Pará

Pará
Estado
Floresta Nacional de Caxiuanã
Bandera Escudo
Lema: Sub lege progrediamur (Latín: En virtud de la ley progresamos)
Himno: Hino do Pará
Coordenadas	3°51′S 52°24′O
Capital	Belém
Idioma oficial	Portugués
• Otros idiomas	Lenguas amerindias
Entidad	Estado
• País	Brasil
Gobernador Senadores	Helder Barbalho (MDB) Beto Faro (PT) Jader Barbalho (MDB) Zequinha Marinho (Podemos)
Subdivisiones	144 municipios
Superficie	Puesto 2.º
• Total	1 253 164,5 km²
Altitud
• Media	175 m s. n. m.
Población (2016)	Puesto 9.º
• Total	8 272 724 hab.​
• Densidad	4,97 hab./km²
Gentilicio	Paraense
IDH	0,698 – medio
Huso horario	UTC−3
• en verano	UTC −3
ISO 3166-2	BR-PA
Sitio web oficial
División municipal del estado de Pará

Pará es uno de los veintiséis estados que, junto con el distrito federal, forman la República Federativa de Brasil. Su capital es Belém. Está ubicado en la región Norte del país. Limita al norte con la República Cooperativa de Guyana (incluyendo el territorio de la Guayana Esequiba, en litigio entre Guyana y Venezuela), la República de Surinam, Amapá y el océano Atlántico, al este con Maranhão y Tocantins, al sur con Mato Grosso, al oeste con Amazonas y al noroeste con Roraima. Con 1 247 689 km² es el segundo estado más extenso —por detrás de Amazonas—, con unos 8 100 000 habs. en 2014, el noveno estado más poblado —por detrás de São Paulo, Minas Gerais, Río de Janeiro, Bahía, Río Grande del Sur, Paraná, Pernambuco y Ceará— y con 6,5 hab/km², el séptimo menos densamente poblado, por delante de Tocantins, Amapá, Acre, Mato Grosso, Amazonas y Roraima. Las ciudades más importantes son Belém, Santarém, Marabá, Altamira, Castanhal y Abaetetuba. El estado, que tiene el 4,1% de la población brasileña, es responsable de solo el 2,2% del PIB brasileño.

Toponimia

El topónimo de la palabra Pará tiene su origen en los idiomas guaraní y tupí en que significa "mar" y "río caudaloso", respectivamente.​ El nombre del estado proviene del río del mismo nombre; El río Pará es uno de los afluentes del río Amazonas en el estado.

Historia

La región de la cuenca amazónica ya estaba habitada por grupos cazadores-recolectores desde aproximadamente el año 12.000 a. C.​

Entre el 1000 a. C. y el 1000 d. C. florecieron sociedades complejas, como las que habitaban la región de Santarém (inicialmente aldea de Tapajós)​ y el Archipiélago de Marajó (inicialmente región Marinatambal).​ Estas sociedades se destacaban por su alto nivel de jerarquía social, producción de cerámica y agricultura, especialmente el cultivo de mandioca.

La sociedad marajoara (término general) se subdividía en fases distintas según los niveles de ocupación y desarrollo social: Ananatuba, Mangueiras, Formiga, Acauã,​ Alta Marajoara y Aruã. ​En las dos últimas se desarrolló lo que se denomina civilización (caracterizada principalmente por la construcción de comunidades fijas),​​ conocida como los Cacicazgos Amazónicos, ​que se extendían desde el Tapajós hasta la desembocadura del río Amazonas. Entre los años 400 y 1400 d. C., especialmente en la isla de Marajó, estas sociedades indígenas construían sus viviendas sobre montículos artificiales elevados que las protegían de las inundaciones, llamados "tesos".​​

Colonización Europea

Según el Tratado de Tordesillas (1494), el valle amazónico pertenecía a la Corona española.​ En febrero de 1500, la desembocadura del río Amazonas fue alcanzada por el navegante español Vicente Yañez Pinzón. Su primo, Diego de Lepe, también llegó a la desembocadura en abril del mismo año.​

En 1541, Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, también españoles, partieron de Quito (actual Ecuador) y atravesaron la cordillera de los Andes, explorando el curso del río hasta el Océano Atlántico, donde hoy se encuentra la isla de Marajó. El viaje duró de 1540 a 1542 y sus relatos fueron registrados por el fraile dominico Gaspar de Carvajal.​​ Aún en el siglo XVI, los españoles realizaron otra expedición similar a la de Orellana. Pedro de Ursúa también navegó el Amazonas desde Perú en busca del legendario El Dorado (1559–1561). Fue asesinado durante el viaje, y la expedición pasó a ser comandada por Lope de Aguirre, quien llegó al océano en 1561. Como resultado de esta travesía, la colonización española en la región fue postergada, ya que los españoles reconocieron las dificultades de conquistar un territorio tan vasto.​​

Durante el siglo XVI, neerlandeses, ingleses y franceses realizaron incursiones en lo que hoy es el estado de Pará, ignorado por Portugal y España, en busca de urucú, guaraná y pimienta. Los portugueses solo comenzaron a interesarse por la región a finales del siglo XVI, por ser la entrada a la Amazonía y poseer riquezas naturales, además del creciente interés de otros Estados europeos.​

En 1616, un grupo de portugueses liderado por Francisco Caldeira Castelo Branco erigió el Fuerte del Pesebre, punto inicial de la ciudad de Belém y base para la conquista portuguesa de la Amazonía. En 1621 se creó la Capitanía del Gran Pará, subordinada al Estado del Gran Pará y Maranhão, fundado ese mismo año.​​

Durante el siglo XVII, la colonización portuguesa en Pará avanzó por el valle amazónico y Portugal envió colonos a la región. En ese siglo y en la primera mitad del siglo XVIII, la economía paraense se basaba en la extracción de las llamadas "drogas del sertão", nombre dado a especias amazónicas como el guaraná, la nuez de Pará, el tabaco y los tintes. Estas especias eran recolectadas en misiones religiosas o factorías, utilizando mano de obra indígena, muchas veces esclavizada.​​

En 1751, el Marqués de Pombal, entonces primer ministro de Portugal, trasladó la capital del Estado del Gran Pará de São Luís a Belém.​ En 1755, para dinamizar la economía de Pará, el gobierno metropolitano y de la Capitanía tomó decisiones como la abolición de la esclavitud indígena, el fin de la influencia jesuítica y la creación de la Compañía de Comercio del Gran Pará y Maranhão. Se introdujo entonces la mano de obra africana esclavizada en la región.​

La Era Pombalina (1750–1777) fue un período de prosperidad para Pará, especialmente por el cultivo de cacao, principal producto de la región. Sin embargo, tras la destitución de Pombal en 1777, la región entró en un largo período de decadencia.

Historia Moderna

Pará apoyó la Revolución Constitucional de Oporto, ocurrida en Portugal entre 1820 y 1821, un levantamiento que fue reprimido. Por mantener más vínculos con Lisboa que con Río de Janeiro, el Grão-Pará solo se adhirió a la Independencia de Brasil en 1823. La Provincia del Grão-Pará quedó olvidada por el gobierno imperial, lo que, junto con las pésimas condiciones de vida de su población, llevó al levantamiento popular conocido como la Cabanagem (1835-1840).​​

En las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Pará se integró a la economía nacional gracias al ciclo del caucho, enmarcado en el contexto de la Revolución Industrial. Esto generó una prosperidad en la Amazonía, que vivió un período conocido como la “Belle Époque”. Belém prosperó y fue urbanizada, llegando a ser conocida como “París en América”: se inauguraron grandes tiendas, bancos y teatros, el Museo Paraense, y el centro de la ciudad fue arborizado con mangos traídos de la India.​ Para trabajar en los seringales (plantaciones de caucho), llegaron muchos nordestinos afectados por la sequía, principalmente cearenses.​

Con la decadencia del ciclo del caucho en la década de 1910, la Amazonía, incluyendo Pará, vivió décadas de declive económico y empobrecimiento. A partir de los años 1950, Pará experimentó un período de recuperación económica, con la apertura de las carreteras Belém-Brasilia y Transamazónica, y el desarrollo de la agropecuaria y el extractivismo vegetal y mineral, concentrados en el sur y suroeste del estado. Sin embargo, el costo ambiental del desarrollo fue elevado, principalmente debido a la deforestación y la contaminación ambiental. Además, surgieron numerosos conflictos por la tierra, que resultaron, por ejemplo, en la Masacre de Eldorado do Carajás en 1996 y en el asesinato de la misionera, ambientalista y defensora de los sin tierra Dorothy Stang en 2005.​

Catedral de Belém y la Iglesia y Colegio de Santo Alexandre, en la región de Feliz Lusitânia. Construidas por los colonos portugueses en 1719.

