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De las farsas que se conservan, una de las más conocidas es ''[[La farsa de Maese Pierre Pathelin]]'', datada hacia [[1460]], esto es, ya en pleno [[siglo XV]], que marca la transición entre lo medieval y lo renacentista. De este momento es la primera gran figura de la poesía francesa, [[François Villon]], extraordinario poeta, que relata en sus versos con sinceridad y emoción su vida miserable y desordenada; de su obra se recuerda sobre todo el ''[[El Testamento]]'' (o ''Gran Testamento'') ([[1461]]), que refleja el pesar de haber malgastado su juventud y el horror a la muerte.
De las farsas que se conservan, una de las más conocidas es ''[[La farsa de Maese Pierre Pathelin]]'', datada hacia [[1460]], esto es, ya en pleno [[siglo XV]], que marca la transición entre lo medieval y lo renacentista. De este momento es la primera gran figura de la poesía francesa, [[François Villon]], extraordinario poeta, que relata en sus versos con sinceridad y emoción su vida miserable y desordenada; de su obra se recuerda sobre todo el ''[[El Testamento]]'' (o ''Gran Testamento'') ([[1461]]), que refleja el pesar de haber malgastado su juventud y el horror a la muerte.
pellus rey de los mormones reino en francia desde el 30 asta el 61 con un xoxaco en la cabeza
bajo el lema: " que paza merda"


===El Renacimiento===
===El Renacimiento===

Revisión del 16:57 15 dic 2009

Molière, retrato de Charles-Antoine Coypel (1694-1752). Molière es uno de los autores más conocidos y representativos de la literatura francesa

La literatura francesa se refiere a la literatura escrita en francés y, especialmente, a la escrita en ese idioma por ciudadanos franceses; aunque puede también referirse a la literatura escrita por ciudadanos de otros países francófonos, como canadienses, belgas, suizos o ciudadanos del África francófona. Para referirse a la literatura en francés realizada por ciudadanos de otros países (como Bélgica, Suiza, Canadá, Senegal, Argelia, Marruecos, etc.) se suele usar el término Literatura francófona. Así mismo, también se puede considerar literatura de Francia la literatura en otros idiomas.

Introducción

Los franceses son una amalgama de orígenes, aunque los más importantes sean el celta y el romano. El idioma francés por sí mismo, se puede considerar como una forma moderna del latín. El genio latino, como se le ha llamado a menudo, parece haber influído en el desarrollo de la cultura francesa y determinado su destino. Ha otorgado a los franceses su amor al orden, la claridad y el sentido común, con un instintivo rechazo al extremismo, cualidades especialmente conspicuas en su literatura. En general, los franceses son esencialmente conservadores, a pesar del hecho de haber sido frecuentemente instigadores de nuevos movimientos artísticos.

Siempre han tomado las ideas y las cuestiones estéticas con seriedad, por lo que su literatura se considera la mejor para estudiar los movimientos literarios. Debido a esto, a su ilustre historia y a su influencia sobre otras literaturas, la literatura francesa ocupa, como debiera, una preeminente posición.

En ocasiones los franceses se han tipificado a sí mismos como poseedores del esprit gaulois - el espíritu galo - significando con ello la ligereza de corazón, la tendencia a la mofa y el rechazo a tomarse la vida y la humanidad demasiado en serio.

Literatura francesa

Edad Media

El idioma francés es una lengua romance que deriva del latín vulgar y que está muy influido principalmente por el celta y el franco.

El primer texto en francés son los Juramentos de Estrasburgo, del siglo IX, si bien el primer texto inequívocamente literario es la Secuencia de Santa Eulalia, del mismo siglo. No obstante, hay que esperar a comienzos del siglo XI para encontrar una producción literaria sistemática escrita en francés medieval. Es una de las más antiguas literaturas vernáculas de Europa occidental y se convirtió en una fuente clave de temas literarios en la Edad Media a lo largo de todo el continente.

Tres grandes manifestaciones literarias encuentran su origen en la Francia del siglo XII: el cantar de gesta, la lírica trovadoresca y el poema caballeresco. Los cantares de gesta tienen su origen en la tradición guerrera anterior. Eran poemas épicos sobre hazañas de héroes famosos, que se cantaba por juglares que iban recorriendo plazas y castillos. Su texto más importante es la Canción de Roldán, en el que pueden verse los rasgos distintivos de este tipo de poesía épica en Francia: abunda lo desmesurado, lo maravilloso y la idealización, tanto de hechos como de personajes.

