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Logograma

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Evolución de los signos pez, pájaro, hacha, flecha y botella en las escrituras cuneiforme, egipcia y china.
En la escritura logográfica se pueden reutilizar semántica o fonéticamente. Por ejemplo, el carácter chino de «pájaro» (鸟 niao, antiguamente diao) se puede reutilizar de forma semántica para expresar «pollo» (鸡 ji) o de forma fonética para expresar «isla» (岛 dao).

Un logograma (del griego logos, palabra, y grama, escritura) es un grafema, unidad mínima de un sistema de escritura, que representa una parte semántica de un idioma, como una palabra o un morfema, es decir, una unidad con significado. Un sistema de escritura basado en logogramas se denomina escritura logográfica y se caracterizan por representar las palabras de un idioma natural al combinar ideogramas (representaciones icónicas de un significado), fonogramas (representación de sonidos) y determinativos (desambiguación semántica).

La escritura se inventó de forma independiente en cuatro lugares del mundo que dieron origen a cuatro sistemas logográficos: en Mesopotamia la escritura cuneiforme de los sumerios, en África los jeroglíficos egipcios, en Oriente los caracteres chinos y en Mesoamérica los glifos mayas.

Una característica de estos símbolos es que, por asociarse más a significados que a sonidos, idiomas muy distintos pueden compartirlos para expresar significados semejantes, tal como pasa entre el chino y el japonés, por ejemplo. Estos 2 idiomas son de hecho los únicos que siguen usando logogramas actualmente, junto con el coreano que los usa de manera muy limitada. Los demás idiomas actuales usan escrituras puramente fonográficas, tales como alfabetos, abyads o silabarios.

Tipos de logogramas

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Ideograma

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Muchos ideogramas de las escrituras logográficas tienen una alta iconicidad, es decir, visualmente guardan gran parecido con las cosas del mundo real que pretenden representar; por ejemplo el caracter chino para persona (人 ren) o el jeroglífico egipcio de ojo (𓁹 jrt). Por esto, un malentendido popular es que estos sistemas de escritura se basan en hallar la manera de dibujar lo que se quiere expresar. La realidad es que sería imposible tanto porque se necesitarían demasiados miles de signos que acabarían confundiéndose entre ellos como porque gran parte de los términos del lenguaje hablado son conceptos abstractos difíciles de representar como imágenes.

Habitualmente cuando un logograma cumple una función semántica se lo denomina ideograma, aunque más específicamente se suelen clasificar como:

Pictogramas
También llamados figurativos. Representan la forma física del objeto o ser que se desea significar.
Ideogramas simples
No representan directamente el referente, sino que se valen de estrategias simbólicas para representar elementos más simples que hagan referencia a una idea más compleja. Entre ellas están la sinécdoque (representar una parte para referirse a un todo, por ej. un escudo y una lanza para representar «armas» en general), la metonimia (representar la causa por el efecto, el instrumento por el resultado, etc., por ejemplo una imagen del sol para representar «día», o dos ojos para «mirar»), la metáfora (representar un significado asociado, por ej. usar buitre para representar «madre» debido al especial cuidado de sus polluelos).[1]
Ideogramas compuestos
Combinan varios signos en uno para representar una idea que se deriva de la suma de ambos significados. Por ejemplo, una pierna y un cuchillo para representar «mutilar».
Diferentes ideogramas cuneiformes con su valor en sumerio (mayúsculas), acadio (minúsculas) y su significado en francés

Fonograma

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Un sistema que solo incluya signos que representan visualmente un significado (pictogramas e ideogramas) no puede representar la complejidad de un idioma, es decir, no es una escritura. Un sistema ideográfico puede servir para expresar funciones como la propiedad (representando un nombre a través de símbolos) o la contabilidad (combinando la representación del objeto que se cuenta con un sistema de numeración), sin embargo no permite plasmar el contenido de una ley, los versos de una canción o la narración de un hecho histórico.