Intento de división territorial

El domingo 11 de diciembre de 2011, se realizó un plebiscito​ entre los habitantes del estado, para tratar la división del mismo en tres, y de esta manera, crear los estados de Carajás y Tapajós, aparte del de Pará. El estado de Carajás, estaba previsto que tuviera una extensión de unos 300.000 km², es decir un 24 % del total del estado. Por otro lado, el estado de Tapajós con 732.500 km² ocuparía el 59 % del total del estado. De esta manera, el estado de Pará quedaría reducido a 218.000 km² es decir un 17 % del estado original, pero manteniendo la mayoría de la población. La propuesta fue rechazada por aproximadamente un 67,21 % de los 4.800.000 electores, contra un 32,79 % de electores que votaron a favor de la propuesta.

La motivación de la votación fue que el estado, con una superficie similar a la de Colombia, es administrado desde Belem, su capital, la cual se encuentra sumamente alejada del oeste del Estado.

El plebiscito sobre la división de Pará, autorizado por el Congreso en mayo pasado, era una reivindicación de los habitantes de las regiones más al sur y más al oeste del estado, que se sienten discriminados por las autoridades de la lejana Belém.

Los defensores de la división reivindicaban un gobierno regional exclusivo para Carajás, una región rica en minerales y en donde la gigantesca empresa Vale S.A. explota las mayores reservas de hierro del mundo, y otro para Tapajós, una región en gran parte selvática, con extensas reservas ambientales e indígenas, y en la que está siendo construido Belo Monte, la tercera mayor hidroeléctrica del mundo.

Una playa de Pará

Geografía

El relieve es bajo y plano; 58% del territorio se encuentra debajo de los 200 metros. Las alturas superiores a 500 metros están en las sierras de Carajás, Caximbinho y Acari.

La vegetación predominante en el estado es la selva tropical con rica biodiversidad. Los principales ríos son el río Amazonas, el río Tapajós, el río Tocantins, el río Jari y el río Pará.

Hidrografía

La red hidrográfica del estado de Pará abarca una vasta superficie de 1.253.164 km², de los cuales 1.049.903 km² pertenecen a la cuenca amazónica y 169.003 km² a la cuenca del río Tocantins.​ Esta red está conformada por más de 20.000 kilómetros de ríos, entre los que destacan el río Amazonas, que atraviesa el estado de oeste a este y desemboca en el gran delta marajoara, así como los ríos Tocantins y Guamá, que forman cuencas independientes. Esta compleja red fluvial constituye una de las principales características geográficas del estado, influyendo directamente en su ecología, economía y conectividad territorial.

Confluencia del Río Fresco con el Xingu, donde se aprecian varias islas fluviales de Pará

No existe un número exacto de ríos en el estado de Pará, ya que muchos de ellos son afluentes de distintos tamaños y extensiones. Sin embargo, el estado es reconocido por la magnitud y majestuosidad de sus cursos de agua, entre los que sobresale el río Amazonas,​ considerado el más largo y caudaloso del mundo. También destacan el río Tocantins,​ uno de sus principales afluentes, y otros como el Tapajós, Xingu​ y Curuá por la margen derecha, así como los ríos Trombetas, Nhamundá, Maicuru y Jari por la margen izquierda. Los ríos más relevantes, además del Amazonas, incluyen el Tapajós,​ Tocantins, Xingu, Jari y Trombetas.

Además de estos grandes ríos, existen otros cursos de agua significativos en Pará, como el río Araguaia,​ el río Guamá y el río Parauapebas, entre otros. Esta abundancia hídrica convierte al estado en una región privilegiada para la navegación fluvial y el aprovechamiento hidroenergético, con un potencial estimado en más de 25.000 megavatios. La presencia de numerosos afluentes del Amazonas refuerza esta ventaja, facilitando el transporte de personas y mercancías, así como el desarrollo de proyectos energéticos y mineros.

El río Amazonas, con aproximadamente 6.992 km de longitud, es el más extenso y caudaloso del planeta. Cruza el estado de Pará por su sector occidental y representa un medio de transporte vital para las comunidades ribereñas. Su potencial hidroeléctrico es considerable, y se forma por la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali en la región de la triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil. Su importancia ecológica y económica lo convierte en el eje central de la hidrografía paraense.

Paisaje en el Río Caraparú

El río Tocantins, con unos 2.640 km de extensión, es otro afluente destacado del Amazonas. Atraviesa el sudeste del estado de Pará y es fundamental tanto para la navegación como para la generación de energía eléctrica. Nace en el estado de Goiás, en la Serra dos Caiapós, y su curso contribuye al desarrollo de diversas actividades económicas en la región. Junto a él, el río Xingu, con 1.979 km, cruza el este de Pará y alberga importantes ecosistemas, además de comunidades indígenas. Su nacimiento se ubica en la Serra do Roncador, en Mato Grosso.

El río Araguaia, con 2.627 km, nace en Goiás y recorre el sudeste de Pará. Es relevante para la pesca y el turismo, y también nace en la Serra do Caiapó. Por su parte, el río Tapajós, con 1.900 km, cruza el oeste del estado y es esencial para la navegación y la pesca. Su origen está en la misma sierra, en el estado de Mato Grosso. El río Jari, con 830 km, nace en Amapá y atraviesa el este de Pará, siendo importante para la navegación y la producción energética. Su nacimiento se encuentra en la Serra do Tumucumaque.

Bosque nacional de Tapajós

Relieve

El relieve del estado de Pará se caracteriza por presentar altitudes modestas, predominando las grandes superficies planas y onduladas. Aproximadamente el 86% del territorio paraense se encuentra por debajo de los 300 metros sobre el nivel del mar, y cerca del 58% está incluso por debajo de los 200 metros. Esta predominancia de altitudes bajas configura un paisaje de extensas llanuras, con suaves elevaciones que apenas rompen la horizontalidad del terreno. El 14% restante del territorio, que supera los 300 metros de altitud, corresponde principalmente al macizo del Planalto de las Guayanas, ubicado al norte, y a las sierras de Carajás y del Cachimbo, situadas al sur del estado. Estas áreas más elevadas representan zonas de transición hacia el altiplano brasileño y poseen una geología más antigua y resistente.​

El relieve paraense se divide en cinco grandes unidades geomorfológicas: la planicie aluvial, el altiplano de tierra firme, la vertiente del Planalto Central, el Planalto de las Guayanas y la planicie litoral. Cada una de estas unidades presenta características particulares en cuanto a formación geológica, altitud, tipo de suelo y dinámica ambiental. Esta diversidad de formas del terreno influye directamente en la distribución de ecosistemas, el uso del suelo, la ocupación humana y las actividades económicas, como la agricultura, la minería y la infraestructura de transporte.

La isla de Marajó en Para tiene 40.100 km² (el doble del Tamaño de países como Israel o casi lo mismo que Países Bajos o Suiza)

La planicie aluvial se extiende a lo largo del valle del río Amazonas y de sus numerosos afluentes. Se trata de una zona de baja altitud, altamente susceptible a inundaciones periódicas, especialmente durante la estación lluviosa. Estas áreas de várzea, como se les conoce localmente, son fértiles y albergan una rica biodiversidad, aunque presentan desafíos para la urbanización y la agricultura permanente. En contraste, el altiplano de tierra firme está compuesto por terrenos sedimentarios, principalmente areniscas, y se localiza tanto al norte como al sur de las zonas inundables. Su relieve en forma de tableros alcanza hasta 100 metros de altitud y ofrece mayor estabilidad para asentamientos humanos y actividades agrícolas.