La lírica que crearon los trovadores obedecía más bien a un nuevo ideal de vida cortesana. Es obra de trovadores cortesanos, poetas que componen verso y música en un estilo cuidado; utilizan el occitano. Su tema favorito es el amor cortés, con idealización de la dama. Existieron diversos géneros: el sirventés, la tensó, la pastorela, aunque el más cultivado fue la cansó. Se considera a Guillermo de Poitiers, Duque de Aquitania, como su iniciador; el más destacado de los trovadores fue Bernart de Ventadorn, poeta de la reina Leonor de Aquitania; otros: Arnaut Daniel, Marcabrú y Bertran de Born. Para cuanto las refinadas cortes provenzales desaparecieron con motivo de la cruzada albigense, este modelo de poesía se había difundido por toda Europa.

François Villon, en el Grand Testament de Maistre François Villon, París, ed. 1489.

Por su parte, los poemas caballerescos o roman courtois surgieron de las cortes del norte de Francia. Eran relatos en verso sobre temas de la antigüedad (como la historia de Alejandro Magno) o, sobre todo, los mitos celtas: Tristán e Isolda, los Caballeros de la Mesa Redonda o Perceval. El autor más celebrado fue Chrétien de Troyes, con sus obras dedicadas a Perceval y Lancelot. De Francia, este género irradió al resto del continente.

En la Baja Edad Media se comienza a sentir el influjo de las clases urbanas, recurriéndose a temas y géneros más próximos a la naciente burguesía. Cabe citar dos largos poemas: el Roman de la Rose, de Guillaume de Lorris, y el Roman de Renart, de carácter satírico.

De esta época datan los fabliaux, divertidos cuentos en verso en un estilo realista.

Dentro del género de la prosa narrativa, cabe citar a los cronistas Froissart y Joinville.

Se considera que la prominencia europea de la literatura francesa quedó eclipsada en parte por la literatura vernácula en Italia en el siglo XIV.

De esta época se conservan piezas de teatro religioso, generalmente clasificado en misterios (si eran piezas sobre la Navidad o la Pasión), Milagros (relatando intervenciones maravillosas de la Virgen o los Santos) y Moralidades (de carácter más satírico, con personajes alegóricos como el Vicio o la Fe). Junto a él, surge en el siglo XIV un teatro profano de farsas, que se basan en la aguda observación de la psicología humana, dándole un tratamiento burlesco.

De las farsas que se conservan, una de las más conocidas es La farsa de Maese Pierre Pathelin, datada hacia 1460, esto es, ya en pleno siglo XV, que marca la transición entre lo medieval y lo renacentista. De este momento es la primera gran figura de la poesía francesa, François Villon, extraordinario poeta, que relata en sus versos con sinceridad y emoción su vida miserable y desordenada; de su obra se recuerda sobre todo el El Testamento (o Gran Testamento) (1461), que refleja el pesar de haber malgastado su juventud y el horror a la muerte. pellus rey de los mormones reino en francia desde el 30 asta el 61 con un xoxaco en la cabeza bajo el lema: " que paza merda"

El Renacimiento

Gargantúa, litografía de Honoré Daumier.

Francia también conoció un florecimiento de su literatura vernácula en el siglo XVI, con una gran evolución creativa. Aunque hubo humanistas a principios del siglo XVI en Francia, como Guillaume Budé († 1540), se considera que el Renacimiento literario llega a Francia hacia mediados del siglo. En este país, este movimiento se caracterizó sobre todo por una preocupación de tipo intelectual: el criterio personal y la libertad de pensamiento informarán la producción de esta época.

Se renovó la poesía gracias a los siete poetas conocidos como La Pléyade. De entre ellos, destacó Ronsard, que se esforzó por elevar el idioma, enriqueciéndolo con arcaísmos o neologismos, adaptando los modelos clásicos (oda, himno, soneto) a la lengua francesa. De su obra cabe destacar las Odas al estilo de Píndaro, o sus Sonetos amorosos.

Por lo que se refiere a la prosa, destacan Rabelais y Montaigne. El primero de ellos escribió una larga novela, Gargantúa y Pantagruel, sobre las aventuras de estos dos gigantes; se satirizan la ciencia y creencias medievales, con un estilo realista y pintoresco. En cuanto a Montaigne, destaca por sus Ensayos, obra que mezcla observaciones personales con consejos de todo tipo, defendiendo la moderación y la tolerancia, en un estilo vivo y ameno.

El teatro de la época seguía las directrices clásicas, como puede verse en las obras de Étienne Jodelle.

