Movimiento de 1968 en México

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Movimiento estudiantil de 1968 en México
Fecha 26 de julio de 1968
Lugar Bandera de México Ciudad de México, México
Causas Crisis económica, Autoritarismo, represión en el enfrentamiento entre estudiantes del IPN y la Escuela Preparatoria Isaac Ochoterena incorporada a la UNAM, violencia callejera y la intervención de la CIA.

El movimiento estudiantil de 1968 fue un movimiento social en el que además de estudiantes de la UNAM, IPN, y diversas universidades, participaron profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionistas en la Ciudad de México y que fue reprimido el 2 de octubre de 1968 por el gobierno de México en la «matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco» y finalmente disuelto en diciembre de ese año. El hecho fue cometido por el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, la DFS y el Ejército Mexicano, en contra de una manifestación convocada por el Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento. De acuerdo con lo dicho por sí mismo en 1969[1]​ y por Luis Echeverría Álvarez, el responsable de la matanza fue Gustavo Díaz Ordaz.[2]

Hasta la fecha no se ha logrado esclarecer exactamente la cantidad oficial de asesinados, heridos, desaparecidos y encarcelados. La fuente oficial reportó en su momento 20 muertos, pero algunas investigaciones actuales[¿cuál?] deducen que los muertos podrían llegar a varias centenas y responsabilizan directamente al gobierno de México.[3]​ El corresponsal de la BBC de Londres en México, Julian Petiffer, quien presenció los hechos, mencionó en un despacho noticioso[4]​ que «en una destacable demostración de estupidez, brutalidad, o ambas juntas, el ejército y la policía pasaron fuego de ametralladores por miles de manifestantes pacíficos y gente que iba de paso por el lugar...» y estimó el número de estudiantes asesinados en, al menos, 200.[5]​ Miembros del Consejo Nacional de Huelga proporcionaron al periodista británico John Rodda la cifra de 325 muertos, número que Rodda no confirmó antes de su publicación en el rotativo The Guardian,[6]​ pero que cotejó con datos del Hospital Militar para concluir que fueron 267 muertos y 1,200 heridos.[7]​ Investigaciones de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos solo han logrado identificar a 34 muertos.[8]​ El periodista Sergio Sarmiento, quien participó en el movimiento, menciona que en caso de haber más muertos o desaparecidos en este incidente, en todo caso, ni parientes ni conocidos han aparecido para reclamarlos.[9]​ La lápida conmemorativa de Plaza de las Tres Culturas en Ciudad de México sólo enlista 20 nombres de caídos. De acuerdo a correspondencia intercambiada entre Alfonso Corona del Rosal, jefe del Departamento del Distrito Federal, y el secretario de Defensa Nacional, general Marcelino García Barragán, hubo 43 muertos, incluyendo entre ellos un niño y cuatro soldados. En un vídeo se muestra como un soldado cubre al niño de las balas y de lo que pasaba [6]

Algunos politólogos e historiadores[¿quién?] coinciden en señalar que este movimiento y su terrible desenlace incitaron a una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las universidades públicas, así como a alimentar el desarrollo de guerrillas urbanas y rurales y dio cabida al periodo conocido como la Guerra Sucia. La Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), incluye el movimiento del 68 en su informe de febrero 2006 con respecto a dicho periodo.[10]

Immanuel Wallerstein y Carlos Antonio Aguirre Rojas coinciden en señalar al movimiento de México inserto en un contexto planetario de luchas sociales surgidas y recreadas de las universidades luego de vivirse un periodo de supuesta y aparente bonanza económica por la posguerra, siendo Braudel el primero en denominar al movimiento «Revolución cultural de 1968», caracterizado por revolucionar para siempre los tres principales espacios de recreación de la cultura: la familia, los medios de comunicación y la escuela.[11]

Antecedentes

El contexto histórico mundial en 1968 estaba regido por movimientos sociales. En el caso de los acontecimientos sucedidos en México durante este periodo, forman parte del estallido de movimientos sociales (principalmente del sector estudiantil) suscitados desde hace casi 40 años atrás que buscaban la democratización de un Estado al que se le caracterizaba por su autoritarismo.

