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Neurodegeneración

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La neurodegeneración es un proceso que implica la degeneración progresiva y/o la muerte de las neuronas. Este proceso, que puede ser normal y natural durante el envejecimiento normal, involucra a las células fundamentales del tejido nervioso a sus componentes internos, que son los que impiden efectividad en la conducción de información en el cerebro humano, con la consecuente disminución de las funciones cognitivas. Así, durante el envejecimiento normal se limitan funciones cerebrales en la zona afectada, pero también pueden aparecer distintas patologías neurológicas en el ser humano, llamadas enfermedades neurodegenerativas.[1][2][3]

Neurodegeneración en el envejecimiento.

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La longevidad del ser humano va aumentando cada siglo, pero el envejecimiento, es decir, el deterioro en el que se acumulan daños a nivel molecular, celular o de órganos no se ha logrado frenar: las células del sistema nervioso central dejan de funcionar o mueren. Esta es la neurodegeneración en el envejecimiento. Las neuronas son más susceptibles de ser dañadas durante el envejecimiento que otras células del cuerpo humano. La producción aberrante de radicales libres que da lugar al daño oxidativo parecería ser una de las primeras causas para la aparición de enfermedades neurodegenerativas. El daño las mitocondrias, los orgánulos celulares que suministran energía a la célula neuronal, puede originar problemas de neurodegeneración porque las neuronas tienen un alto consumo energético. La patología o enfermedad causada depende de la zona en donde se produce la neurodegeneración.[4]

Ya en el envejecimiento normal se produce un incremento del estrés oxidativo y una disfunción mitocondrial, que se suponen involucrados en la neurodegeneración de las neuronas hipocampales, las cuales desempeñan un papel en la pérdida de las funciones cognitivas asociadas al envejecimiento.

El curso de los déficits neuropsicológicos conlleva implicaciones tanto a nivel práctico como teórico, y está directamente relacionado con el debate existente entre las hipótesis del neurodesarrollo y las de la neurodegeneración.

Con el envejecimiento, en algunos casos se produce una disminución del volumen cerebral y una pérdida de las sinapsis neuronales, lo que puede producir una disminución cognitiva y el incremento de la frecuencia de alteraciones neurológicas, atribuidas al estrés oxidativo y la acumulación de daño al ADN.[5]

Enfermedades neurodegenerativas

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No es sencillo diferenciar lo que es el envejecimiento normal del patológico a nivel cerebral. Normalmente, el cerebro padece cambios morfológicos y funcionales que afectan a la neurotransmisión, la sinapsis, las neuronas, los árboles dendríticos, la circulación y el metabolismo. La diferencia entre los casos patológicos y los no patológicos es meramente cuantitativa.[6]

La alteración de vías neuronales es una de las causas que se relaciona con el envejecimiento cerebral y los procesos neurodegenerativos ligados al envejecimiento, que incrementan de forma dramática la incidencia de patologías neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson.[5]

Entre las causas de la neurodegeneración celular más comunes están el alcohol,[7]​ las dietas hipercalóricas,[8]​ la anestesia administrada durante las etapas críticas del desarrollo cerebral en la infancia.[9]​ La apoptosis celular se considera el principal mecanismo fisiopatológico asociado a la pérdida neuronal en las enfermedades neurodegenerativas.[10]

En la esclerosis múltiple, discapacidad neurológica que aparece fundamentalmente en adultos jóvenes y no está relacionada con el envejecimiento, la neurodegeneración causa la inflamación y la desmielinización y no aparece ningún proceso de remielinización.[11]

Se desconoce la etiología de la enfermedad de Parkinson, enfermedad neurodegenerativa que se produce como consecuencia de la destrucción de un grupo de unas neuronas específicas localizadas en diferentes áreas del cerebro, fundamentalmente en la sustancia negra que es la que envía sus axones al cuerpo estriado, donde liberan el neurotransmisor de la dopamina. Este camino, desde la sustancia negra hasta le cuerpo estriado, esta vía nigro-estratial dopaminérgica, está involucrado en el control de los movimientos. [12][13]​ Por eso, cuando se pierden neuronas en el cerebro, en el tronco del encéfalo, que es la unión entre el cerebro y la médula espinal, se produce la enfermedad de Parkinson, causada por la neurodegeneración de las neuronas cruciales para la coordinación del movimiento.[14]​ Esa neurodegeneración progresiva es la que va produciendo los síntomas motores característicos del Parkinson.[13][12]

El 60 % de los casos de demencia en adultos mayores es por la enfermedad de Alzheimer, que es un proceso neurodegenerativo irreversible, con pérdida de la memoria a corto plazo, la atención, el pensamiento abstracto y el reconocimiento de personas. Los procesos neuroinflamatorios favorecen la neurodegeneración. [15]​ La muerte neuronal es de evolución lenta, gradual y la neurodegeneración es progresiva en el transcurso de muchos años.[16]

Las investigaciones que se están realizando buscan mejorar los conocimientos que permitan entender y retardar la neurodegeneración natural en la vejez, tratamientos paliativos para las enfermedades neurodegenerativas, diversos tratamientos neurorrestauradores para la enfermedad de Huntington, medicamentos que ayuden a paliar el déficit mnésico en enfermedades como el Alzheimer, y mejorar el funcionamiento muscular en pacientes con Parkinson.[17]​ Se sabe que la actividad física ayuda a mejorar la conectividad cerebral y forma parte de los tratamientos de prevención y neurorrehabilitación de enfermedades neurodegenerativas.[18]