El clasicismo francés

Descartes, retratado por Frans Hals, 1648, óleo sobre lienzo en el Museo del Louvre. La filosofía de la época está dominada, como la literatura, por la claridad, el orden y el equilibrio

En la primera mitad del siglo XVII, se cultivó la literatura barroca, como puede verse en el preciosismo de autores como el poeta Vincent Voiture.

No obstante, en la segunda mitad del siglo Francia se convirtió en defensora de un ponderado y sereno clasicismo, basado en principios radicalmente opuestos a los del barroquismo. A través de los programas políticos y artísticos del Antiguo Régimen, la literatura francesa se convirtió en dominante en las letras europeas del siglo XVII. Los reyes estimularon y protegieron la creación artística. La monarquía absoluta impone reglas precisas en literatura, siendo trascendental, a este respecto, la creación de la Academia Francesa para la Lengua y la Gramática, por Richelieu en 1635.

Todos los escritores se sometían a unas mismas reglas, derivadas de Aristóteles y Horacio. El estilo evitaba excesos, aspirando a la naturalidad y sencillez. El tema preferido es el estudio del carácter del hombre. No se trata de una literatura popular, sino que el público era la corte y la aristocracia. Nicolás Boileau sistematizó las reglas literarias siguiendo precisamente la preceptiva aristotélica en su Arte poética.

El clasicismo francés destaca sobre todo por su teatro. Los géneros se separaban, debía respetarse la regla de las tres unidades y, además, cumplir una función moral. Por un lado, la tragedia clásica, creada por Corneille y llevada a su perfección por Racine, en un estilo noble y elevado trataba temas de la antigüedad grecolatina o asuntos bíblicos. Corneille tiene un estilo más bien retórico, centrándose en los conflictos que se producen dentro del alma de los personajes, en obras como El Cid o Cinna. Racine destaca por su realismo psicológico, pudiendo mencionarse, como obra más destacada, Fedra.

La comedia viene representada magistralmente por Molière, escritor y actor, protegido por Luis XIV. En sus obras satiriza a la aristocracia y la alta burguesía de su tiempo, pero a través de personajes universales como el hipócrita (Tartufo), el vanidoso nuevo rico (El Burgués gentilhombre) o El avaro.

La prosa francesa del siglo XVII destaca por su claridad y orden. Así, en su obra filosófica Discurso del método, Descartes resulta un modelo de claridad expresiva. Madame de La Fayette cultivó la prosa de ficción, adaptando el modelo de las novelas españolas al gusto francés, ahondando en la psicología de los personajes. Dado que la Europa del siglo XVII está dominada por las controversias religiosas, la literatura de controversia también se cultivó, destacando en Francia la figura de Bossuet, obispo que atacó el protestantismo e interpretó la historia en sentido providencialista (Discurso sobre la Historia Universal). Dentro del propio catolicismo, el movimiento jansenista preconizaba soluciones parecidas a las de los protestantes, lo que hizo que fuera condenado por el papado; la figura que más destaca fue el matemático e inventor Blaise Pascal, con sus Cartas provinciales en defensa del jansenismo, además de unos Pensamientos de gran profundidad filosófica y mística. De Fénelon se recuerda sobre todo Las aventuras de Telémaco, en la que el tema mitológico sirve de excusa a reflexiones morales y políticas.

La poesía no destacó en el clasicismo francés. No obstante, siempre puede mencionarse a François de Malherbe y a La Fontaine, que aprovechando fuentes clásicas compuso una serie de Fábulas.

Se conservan de este siglo epistolarios (Madame de Sévigné) y memorias (Louis de Rouvroy, duque de Saint-Simon).

La Ilustración

Voltaire en la corte de Federico II de Prusia, de Adolph von Menzel, Voltaire está a la derecha. En este siglo abundaron las tertulias, banquetes y reuniones, en los que se difundía la nueva cultura de los ilustrados.

En el siglo XVIII, el francés se convirtió en la lingua franca literaria y diplomática de Europa occidental (y, hasta cierto punto, en Norteamérica), y las letras francesas han tenido un profundo impacto en todas las tradiciones literarias europeas y norteamericanas mientras que, al mismo tiempo, han resultado muy influidas por otras tradiciones nacionales (por ejemplo, el romanticismo británico y alemán en el siglo XIX).

La “Enciclopedia” fue un instrumento forjador de la nueva mentalidad de la Ilustración Las nuevas ideas de la Ilustración se difunden a través de los salones y tertulias, en las que la aristocracia recibía a literatos e intelectuales. Igualmente lo hacen a través de la Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias, artes y oficios, publicada entre 1751 y 1780 por Diderot, y D’Alembert.