  • En la primavera de 1942 el Estado mexicano consumó la primera masacre de estudiantes. Los hechos, hoy en día poco conocidos, fueron los siguientes: los estudiantes del IPN (Instituto Politécnico Nacional), habiendo declarado una huelga en demanda de reconocimiento legal para los títulos que concedía el Instituto, y otras reivindicaciones que atañían a problemas materiales que enfrentaban maestros y estudiantes, decidieron, para presionar al secretario de Educación Pública, realizar una manifestación que iría del Casco de Santo Tomás hasta el Zócalo. El movimiento politécnico de 1942 que tuvo este desenlace trágico inauguró una nueva etapa en la historia del movimiento estudiantil mexicano. La modernización de la superestructura que se realizó en México desde 1940 incluía, naturalmente, la transformación o la supresión de las instituciones de educación popular fundadas durante el sexenio del general Lázaro Cárdenas. El movimiento de 1942 constituyó la primera reacción estudiantil ante los ataques del poder a las instituciones de educación popular. Movimientos estudiantiles de esta naturaleza defensiva tendrían lugar más tarde, en 1949, 1952 y, finalmente, 1956. En este último año 120 000 estudiantes de los centros de educación popular fueron a la huelga por reivindicaciones fundamentalmente "economicistas" y el Estado respondió encarcelando a dirigentes acusándolos de "disolución social", "agitadores" y haciendo intervenir al ejército en el Internado del IPN.
  • En 1956 inicia el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), muy importante factor en la demanda de independencia sindical. Al negociar los líderes del SNTE un incremento salarial que llega a la mitad de la demanda inicial, Othón Salazar, maestro normalista de Guerrero, convoca a un mitin de protesta. Poco después, una asamblea independiente lo elige representante de lo que será el MRM, constituido a fines de 1957, ya muy presente en las primarias del DF.
  • En año 1958 fue decisivo en la historia de los movimientos sociales mexicanos. Era el último año del presidente Adolfo Ruiz Cortines. Ese año hicieron eclosión luchas espontáneas entre electricistas, telegrafistas, maestros de primaria, telefonistas, petroleros, campesinos, etc. Entre 1958 y 1959 los fenómenos de insurgencia obrera sobresalieron y entre 1958 y 1965, en sexenio del presidente Adolfo López Mateos, estallaron innumerables luchas campesinas que sacudieron las más importantes zonas agrícolas del país. En todas estas luchas la demanda del aumento en los salarios aparecía en primer plano debido a los aumentos de productos indispensables de la canasta básica, el malestar de la población no se hizo esperar y la tensión se rompió en la República. El primer combate que detonó en abril de 1958 fue la lucha magisterial debido a la represión policiaca sobre una concentración de maestros que se efectuaba en el Zócalo. La dureza de la respuesta policiaca dio lugar a que el MRM se lanzará a la movilización en un momento en que ésta se hacía particularmente necesaria. Después, el estallido de la lucha ferrocarrilera se hizo presente el 28 de junio en su primera gran manifestación en el Distrito Federal con la represión por parte de la policía y los bomberos. El movimiento ferrocarrilero se inició el 2 de mayo de 1958 con la formación de la Gran Comisión Pro Aumento de Salarios, y se consolidó con la proclamación del Plan del Sureste el 12 de junio y el estallido de paros a partir del 26 de ese mes. Las demandas de este movimiento eran en primera instancia las mejoras salariales, e inmediatamente después la democracia sindical. El líder de este movimiento sería Demetrio Vallejo que posteriormente sería detenido y encarcelado en Lecumberri.
  • En noviembre de 1964, el movimiento médico comenzó cuando los residentes e internos del hospital 20 de noviembre del ISSSTE reclamaron el pago de los aguinaldos atrasados y 206 de ellos fueron despedidos. En respuesta a los despidos se formó la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI) que comenzó a organizar paros que para el día 26 de ese mes ya abarcaban a 40 hospitales del ISSSTE, Seguro Social y Ferrocarriles. El 10 de diciembre Gustavo Díaz Ordaz, recién entrado en funciones, prometió estudiar sus peticiones de aumento de sueldos y participación en la elaboración de planes de estudios, con lo que el 15 se levantó el paro. Sin embargo, se inició una campaña de desprestigio contra el movimiento y el gobierno rompió las pláticas de avenimiento. Ante ello, los médicos titulados respondieron formando la Alianza de Médicos Mexicanos Asociación Civil (AMMAC), que luego absorbió a la AMMRI. La AMMAC inició otro paro el 13 de enero de 1965, formulando ya no solo demandas de aumento salarial, sino también de carácter laboral más general. Díaz Ordaz prometió nuevamente negociaciones, con lo cual se levantó el paro el 27 de enero. No obstante, la oferta de retabulación salarial no fue satisfactoria. El 19 de abril estalló otro paro que se mantuvo hasta el 3 de junio y se celebró otra reunión con Díaz Ordaz, que sólo resolvió un aumento mínimo de sueldos pero ninguna otra demanda. Ante ello, los médicos realizaron una manifestación el 20 de abril que fue atacada por grupos de choque de la FSTSE. El 14 de agosto se inicia un paro de residentes y el 23 uno de médicos titulados. El 26 de agosto hay otra gran manifestación, pero esa noche la policía tomó los hospitales 20 de noviembre, Rubén Leñero y Colonia, sustituyendo a los paristas con médicos militares. Al día siguiente las enfermeras del 20 de noviembre fueron secuestradas por los grupos de choque de la FSTSE. Cientos de médicos, los más activos en el movimiento, fueron despedidos y sus líderes encarcelados.[12]
  • En la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia Michoacán, desde 1961 había conquistado una ley orgánica democrática y tenía una influencia importante de la izquierda, además de ligarse a las luchas populares. El 1° de octubre de 1966 estudiantes y ciudadanos de Morelia coincidieron en un movimiento en contra del alza en las tarifas del transporte público. Al día siguiente efectuaron una gran manifestación que fue atacada por pistoleros del PRI, que robaron un aparato de sonido. Al dirigirse la marcha al local priísta para reclamar el robo, fue recibida a tiros y murió el estudiante Everardo Rodríguez Orbe. En protesta por esa muerte los estudiantes declararon la huelga el 4 de octubre y el ejército comenzó a patrullar las calles, pese a lo cual se efectúa un gran mitin el 7 de octubre en el centro de Morelia. El 8 de octubre, a petición del Congreso Local, la tropa, mandada por el general José Hernández Toledo, tomó la Universidad y detuvo a decenas de estudiantes. Durante 3 años aproximadamente estuvieron presos el líder de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos, Rafael Aguilar Talamantes, y el dirigente popular Efrén Capiz.[12][13]
  • En 1967, los estudiantes sonorenses se sumaron y encabezaron la protesta popular por la imposición de Faustino Félix Serna como candidato del PRI a la gubernatura de la entidad. La protesta de la población, con fuerte influencia panista, llegó a actos como ataques masivos a una comandancia de policía y casas de funcionarios en Hermosillo. Como las escuelas eran el centro de la movilización, la policía las atacó, pero solo logró que 139 planteles se incorporaran a un paro. Ante ello, el gobernador Encinas Johnson solicitó y obtuvo del Congreso el llamado a la intervención del ejército, que, nuevamente al mando de José Hernández Toledo, el 17 de mayo atacó y tomó la Universidad de Sonora. El movimiento de los estudiantes se dice empezó como un movimiento político que intentó que los estudiantes no reclamaran por sus derechos, pero resultó en una increíble desgracia a nivel nacional e internacional, ya que se dan cuenta que el gobierno puede manipular cualquier tipo de evento para que la ciudadanía no haga ningún tipo de escándalo que pueda llegar a afectar la carrera de algún político, el derecho a protestar sobre los derechos en ese día dio a más personas el valor de hablar sobre lo que quieren.[12][13]

Cronología

Julio

Estudiantes sobre un autobús quemado el 28 de julio.
  • El 22 de julio de 1968, un incidente de fútbol americano entre las Vocacionales 2 y 5 del IPN y la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM, termina en una pelea. El cuerpo policiaco de granaderos es quien disuelve a la turba, deteniendo a varios estudiantes y entrando dentro de las instalaciones de dicha vocacional.[14]
  • Entre el 26 al 29 de julio de 1968, varias escuelas entran en un paro de labores, los granaderos y el ejército entran a varias de las escuelas. El 26, se llevan a cabo dos manifestaciones autorizadas por el Departamento del Distrito Federal. Cada una de ellas es convocada por diferentes agrupaciones y tienen itinerarios y horarios distintos. Una es convocada por los estudiantes del IPN en protesta por la intervención de los granaderos en la Escuela Vocacional 5 y en demanda de la desaparición del cuerpo de granaderos y la destitución de los jefes de la policía preventiva del DF, Luis Cueto y Raúl Mendiolea. La otra manifestación es convocada por la CNED, la Juventud Comunista y las sociedades de alumnos de diversas escuelas del IPN y de la UNAM, la cual es denominada «Marcha Juvenil por el 26 de Julio», en conmemoración del XV aniversario del asalto al cuartel Moncada y en solidaridad con la Revolución Cubana. Los organizadores de esta marcha conocen el problema de los estudiantes de la Vocacional 5, por lo que incluyen en sus mantas lemas de apoyo a sus reclamos. Esta marcha parte a las 18 horas del Salto del Agua, continúa por San Juan de Letrán, hoy Eje Central Lázaro Cárdenas, y concluye con un mitin en el Hemiciclo a Juárez.
La manifestación de los estudiantes del IPN sale a las 16 horas de la Plaza de la Ciudadela. La marcha continúa su ruta en orden y concluye con un mitin en la Plaza del Carrillón del Casco de Santo Tomás, cerca de las 19:30 horas. En ese momento, un grupo de estudiantes opositores a la FNET se apodera del sonido para invitar a los manifestantes a ir al Zócalo. La invitación es aceptada por cientos de estudiantes, quienes se organizan y emprenden el camino; toman varios autobuses, se bajan en el Panteón de San Fernando y desde aquí inician la marcha en dirección al Zócalo. A la altura de la Torre Latinoamericana, coinciden con la manifestación de apoyo a la Revolución Cubana. Ahí se marca una línea para que ésta continúe su ruta hacia el Hemiciclo a Juárez y los del Politécnico hacia el Zócalo por la calle de Madero. En la esquina de Madero y Palma, son atacados por granaderos y obligados a retroceder hasta la Alameda Central. Los estudiantes se dirigen al mitin que se lleva a cabo en el Hemiciclo, donde informan de la golpiza que han sufrido y piden apoyo. De inmediato, se organiza una marcha conjunta que avanza hacia la Plaza de la Constitución, vitoreando a la UNAM y al IPN y lanzando consignas a favor de la unidad estudiantil y contra los jefes policíacos y la represión.
En las calles de Palma y Cinco de Mayo, los estudiantes se encuentran de nuevo con los granaderos y la policía, bajo el mando del subjefe de la Policía Preventiva del DF, general Raúl Mendiolea Cerecero. Éste se aproxima a los manifestantes para ordenarles que se retiren «recibiendo en respuesta una lluvia de piedras». De inmediato el general citado da una orden a las fuerzas policiacas. Éstas se lanzan contra los manifestantes, correteándolos y golpeándolos con brutalidad «sin distinguir entre manifestantes y simples transeúntes, lo que obliga a todo el público a replegarse hasta la glorieta del Caballito».
Como resultado de la represión policiaca, hay más de 500 heridos y decenas de detenidos, entre ellos algunos extranjeros.
El procurador general de la República, Julio Sánchez Vargas, gira órdenes de aprehensión contra «personas ligadas a los desórdenes», entre los cuales se encuentran varios miembros del Partido Comunista Mexicano.
A partir de las 21:30 horas, agentes de la Dirección Federal de Seguridad, con el apoyo de elementos del Servicio Secreto y de otras policías, ocupan las oficinas del Comité Central del Partido Comunista y los talleres gráficos de la Voz de México, órgano del PCM, y aprehenden a las personas que se encuentran en las instalaciones. En otros sitios, se toman presos, sin orden judicial, a miembros del PCM, de la Juventud Comunista y de la CNED.[14]