La vertiente del Planalto Central Brasileño, donde se encuentran las sierras de Carajás y del Cachimbo, está formada por rocas cristalinas de gran antigüedad geológica. Estas sierras presentan un relieve ondulado, con elevaciones más marcadas que contrastan con las llanuras circundantes. Son zonas de gran interés económico, especialmente por sus yacimientos minerales, como el hierro y la bauxita. El Planalto de las Guayanas, también esculpido en rocas cristalinas, se extiende por el norte del estado y forma parte de una vasta región geológica que abarca varios países amazónicos. Su altitud y composición lo convierten en una barrera natural y en un reservorio ecológico de gran valor.

Tierras Indígenas

La Terra Indígena Cachoeira Seca,​​ ubicada en el estado de Pará, abarca los municipios de Altamira, Placas y Uruará, entre los ríos Xingu e Iriri. Es habitada por el pueblo Arara, de reciente contacto, perteneciente al tronco Karíb. Esta tierra fue declarada en 1993 y homologada oficialmente en 2016, tras años de presión por parte de organizaciones indígenas y ambientales. Sin embargo, ha sido duramente afectada por la construcción de la carretera Transamazónica y por el proyecto hidroeléctrico de Belo Monte, que intensificaron la ocupación ilegal y la deforestación. Hasta 2022, se registraron más de 697 km² de bosque devastado, y más de 3.000 no indígenas ocupaban el territorio de forma irregular. La presión de madereras, ganaderos y especuladores ha generado conflictos judiciales y ambientales. En respuesta, se han desarrollado campañas como “Guardiões do Iriri” y operativos del Ibama para frenar el avance ilegal y proteger el territorio.

Tierra Indígena de Cachoeira Seca, Pará

La Terra Indígena Ituna/Itatá,​​ también situada en Pará, es una de las áreas más sensibles del país por albergar pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Aunque el artículo no está completamente accesible, se sabe que esta tierra está interdictada, es decir, protegida legalmente para evitar cualquier tipo de ocupación o contacto externo. Su ubicación estratégica en la región de Altamira la convierte en blanco frecuente de invasiones ilegales, especialmente por parte de madereros y colonos que buscan expandir sus actividades económicas. La deforestación ha sido una amenaza constante, y las autoridades han tenido que reforzar las medidas de vigilancia para preservar la integridad de los pueblos aislados. La existencia de estas comunidades sin contacto es reconocida por la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI), que ha establecido protocolos especiales para evitar cualquier interferencia externa. La protección de Ituna/Itatá representa un desafío ético y ambiental de gran magnitud para el Estado brasileño.

La Terra Indígena Parque do Tumucumaque​​ se extiende por más de tres millones de hectáreas entre los estados de Amapá y Pará, abarcando municipios como Almeirim, Óbidos y Oriximiná. Es habitada por diversos pueblos indígenas, entre ellos los Akurio, Mapari, Aparai, Katxuyana, Tiriyó, Wayana y algunos grupos en aislamiento. El territorio forma parte del bioma amazónico y presenta una rica diversidad ecológica, con selvas densas y sabanas ombrófilas. Fue reconocida oficialmente en 2007 como tierra tradicional, aunque su ocupación por los pueblos indígenas es ancestral. A pesar de su tamaño y riqueza natural, enfrenta amenazas como la minería ilegal (garimpo), la deforestación —que alcanzó más de 4.300 hectáreas hasta 2023— y la precariedad en servicios básicos como salud y educación. Organizaciones como AMITIKATXI, Apiwa, Iepé y ECAM trabajan activamente en la defensa de los derechos indígenas y en el fortalecimiento de la gestión territorial. La articulación entre comunidades y entidades externas ha sido clave para resistir las presiones extractivistas y preservar el patrimonio cultural y ambiental.

La Terra Indígena Xikrin do Cateté,​​ localizada en el sudeste del estado de Pará, está habitada por el pueblo Xikrin, perteneciente al tronco lingüístico Macro-Jê. Aunque el artículo no está completamente disponible, se conoce que esta tierra enfrenta graves impactos derivados de la minería, especialmente por la extracción de níquel en la región. Los ríos Cateté e Itacaiúnas han sufrido contaminación por residuos mineros, afectando directamente la salud de las comunidades indígenas y su acceso a agua limpia. Además de los problemas ambientales, los Xikrin han denunciado violaciones a sus derechos territoriales y culturales, lo que ha generado tensiones con empresas extractivas y autoridades locales. La lucha por la preservación de su territorio incluye acciones legales, manifestaciones públicas y alianzas con organizaciones indígenas y ambientales. La situación de los Xikrin refleja los desafíos que enfrentan muchas comunidades amazónicas ante el avance de proyectos económicos que no respetan la consulta previa ni los principios de sostenibilidad.

Política y Gobierno

Palacio Lauro Sodré (antiguo palacio del gobierno, actual museo del estado de Pará).

Pará es un estado de la federación brasileña, gobernado por tres poderes: el Ejecutivo, representado por el gobernador; el Legislativo, representado por la Asamblea Legislativa del Estado de Pará; y el Judicial, representado por el Tribunal de Justicia del Estado de Pará y otros tribunales y jueces. También se permite la participación popular en las decisiones del gobierno a través de referendos y plebiscitos.​

Belém es el municipio con el mayor número de electores, con 1,043 millones. Le siguen Ananindeua, con 291,200 electores; Santarém, con 209,400; Marabá, con 159,000; y Parauapebas, Castanhal y Abaetetuba, con 149,500, 121,200 y 104,600 electores, respectivamente. El municipio con menor número de electores es Bannach, con 3,100.​

En cuanto a los partidos políticos, los 35 partidos brasileños tienen representación en el estado. Según información divulgada por el Tribunal Superior Electoral (TSE), basada en datos de octubre de 2016, el partido con mayor número de afiliados en Pará es el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), con 68,269 miembros, seguido por el Partido de los Trabajadores (PT), con 60,696 miembros, y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 41,053 afiliados.

Tribunal de Justicia de Pará

Completan la lista de los cinco partidos con más miembros en el estado el Partido Republicano Brasileño (PRB), con 33,354 miembros, y el Partido Laborista Brasileño (PTB), con 31,268 miembros. También según el Tribunal Superior Electoral, el Partido Novo (NOVO) y el Partido de la Causa Obrera (PCO) son los partidos con menor representatividad en la unidad federativa, con 6 y 11 afiliados, respectivamente.​

Demografía

El último censo PNAD (Investigación Nacional por Muestra de Domicilios) reveló las siguientes cifras: 4.988.000 personas pardas (multirraciales) (69,9%), 1.641.000 personas blancas (23,0%), 470.000 personas negras (6,6%) ,35.000 personas asiáticas o amerindias ( 0,5%).​

Inmigración

La presencia portuguesa en el estado de Pará comenzó en el siglo XVII. En enero de 1616, el capitán portugués Francisco Caldeira Castelo Branco inició la ocupación del territorio, fundando el Forte do Presépio, núcleo fundacional de lo que más tarde sería la ciudad de Belém, capital del estado. La consolidación de la colonización portuguesa se dio mediante misiones religiosas y expediciones conocidas como “bandeiras”, que conectaban el fuerte con São Luís do Maranhão por vía terrestre y ascendían por el río Amazonas. Los portugueses fueron los primeros europeos en llegar a Pará, dejando una huella profunda en la cultura local, con aportes que abarcan desde la gastronomía hasta la arquitectura colonial, elementos que aún hoy se conservan en el paisaje urbano y en las tradiciones populares.