Dominan el pensamiento francés de la época Montesquieu, Voltaire y Rousseau. Aunque se les llama filósofos, lo cierto es que en el siglo XVIII francés se cultivó poca filosofía. Se trataba más bien de intelectuales que reflexionaban sobre la reforma social mediante medidas prácticas, y no sobre la metafísica. Utilizaban los diversos géneros literarios para expresar estas ideas de reforma social. Así, Montesquieu usó la sátira en sus Cartas Persas, obra de aguda crítica social.

Voltaire, en cambio, recurrió más al teatro, exponiendo sus ideas a través de tragedias clásicas. No obstante, también cultivó la poesía neoclásica y las novelas, de entre las que destaca Cándido. Fue un excelente escritor, agudo e ingenioso, que gozó en su época de fama extraordinaria, tratando con personajes como Federico el Grande o Catalina II de Rusia.

La obra del ginebrino Jean-Jacques Rousseau es de orientación diversa. Frente a la idea de la razón como reguladora de la sociedad, en él predomina el sentimiento sobre la razón, no creyendo en la eficacia de las leyes. Sus tesis las mostró en Emilio, obra basada en la libertad y el naturalismo que anticipaba el sentimentalismo romántico. No es el único autor en el que se están preludiando ya las soluciones románticas, pues lo mismo puede verse en otros novelistas como Jacques-Henri Bernardin de Saint-Pierre (Pablo y Virginia) o el Abbé Prévost (Manon Lescaut).

Siglo XIX

La literatura francesa desarrollada en los siglos XIX y XX ha tenido un efecto particularmente fuerte en la literatura del mundo moderno, incluyendo el simbolismo, el naturalismo, las novelas-río del Balzac, Zola y Proust.

Romanticismo

El Romanticismo es un movimiento de reacción frente al neoclasicismo que, nacido en Inglaterra y Alemania, alcanzó a Francia lo mismo que a otros países europeos. Se exalta la imaginación, las pasiones y la visión personal del hombre y del mundo. Se manifiesta en la literatura ya en época napoleónica, con Madame de Stael y Chateaubriand (Genio del cristianismo). Predomina la novela, con autores como George Sand y el primer Balzac.

En poesía destacaron Alphonse de Lamartine (Las Meditaciones, Confidencias, de 1820) y Alfred de Musset (Las noches).

Se considera que el teatro romántico comenzó con el estreno de Hernani (1830) de Víctor Hugo, siendo considerado este último el maestro de la escuela romántica. Al año siguiente se publicaría la que posiblemente sea su obra más conocida: la novela Notre Dame de París.

Otras figuras del romanticismo francés son Alfred de Vigny, poeta, dramaturgo, y novelista, Alexandre Dumas (padre), creador de famosos folletines; y Théophile Gautier, igualmente dedicado a varios géneros literarios y gran defensor del Romanticismo.

Parnasianismo

La reacción contra el Romanticismo produce en la poesía la escuela parnasiana, cuya figura más conocida es Leconte de Lisle.

Realismo y naturalismo

Retrato de Émile Zola, por Édouard Manet.

Hacia 1848, se inicia la reacción contra el Romanticismo, al que se considera superado, originándose el Realismo, que dominaría la escena literaria hasta, aproximadamente, 1874. Propugna obras utilitarias, sencillas, que describan la realidad cotidiana. La novela fue su principal medio de expresión. Aunque el público de este arte seguía siendo burgués, ello no obsta a que se dejen caer críticas hacia esa misma burguesía que retratan. No obstante, el público lector había aumentado, y ello motivó una mayor difusión del periodismo y de las novelas, especialmente del tipo novela por entregas.

El movimiento realista está iniciado y representado entonces por Balzac (La comedia humana) y Stendhal (Rojo y negro), que se imponen como tarea la descripción en sus obras de la estructura de la nueva sociedad francesa de su época.

Después de la revolución del 48 y el eclecticismo consiguiente, el movimiento realista desemboca en un naturalismo más cientifista y empírico, en parte todavía burgués y en parte también crítico de la burguesía. La novela continúa siendo el género más destacado y los novelistas alcanzan un primer plano social. Autores representativos en Francia son Flaubert (Madame Bovary, 1856) y Maupassant.

Con Zola (Los Rougon-Macquart) se llega al naturalismo.