Agosto

Un maestro hablando con un soldado en las inmediaciones de San Ildefonso en julio de 1968.
  • El 2 de agosto de 1968, los universitarios descontentos por el cambio de itinerario de la manifestación del día anterior realizan dos mítines frente a la Torre de Rectoría de la Ciudad Universitaria. En el primer mitin, los oradores piden que el rector Barros Sierra suscriba el pliego petitorio estudiantil. Dos horas después, se realiza el segundo mitin, luego de una marcha por el circuito de la Ciudad Universitaria. En este mitin, se califica de «farsa oficialista» la manifestación encabezada por el ingeniero Barros Sierra. Se dice que la masa universitaria había sido presa de las «maniobras de la rectoría para canalizar el movimiento nada más hacia la protesta por la violación de la autonomía universitaria, pero no hacia la solución de los problemas estudiantiles contenidos en el pliego». Los oradores califican de poco combativo el discurso del rector de la UNAM y denuncian el control que se ejerció sobre los participantes, a quienes no se permitió exponer su opinión sobre el conflicto. Se constituye el Consejo Nacional de Huelga (CNH).
El CNH se forma sobre tres principios:
  1. Solo estarán representadas las escuelas en huelga, no en paro activo
  2. Habrá tres representantes por escuela, elegidos en asamblea
  3. No se admite la representación de federaciones, confederaciones, partidos o ligas, solo de escuelas. En el CNH llegan a estar representadas 75 escuelas con un total de 250 estudiantes miembros cuyas decisiones se hacían por mayoría de votos, representaba por igual a alumnas, y reducía la animosidad entre las instituciones rivales.[15]
La Procuraduría General de la República informa que se solicitó al juez girar «orden de aprehensión contra dirigentes del PCM y de varias organizaciones filiales» y que ha consignado a siete personas relacionadas con el conflicto estudiantil por los delitos de asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena y ataques a las vías generales de comunicación. El Partido Comunista Mexicano publica un manifiesto: rechaza las acusaciones en su contra; declara que hace suyas las demandas estudiantiles y denuncia a la CIA de difundir documentos apócrifos, como el titulado «La Juventud al Poder», que se presenta bajo la firma de la Juventud Comunista de México. Víctor Manuel Sánchez, fundador del MURO, critica al rector de la UNAM en una estación de radio.[14]
  • El 3 de agosto de 1968, aparecen en los periódicos desplegados en pro y en contra del movimiento estudiantil. La FNET, mostrando su lealtad al régimen, manifiesta que el gobierno de México es víctima de una conspiración nacional e internacional «por parte de los provocadores tradicionales organizados en las corrientes del maoísmo, y del trotskismo», quienes, dice, desde hace tiempo estaban ya preparados para el estallido de violencia, «si no en estos días, sí en las épocas en las que México ofrecerá su corazón a la juventud del mundo en la XIX Olimpiada». La CNED declara en un manifiesto público que las «organizaciones revolucionarias de la juventud están sufriendo la furia irracional de los cuerpos policiacos». Y afirma: «el movimiento estudiantil se proyecta para derrotar la violencia y abrir nuevos cauces a la democracia». El director general del IPN, en presencia del Comité Coordinador de Huelga del IPN, acepta encabezar la manifestación que estudiantes, maestros y autoridades de esa institución tienen programada para el lunes 5 de agosto, en protesta por la represión gubernamental y el allanamiento a centros escolares por las fuerzas policiacas y del ejército. Pero advierte que su participación está condicionada a que ninguna organización estudiantil aparezca como patrocinadora, y que solo participen estudiantes y profesores del IPN. Tales condiciones son consideradas por los estudiantes como pretextos para no participar, pues la manifestación ha sido proyectada no solo por los Comités de Lucha del IPN, sino también por estudiantes y profesores de la UNAM, de Chapingo y de la Normal, cuyos representantes han formado una Comisión Organizadora de la Manifestación del 5 de agosto. La FNET acuerda no participar en la manifestación; pretende levantar la huelga del IPN y acusa a los «provocadores comunistas» de ser los responsables del conflicto. La FNET, tratando de limpiar su imagen, censura al general Luis Cueto Ramírez, jefe de la Policía Preventiva del DF, por haber declarado que dirigentes de su organización solicitaron la intervención de la policía el 26 de julio. El general Cueto Ramírez dirige un oficio a los alumnos del IPN, a petición del presidente de la FNET, José R. Cebreros, afirmando «que en ningún momento el mencionado representante estudiantil solicitó a esta jefatura la intervención de la policía en los actos que se desarrollaron durante el 26 de julio».[14]
El ejército mexicano en el Zócalo de la Ciudad de México el 28 de agosto.
  • El 4 de agosto de 1968, el movimiento estudiantil elabora un pliego petitorio que invalida el de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), y contiene los siguientes puntos:
  1. Libertad a los presos políticos;
  2. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal –los cuales instituían el delito de disolución:social y sirvieron de instrumento jurídico para la agresión sufrida por los estudiantes–;
  3. Desaparición del Cuerpo de Granaderos;
  4. Destitución de los jefes policíacos;
  5. Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto;
  6. Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.
Contingente de la Facultad de Ciencias al frente de la marcha del 13 de agosto.
  • El 27 de agosto de 1968 una multitudinaria marcha se dirigió al zócalo capitalino a las 15:20 horas. Fue la primera ocasión en que se insulta públicamente al presidente mexicano, Gustavo Díaz Ordaz. Asisten aproximadamente 30 mil personas, las cuales marcharon desde el Museo de Antropología. Aún no había salido la retaguardia de la marcha a las 19 horas cuando fue izada en el astabandera del Zócalo un banderín rojinegro. Al finalizar la manifestación, uno de sus líderes, Sócrates Campos Lemus, quien años más tarde sería identificado como un infiltrado en el movimiento por parte del gobierno,[16]​ se pronuncia a favor de quedarse a esperar una respuesta del gobierno, a escasos días del informe presidencial. En respuesta, 3500 estudiantes permanecen en guardia.[13]
Vista aérea de la manifestación del 27 de agosto a la altura del Hemiciclo a Juárez.
  • La madrugada del 28 de agosto de 1968, varias tanquetas –las cuales destruyeron los campamentos estudiantiles–, soldados con bayoneta calada, granaderos, así como camiones de bomberos, salieron desde las calles de Pino Suárez, Seminario y Moneda. Los estudiantes gritan: «¡México, libertad!, ¡México, libertad!», retirándose por Madero siendo aproximadamente mil 500 personas, otros trataron inútilmente de detener la marcha de los tanques ligeros tirándose a su paso o subiéndose a ellos. Al final todos fueron desalojados del Zócalo. Los estudiantes no solo fueron desalojados, sino perseguidos y golpeados a lo largo de las calles del Centro Histórico hasta la Torre Latinoamericana, donde el Ejército corta cartucho. En El Caballito, en las inmediaciones de Bucareli y Reforma, arremete a culatazos contra los estudiantes. En el operativo participaron el 43º y el 44º Batallón de Infantería y 1º de Fusileros Paracaidistas, al mando del general Benjamín Reyes García; así como 12 carros blindados de la guardia presidencial, cuatro carros de bomberos, alrededor de 200 patrullas de la policía preventiva, cuatro batallones de tránsito y unos diez motociclistas de la Dirección General de Tránsito. Durante la madrugada, empleados del Departamento del Distrito Federal (DDF), ahora Gobierno del Distrito Federal, izaron nuevamente el banderín rojinegro antes del amanecer.[16][14]​ Ese mismo día, varios burócratas del DDF fueron llevados en camiones al Zócalo. Súbitamente, los propios empleados gubernamentales comienzan a corear «¡Somos borregos!», «¡Somos acarreados!» y «¡No vamos! ¡Nos llevan!». Durante este «acto de desagravio» a la Bandera Nacional, se abren las puertas del Palacio Nacional, de donde salieron tanquetas del ejército para dispersar a los manifestantes.[13]
En las horas subsecuentes, varios tiradores abren fuego contra estudiantes y soldados desde el tercer piso del Hotel Majestic, el edificio ubicado en Madero #68, en la esquina de Madero y Palma y desde algunos edificios de la avenida Pino Suárez. Posteriormente, dos sospechosos de haber disparado desde los edificios son detenidos y se les decomisan una subametralladora y un rifle M-2, sin embargo, los sospechosos fueron liberados. Investigaciones posteriores señalan que los presuntos tiradores trabajaban para las esferas más altas del gobierno al observarse un disparo que sale desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación.[16]

