América Latina
América Latina | ||
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Gentilicio: latinoamericano, -na | ||
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Superficie | 20 038.800 [1] km² | |
Población | 650 000 000[2] hab. | |
Países | 20 países | |
Dependencias | 7 dependencias | |
Idiomas regionales |
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Zona horaria |
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Internet TLD | .lat | |
Ciudades más pobladas |
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Organizaciones regionales | ALBA, Aladi, ALLC, APEC, BID, CAN, CARICOM, Cepal, CSN, FAO, FLAR, G3, Mercosur, Alianza del Pacífico, OECA, OECO, Parlatino, UNASUR, SEL, TLCAN, CELAC, SICA | |
Anexos | Indicadores socioeconómicos, Ciudades más pobladas, Patrimonio de la Humanidad, Rascacielos, Universidades, Medallas olímpicas, Premios Nobel, Reinas de Belleza | |
América Latina o Latinoamérica es un concepto lingüístico y geográfico que surge en el siglo XIX para identificar una región del continente americano con habla mayoritaria de lenguas derivadas del latín (principalmente, español o portugués y, en menor medida, francés).
El concepto fue introducido por el político y economista francés Michel Chevalier después de que en su viaje en México, descubriera la riqueza sobre todo en materias primas de la mano de Andrés Manuel del Río, uno de los más importantes mineralogistas de su tiempo. Ya en Francia, Chevalier va a ser uno de los grandes propagandistas de los beneficios que su país podría obtener en México de ahí nace la idea de desligar el pasado hispanoamericano e introducir el concepto de “latino” para legitimar la toma de control Francesa.
Lo que diferencia entre las regiones del continente en dos bloques culturales, unos con la católica y mestiza y aquellas marcadas por la cultura anglosajona, protestante, con escaso o nulo mestizaje. Es su origen iberoamericano y no "latino" ya que los Franceses en sus colonias aplican unos métodos más próximos a los anglosajones de no mestizaje.[4][5]
El primer autor que combinó las palabras "América" y "Latina" en un mismo término fue el filósofo y político chileno Francisco Bilbao, el 22 de junio de 1856, en una conferencia en París en la que leyó su texto «Iniciativa de la América: Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas».[6] En el texto propone la creación de una confederación de repúblicas de la región como alternativa para buscar un modelo de desarrollo que tenga en cuenta las características propias de su población y su geografía, además de poder hacer frente a proyectos imperialistas foráneos después de la intervención estadounidense en México (1846-1848).[7]
En la década de 1860, el término fue usado por los franceses para reivindicar un mayor protagonismo en la región:[8] el emperador Napoleón III impulsó una campaña para destacar el parentesco cultural de los países de herencia hispana y lusitana con Francia dado el común origen latino de sus culturas, pero también de las regiones con herencia francesa, como Quebec, la Acadia, la Luisiana y las islas del Caribe. De esta manera, el Segundo Imperio Francés pretendía ser un líder cultural y político en América.[9] Este movimiento se evidenció en el plano político al instalar a su protegido Maximiliano como Emperador de México, devenido en una suerte de protectorado francés.[10] Así, debido parcialmente al esfuerzo de Napoleón III, el término «América Latina» fue aceptado a partir de 1870 de manera casi universal.[11]
Sin embargo, otros historiadores latinoamericanos, como Arturo Ardao y Miguel Rojas Mix, sostienen que el término «América Latina» se usó anteriormente y de manera opuesta a cualquier proyecto imperialista, especialmente para contrarrestar la ideología estadounidense del «Destino Manifiesto», pero también contra el imperialismo europeo, caracterizado como despótico. De hecho, el propio Bilbao, durante la invasión francesa de México, escribió «Emancipación de el Espíritu en América», donde pedía a todos los países latinoamericanos que apoyaran la causa mexicana contra Francia, alegando que Francia era «hipócrita, porque ella se llama a sí misma protectora de la raza latina sólo para someterla a su régimen de explotación; traidora, porque habla de libertad y nacionalidad, cuando, incapaz de conquistar la libertad por sí misma, ¡esclaviza a los demás!».[12][13]
La delimitación precisa de la región es variable. En todos los casos, agrupa a países cuya lengua oficial es el español o el portugués (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela). Algunos incluyen a países francófonos como Haití pero también se debate[14] la inclusión de Belice (país de habla inglesa, pero con una fuerte presencia del idioma y cultura hispanas), las regiones francófonas de Canadá, los estados y posesiones hispanohablantes de Estados Unidos, en especial Puerto Rico e Islas Vírgenes de los Estados Unidos y los territorios franceses en América y Caribe (Guadalupe, Guayana Francesa, Martinica, San Bartolomé y San Martín).