Simbolismo

El simbolismo se considera, en cierto modo, una reacción ante los excesos del naturalismo, y se origina en los años 1880. Significativo es el llamado “Manifiesto de los Cinco” (1887), que denunciaba la falta de ideal y de nobleza del naturalismo.

Poetas simbolistas son principalmente Verlaine, Rimbaud, Mallarmé y Apollinaire.


En teatro destacan Rostand (Cyrano de Bergerac, 1898) y Paul Claudel (El anuncio hecho a María).

Siglo XX

En Francia tuvieron su origen el surrealismo, el existencialismo y el "teatro del absurdo".

El imperialismo y colonialismo francés en América, África, y el Lejano oriente, han llevado el idioma francés a culturas no europeas que provocan transformaciones y añadidos en la literatura francesa actual.

Bajo los ideales aristocráticos del antiguo régimen (el "honnête homme"), el nacionalista espíritu de la Francia post-revolucionaria, y los ideales de educación de masas de la Tercera República y la Francia moderna, los Franceses han llegado a tener una profunda conexión cultural con su herencia literaria. Hoy, las escuelas francesas enfatizan el estudio de las novelas, el teatro y la poesía (a menudo aprendida de memoria). Las artes literarias son apoyadas por el Estado y los premios literarios son noticias importantes. La Academia Francesa y el Instituto de Francia son importantes instituciones lingüísticas y artísticas en Francia, y la televisión francesa retransmite programas sobre escritores y poetas (el programa más visto en la historia de la televisión francesa fue Apostrophes, un programa de entrevistas semanal sobre literatura y arte). Los temas literarios importan mucho a los ciudadanos franceses y tienen un importante papel en su sentido de identidad.

Hasta el año 2006, los literatos franceses han obtenido más Premios Nobel que ninguna otra nación; sin embargo, los escritores en inglés han ganado el doble de premios nobel.

Literaturas de otras lenguas de Francia

Además de la literatura escrita en francés, la cultura literaria de Francia puede incluir obras escritas en otras lenguas. en el periodo medieval muchas de las lenguas estándar que competían en varios territorios que más tarde conformaron la moderna Francia produjeron tradiciones literarias, tales como la anglonormanda y la provenzal.

La literatura en idiomas regionales continuó a lo largo del siglo XVIII, aunque iban siendo eclipsadas por el auge del idioma francés y se vio influida por los modelos literarios en francés. Movimientos conscientes de renacimiento idiomático en el siglo XIX, tales como Félibrige en la Provenza, junto a una alfabetización más amplia y prensas regionales, permitieron un nuevo florecimiento de la producción literaria en el idioma normando y otros.

Frédéric Mistral, un poeta en idioma provenzal (1830-1914), recibió el Premio Nobel de Literatura en 1904.

La literatura bretona desde los años 1920 ha sido animada, a pesar del decreciente número de hablantes. En 1925, Roparz Hemon fundó el periódico Gwalarn que durante 19 años intentó elevar el idioma al mismo nivel que los otros grandes idiomas "internacionales" creando obras originales en todos los géneros y proponiendo traducciones bretonas de obras extranjeras reconocidas internacionalmente. En 1946, Al Liamm asumió el papel de Gwalam. Han aparecido otras revistas que le han dado al bretón un cuerpo de literatura bastante amplio para un idioma minoritario. Entre los escritores en bretón pueden mencionarse a Yann-Ber Kalloc'h, Anjela Duval y Per-Jakez Hélias.

La literatura en picardo mantiene un nivel de producción literaria, especialmente en escritura teatral.

La literatura en idioma valón está reforzada por la producción literaria más significativa en esta lengua, que se realiza en Bélgica.

Por lo que se refiere a la literatura en en catalán y en vasco también se benefician de la existencia de lectores fuera de las fronteras de Francia.

Premios Nobel de literatura

La siguiente lista corresponde a los franceses que han obtenido el premio nobel de literatura :

Clásicos de la literatura francesa

Ficción

Poesía

Teatro

No ficción

Crítica literaria

Poesía

Artículo principal: Historia de la poesía francesa

Véase también

Referencias

  • Domínguez Ortiz, A., y otros, Historia de las civilizaciones y del arte. Anaya, Madrid, 1981. ISBN 84-207-1851-3
  • García López, J. Historia de la literatura, Teide
  • Valdeón, J. y otros, Historia de las civilizaciones y del arte, 1.º BUP, Anaya, Madrid, 1982. ISBN 84-207-1855-6
  • Enciclopedia Universal Didáctica ilustrada, ed. Argos Vergara

Enlaces externos