Catedral Metropolitana de Belém un ejemplo de la influencia portuguesa en Pará

Los primeros inmigrantes japoneses que se dirigieron a la región amazónica partieron del puerto de Kobe, en Japón, el 24 de julio de 1926, y llegaron al municipio de Tomé-Açu el 22 de septiembre del mismo año, tras escalas en Río de Janeiro y Belém. Estos inmigrantes fueron responsables de introducir cultivos como la juta y la pimienta negra en la década de 1930, así como el papayo hawaiano y el melón en la década de 1970. Pará alberga la tercera mayor colonia japonesa de Brasil, con aproximadamente 13.000 habitantes, superada solo por los estados de São Paulo y Paraná. La comunidad japonesa se concentra principalmente en los municipios de Tomé-Açu, Santa Izabel do Pará y Castanhal, siendo Tomé-Açu el primer lugar del norte brasileño en recibir inmigrantes japoneses, hacia el año 1929.​

Los inmigrantes italianos que llegaron a Pará provenían mayoritariamente del sur de Italia, especialmente de las regiones de Calabria, Campania y Basilicata. Aunque originalmente eran colonos, en Pará se dedicaron principalmente al comercio. El primer establecimiento comercial italiano registrado data de 1888 y se ubicaba en Santarém. Las familias italianas echaron raíces en ciudades como Belém, Breves, Abaetetuba, Óbidos, Oriximiná, Santarém y Alenquer. La presencia italiana en el oeste del estado fue tan significativa que Óbidos llegó a tener una representación consular italiana, siendo considerada la ciudad más italiana de Pará. El consulado oficial se encontraba en Recife, Pernambuco. En Belém, los italianos se dividieron entre el comercio y los servicios menores, y jugaron un papel importante en el inicio del proceso de industrialización de la capital hacia 1895. Según el censo de 1920, había cerca de mil italianos en el estado. Sin embargo, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se produjo un retroceso migratorio debido a la persecución de alemanes, japoneses e italianos. Al igual que los franceses, muchos italianos no permanecieron en territorio paraense.​

La inmigración libanesa al estado de Pará se inició a mediados del siglo XIX, durante el auge del Ciclo del Caucho. Hasta el año 1914, desembarcaron en Belém entre 15 000 y 25 000 inmigrantes sirio-libaneses, de los cuales aproximadamente un tercio se dirigió al estado de Acre. En Pará, además de establecerse en la capital, los libaneses se dispersaron por diversos municipios como Cametá, Marabá, Altamira, Breves, Prainha, Monte Alegre, Alenquer, Santarém, Óbidos, Soure, Maracanã, Abaetetuba, entre otros. Su presencia contribuyó al dinamismo comercial y cultural de la región, integrándose a la vida local y dejando una huella significativa en la historia migratoria del estado.​

El Hospital Santo Antônio en Bragança, Pará

Los primeros inmigrantes franceses llegaron a Brasil en la segunda mitad del siglo XIX y se dirigieron a la colonia de Benevides, ubicada en la región metropolitana de Belém. Fueron atraídos por las oportunidades económicas generadas por el Ciclo del Caucho, y muchos de ellos se establecieron definitivamente en Belém. La influencia francesa en la ciudad fue tal que Belém llegó a ser conocida como “París en América”, reflejando el refinamiento arquitectónico y cultural que los franceses aportaron a la capital paraense.​

Salud

Según datos de 2009, proporcionados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, existían en el estado 2.742 establecimientos hospitalarios, con 13.720 camas. De estos establecimientos, 2.057 eran públicos: 1.932 de carácter municipal, 54 de carácter estatal y 71 de carácter federal.​ Otros 685 eran privados, de los cuales 631 tenían fines lucrativos y 54 eran sin fines de lucro. Había 271 unidades de salud especializadas con internación completa, y 2.312 unidades ofrecían atención ambulatoria. En ese mismo año, se registró que solo el 47,03% de la población paraense tenía acceso a la red de agua, mientras que el 57,8% contaba con acceso a la red de alcantarillado sanitario. También en 2009, se verificó que el estado tenía un total de 552,5 camas hospitalarias por habitante y, en 2005, se registraron 7,1 médicos por cada grupo de 10.000 habitantes.​

Hospital Adventista de Belém

Una encuesta realizada por el IBGE en 2008 reveló que el 71,2% de la población del estado evaluaba su salud como buena o muy buena; el 61,7% acudía periódicamente a consultas médicas; el 30,6% visitaba al dentista con regularidad; y el 8,7% había estado internado en una cama hospitalaria en los últimos doce meses. Los datos también indicaron que el 23,9% de los habitantes declararon tener alguna enfermedad crónica y solo el 13,7% contaban con un plan de salud. Menos de la mitad de los hogares particulares en Pará estaban registrados en el programa Unidad de Salud de la Familia: el 47,4%.

En cuanto a la salud femenina, el 23,7% de las mujeres residentes en el estado mayores de 40 años se realizaron un examen clínico de mamas en los últimos doce meses; el 32,8% de las mujeres entre 50 y 69 años se realizaron una mamografía en los últimos dos años; y el 79,1% de las mujeres entre 25 y 59 años se realizaron un examen preventivo para el cáncer de cuello uterino en los últimos tres años.​

Educación

Universidad del Sur y Sureste de Pará

El estado de Pará cuenta con diversas instituciones educativas, siendo las más reconocidas ubicadas principalmente en la Región Metropolitana de Belém y en otras ciudades de tamaño medio. Sin embargo, la educación en Pará es considerada la segunda peor del país en comparación con los demás estados brasileños. En el componente "educación" del Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2010, el estado alcanzó un nivel de 0,528, superando únicamente a Alagoas en el ámbito nacional. En cuanto al analfabetismo, Pará ocupa el puesto 16 entre los estados brasileños con menor tasa, registrando un 11,23% de su población como analfabeta.​ Este dato representa una mejora significativa respecto al año 2001, cuando el estado ocupaba la posición 18 con una tasa de analfabetismo del 28,5%.​

Pará presenta la cuarta mayor proporción de niños y adolescentes entre 7 y 14 años que no asisten a ninguna institución escolar, según el censo demográfico de 2010 realizado por el IBGE. El 5% de los habitantes en ese grupo etario se encontraba fuera del sistema educativo, superando únicamente a Roraima, Acre y Amazonas. En el grupo de edad de 15 a 17 años, el índice de exclusión escolar era aún más alto: el 18,5% no asistía a ninguna unidad educativa, lo que colocó a Pará en la posición 18 a nivel nacional entre las 27 divisiones administrativas del país.​ En total, la población en edad escolar en Pará alcanzaba los 2.255.030 habitantes en 2010, lo que representaba el 29,7% de su población total.​

Colegio Marista de Nuestra Señora de Nazaret

En el año 2011, el estado obtuvo los siguientes resultados en el Índice de Desarrollo de la Educación Básica (IDEB): 4,2 puntos en los primeros años de la educación primaria, 3,7 en los años finales de la primaria, y apenas 2,8 en el tercer año de la educación secundaria.​ Este último resultado fue uno de los más bajos del país. Los municipios con mejor desempeño en la red pública durante los primeros años de la educación primaria fueron: Dom Eliseu (5,2), Ourilândia do Norte (5,2), Ulianópolis (5,1), Parauapebas (4,9), y Paragominas y Santarém (4,7). En los años finales de la primaria, destacaron Bannach (4,7), Altamira (4,4), Parauapebas (4,4), Novo Progresso (4,2), y Belterra, Uruará y Santarém Novo (4,1). Por otro lado, Santa Maria das Barreiras obtuvo la peor evaluación en los primeros años de la primaria con 2,8 puntos, mientras que Afuá registró el peor desempeño en el tercer año de la secundaria, también con 2,8 puntos.