Septiembre

  • El 7 de septiembre de 1968, se lleva a cabo un mítin en Tlatelolco, denominado «la Manifestación de las Antorchas».
  • El 13 de septiembre de 1968, tiene lugar «La marcha del silencio», donde los manifestantes marcharon con pañuelos en la boca.[14][13]
  • El 23 de septiembre de 1968, el rector Barros Sierra presenta su renuncia a la Junta de Gobierno de la UNAM:
Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada [...] Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edificios y terrenos, no recibí notificación oficial alguna, ni antes ni después de que se efectuaron [...] Los problemas de los jóvenes solo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción [..] Estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es bien cierto que hasta hoy proceden de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a que dictados obedecen. La conclusión inescapable es que, quienes no entienden el conflicto, ni han logrado solucionarlo, decidieron a toda costa señalar supuestos culpables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mí [...] Por ello es insostenible mi posición como rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental. [...] En virtud de las consideraciones anteriores, me veo en la imperiosa necesidad de presentar mi renuncia irrevocable.
El edificio de la Vocacional 5 es ametrallado por comandos policíacos vestidos de civil, ocasionando grandes destrozos.
En las primeras horas de la noche se inician una serie de choques violentos entre estudiantes y granaderos en las zonas del Casco de Santo Tomás, de la Unidad Nonoalco Tlatelolco y de la Unidad Profesional de Zacatenco. En el Casco de Santo Tomás los estudiantes secuestran autobuses y los colocan en forma estratégica alrededor de las escuelas; abren zanjas y derriban postes «con el fin de impedir el paso de los vehículos policíacos». A las 19 horas arriban al lugar alrededor de mil 500 granaderos en autobuses de pasajeros, y de inmediato rodean las instalaciones del Casco. Los politécnicos incendian los camiones con los que habían bloqueado las calles aledañas al Casco, y desde las escuelas y algunas casas comienzan a arrojar bombas molotov a los policías y a los autobuses en que éstos habían llegado. Los granaderos lanzan en varias ocasiones gases lacrimógenos, pero se repliegan para evadir las bombas molotov que les lanzan. La lucha se extiende hasta la avenida Instituto Técnico, donde los estudiantes queman varios autobuses. En la madrugada del día 24, «cientos de granaderos y soldados, apoyados con tiros de fusil», toman todas las escuelas del Casco de Santo Tomás. Se detienen a 350 estudiantes, hombres y mujeres. Todos ellos son trasladados a las cárceles en autobuses urbanos y vehículos policíacos. En la Unidad Profesional de Zacatenco, los estudiantes también se enfrentan a las fuerzas policíacas.[14]
Las batallas por tomar el Casco de Santo Tomás y la Unidad Profesional Zacatento duran más de doce horas.[17]​ Los estudianes politécnicos defienden sus escuelas a sangre y fuego en contra de los granaderos; así que debe intervenir el ejército. En los primeros minutos del día 24 de septiembre, el general Gustavo Castillo salió con mil soldados de su cuartel general y se dirigió a la Unidad Profesional Zacatenco, en donde ya llevaban tres días de enfrentamientos contra los granaderos. El general Carrillo tomó la Unidad Profesional con el apoyo de mil soldados, 15 carros blindados, rifles M-1, lanzagranadas y 150 judiciales.[17]​ El saldo oficial fue de 33 heridos y solamente un muerto. A las tres de la mañana, el general Castillo dejó a 400 soldados custodiando la Unidad Profesional Zacatenco, y con 15 carros blindados y los 600 soldados restastes se dirigió a Santo Tomás. De la batalla por tomar Santo Tomás da cuenta la revista francesa L'Express al informar que en los combates se dispararon más de mil balas y que al final hubieron 15 muertos; la información oficial del día redujo el marcador a tres muertos y 45 lesionados. El Doctor Justo Igor de León Loyola (testigo presencial) escribió en su libro, La Noche de Santo Tomás:
Hoy he visto choques sangrientos; enfrentamientos desiguales: ambos (bandos) están armados... ¡Pero, qué diferencia de armas! Pistolas calibre 22 contra rifles M-1. ¡Bazucas contra bombas Molotov! De un lado están elementos capacitados para el uso de armas; son técnicos. En cambio, en el otro, apenas si saben usarlas…[18]
Mientras eso sucede, en la zona de la Unidad Nonoalco Tlatelolco se registran choques entre estudiantes y granaderos. Los granaderos recurren a las armas de fuego. Después de un intenso tiroteo, toman la Vocacional 7, y detienen a los estudiantes que se encuentran en el área.
Durante las ocupaciones de la Ciudad Universitaria y del Casco de Santo Tomás, varios informes mencionan la participación de un agrupamiento denominado «Batallón Olimpia», el cual originalmente estaba destinado a cuidar las instalaciones olímpicas y pasó a ser un grupo de choque, y fue responzable de varios enfrentamientos callejeros con los estudiantes de varias vocacionales y preparatorias.[16]
  • El 27 de septiembre cinco sospechosos son detenidos en Tlatelolco cuando se descubrió que transportaban armas y municiones en esa unidad habitacional.[16]

El 2 de octubre de 1968

Matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco

Hoyo de bala en la pared del Templo de Santiago Tlatelolco.

La tarde del 2 de octubre de 1968, dos días después de la salida del ejército del campus de la UNAM miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Mientras tanto, el ejército vigilaba, como en todas las manifestaciones anteriores, que no hubiera disturbios, principalmente porque el gobierno tenía temor de que fuera asaltada la Torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Asimismo, contaban con el apoyo de dos helicópteros: uno de la policía y otro del ejército.

Por su parte, miembros del Batallón Olimpia, cuyos integrantes iban vestidos de civiles con un pañuelo o guante blanco en la mano izquierda, se infiltraban en la manifestación hasta llegar al tercer piso del edificio Chihuahua donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas.

Primera conferencia de prensa convocada por el Consejo de Huelga de la UNAM el 5 de octubre. Con micrófono, Marcelino Perelló Vals, hijo del activista catalán Marcelino Perelló Domingo.

Cerca de las 5:55 de la tarde, dos bengalas rojas fueron disparadas desde la torre de Tlatelolco. A las 6:10, sobrevoló la plaza un helicóptero del cual dispararon bengalas, la primera verde y la segunda roja, presumiblemente, como señal para que los francotiradores del Batallón Olimpia apostados en los edificios Chihuahua, 2 de Abril, 15 de Septiembre, I.S.S.S.T.E. 11, Revolución de 1910 y la Iglesia de Santiago,[16]​ así como varios miembros del Batallón Olimpia parapetados en los departamentos del Chihuahua y en el corredor del tercer piso, abrieran fuego en contra de los manifestantes y militares que resguardaban el lugar, para hacerles creer a estos últimos que los estudiantes eran los agresores.[19]​ Los militares, en su intento de defenderse, repelieron «la agresión de los estudiantes», pero ante la confusión, los disparos no fueron dirigidos contra sus agresores, sino hacia la multitud de manifestantes que se encontraban en la plaza de Tlatelolco.