De los tres idiomas que definen a América Latina, el español y el portugués son los predominantes, quedando el francés como idioma de solo un 3% de la población de la región. Derivado de la expresión se ha extendido el gentilicio «latino» para hacer referencia a personas de cultura latinoamericana.
La región comprende más de veinte millones de kilómetros cuadrados de superficie y con una población estimada de 667 millones de habitantes,[15] que corresponden aproximadamente al 13,5% de la superficie emergida del planeta. Por su extensión, América Latina presenta una gran diversidad geográfica y biológica. En ella se encuentran prácticamente todos los climas del mundo y es el hogar de numerosas especies animales y vegetales. Cuenta también con algunos de los mayores ríos del mundo e importantes recursos alimenticios, energéticos y minerales, entre los que destacan sus yacimientos de petróleo, cobre, litio y plata.[cita requerida]
El término "latino" desde el punto de vista cultural se refiere a los pueblos europeos cuyo idioma y civilización derivan de la Romania, el área bajo dominio romano y que mantuvo el uso de lenguas romances (España, Francia, Italia, Portugal, Rumania, Moldavia, Mónaco, Andorra, y algunas regiones de Bélgica, Malta, Luxemburgo, y Suiza)[16][17] y por extensión a los pueblos de otros continentes que comparten dicha herencia cultural. En el caso del continente americano, las regiones que estuvieron bajo el dominio colonial de España, Portugal y Francia son aquellas en las cuales se instaló esta cultura latina, mestizándose con influencias indígenas y del África subsahariana.[18] Tras la independencia, las corrientes migratorias de los siglos XIX y XX aportaron millones de inmigrantes españoles, portugueses e italianos que sumaron más elementos al carácter latino (en especial en Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela). No obstante, hubo también un importante movimiento migratorio de individuos portadores de otras culturas europeas, asiáticas o africanas.[19][20][21]
A partir de lo reseñado, se puede establecer que la identidad cultural de América Latina está compuesta por diversas procedencias: indígena, ibérica y subsahariana en su origen, a la cual se sumaron europeos (tanto latinos como del ámbito germánico, céltico, eslavo y anglosajón) junto con influencias del mundo árabe (en especial el Levante) y del Asia Oriental.
Concepto[editar]
Etimología[editar]
Las dos Américas (frag.)
La raza de la América Latina, |

El concepto de una América culturalmente «latina» por oposición a otra América «anglosajona» fue introducido por el político y economista francés Michel Chevalier en Cartas sobre América del Norte,[22] un libro que publicó en 1836 tras viajar por los Estados Unidos, México y Cuba, aunque sin usar la expresión «América Latina». Los hispanoamericanos comenzaron a utilizar el adjetivo «latino» en el mismo sentido a comienzos de la década de 1850, prefiriéndolo al más acotado adjetivo «hispano»[23] debido a la connotación colonialista que este término tenía para los americanos de la época.
El primer autor que combinó las palabras "América" y "Latina" en un mismo término fue el filósofo y político chileno Francisco Bilbao, el 22 de junio de 1856, en una conferencia en París en la que leyó su texto «Iniciativa de la América: Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas».[6] En el texto propone la creación de una confederación de repúblicas de la región como alternativa para buscar un modelo de desarrollo que tenga en cuenta las características propias de su población y su geografía, además de poder hacer frente a proyectos imperialistas foráneos.[7] Un año más tarde, el escritor colombiano José María Torres Caicedo también usó el término en el poema «Las dos Américas», publicado en la revista El Correo de Ultramar, de París, el 15 de febrero de 1857, donde afirma que los países de la región debían unirse en un frente común para preservar su territorio y de su modelo democrático.[24]
En ese sentido, resulta importante destacar que la expresión "América Latina" nace como término específico para diferenciar una región del mundo ubicada en América que ha sido frecuentemente objeto de proyectos expansionistas y coloniales estadounidenses y europeos, por lo que es preciso tener los eventos históricos específicos que Bilbao y Torres Caicedo mencionan para entender el origen del término. No en vano los historiadores que rastrearon los primeros usos del término "América Latina", el uruguayo Arturo Ardao y el chileno Miguel Rojas Mix, afirmaron que desde su origen mismo la expresión "Latinoamérica" ha tenido connotaciones antiimperialistas y anticolonialistas.[25] Entre otros eventos históricos contemporáneos a los autores que tanto Bilbao como Torres Caicedo mencionan como argumento central de sus propuestas, el más evidente y recurrente en ambas obras es la Intervención estadounidense en México, donde este último país perdió más de la tercera parte de su territorio. Ambos autores también hablan del peligro de perder el istmo de Panamá. Torres Caicedo también hace mención expresa de la invasión de Nicaragua, donde el filibustero estadounidense William Walker trató de crear una colonia de habla inglesa y reinstaurar la esclavitud, abolida hacía ya tres décadas en ese país. Seis años después de "Iniciativa de la América", Bilbao continuaría además con su proyecto anticolonialista al escribir La América en peligro (1862),[26] donde se opuso tajantemente a la invasión francesa de México. En ese sentido, Miguel Rojas Mix afirma que "Bilbao no solo antecede a otros pensadores en la utilización de la expresión 'América latina', también es precursor en la significación que este concepto va a adquirir más tarde en el lenguaje de las izquierdas latinoamericanas. En él, el concepto se acuña en un pensamiento anticolonialista, antiimperialista y de un proyecto de sociedad socialista".[27]
Como derivación de la expresión «América Latina», se ha extendido mundialmente el uso del término «latino» (una abreviación del término "latinoamericano" aceptada como adjetivo y sustantivo por el Diccionario de la lengua española de la ASALE y la RAE)[28] para referirse a personas o pertenencias de la región con una apelación específica que, a diferencia de "hispanoamericano", también incluye a los habitantes de Brasil y Haití, donde se hablan otras lenguas romances y habita la tercera parte de la población de América Latina.