En términos absolutos, Pará contaba con 246.184 personas con educación superior completa en 2010, lo que representaba apenas el 4,06% de su población, uno de los índices más bajos del país, superando únicamente al estado de Maranhão. A pesar de ello, el estado alberga numerosas instituciones de educación superior. Seis de ellas son públicas: la Universidad Federal de Pará (UFPA), la Universidad Federal del Oeste de Pará (UFOPA), la Universidad Federal del Sur y Sudeste de Pará (UNIFESSPA), la Universidad Federal Rural de la Amazonía (UFRA), la Universidad del Estado de Pará (UEPA) y el Instituto Federal de Pará (IFPA). Entre las principales instituciones privadas se destacan la Universidad de la Amazonía (UNAMA), el Centro Universitario de Pará (CESUPA), la Facultad Integrada Brasil Amazonía (FIBRA), el Instituto Luterano de Enseñanza Superior de Santarém, el Centro de Enseñanza Superior de Pará y las Facultades Integradas del Tapajós (FIT).​

Economía

Acai en Pará

En la economía destaca la extracción mineral, hecha principalmente en la Sierra de Carajás (hierro, bauxita, magnesio, piedra caliza, oro, estaño). La agricultura, la ganadería y las crianzas, la extracción vegetal, y la industria también son importantes económicamente. La industria creció después de la instalación de la hidroeléctrica de Tucuruí, en los años 1980.

El sector de servicios es el componente más grande del PIB con 40.9%, seguido por el sector industrial con 36.3%. La agricultura representa el 22.8% del PIB (2004). Pará exporta mineral de hierro 31.1%, aluminio 22.2%, madera 13.5%, minerales de aluminio 8.3%, otros minerales 7.9% (2002), que representan 1.8% de la economía brasileña (2005).

Pará es el mayor productor de yuca, açaí, piña y cacao de Brasil y se encuentra entre los más grandes de Brasil en la producción de pimienta negra (2º lugar), coco (3º lugar) y plátano (6º lugar), además de producir soja y el castaña de Pará.

En la producción de yuca, Brasil produjo un total de 17,6 millones de toneladas en 2018. Pará fue el mayor productor del país, con 3,8 millones de toneladas.​

En 2019, Pará produjo el 95% de açaí en Brasil. El estado comercializó más de 1.2 millones de toneladas de la fruta, con un valor de más de US $ 1,5 billones, aproximadamente el 3% del PIB del estado.​

En 2018, Pará fue el mayor productor brasileño de piña, con 426 millones de frutas cosechadas en casi 19 mil hectáreas. En 2017, Brasil fue el tercer productor más grande del mundo (cerca de 1500 millones de frutas cosechadas en aproximadamente 60 mil hectáreas). Es la quinta fruta más cultivada del país. El sureste de Pará tiene el 85% de la producción estatal: las ciudades de Floresta do Araguaia (76.45%), Conceição do Araguaia (8.42%) y Salvaterra (3.12%) lideraron el ranking este año. Floresta do Araguaia también tiene la mayor industria de jugo concentrado de frutas en Brasil, exportando a la Unión Europea, Estados Unidos y Mercosur.​

En la producción de cacao, Pará ha estado compitiendo con Bahía por el liderazgo de la producción brasileña. En 2017 Pará obtuvo el liderazgo por primera vez. En 2019, la gente de Pará cosechó 135 mil toneladas de cacao y los bahianos cosecharon 130 mil toneladas. El área de cacao de Bahía es prácticamente tres veces mayor que la de Pará, pero la productividad de Pará es prácticamente tres veces mayor. Algunos factores que explican esto son: los cultivos en Bahía son más extractivistas, y los de Pará tienen un estilo más moderno y comercial, además de paraenses que usan semillas más productivas y resistentes, y su región brinda resistencia a Escoba de bruja.​

Castaño en Pará

Pará es el segundo mayor productor brasileño de pimienta negra, con 34 mil toneladas cosechadas en 2018.​

Pará es también uno de los mayores productores brasileños de coco. En 2019, fue el tercer productor más grande del país, con 191.8 millones de frutas cosechadas, solo superada por Bahía y Ceará.​

La castaña de Pará siempre ha sido uno de los principales productos de extracción en el norte de Brasil, con recolección en el suelo del bosque. Sin embargo, en las últimas décadas, se creó el cultivo comercial de castaña. Ya hay propiedades con más de 1 millón de castaños para la producción a gran escala. Los promedios anuales de producción en Brasil variaron entre 20 mil y 40 mil toneladas por año en 2016.​​

En soja, en la cosecha de 2019, Pará cosechó 1.8 millones de toneladas.​​

En 2018, en la producción nacional de plátano, Pará ocupó el sexto puesto nacional.​

En 2018, Pará tenía la quinta manada de vacuno más grande de Brasil, con 20,6 millones de cabezas de ganado. La ciudad de São Félix do Xingu es la cabeza de ganado más grande del país, con 2,2 millones de animales. Marabá es la sexta ciudad más grande del país en número, con 1 millón de animales. En el ranking de los 20 rebaños principales, Pará tiene siete nombres. Parte de esto se debe al hecho de que los municipios de Pará tienen un territorio gigantesco.​

En 2017, en el sector del mineral de hierro, Pará fue el segundo mayor productor nacional, con 169 millones de toneladas (de los 450 millones producidos por el país), con un valor de R $ 25.5 mil millones. En cobre, Pará produjo casi 980 mil toneladas (de los 1,28 millones de toneladas en Brasil), a un valor de R $ 6,5 mil millones. En aluminio (bauxita), Pará realizó casi toda la producción brasileña (34,5 de 36,7 millones de toneladas) a un valor de R $ 3 mil millones. En manganeso, Pará produjo una gran parte de la producción brasileña (2,3 de 3,4 millones de toneladas) a un valor de R $ 1 mil millones. En oro, Pará fue el tercer productor brasileño más grande, con 20 toneladas por un valor de R $ 940 millones. En níquel, Goiás y Pará son los únicos dos productores en el país, con Pará siendo el segundo en producción, habiendo obtenido 90 mil toneladas por un valor de R $ 750 millones. En estaño, Pará es el tercer productor más grande (4,4 mil toneladas, por un valor de R $ 114 millones). Pará tenía el 42,93% del valor de la producción mineral comercializada en Brasil, con casi R $ 38 mil millones.​

Extracción de bauxita en Pará

Debido a la proximidad de las minas de mineral de hierro, se creó Siderúrgica Norte Brasil (Sinobras) en Marabá. En 2018, la acería produjo 345 mil toneladas de acero crudo, de los 35.4 millones producidos en el país.​

Pará tuvo en 2017 un PIB industrial de R $ 43.800 millones, equivalente al 3,7% de la industria nacional. Emplea a 164.989 trabajadores en la industria. Los principales sectores industriales son: extracción de minerales metálicos (46,9%), servicios públicos de servicios industriales, como electricidad y agua (23,4%), construcción (14,8%), metalurgia (4,3%) y alimentos (4,3%). Estos 5 sectores concentran el 93.7% de la industria del estado.​

La industria se concentra más en la región metropolitana de Belém, con los distritos industriales de Icoaraci y Ananindeua, y también se ha consolidado en municipios como Marituba, Barcarena y Marabá a través de inversiones en la verticalización de los minerales extraídos, como la bauxita y el hierro, que, cuando se benefician, agregan valor al transformarse en aluminio y acero en el propio Estado. Debido a las características naturales de la región, las industrias madereras y de muebles también se destacan como ramas fuertes de la economía, con un centro de muebles instalado en el municipio de Paragominas.

Ciencia y Tecnología

La Secretaría de Ciencia, Tecnología y Educación Técnica y Tecnológica (SECTET)​ fue creada en el año 2007​ como un organismo de la administración directa del Estado de Pará. Su establecimiento representó un paso decisivo en la institucionalización de políticas públicas orientadas al desarrollo científico y tecnológico regional. Desde su origen, la SECTET ha tenido como misión principal planificar, coordinar, formular y supervisar la política estatal de desarrollo económico, científico y tecnológico, promoviendo la generación, aplicación y difusión del conocimiento en estas áreas clave para el progreso del estado.