Muchos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieron en algunos departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo a los miembros del ejército, que -sin orden judicial- irrumpieron en cada uno de los departamentos de todos los edificios de lo que conforma la Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes. Horas después, la plaza estaba llena de zapatos y los estudiantes fueron llevados a culatazos a dos lugares: las puertas de los elevadores del edificio Chihuahua, donde fueron desvestidos quedando solamente en ropa interior y golpeados, y al exconvento situado al lado de la Iglesia de Santiago-Tlatelolco, donde reunieron a aproximadamente 3000 detenidos.[20]​ Otros fueron desnudados en las paredes del convento, donde un mes después aún podían ser vistas manchas de sangre en los muros –entonces– blancos de la construcción. Los periodistas fueron registrados y confiscados sus rollos usados y vírgenes, algunos incluso fueron desvestidos y otros, como Oriana Fallaci, resultaron heridos. La Plaza fue limpiada por el cuerpo de bomberos y la tropa de soldados se mantuvo ahí hasta el 9 de octubre.[16]​ Varios testigos aseguran que durante este lapso, el Batallón Olimpia se disfrazó de empleados de luz y agua para poder buscar estudiantes fácilmente. Los detenidos, por su parte, fueron enviados a distintas cárceles de la Ciudad de México; los cabecillas fueron enviados a la penitenciaría o al «Palacio Negro» de Lecumberri así como al Campo Militar Nº 1.

Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos.[21]​ El gobierno mexicano manifestó en 1968 que fueron solo 20 muertos; tres años más tarde, la escritora Elena Poniatowska, en su libro La noche de Tlatelolco, publicó la entrevista de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cadáveres en un solo lugar.[22]​ El periodista inglés John Rodda, en sus investigaciones independientes, durante las que entrevistó sobrevivientes y testigos de los sucesos en los hospitales, calculó que el saldo fue de 325.[23][24]​ Años más tarde, en una segunda investigación, el número se rebajaría a 250.[25][26]

Algunos autores, como Jorge Castañeda, creen que todo uso de la fuerza pública comenzó a ser magnificado por la población luego de la operación contra los estudiantes en Tlatelolco. Este autor sostiene que los estudiantes asesinados fueron 68, y que también murió 1 soldado.[27]

Sin embargo, la BBC de Londres, en una acotación hecha en el 2005 al despacho informativo original del 2 de octubre de 1968, y luego de conocerse las implicaciones de la CIA en los hechos, sostiene que el número de víctimas oscila entre 200 y 300, y que los cuerpos rápidamente fueron retirados en camiones de transporte de basura.[5]

En general las estimaciones calculan el número de muertos en un rango que va de los 200 hasta los 1500.[28]​ Testigos afirman que hubo grúas recogiendo centenares de cadáveres que había a su paso para luego ser arrojados e incinerados.

Los Juegos Olímpicos

El sábado 12 de octubre de 1968, Díaz Ordaz, estuvo presente en la inauguración de los XIX Juegos Olímpicos, bautizados como la olimpiada de la paz; durante la ceremonia, un grupo de manifestantes lanzó sobre el palco donde el presidente se encontraba un papalote de color negro en forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre.

Reacción nacional e internacional

Internacionalmente se sabía poco de la reciente matanza de estudiantes debido a la fuerte censura que ejerció el gobierno mexicano hacia los medios de comunicación -nacionales y extranjeros-[13]​ para evitar una mala imagen internacional; en algunos casos se persiguió a periodistas dentro y fuera del país[13]​ en caso de difundir la noticia en cualquier medio de comunicación. Sin embargo, la noticia sí llegó a oídos de los movimientos juveniles de Latinoamérica y Europa. En Centro y Sudamérica las embajadas mexicanas fueron apedreadas; hubo marchas en Santiago de Chile. Se hizo un mitin en Londres frente a la embajada mexicana en simpatía con el movimiento y en protesta por la represión cada vez más sangrienta por parte del gobierno; hubo también marchas en Toulouse y en París (Francia). En Alemania, la embajada de México fue grafiteada con «SS» rúnicas y cruces gamadas; la Unión de los Estudiantes Suecos organizó una manifestación frente a la embajada de México y un mitin similar en Helsinki, Finlandia, fue disuelto por la policía; el Consejo de Estudiantes de Holanda solicitó que sus atletas no participaran en los Juegos Olímpicos y el consulado mexicano en ese país fue ocupado. En Moscú, los estudiantes latinoamericanos de la Universidad Patricio Lumumba, protestaron frente a la embajada mexicana.[29][30]​ De todos los funcionarios mexicanos, solamente Octavio Paz, quien entonces era embajador de México en la India, renunció a su puesto.[13]​ El expresidente Lázaro Cárdenas estaba incrédulo por la actuación del ejército contra el pueblo mexicano.[13]

Mucho se ha dicho sobre la famosa frase que el periodista Jacobo Zabludovsky pronunció en la entrada de su noticiero nocturno: "Hoy fue un día soleado" (sic).[13]​ En general se usa como ejemplo de como los medios de comunicación y el gobierno estaban en complicidad para tapar lo ocurrido.