Estudios han encontrado, también, un proceso neurodegenerativo en la esquizofrenia, neurodegeneración que conlleva una pérdida de volumen cortical.[19]​ Esta hipótesis de neurodegeneración en la esquizofrenia postula la existencia de fenómenos patológicos neurodegeneración de aparición tardía y carácter progresivo.[20]​ Se están debatiendo dos hipótesis etiopatogénicas con respecto a la esquizofrenia: la del neurodesarrollo y la de la neurodegeneración.[21]

Véase también

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Referencias

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  1. «Neurodegeneración y Envejecimiento». Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona www.iibb.csic.es. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  2. «Asociación entre neuroinflamación, neurodegeneración y depresión». www.intramed.net. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  3. Meza, Mónica Navarro; Ceballos, Juan Luis Orozco (30 de abril de 2015). Cuidado y alimentación en la neurodegeneración, Alzheimer y Parkinson: Información básica. Editorial Universitaria - Universidad de Guadalajara. ISBN 978-607-742-180-1. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  4. «El envejecimiento y la neurodegeneración». www.fgcsic.es. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  5. a b D.R. © 2011 Universidad de Guadalajara «Envejecimiento y neurodegeneración».  ISBN: 978-607-450-402-6
  6. Delacourte A, Sergeant N, Champain D, Wattez A, Maurage CA, Lebert F, Pasquier F, David JP. Nonoverlapping but synergetic tau and APP pathologies in sporadic Alzheimer's disease. Neurology 2002a; 59:398-407.
  7. Hernández-Fonseca, Karla; Martinell, Paula; Reyes-Guzmán, Cosette; Méndez, Milagros (2015). «¿La exposición crónica al alcohol induce neurodegeneración en el Sistema Nervioso Central de la rata?». Salud ment: 167-176. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  8. Alvarez, M. del Carmen Romero (2008). Influencia de la restricción calórica en modelos de neurodegeneración. Universidad Complutense de Madrid. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  9. Ibla, Juan Carlos (1 de noviembre de 2011). «Anestesia y neurodegeneración: ¿dónde esta el eslabón faltante?». Revista Colombiana de Anestesiología 39 (4): 471-476. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  10. Arboleda, Gonzalo; Matheus, Luisa M. (2005). «Muerte celular: blanco terapéutico en neurodegeneración y sepsis». Revista Ciencias de la Salud 3 (2). ISSN 2145-4507. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  11. Cid Sánchez, Cristina; Cid Sánchez, Cristina (2005). Mecanismos de neurodegeneración inducidos por el líquido cefalorraquídeo en la esclerosis múltiple. Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Publicaciones. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  12. a b Barneo, José López (2006). Sensibilidad al oxígeno y neurodegeneración: un encuentro recurrente; Autotrasplantes de células del cuerpo carotídeo en la enfermedad de Parkinson.. Universidad de Sevilla. ISBN 978-84-472-0915-6. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  13. a b Dickson, Dennis W.; Weller, Roy O. (2 de julio de 2012). Neurodegeneracion / Neurodegeneration: Patologia molecular de la demencia y los trastornos del movimiento / Molecular Pathology of Dementia and Movement Disorders. Editorial Medica Panamericana Sa de. ISBN 978-84-9835-569-7. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  14. Press, Europa (10 de junio de 2016). «Hallan la clave de la neurodegeneración del Parkinson». www.infosalus.com. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  15. Muñoz, Ana del Mar Ruiz (2011). Interacciones entre neurotóxicos y susceptibilidad a la neurodegeneración. Universidad Almería. ISBN 978-84-8240-054-9. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  16. Escobedo, Jesus Gabriel Silva; Marroquin, Jorge Islas (15 de marzo de 2017). «Neurodegeneración y enfermedad de Alzheimer». Neurologia, Neurocirugia y Psiquiatria (en español) 37 (1): 25-28. ISSN 0028-3851. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  17. Pedre, Lourdes Lorigados; Bergado-Rosado, J. A. (2004). «El factor de crecimiento nervioso en la neurodegeneración y el tratamiento neurorrestaurador». Revista de neurología 38 (10): 957-971. ISSN 0210-0010. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  18. EMFORMA. «Neurodegeneración, actividad física y Esclerosis Múltiple | EM FORMA profesionales». Consultado el 25 de junio de 2020. 
  19. Crespo, Fernando Sarramea (2001). Neurodegeneración en la esquizofrenia. Universidad de Córdoba. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  20. Soriano, Carlos Riaza Bermudo; García, R. Puente; Quintero, F. J.; Moreno, Alfonso Chinchilla; Lauffer, Javier Correas; Vega, M.; Saiz, J. (2004). «Etiopatogenia de la esquizofrenia: el valor de la neurobiología, el neurodesarrollo y la neurodegeneración». Psiquis: Revista de psiquiatría, psicología médica y psicosomática 25 (6): 8-25. ISSN 0210-8348. Consultado el 25 de junio de 2020. 
  21. Mané, Anna (1 de julio de 2013). «¿Neurodesarrollo o neurodegeneración? Estado actual». Psiquiatría Biológica 20 (3): 35-39. ISSN 1134-5934. doi:10.1016/j.psiq.2013.08.001. Consultado el 25 de junio de 2020. 

Enlaces externos

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