En el año 2016,​ la SECTET recibió una nueva denominación oficial: Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología y Educación Profesional y Tecnológica, aunque mantuvo su sigla original. Esta modificación reflejó una ampliación de sus competencias, incluyendo la educación profesional como parte de su enfoque estratégico. La creación de esta secretaría marcó un hito en el impulso al desarrollo regional, ya que permitió canalizar inversiones y esfuerzos hacia la innovación, la investigación aplicada y la formación técnica, con miras a fortalecer la competitividad del estado en el escenario nacional.

La SECTET también ha contribuido significativamente a la atracción de inversiones, mediante la creación de un entorno institucional favorable para el desarrollo tecnológico. Gracias a sus políticas de fomento a la innovación, el Estado de Pará ha logrado consolidarse como un polo emergente de ciencia y tecnología en la región norte de Brasil. Este posicionamiento ha tenido impactos positivos tanto en el crecimiento económico como en la inclusión social, al generar oportunidades de empleo calificado y estimular el emprendimiento tecnológico en diversos sectores productivos.

Uno de los principales programas impulsados por la SECTET fue el Programa de Apoyo a la Innovación Tecnológica en el Estado de Pará (PAIT-PA). Este programa tenía como objetivo respaldar proyectos de investigación y desarrollo en áreas estratégicas como la biotecnología, la informática y las tecnologías de la información. Para ello, ofrecía incentivos diversos a empresas e instituciones de investigación, incluyendo financiamiento, capacitación técnica y científica, y apoyo en la gestión de la propiedad intelectual. Además, promovía la cooperación entre universidades y empresas mediante convenios y alianzas institucionales.

Otro proyecto destacado fue el Centro de Referencia en Innovación Tecnológica del Pará (Critec), concebido para brindar asistencia técnica y científica a empresas e instituciones que desarrollaran proyectos innovadores. El Critec contaba con un equipo técnico altamente calificado y una infraestructura moderna, equipada con laboratorios y tecnología de punta. Su función era facilitar el acceso a recursos especializados y fomentar la transferencia de conocimiento entre el sector académico y el productivo, fortaleciendo así el ecosistema de innovación del estado.

En el ámbito de la formación de talento humano, la SECTET implementó el Programa de Becas de Iniciación Científica y Tecnológica (PBIC-PA). Este programa tenía como propósito despertar el interés de los estudiantes universitarios por la investigación científica y tecnológica, al tiempo que contribuía a la formación de profesionales calificados en estas áreas. Las becas se otorgaban a estudiantes de grado que desarrollaran proyectos de investigación en campos estratégicos para el estado, y los beneficiarios recibían acompañamiento técnico y científico durante la ejecución de sus trabajos, fortaleciendo así el vínculo entre la educación superior y la innovación.

La ciudad de Altamira en Pará iluminada al atardecer

Energía

Por su ubicación estratégica en la región amazónica, el estado de Pará se ha consolidado como uno de los principales generadores de energía eléctrica en Brasil. Gracias a sus vastos recursos hídricos, alberga cuatro de las diez mayores centrales hidroeléctricas del país, destacándose especialmente Belo Monte y Tucuruí, que figuran entre las seis más grandes del mundo junto con Itaipú. Esta infraestructura permite al estado liderar el ranking nacional en capacidad instalada, con 20.487 megavatios, lo que representa el 11,7% del total brasileño. Pará no solo produce energía para su propio consumo, sino que también abastece a otras regiones, desempeñando un papel clave en el sistema interconectado nacional.

En términos de generación eléctrica, Pará alcanzó en 2020 una producción de 60.793 gigavatios-hora, equivalente al 9,8% de la generación nacional, ubicándose en el cuarto lugar del país. Sin embargo, su consumo interno fue de 19.525 GWh, apenas el 4,1% del total nacional, lo que lo sitúa en el octavo puesto. Esta diferencia entre producción y consumo revela su condición de exportador neto de energía, lo que ha favorecido el desarrollo industrial y urbano en otras regiones brasileñas. Además, esta capacidad instalada ha permitido electrificar zonas rurales y fomentar la expansión de servicios públicos en áreas remotas del estado.

Las principales hidroeléctricas de Pará están distribuidas en diversos ríos amazónicos, cada una con características técnicas y estratégicas particulares. La central de Belo Monte (Usina Hidrelétrica de Belo Monte),​ ​ubicada en el río Xingu, tiene una capacidad de 11.000 MW y es la segunda más grande de Brasil. Tucuruí, en el río Tocantins, cuenta con 8.370 MW y ha sido fundamental para el desarrollo energético desde su inauguración. Otras centrales relevantes incluyen Pimental (233 MW), Teles Pires (Usina Hidrelétrica Teles Pires,​​ 1.820 MW), São Manoel (Usina Hidrelétrica de São Manoel​​ 700 MW), Santo Antônio do Jari (373 MW) y Curuá-Una (30 MW), todas ellas contribuyendo a la diversificación de la matriz energética del estado.

Además de las centrales en operación, Pará cuenta con varios proyectos hidroeléctricos en fase de planificación y construcción, orientados a ampliar su capacidad de generación y fortalecer su papel en la transición energética brasileña. Estas iniciativas buscan integrar nuevas tecnologías, mejorar la eficiencia de las turbinas y reducir el impacto ambiental de las represas. La expansión del sistema eléctrico también contempla la interconexión con otras regiones del país, lo que permitirá una distribución más equilibrada de la energía y una mayor seguridad energética en el territorio nacional.​

No obstante, el desarrollo hidroeléctrico en Pará ha generado importantes debates sobre sus impactos ecológicos y sociales. La construcción de grandes represas ha alterado ecosistemas fluviales, desplazado comunidades indígenas y ribereñas, y modificado el paisaje amazónico. Aunque se han implementado medidas de mitigación, persisten desafíos en términos de sostenibilidad, justicia ambiental y participación comunitaria. A pesar de ello, las hidroeléctricas han sido fundamentales para el crecimiento económico del estado, permitiendo la instalación de industrias, la mejora de la infraestructura y el acceso a servicios básicos en zonas antes aisladas.

En conjunto, el modelo energético de Pará representa una combinación de potencia técnica, riqueza natural y desafíos socioambientales. Su liderazgo en capacidad instalada y generación eléctrica lo posiciona como un actor estratégico en la matriz energética brasileña, especialmente en un contexto de transición hacia fuentes más limpias y renovables. Sin embargo, el futuro del desarrollo hidroeléctrico en la Amazonía dependerá de políticas públicas que equilibren el aprovechamiento de los recursos con la protección del medio ambiente y el respeto a las comunidades locales. Pará, en este sentido, es un laboratorio vivo de los dilemas y oportunidades del desarrollo sostenible en el siglo XXI.

Transporte

Puente Almir Gabriel

Por su ubicación geográfica en la vasta llanura de la cuenca del río Amazonas, en las partes norte, noreste y noroeste del estado predomina la opción por el modo de transporte hidroviario, utilizando principalmente la vital e importantísima Hidrovía Solimões-Amazonas, aunque también la Hidrovía Tocantins-Araguaia (esta última ya dentro de la cuenca del Tocantins). En otra medida, debido a su mayor conexión con los estados del Nordeste y del Centro-Oeste brasileño, las partes este y suroeste del estado —desde la región sur, el sudeste (incluyendo la región de Carajás), pasando por el centro del estado hasta la zona de la capital— están más inclinadas hacia el uso del transporte por carretera que por vía fluvial (aunque no exclusivamente), destacándose las carreteras Belém-Brasília, Alça Viária, BR-155, PA-150/PA-475, BR-222, BR-316, BR-163, Transamazónica y BR-158, principales vías de transporte de las regiones paraenses mencionadas.