Últimos días

  • El 3 de octubre, el general Marcelino García Barragán, entonces secretario de la Defensa Nacional, da una conferencia de prensa, en la que justifica la intervención del ejército: «Se ordenó un dispositivo para evitar que los estudiantes fueran del mitin de Tlatelolco al Casco de Santo Tomás, el ejército intervino en Tlatelolco a petición de la policía y para sofocar un tiroteo entre dos grupos de estudiantes». Y asienta: «el comandante responsable soy yo. No se decretará el estado de sitio. México es un país donde la libertad impera y seguirá imperando». Y amenaza con actuar con la misma energía si «aparecen más brotes de agitación».[14]
Los soldados continúan cateando los edificios cercanos a la Plaza de la Tres Culturas en busca de estudiantes que se habían refugiado en ellos durante la refriega del día anterior. Muchos jóvenes son detenidos y conducidos al corredor de la planta baja del edificio Chihuahua, donde permanecen varias horas con los brazos en alto. Según informes oficiales, las cifras de personas civiles muertas y heridas en Tlatelolco, registradas hasta este día, son 30 muertos y 70 heridos; 53 de ellos heridos graves. También se notifica que en el Campo Militar Número Uno están detenidas 1500 personas. El Senado de la República, en un documento oficial firmado por 30 legisladores de la Gran Comisión, «justifica plenamente» la intervención de la fuerza pública el 2 de octubre.[14]
  • El 5 de octubre el Consejo Nacional de Huelga da una conferencia de prensa, en la que declara: Los estudiantes no provocaron ni prepararon o realizaron los sangrientos sucesos del 2 de octubre. Quienes dieron pretexto para la represión militar fueron grupos de individuos que ametrallaron al ejército y al pueblo, los cuales se identificaban entre sí por medio de un guante o venda en la mano izquierda, los mismos que fueron vistos por algunos estudiantes hacer arrestos y acatar órdenes de las autoridades policiacas. El grupo mencionado causó la muerte con su acción a 150 civiles y 40 militares. El propósito de la brutal represión del 2 de octubre era aprehender a todos los miembros del CNH para descabezar el movimiento.[14]
  • El 17 de octubre 58 estudiantes presos en Lecumberri dan a conocer al pueblo de México su testimonio:
  1. El miércoles 2 de octubre en la Plaza de Tlatelolco, algunos de nosotros participamos en un mitin completamente pacífico y fuimos testigos de que personas vestidas de civil, que posteriormente pudimos saber que pertenecen al cuerpo especial del Ejército Mexicano llamado Batallón 'Olimpia' y a los cuerpos policiacos del D. F., junto con uniformados del mismo ejército, dispararon, sin miramiento alguno, contra la gente inerme e indefensa que participaba en el mitin.
  2. Después de los sangrientos sucesos de ese día, fuimos detenidos con todo lujo de violencia, unos en el lugar de los hechos y otros en casas particulares o en la calle, en todos los casos no hubo, por parte de nosotros, resistencia alguna a nuestra detención.
  3. Ninguno de nosotros hizo uso de ninguna arma de fuego, contrariamente a lo que se nos imputa.
  4. La mayoría, después de ser detenidos, fuimos salvajemente golpeados por elementos policiacos y militares, en locales que ocupan el Servicio Secreto, la Dirección Federal de Seguridad y el Campo Militar No. 1.
  5. Fuimos sometidos a interrogatorios y torturas y dentro de este clima de tensión se nos forzó a declarar ante el Ministerio Público.
  6. Ninguno de nosotros ha recibido consignas del Consejo Nacional de Huelga para hacer uso de la violencia y este organismo, a nuestro entender, sólo ha utilizado formas pacíficas y legales de lucha.
  7. Todos nosotros estamos seriamente preocupados por la suerte que corre el compañero Raúl Álvarez Garín, miembro del Consejo Nacional de Huelga que, nos consta, hasta el miércoles 9 de este mes, permanecía preso en la prisión del Campo Militar No. 1. Hasta la fecha el compañero Raúl Álvarez no ha sido consignado ante ningún juzgado, por lo que exigimos se haga público su paradero y se respete su integridad física…
  • El 19 de octubre son declarados formalmente presos Raúl Álvarez Garín y Miguel Eduardo Valle Espinosa, miembros del Consejo Nacional de Huelga. En un documento oficial se indica que del 26 de julio al 24 de octubre de 1968 se han efectuado la aprehensión de aproximadamente 5000 personas, de las cuales se han consignado al 10 por ciento aproximadamente.[14]
  • El 25 de octubre en asambleas efectuadas en la Unidad Profesional de Zacatenco, los estudiantes se pronuncian por no regresar a clases en tanto no se obtenga la libertad de los estudiantes presos.[14]
  • El 27 de octubre se clausuran los XIX Juegos Olímpicos.
  • El 29 de octubre a las 12:30 horas, la Secretaría de la Defensa Nacional entrega a las autoridades del IPN los edificios e instalaciones que habían sido ocupados por el ejército desde el 24 de septiembre. El Consejo Nacional de Huelga efectúa asambleas generales en diversas facultades y escuelas de la Ciudad Universitaria y de la Unidad Profesional de Zacatenco. En todas las asambleas se confirma que el movimiento estudiantil debe proseguir hasta la solución de las demandas contenidas en el pliego petitorio de seis puntos.[14]
  • El 31 de octubre a las 17:30, se inicia en la explanada de la Ciudad Universitaria el «Mitin de la Unidad», programado por el CNH para mostrar la continuidad de la unidad del estudiantado y del movimiento. En el mitin se toma el acuerdo de celebrar asambleas generales en todas las escuelas del IPN y de la UNAM a partir del 4 de noviembre, para que la base estudiantil decida la forma que adoptará el movimiento en las nuevas circunstancias.
  • El 3 de noviembre el secretario de Educación Pública difunde un mensaje a través de la radio y la televisión, llamando a los estudiantes a restablecer la normalidad escolar. Por su parte, el director de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, Gilberto Palacios, informa que ha invitado a los alumnos, mediante cartas y telegramas, a que regresen a clases, anunciando que éstas reanudarán el 2 de diciembre del año en curso.
  • El 4 de noviembre durante todo el día, se realizan asambleas en diversos planteles de la UNAM, del IPN y en la Escuela Nacional de Maestros para conocer la posición del estudiantado en torno a la continuidad o suspensión de la huelga estudiantil. Se informa que, en las asambleas, los estudiantes han acordado "continuar el paro y no volver a clases hasta que haya sido solucionado el pliego petitorio de seis puntos"; también han decidido «dirigirse hacia los sectores obreros y campesinos en busca de su apoyo».[14]
  • El 11 de noviembre aumentan las presiones para que los estudiantes retornen a clases y circulan rumores de una posible intervención del Estado en la UNAM.
  • El 14 de noviembre el CNH somete a la consideración del estudiantado y del pueblo de México, lo siguiente:
  1. «Que no es posible pensar en el retorno a clases en tanto no se cumplan plenamente las 3 condiciones que hemos fijado para ir al diálogo público.»
  2. «Que respecto al diálogo público mantenemos la misma posición, aun cuando éste se lleve a cabo habiendo iniciado las labores académicas.»
En conferencia de prensa, el CNH anuncia que una comisión de estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras está elaborando un proyecto de estudio que servirá de base para que la UNAM sea en el futuro una universidad crítica y desarrolle su labor académica dentro de la autogestión. Igualmente se informa que la Facultad de Derecho está preparando un estudio acerca de la reestructuración de la policía.
  • El 17 de noviembre se hacen nuevos llamados a los estudiantes para que regresen a clases, advirtiendo de los peligros que corren las instituciones educativas si insisten en sostener la huelga. En ese sentido se pronuncian los directivos de las escuelas del Instituto Politécnico Nacional; así como el Consejo Universitario de la UNAM.
  • El 21 de noviembre en reunión del Consejo Nacional de Huelga se vota unánimemente por el retorno a clases. Aunque se acuerda que esta deliberación sea sometida a la consideración de las asambleas de todas las escuelas en huelga, para que la base estudiantil determine una solución definitiva.
  • El 22 de noviembre el rector Barros Sierra llama al retorno a clases para el próximo lunes 25. Se celebran asambleas en las diversas escuelas en huelga, para someter a consideración del estudiantado la propuesta del Consejo Nacional de Huelga de regresar a clases. En las asambleas se producen encendidas polémicas y resoluciones encontradas: unas escuelas se pronuncian por levantar el paro, otras deciden prolongar la huelga. Los estudiantes del IPN, en asamblea celebrada en el auditorio de la Unidad Profesional de Zacatenco, rechazan la propuesta del CNH.
  • El 25 de noviembre se realizan asambleas estudiantiles en casi todos los planteles del IPN, de la UNAM, en la Escuela Nacional de Maestros y en la Escuela Normal Superior de México. Nuevamente las reuniones estudiantiles se caracterizan por las encendidas discusiones entre los partidarios de la huelga y los que están a favor del retorno a clases.[14]
  • El 6 de diciembre, reunidos en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN, la mayoría de los miembros del CNH, en su calidad de representantes de las diversas escuelas en huelga, decide por votación disolver este organismo. Se anuncia que con el objeto de continuar el movimiento estudiantil se procederá a fortalecer los comités coordinadores de lucha de los planteles de la UNAM y el IPN, así como los de Chapingo y de las escuelas normales. La tarea inmediata de los referidos comités coordinadores será organizar una manifestación para el 13 de diciembre, denominada «Gran Marcha de Protesta», cuyo recorrido sería entre la Ciudad Universitaria y el Casco de Santo Tomás.[14]
  • El 12 de diciembre el Gobierno del Distrito Federal niega la autorización para la realización de la manifestación estudiantil programada para el 13 de diciembre. La Jefatura de Policía advierte: «ese acto no será permitido por carecer del permiso respectivo».
  • El 13 de diciembre, la manifestación estudiantil sale de la Ciudad Universitaria. En Insurgentes están estacionados tanques militares, patrullas y camiones con granaderos, con la orden de impedir el avance de la manifestación. Los estudiantes, con el recuerdo reciente de la matanza del 2 de octubre, retroceden y regresan a Ciudad Universitaria. Al mismo tiempo, agrupamientos del ejército y de la policía se encuentran estacionados en las cercanías de los centros de estudio del Politécnico, en Zacatenco y en el Casco de Santo Tomás, con el mismo objeto de impedir la movilización de los estudiantes.[14]

