Síndrome de la abeja reina

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El síndrome de la abeja o de la abeja reina fue definido por primera vez por G. L. Staines, T. E. Jayaratne y C. Tavris en 1973.[1]​ Describe a una mujer en una posición de autoridad que tiene una opinión más crítica o trata con mayor dureza a sus subordinadas mujeres que a subordinados varones. Este fenómeno ha sido documentado por varios estudios.[2][3]​ Otro estudio de la Universidad de Toronto sugiere que el síndrome de la abeja reina pueda ser la razón por la que las mujeres sufren mayor estrés si su superior también es mujer. No se encontró ninguna diferencia significativa en el nivel de estrés de los trabajadores varones según el sexo de su superior.[4]

Una segunda definición, distinta pero relacionada con la primera, postula que una abeja reina es una mujer que ha triunfado en su carrera profesional, pero que rechaza ayudar a otras mujeres a triunfar también.[5]

Una tercera definición, operativa, destaca que la abeja reina, a la hora de elegir su equipo de dirección, nombra de modo predominante a varones y pocas o ninguna mujer. En la política, el caso más famoso de una mujer con este síndrome quizás sea el de Margaret Tatcher; otros ejemplos incluyen a Hilary Clinton, Condoleezza Rice, Angela Merkel, Indira Gandhi, Giorgia Meloni, Ana Botella, Claudia Pavlovich, Isabel Díaz Ayuso[cita requerida]. Se trata de un asunto de confianza, de sopesar quiénes pueden contribuir mejor al buen gobierno, al éxito en la institución. Conlleva también aquilatar quiénes pueden ser rivales a medio o largo plazo.

En la adolescencia[editar]

La educación secundaria parece ser el ambiente en el que se desarrolla el síndrome de la abeja reina. Se han dedicado numerosas investigaciones a las interacciones entre las chicas adolescentes, y en particular al acoso escolar, cuyas acciones a menudo están dirigidas por una única chica a la que en sociología se denomina «abeja reina». Según investigaciones recientes, las adolescentes forman grupos generalmente pequeños, basados en una característica o cualidad común tal como la belleza física o la popularidad. La asociación con estos grupos es algo a lo que aspiran las chicas que son parte del grupo mayor, como la clase o la escuela, y es algo que suele conllevar un tratamiento similar a nivel individual.[6]

El síndrome de la abeja reina es común en las escuelas e institutos. Al igual que muchas personas pueden rememorar ejemplos de abejas reinas que datan de su propia adolescencia, también hay numerosos ejemplos en películas y series que representan a este arquetipo social, como la película de 2004 Mean Girls. El biógrafo autorizado de Margaret Thatcher, Charles Moore, expresó en una entrevista su creencia de que la ex primera ministra británica había sido afectada de este síndrome.[7]

En el puesto de trabajo[editar]

Investigaciones de principios del siglo XXI postulan que el síndrome de la abeja reina puede ser el producto de determinadas influencias culturales. [8]

A partir de estas estadísticas, se ha planteado la hipótesis[cita requerida] de que el comportamiento de abeja reina es asumido por mujeres que han alcanzó un alto estatus laboral como un mecanismo de defensa contra cualquier sesgo de género existente en su sociedad. Al oponerse a los intentos de las mujeres subordinadas de desarrollarse profesionalmente, las mujeres que exhiben un comportamiento de abeja reina tratan de encajar con los hombres que se encuentran también en una posición de poder haciendo suyos los sesgos de género existentes en el mundo laboral. Al distanciarse de las mujeres subordinadas, tienen la oportunidad de mostrar cualidades más masculinas, consideradas tradicionalmente como más deseadas en el puesto de trabajo. Haciendo esto, intentan legitimar su posición de poder y tratan de obtener una mayor seguridad laboral al mostrar un mayor compromiso a su rol profesional.

Referencias[editar]

  1. Francine D. Blau; Jed DeVaro (2007). «New Evidence on Gender Differences in Promotion Rates: An Empirical Analysis of a Sample of New Hires». Cornell University ILR School. p. 16. Consultado el 26 de mayo de 2010. 
  2. Roger Dobson; Will Iredale (31 de diciembre de 2006). «Office queen bees hold back women's careers». The Sunday Times. 
  3. Ellemers, N.; van den Heuvel, H. (2004). «The underrepresentation of women in science: differential commitment or the queen bee syndrome?». British Journal of Social Psychology 43 (September): 313-338. PMID 15479533. doi:10.1348/0144666042037999. 
  4. Chris Irvine (23 de septiembre de 2008). «Women find working for female bosses more stressful». telegraph.co.uk. 
  5. Judy Klemensrud (13 de abril de 1981). «WOMEN IN MEDICINE FIND A NEED FOR SUPPORT». New York Times. 
  6. Closson, L. M. (2009). Aggressive and Prosocial Behaviors Within Early Adolescent Friendship Cliques
  7. Somerset, Guy (6 de junio de 2013). «Charles Moore interview». New Zealand Listener. Archivado desde el original el 27 de febrero de 2017. Consultado el 26 de febrero de 2017. «Partly there was a genuine problem about the talent within the Tory Party at that time – it was not great. But I think also she did suffer, as her critics say, from what they call the queen bee syndrome: she thought, 'I can do it, why can't others? It's not for me to fish around to find the right women, I'm just going to get the nearest good person to hand' ... All her comments, even as a young woman about other women in letters to [her sister] Muriel, tend to be competitive and sometimes quite critical. She didn't have much personal solidarity with women if they were also ambitious. She was very close to some women who were in subsidiary positions, such as her diary secretaries – she's extremely fond of them and very nice to them - but I don't think you'll find much closeness to any female equal.» 
  8. Merens, A., & Hermans, B. (2009). Emancipatiemonitor 2008/Emancipation Monitor 2008. Den Haag : Sociaal en Cultureel Planbureau.

Bibliografía[editar]

Enlaces externos[editar]