Entre las líneas ferroviarias que atraviesan el estado, la más importante es la Estrada de Ferro Carajás, que establece una conexión directa con el litoral nordestino para las ciudades paraenses de Parauapebas y Marabá, con un ramal hacia Canaã dos Carajás. Transporta los minerales extraídos en la sierra de Carajás hasta los puertos de Itaqui y Ponta da Madeira, además de realizar el transporte de pasajeros y cargas como soya, celulosa y combustible, mediante la conexión con la Ferrovia Norte-Sul. Otras conexiones ferroviarias existentes son: la Estrada de Ferro Trombetas, perteneciente a VALE, que opera en el estado de Pará transportando bauxita; la Estrada de Ferro Juruti, propiedad de Alcoa, que opera junto a la mina de bauxita ubicada en la ciudad de Juruti (PA); y la Estrada de Ferro Jari, que transporta celulosa y bauxita.​

Barcos en Belem, Pará

El estado cuenta con 108 puntos de infraestructura portuaria, que sirven para la importación y exportación de mercancías y el transporte de personas. La capital del estado, Belém, se destaca entre los municipios portuarios. Allí se encuentra la Estación de las Docas, postal emblemática de la ciudad. Los principales puertos de Pará son: Puerto de Belém, Puerto de Miramar, Puerto de Outeiro, Puerto de Vila do Conde, Puerto de Santarém, Puerto de Itaituba, Puerto de Óbidos, Puerto de Altamira, Puerto de São Francisco y el Puerto de Marabá.​

En cuanto al transporte aéreo, el estado cuenta con siete grandes aeropuertos: Aeropuerto Internacional Val-de-Cans - Júlio Cezar Ribeiro (en Belém), Aeropuerto Internacional Maestro Wilson Fonseca (en Santarém), Aeropuerto Brigadeiro Protásio de Oliveira (en Belém), Aeropuerto João Correa da Rocha (en Marabá), Aeropuerto de Altamira (en Altamira), Aeropuerto Wirland Freire (en Itaituba) y el Aeropuerto de Carajás (en Parauapebas). También existen otros aeropuertos menores, como los de Araguaia, Monte Dourado, Ourilândia do Norte, Porto Trombetas, Redenção, Santana do Araguaia, São Félix do Xingu, Tucuruí, entre otros.​

Cultura

El Palacete Azul, ahora un museo de arte

El estado de Pará es el segundo más grande de Brasil en términos de territorio, y quizás por ello presenta una gran diversidad tanto social como natural. Esta riqueza se manifiesta en su cultura regional, que en realidad es una mezcla de ritmos y razas que conviven armoniosamente.

La expansión de la frontera económica en los márgenes de la Amazonía —en el caso paraense, las regiones sudeste y sur, especialmente Carajás— no solo modificó factores demográficos y económicos, sino que también dejó una huella fuerte y distintiva en aspectos culturales, influyendo profundamente en la conformación de un nuevo perfil cultural. Un ejemplo de ello es la marcada diferencia entre las costumbres de vestimenta, música, dialecto, gastronomía y percepción del espacio y del tiempo entre las principales ciudades del nordeste paraense —Belém, Ananindeua y Castanhal— y la región de Carajás/sudeste/sur del estado.​​

La diferencia más notable en cuanto a la cultura de la región de Carajás/sudeste/sur paraense se refiere a su forma de hablar (o dialecto local del portugués). Debido a la intensa migración de habitantes de Goiás, Minas Gerais, Maranhão, São Paulo, Paraná y Rio Grande do Sul, el dialecto local se convirtió en una mezcla de los dialectos hablados por cada uno de estos grupos migrantes.

En el ámbito académico, este dialecto es conocido como el dialecto de la sierra amazónica​ (en alusión a la ubicación de la región en las partes más elevadas de la Amazonía) o del arco del desmonte. Este dialecto se asemeja mucho a los dialectos nordestino, caipira y sertanejo, y es muy diferente del que se habla en el nordeste paraense, conocido como amazofonía.

Teatro Waldemar Henrique Plaza de la República, Belém, Pará

Las esencias vegetales (perfumes naturales) son tradicionales de la región amazónica y se comercializan ampliamente en la feria del Mercado Ver-o-Peso, en los puestos de aromas de las herbolarias. Son los principales ingredientes del “Baño de Olor encantado” y del “Aroma de Papel”, elaborados mediante la infusión de raíces y maderas aromáticas ralladas. Entre los ingredientes más conocidos se encuentran: ruda, cipó-catinga, patchouli, japana, cumarú, romero, vainilla, mejorana, azucena, corteza preciosa, laurel amarillo, jazmín, lavanda y priprioca.

El “Baño de Olor” se utiliza ampliamente durante las celebraciones de las fiestas juninas y en el Año Nuevo en el estado.​ Se trata de una práctica ritual a la que se atribuye el poder de atraer la felicidad, reconciliar amores y abrir las puertas de la prosperidad al bañarse. Por su parte, el “Aroma de Papel” se emplea para perfumar la ropa guardada en Gavetas (cajones) y armarios.​

El arte popular se caracteriza por piezas inspiradas en las milenarias civilizaciones indígenas y joyas elaboradas con materias primas extraídas directamente de la naturaleza. Se utilizan todo tipo de materiales provenientes de la región, y se expresan en diversos oficios como la cerámica, la cestería, el tallado, objetos de madera, de frutos de ouriço, de conchas, de calabazas (cuias) y otros materiales, conformando un segmento importante y creativo de la cultura local. En el ámbito de la cerámica, destacan dos grupos: los marajoaras y los tapajónicos. Artesanía regional: cerámica, cuia, miriti, balata, tallado en madera, paja, patchouli, tururi y artículos aromáticos.​

Música y Danza

Grupo Conquista de Carimbó

Trajes coloridos, sonidos fuertes de instrumentos de percusión y mucha expresividad corporal traducen sonora y visualmente la herencia folclórica de Pará. Los ritmos de Pará son el calypso, carimbó, brega, marujada, siriá, lambada, lundu marajoara, tecno brega, tecnomelody, guitarrada.

El carimbó o curimbó (del tupi korimbó; de "kori": "palo hueco" y "m'bó": "perforado") es una manifestación cultural brasileña de origen afro-indígena, formada por un género musical y una danza, creada en el siglo XVII en el entonces Imperio de las Amazonas/Conquista de Pará (actual estado de Pará) en la entonces América Portuguesa/Brasil Colonial.​ Evolucionó como una celebración interiorana entre amigos y familiares después de la pesca y la siembra, acompañada por el toque del tambor artesanal curimbó;​ del cual se originó el nombre de la manifestación. De esta forma, el Carimbó sigue siendo un modo de vida fuerte y activo en los municipios del Estado de Pará, principalmente en su modo original, tradicional, "pau e corda"​ (palo y cuerda), a ejemplo de Mestre Damasceno​ y su conjunto de carimbó Nativos Marajoara (Salvaterra), Grupo Tambores do Pacoval (Soure), Grupo Acauã (Cachoeira do Arari), Sereias do Mar (Marapanim), Os Quentes da Madrugada (Santarém Novo), entre tantos otros grupos tradicionales, que dan continuidad al trabajo de Mestre Lucindo y Mestre Verequete, quienes ayudaron en la popularización del Carimbó durante las décadas de 1960 y 1970, así como también Mestre Cupijó y Pinduca, con su carimbó más estilizado,​ diferente del formato tradicional.