Influencia extranjera

El movimiento estudiantil se desarrolló en un ambiente de protestas juveniles como lo fueron el Mayo francés y la Primavera de Praga, y muchas de sus ideas de no violencia afectaron el movimiento. Sin embargo, el gobierno no tardó en acusar a los estudiantes de comunistas.[31]​ usando su aparato propagandístico para defender su versión de los hechos y culpar a los jóvenes, como fue el uso de los noticieros de Telesistema Mexicano,[32]​ publicar libros apócrifos[33]​ e insistir en la influencia de agentes rusos y cubanos en el movimiento. Sin embargo, los documentos desclasificados posteriores de la CIA revelaron que las acusaciones del gobierno mexicano resultaron infundadas.[16][20][34][35]

El gobierno mexicano se vio presionado por la aproximación de los Juegos Olímpicos bajo la amenaza de que serían cancelados si seguían los disturbios.[36][37][20]

El batallón Olimpia

Batallón Olimpia
Activa 1968
País México México
Rama/s Gobierno
Tipo Grupo paramilitar
Función Seguridad en los Juegos Olímpicos
Especialización Provocación, represión y desaparición de personas
Tamaño 600 elementos

El batallón Olimpia fue el grupo de choque creado por el gobierno mexicano para «garantizar la seguridad» en los XIX Juegos Olímpicos y que en vista del movimiento estudiantil fue usado como grupo de represión para infiltrarse, provocar y detener manifestantes durante la serie de protestas del verano de aquel año. Para no ser agredidos, arrestados o confundidos con civiles, se distinguían de los manifestantes por usar un guante o pañuelo blanco en la mano izquierda.[38][16]​ El agrupamiento estaba conformado por cerca de 600 elementos que provenían de distintas zonas militares de México, pero no eran los únicos que hacían uso de la contraseña blanca, ya que también participaban elementos del Estado Mayor Presidencial, Guardias Presidenciales y de la Dirección Federal de Seguridad.[16]​ La participación del Batallón Olimpia comenzó desde el 28 de agosto de 1968 cuando apostaron francotiradores en la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. También participaron activamente en la ocupación del Casco de Santo Tomás y de la Ciudad Universitaria.[16]​ Originalmente, los altos mandos del batallón lo clasificaron como un agrupamiento "en reserva" sin mencionar el uso de la contraseña blanca o de la vestimenta de civil.[16]

El miércoles 2 de octubre de 1968, cuando los estudiantes hacían un mitin en Tlatelolco, los integrantes del batallón Olimpia llegaron y los cercaron en el corredor del tercer piso del edificio Chihuahua. Debido a la confusión inicial, los soldados dispararon también a los miembros del Batallón Olimpia, quienes pidieron que cesara el tiroteo debido a que podían identificarse.[16][39]​ Una vez acabada la refriega, el Olimpia y el Ejército se coordinaron mutuamente para trasladar detenidos en la planta baja del Edificio Chihuahua.[38]

Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado

En enero de 2005, la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), solicitó la aprehensión de 55 personas presuntamente responsables de la matanza de Tlatelolco. En mayo de 2005, la FEMOSPP aseguró que el ex presidente Luis Echeverría sería consignado ante un juez penal federal. Para entonces, la fiscalía consideraba también como sospechosos de la matanza tanto al ex presidente, como al ex procurador general de la República, Julio Sánchez Vargas; al ex agente del Ministerio Público, Salvador del Toro Rosales; al entonces subdirector de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Luis de la Barreda Moreno; y al entonces comandante de un grupo de agentes, Miguel Nazar Haro.

En noviembre de 2006 el juez José Mattar, responsable del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal, ordenó la detención de Luis Echeverría. Se ordenó su arresto domiciliario, debido a su avanzada edad. En julio, un tribunal federal concedió un amparo contra el auto de formal prisión, y se ordenó levantar el arresto domiciliario.

El titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal, Jesús Guadalupe Luna Altamirano, exoneró a Echeverría al considerar que no existía alguna prueba que lo inculpara como responsable de los hechos ocurridos cuando fue secretario de Gobernación; si bien determinó que hubo genocidio planeado y ejecutado.

La FEMOSPP dio a conocer en febrero del 2006 un importante documento sobre el periodo de la Guerra sucia en México en el cual incluyó al movimiento estudiantil de 1968[10]

Día de duelo nacional

El 8 de noviembre de 2011, el Congreso de la Unión declaró el 2 de octubre, día de duelo nacional. Además, se propuso inscribir dicha fecha en el muro de honor de la Cámara de Diputados, en memoria de los "mártires de la democracia".[40]

Libros

  • El libro El Libro Rojo del 68, a 40 años del movimiento estudiantil. Por José Tlatelpas, Leopoldo Ayala y Mario Ramírez, con una presentación de Fausto Trejo, presenta 68 poetas con textos sobre el movimiento estudiantil. Incluye ensayos y pinturas de artistas como José Hernández Delgadillo, Alfredo Meneses, Melecio Galván, Ocaranza y otros.
  • La novela Muertes de Aurora de Gerardo de la Torre se refiere a la participación de un grupo de petroleros de la Refinería de Azcapotzalco en el movimiento estudiantil.
  • La novela Los días y los años, de Luis González de Alba, relata la experiencia personal del autor (entonces miembro del CNH) antes y después del conflicto.
  • El libro de René Aviles Nueva Utopía y los guerrilleros, publicado en 1973.
  • El Libro The Tlatelolco Massacre in Mexico de Ronald L. Ecker (inglés).
  • La novela La Plaza de Luis Spota narra una historia ficticia del asesinato de una estudiante.
  • El libro La estela de Tlatelolco de Raúl Álvarez Garín.
  • El libro Nada y así sea de Oriana Fallaci, periodista italiana, cuenta la experiencia personal de la autora, quien se encontraba presente haciendo cubrimiento periodístico de la huelga que desenlazó en la Matanza de Tlatelolco, en la que resultó gravemente herida; con esta historia concluye su libro, contrastándola con su experiencia vivida en la Guerra de Vietnam.
  • El libro Tlatelolco 68 de Juan Miguel De Mora es una recopilación de relatos a detalle de personas que estuvieron dentro de la masacre y presenciaron todo lo ocurrido a su alrededor.
  • El libro "Nuestra verdad" de Leopoldo Ayala, Ed.Porrúa, 1988 México
  • El libro "Lienzo Tlatelolco" de Leopoldo Ayala, 1998, IPN
  • El Ensayo "La Imaginación y el Poder. Una Historia Intelectual de 1968", de Jorge Volpi, Editorial Biblioteca Era. Edición de 1988.
  • El libro "1968 Los Archivos de la Violencia", de Sergio Aguayo Quezada, editorial Grijalbo, México 1998.
  • El libro "Yo acuso, poesía perseguida política" de Leopoldo Ayala, IPN, 2004, México
  • La novela "Anhelos opuestos" de S. V. Moraq, Ed. Palabra en Vuelo, 2011 México. Es la historia de un protagonista del movimiento que en cartas relata sus experiencias a una amiga distante desde la perspectiva del humanismo dialéctico. Recrea canciones, películas, literatura y otros aspectos culturales de la época.
  • La novela "Vencer o morir" de Leopoldo Ayala, IPN, 2008. México
  • El libro "El Otro Camino" de Joel Ortega Juárez, FCE, 2006. México
  • El libro "Disparos en la Oscuridad" de Fabrizio Mejía Madrid, biografía novelada del expresidente de México, Gustavo Diaz Ordaz. México, Ed. Suma, 2011.