Para solucionar este problema las primeras escrituras encontraron la manera de incorporar la dimensión fonética y así poder representar los sonidos de su idioma. La manera más común fue a través del llamado principio rebus, que consiste en representar un concepto a través de otros que suenan igual. El método de representar el sonido (la fonética) fue mucho más fértil que representar los significados (semántica) y en la mayoría de sistemas su importancia creció en el tiempo.

Fonogramas
Son signos que guardan similitud en la pronunciación de lo que se pretende representar. Por ejemplo, el jeroglífico de «pato» (𓅭 sꜣ) era uno de los más frecuentes porque en egipcio sonaba similar a «hijo».
Complementos fonéticos
Repiten parte de la pronunciación de una palabra para especificar a cual de los diferentes significados de un ideograma se está refiriendo. Por ejemplo, la palabra sumeria 𒆳 kur significaba tanto «colina» como «país», pero en acadio son dos palabras diferentes šadú y mātu; por ello en los textos acadios se añadía el complemento fonético "-ú" para especificar šadú «colina» y se dejaban sin complementos para referirse a mātu «país».
Varias representaciones de la palabra maya bʼalam «jaguar». El primer bloque usa un solo ideograma, transcrito bʼalam. Gracias a los fonogramas se permiten muchas otras maneras. La segunda es una representación fonética con los tres silabogramas bʼa, la y ma sin requerir ningún ideograma. Las siguientes combinan el ideograma con complementos fonéticos, estos especifican que se refiere a la palabra bʼalam y no a otro significado que se pueda derivar del ideograma de jaguar. Se transcriben: bʼa-bʼalam, bʼalam-ma y bʼa-bʼalam-ma.

Determinativos

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Son ideogramas que cumplen la función específica de especificar la categoría semántica de una palabra, pero no forman parte de la pronunciación de la palabra. Eran especialmente frecuentes en egipcio donde había jeroglíficos para categorías semánticas muy específicas y además servían para ayudar a separar cada palabra de un texto. En los glifos mayas existían pero eran muy poco usados.[2]​ En chino forman parte integral de los caracteres y se denominan radicales. Por ejemplo, la palabra china ma 马 «caballo», con el radical de mujer significa «madre»: mama 妈妈.

Otro ejemplo del uso de determinativos (radicales) son los caracteres chinos 泅 qiú que significa «sumergir» y 淋 lín «mojar», que se clasifican como "compuestos fonosemánticos" porque combinan una parte fonética (sonido) con una parte semántica (significado). En ambos, el determinativo de la izquierda de ambos () es el radical que significa agua y señala alguna relación semántica con el agua. Los elementos de la parte derecha son «prisionero» en un caso (囚 qiú, ideograma de una persona encerrada) y «bosque» en el otro (林 lín, ideograma de dos árboles).

泅 淋

Escrituras logográficas

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A continuación figuran algunos ejemplos de escrituras logográficas del mundo. De todas ellas se ha demostrado que son escrituras logográficas y los idiomas que representan han sido descifrados, excepto en el caso de los jeroglíficos cretenses.

Logogramas en escrituras fonográficas

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Estela 5 de Takalik Abaj, Guatemala, con escritura maya.

En los sistemas que usan el alfabeto latino, también existen símbolos con función logográfica, principalmente en notación matemática, por ejemplo el signo %. Algunos ejemplos de logogramas que se usan en sistemas de escritura fonográficos, tales como el alfabeto latino, son:

  • Los números, 1, 2, 3, ..., son esencialmente logogramas.
  • Signos tales como % (tanto por ciento) o & (y). El signo & se usa sobre todo en inglés, pero es aplicable sin cambios a cualquier alfabeto.
  • Los signos de monedas, como o $.
  • el signo @ en las direcciones de correo electrónico.

Véase también

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Referencias

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  1. Champollion (1836). «II». Grammaire égyptienne. 
  2. Mora-Marín, David F. (27 de febrero de 2023). «Evidence for lexical and phonetic determinatives in Mayan writing: The case of T713». Ancient Mesoamerica (Cambridge University Press) 35 (1): 149 - 170. doi:10.1017/S0956536122000335.