El carimbó se convirtió en Patrimonio Cultural Inmaterial brasileño en septiembre de 2014, aprobado por unanimidad por el consejo del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN).​

El 26 de agosto se celebra anualmente el centenario de Verequete, uno de los maestros más importantes del ritmo en el estado, debido a su trayectoria en la composición de músicas en el estilo tradicional "pau e corda". En homenaje, la fecha fue titulada como el Día Municipal del Carimbó, instituido en 2004. ​Sin embargo, las diferencias regionales del estado se resaltan también en factores musicales donde en el sudeste y sur de Pará (destacadamente la región de Carajás), por ejemplo, hay una clara preferencia por ritmos como el forró y el sertanejo en detrimento del brega y del carimbó, ritmos tradicionales del nordeste de Pará.​

Mercado con frutas regionales de Pará

Gastronomía

La gastronomía del estado brasileño de Pará tiene como principal influencia la cultura indígena, aunque también incorpora elementos de las tradiciones portuguesa, francesa, africana, árabe, sirio-libanesa y japonesa. Sus ingredientes básicos provienen de la exuberante naturaleza amazónica, incluyendo camarones, cangrejos, mariscos, peces, aves, animales de caza y pato. Estos alimentos suelen estar sazonados con hojas como la maniva, la chicoria y el cilantro, además de pimientas aromáticas y diversas hierbas que enriquecen su sabor.​

Uno de los elementos más característicos de la cocina paraense es el jambú, una planta que produce una sensación de hormigueo en los labios debido a un alcaloide llamado espilantol. Este ingrediente se encuentra en muchos platos y bebidas típicas de la región. Otro componente esencial es la mandioca, de la cual se extraen diversas harinas. La más apreciada es la harina de agua, aunque también se utiliza la llamada “toco mole”, de color más claro, ideal para preparar farofas. Con la tapioca se elaboran panes, broas, papillas y los famosos beijus, también conocidos como “tapioquinha”, que pueden rellenarse con chocolate, quesos o mermeladas, siendo común consumirlos con mantequilla o coco rallado en el desayuno o la merienda, acompañados de café con leche.​

Biscocho tradicional de Pará

El tucupí, un caldo amarillo extraído de la mandioca, es otro elemento fundamental. Se utiliza para acompañar carnes, pescados y mariscos, o se consume solo. Aunque en sus inicios era un alimento reservado para indígenas y personas pobres, con el tiempo se popularizó ampliamente. Uno de los platos más emblemáticos que lo incorpora es el pato al tucupí, preparado con pato asado cortado en trozos y hervido en tucupí, junto con hojas de jambú cocidas en agua con sal. Se sirve con arroz blanco y harina de mandioca, y es el plato tradicional del almuerzo durante el Círio de Nazaré, la principal festividad religiosa del estado.

La maniçoba es otro plato festivo de gran importancia. Su preparación puede tardar hasta una semana, ya que las hojas de maniva deben cocinarse durante al menos cuatro días para eliminar el ácido cianhídrico. Luego se añaden carnes saladas como charque, tocino, estómago, patas, orejas y costillas de cerdo, junto con embutidos como chorizo, salchicha y paio, similares a los de una feijoada. Se sirve en ollas de barro o porcelana, acompañado de arroz blanco, harina de agua y pimienta de olor. Es típico del Círio de Nazaré y también se consume en la cena navideña.

Otros platos tradicionales incluyen el caruru, hecho con quimbombó, camarones secos, hierbas verdes como albahaca y chicoria, harina fina y aceite de dendé. El tacacá, de origen indígena, se sirve en cuencos por las “tacacazeiras” en las tardes, especialmente en Belém, y contiene tucupí, goma de tapioca cocida, jambú y camarón seco. El vatapá paraense, a diferencia del bahiano, no lleva pescado ni frutos secos; se prepara con caldo de camarón, harina de trigo o arroz, leche de coco, camarones cocidos y aceite de dendé. El chibé, bebida de origen tupi, se elabora con agua y harina de mandioca, y es altamente nutritiva. El arroz paraense incorpora ingredientes amazónicos como el jambu, el camarón y el tucupí, siendo muy común en las ferias locales.

Bolo de Tapioca

Las sobremesas paraenses destacan por su riqueza en frutas amazónicas y licores. Entre los frutos más representativos se encuentran el açaí, el cupuaçu, el maracuyá, la banana, el guaraná y el mango, este último fácilmente recolectado en las calles de Belém. La mousse de cupuaçu se utiliza también como cobertura para tortas. Los sequilhos y dulces tradicionales como el Monteiro Lopes forman parte de la variedad de aperitivos dulces. Otras frutas regionales incluyen el bacuri, el taperebá, la jaca, el muruci y la sapotilla, todas con usos diversos en la cocina local.

El abiu, de pulpa blanca o amarilla, es mucilaginoso y deja los labios pegajosos; se consume fresco. El açaí, símbolo de la economía local, se sirve en cuencos con harina de mandioca o tapioca, y también como plato principal acompañado de pescado, camarón o carne seca. Existen dos variedades: el açaí morado y el blanco, cuya pulpa da un jugo de color crema. Del açaizeiro también se extrae el palmito, muy usado en platos refinados. La acerola, rica en vitamina C, se emplea en jugos y helados. El ajuru se vende en pequeños recipientes por los nativos. El araçá, pariente de la guayaba, tiene sabor ácido y se encuentra en muchas ciudades del estado.

El bacuri se consume fresco o en forma de helados, jugos, compotas y postres, e incluso en platos salados como salsas y purés. El biribá se aprovecha para jugos y helados, florece entre julio y septiembre. El buriti es utilizado por los ribereños para alimentación, bebidas, aceites, jabones y materiales de construcción. El cacao y el cajú se consumen como jugo. El camuti, de madera dura, sirve para fabricar flechas y sus frutos se usan en la pesca. El camu-camu se aprecia en jugos, helados, dulces y licores. La carambola, muy ácida, se usa en jugos, helados, compotas y mermeladas.

La castaña del Pará es clave en la reforestación y rica en hierro, útil contra la anemia. El cupuaçu se consume como postre, en helados, cremas y jugos. El cupuaí se usa en refrescos, especialmente entre febrero y mayo. La harina de tapioca se consume con açaí, como papilla o disuelta en leche con azúcar. La guayaba se come fresca o en jugos y helados, y sus brotes se usan en infusiones contra la diarrea infantil. La graviola, cultivada en patios y plantaciones, se consume fresca o en helados, cremas y cócteles, y sus hojas en té.

El inajá es abundante y sus frutos se comen frescos o en papillas con harina de mandioca. El ingá-cipó se consume fresco. La jaca se come al natural o en compotas, y su tallo puede cocinarse como carne. El jambo ofrece frutos dulces o astringentes, consumidos frescos o en mermeladas. El jenipapo se utiliza principalmente para elaborar licor, cerrando así el amplio abanico de sabores, texturas y tradiciones que conforman la rica y diversa culinaria paraense.​

Círio de Nazaré, Manifestación cultural católica de origen portugués en Pará

Fiestas Populares

Las manifestaciones culturales son muy diversas. El segundo domingo de octubre, la ciudad de Belém recibe devotos de todo Brasil en la procesión del Círio de Nazaré, en homenaje a Nuestra Señora de Nazaré. Cerca de millones de personas participan en una de las mayores fiestas católicas del país.​

Entre las expresiones culturales más apreciadas se encuentran los folguedos populares. Son fiestas llenas de dramatismo y alegría que se celebran tradicionalmente en fechas señaladas. El Çairé, en el municipio de Santarém, es una festividad que dura ocho días y mezcla lo profano con lo religioso. La Marujada, en Bragança, reúne varios ritmos, bailados principalmente por mujeres. También está el Boi Bumbá, una combinación de danza, percusión y drama, y los Cordones de Pájaros, casi olvidados, pero aún representados en la periferia de Belém.​

En el sureste del estado, las intensas tradiciones del nordeste y del sur hacen que, respectivamente, Marabá celebre las mayores fiestas juninas de Pará, con arraiales por toda la ciudad, además de puestos de comidas y bebidas típicas;​ y Tucumã realice la manifestación cultural llamada "feria de los estados", de folclore sureño, con música y tradiciones como el uso de la bombacha y elementos culinarios como el charque, el chimarrão y el churrasco, además de la venta de comidas típicas.​

Fiestas de Nuestra Señora de Nazaret

También en diversas ciudades del estado de Pará se celebran ferias agropecuarias con espectáculos, cabalgatas, subastas, exposición de animales, muestras comerciales e industriales, parques de diversiones, rodeos y otros atractivos.​

En la segunda semana de junio se realiza el Festival Folclórico de Altamira, organizado por AGFAL (Asociación de los Grupos Folclóricos de Altamira). El evento se celebra desde 2003 y es considerado la mayor fiesta cultural de la Transamazónica.​

Véase también

• Municipios del Estado de Pará por población

Referencias

• Datos: Q39517
• Multimedia: Pará / Q39517
• Guía turística: Pará