Películas

Participación de artistas mexicanos

Durante el movimiento estudiantil varios artistas participaron en un mural colectivo en apoyo de las demandas estudiantiles. El mural improvisado y colectivo fue pintado durante varios domingos en los festivales populares que organizaba el Comité de Huelga en la explanada de la UNAM, sobre las láminas acanaladas de zinc que cubrían las ruinas del monumento a Miguel Alemán Valdés. Sobre las láminas de zinc que lo cubrieron, también pintaron: Guillermo Meza, Lilia Carrillo, Benito Messeguer, José Luis Cuevas, Fanny Rabel, Gustavo Arias Murueta, Manuel Felguérez, Pedro Preux, Ricardo Rocha, Carlos Olachea, José Muñoz Medina, Francisco Icaza, Adolfo Mexiac y Manuel Pérez Coronado, entre otros.

En la pintura predominaban los trazos y colores de fuerte expresión y varios artistas rescataron los sucesos de manera muy elocuente. Por ejemplo Gustavo Arias Murueta colgó una muñeca deshecha, de cuyo vientre destrozado saltaban cordones de colores; con ese pequeño objeto rendía homenaje a la joven que había fallecido por estallamiento de vísceras el 28 de agosto en la represión ocurrida en el Zócalo de la Plaza de la Constitución (Ciudad de México)[41][42][43][44][29]

Bibliografía

  • Aguayo Quezada, Sergio (2001). La Charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México. México: Grijalbo. 
  • Aguayo Quezada, Sergio (1998). 1968: los archivos de la violencia. México: Grijalbo-Reforma. 
  • Ramírez, Ramón (1969). El movimiento estudiantil mexicano. México: Era. 
  • Hernández, Salvador (1971). El PRI y el movimiento estudiantil de 1968. México: Ediciones El Caballito. 
  • García Cantú, Gastón (1972). Javier Barros Sierra. México: Siglo XXI Editores. 
  • Avilés Fabila, René (1977). El gran solitario de Palacio. México: V Siglos. 
  • Espinosa Altamirano, Horacio (1977). Toda la furia. México: Ediciones Universo. 
  • Sevilla, Renata (1978). Tlatelolco, ocho años después. México: Posada. 
  • Revueltas, José (1978). México 68:juventud y revolución. México: Era. 
  • Arriola, Carlos (1979). El movimiento estudiantil mexicano en la prensa francesa. México: El Colegio de México. 
  • De Mora, Juan Miguel (1980). Tlatelolco 68. México: Edamex editores. 
  • Cabrera Parra, José (1982). Díaz Ordaz y el 68. México: Grijalbo. 
  • Gómez Miguel, Raúl (2008). El 68 mexicano. Una semblanza informativa para jóvenes. México: Trillas. 

Referencias

  1. En su quinto informe de gobierno en 1969, Díaz Ordaz declaró «Asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado».
  2. «No, la orden fue al Ejército. En realidad todo lo manejó Diaz Ordaz», en Cárdenas, Rogelio. «Díaz Ordaz “lo manejó todo”», nota en el periódico El Universal, 28 de septiembre de 2008.
  3. Testimonios directos, documentales y autores como Julio Scherer García, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska e informes desclasificados del Gobierno de Estados Unidos por The National Security Archive son un ejemplo.
  4. Petiffer, J. Despacho informativo de la BBC sobre los acontecimientos de los primeros días de octubre de 1968. Consultado el 20 de mayo de 2012.[1]
  5. a b BBC ON THIS DAY."1968: Student riots threaten Mexico Olympics". 02 Oct. 2005. Consultada el 20 de mayo de 2012.[2]
  6. a b Aristegui Noticias (1 de octubre de 2013). «Los muertos de Tlatelolco, ¿cuántos fueron?». Consultado el 11 de diciembre de 2014. 
  7. Matthew C. Gutmann, The Romance of Democracy: Compliant Defiance in Contemporary Mexico (Berkeley, CA: University of California, 2002), p.64
  8. Los Muertos de Tlatelolco / The Dead of Tlatelolco [3]
  9. Sarmiento, Sergio. «Los mitos de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968». Terra. 
  10. a b Informe General de La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP)
  11. El movimiento del 68: un legado perdurable, entrevista con el doctor Carlos Aguirre
  12. a b c La Represión en México
  13. a b c d e f g h i j k l Los sexenios: Gustavo Díaz Ordaz, Edit. Clío.
  14. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q Cronología del movimiento estudiantil
  15. Werner, Michael S., ed. Encyclopedia of Mexico: History, Society & Culture. Vol. 2 Chicago: Fitzroy Dearborn Publishers, 1997.
  16. a b c d e f g h i j k l m Canal 6 de Julio, Tlatelolco: Las Claves de la Masacre
  17. a b Juan Arvizu Arrioja, "México 68: Toman Casco de Santo Tomás tras 12 horas de combate", El universal, Mexico, 22 September 2008.
  18. Justo Igor de León Loyola, La noche de Santo Tomás, Ediciones de Cultura Popular, Mexico, 1988.
  19. Aguayo Quezada, Sergio. La Charola: Una historia de los servicios de inteligencia en México, 2001, Págs. 133-137
  20. a b c Proceso: 30 Años Después Testimonios de Tlatelolco, 1998
  21. "The death of Tlatelolco"
  22. Poniatowska, Elena. La noche de Tlatelolco. Editorial Era
  23. Proceso: Los Muertos de Tlatelolco "John Rodda, un reportero de deportes para el periódico británico The Guardian, estaba en México cuando ocurrió la masacre. Con base en lo que presenció y las entrevistas que realizó, Rodda originalmente reportó que 325 personas habían muerto en la Plaza de las Tres Culturas."
  24. “The Killer Olimpics”, The Guardian, 18-VIII-1972.
  25. Los centenarios de las "revoluciones" mexicanas "Las tropas militares y el grupo paramilitar Batallón Olimpia reprimieron duramente a los manifestantes, provocando, según investigaciones del periodista inglés John Rodda, 250 muertos y miles de detenidos."
  26. Matthew C. Gutmann, The Romance of Democracy: Compliant Defiance in Contemporary Mexico (Berkeley, CA: University of California, 2002), p. 64.
  27. Castañeda, J. "Los 68 del 68". Periódico Reforma, publicado el 30 de agosto de 2006.
  28. Muertos de la Matanza de Tlatelolco.
  29. a b "Crónica 1968", Daniel Cazés, Plaza y Valdés, 391 páginas, 1993.
  30. 1968: El Fuego de la Esperanza, Raúl Jardón
  31. La CIA en México: Conjura comunista y tentación golpista
  32. Teletiranía: la dictadura de la televisión en México
  33. "El Móndrigo": cinco anécdotas falsas sobre el movimiento del 68
  34. Proceso: Tlatelolco- la Impunidad 40 Años Después, 2008
  35. The Tlatelolco Massacre: U.S. Documents on Mexico and the Events of 1968
  36. John R. Rodda, “‘Prensa, Prensa,’ A Journalist’s Reflections on Mexico ’68.” Bulletin of Latin American Research 29, Issue Supplement s1 (2010): 11-22.
  37. Journal of Undergraduate Research on Mexico
  38. a b 2 de octubre: imágenes de un fotógrafo del gobierno
  39. ¡Somos el Batallón Olimpia! Crónica de Francisco Ortiz Pinchetti en la tarde del miércoles 2 de octubre de 1968.
  40. «Declaran 2 de octubre día de duelo nacional». Consultado el 8 de noviembre de 2011.  La Razón de México
  41. La era de la discrepancia, p35, 38, 46, 55 y 458. Olivier Debroise, Universidad Nacional Autónoma de México. Museo Universitario de Ciencias y Arte. UNAM, 2006. ISBN 968-9056-00-X
  42. Ignacio Asúnsolo. Escultor (1890-1965). Exposición antológica. Museo Nacional de Arte, 1985.
  43. Raquel Tibol: Confrontaciones, crónicas y recuento. Ediciones Sámara, 1992.
  44. Evocación del mural improvisado y colectivo de 1968, Revista Proceso, Raquel Tibol, 2010 [4][5]

Véase también

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