, denominada "Inconclusa" (o "inacabada") por faltarle el tercero y cuarto movimientos, y la n.º 9, denominada "La grande".
  • Johannes Brahms: 4 sinfonías. Brahms fue continuador de la obra sinfónica de Beethoven (de hecho su primera sinfonía recibió el apodo de "10.ª de Beethoven". Todo el ciclo es de gran calidad, destacando la 1.ª y la 4.ª.
  • Hector Berlioz: 4 sinfonías. El compositor francés es un caso especial del sinfonismo. Sus sinfonías, majestuosas y revolucionarias, allanaron el terreno para la aparición de nuevos géneros más propios del período romántico, influyendo en compositores como Mahler o Richard Strauss. La Sinfonía fantástica, la concertante Harold en Italia o la coral Romeo y Julieta son los más claros ejemplos.
  • Antonín Dvořák: 9 sinfonías. Frecuentemente eclipsadas por la 9.ª (del Nuevo Mundo), el ciclo sinfónico de Dvořák es una sorpresa de alta calidad y elevada inspiración melódica. Son excepcionales la 6.ª, 7.ª y 8.ª.
  • Gustav Mahler: 9 sinfonías y el Adagio de la inconclusa 'décima'. Mahler supone una ruptura con el estilo sinfónico tradicional. A partir de él se da una gran crisis en la sinfonía, siendo pocos los autores que destacan en este género (aunque años después se volvió al interés por el mismo). Las sinfonías de Mahler hacen uso de recursos muy variados, tanto en la temática, como en la instrumentación y el tratamiento de las obras: voces solistas, coros, inversión del orden de los movimientos, etc.
  • Anton Bruckner: 9 sinfonías (más dos sinfonías de juventud: la 0 y la 00). La obra sinfónica de Bruckner es de concepción grandiosa. En ella abundan las melodías inspiradas en la naturaleza, y en el misticismo religioso. Requieren grandes orquestas y normalmente superan la hora de duración. Destacan la 4.ª y la 7.ª.
  • Dimitri Shostakóvitch: 15 sinfonías. La obra de Shostakovich es un verdadero reflejo tanto del espíritu y el genio compositivo de su autor, como de la evolución del siglo XX desde la perspectiva de la Rusia soviética. Su evolución va desde las modernas y atrevidas primeras sinfonías, la vuelta al clasicismo y la tonalidad en la 5.ª, el fervor patriótico en la 7.ª y 11.ª o la introspección personal en las dos últimas.
  • Sergéi Prokófiev: 7 sinfonías. Estas obras son prueba del eclecticismo de su autor, yendo desde obras con ritmos furiosos y atrevidas armonías, hasta otras de corte más clásico. Destacan la 1.ª y la 5.ª.
  • Jean Sibelius: 7 sinfonías. Profundamente inspiradas en los paisajes finlandeses y en las referencias del folclore nacional, poseen una gran inspiración melódica y un ambiente característico, siempre dentro de la tonalidad. Destacan la 2.ª y la 5.ª.
  • Ralph Vaughan Williams: 9 sinfonías. El paisaje y el folclore inglés también son un referente de este ciclo sinfónico de altísima calidad. En este caso, aunque la unidad y coherencia es grande, cada sinfonía tiene un lenguaje muy particular, culminación de los distintos momentos compositivos del autor: desde la coral 1.ª, la programática 2.ª (Londres), la pastoral 3.ª, las disonantes 4.ª y 6.ª, la mística 5.ª, la fílmica 6.ª y las experimentales 8.ª y 9.ª.

Grandes sinfonías

Concierto de la Quinta Sinfonía de Beethoven en Berkeley (1906).

Véase también

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