Definición[editar]
La expresión América Latina o Latinoamérica tiene varios usos y connotaciones divergentes:[29]
- En su acepción más simple, «América Latina» suele referirse exclusivamente a los países de habla española y portuguesa del continente americano, incluyendo a Puerto Rico, aunque sea un Estado Libre Asociado de los Estados Unidos de América. Esta acepción sería sinónimo de Iberoamérica, pero suele considerarse incompleta al excluir territorios que sin ser específicamente de habla hispana o portuguesa, culturalmente pueden considerarse latinos.
- En su acepción más generalmente aceptada, englobaría también a los países de habla francesa, es decir, Haití, los territorios franceses de ultramar en América y la Isla Clipperton. Según la definición de la Real Academia Española, «América Latina» es el conjunto de los países americanos que fueron colonizados por naciones latinas, es decir, España, Portugal o Francia.[30] De acuerdo al Diccionario Panhispánico de Dudas, para referirse exclusivamente a los países de lengua española es más propio usar el término específico Hispanoamérica o, si se incluye Brasil, país de habla portuguesa, el término Iberoamérica.[31]
- Otra acepción menos aceptada englobaría también aquellos territorios de Norteamérica en los que las lenguas latinas tienen carácter oficial o predominante, esto es, los estados de California, Arizona, Nevada, Nuevo México, Texas y Florida en EE. UU., donde hay una presencia importante del español, y los territorios francófonos de Quebec, Nuevo Brunswick, Manitoba y Ontario en Canadá y Luisiana en EE. UU.
- Una variante de la anterior es la de incluir aquellos territorios que pueden considerarse como culturalmente latinos o con una presencia importante de la cultura latina, pero excluyendo los territorios que culturalmente serían más próximos a la cultura angloamericana. Así, se incluirían los anteriores territorios de Norteamérica con presencia importante del español, pero se excluirían los territorios francófonos de Norteamérica por ser culturalmente más próximos a la cultura angloamericana que a la latina, a pesar del idioma. En este caso, algunos incluyen a Belice y a las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, ya que aunque tienen el inglés como lengua oficial, tienen una fuerte presencia del español y de la cultura latina.
- En ninguna acepción se incluye a los países de lengua no latina, salvo lo indicado para Belice y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos. Estos países no incluidos son Surinam, Guyana y diversos países del Caribe de habla inglesa y neerlandesa. En la jerga internacional geopolítica es común usar el término compuesto América Latina y el Caribe para designar a todos los territorios del Hemisferio Occidental que se extienden al sur de los Estados Unidos, incluyendo a los países anteriores.[29]
Controversia terminológica[editar]

Las expresiones Latinoamérica y América Latina, a pesar de ser comúnmente aceptados por la población de los países a los que se refiere, tienen sus detractores, en especial entre los grupos hispanistas, indigenistas y antirracistas: los primeros por dar prioridad a la influencia española y los dos últimos por considerar que se trata de un término eurocentrista impuesto por los colonizadores, ya que jamás podrían considerarse de origen latino ni los indígenas, ni los afroamericanos, decisivos cuantitativa y cualitativamente en la composición de la población.[32] Incluso en muchos casos los indígenas no hablan idiomas europeos. Adicionalmente, las naciones y pueblos no latinos del Caribe consideran que la expresión «América Latina» no los abarca, porque no hablan una lengua romance.[cita requerida] De hecho, incluso autores brasileños como Nélida Piñón dudan de que el nombre abarque a su país, por no ser hispano.[33]
El uso mismo del nombre «América» ha sido históricamente controvertido. A principios del siglo XIX, el líder independentista Simón Bolívar quiso llamar a toda la región «Colombia», en honor a Cristóbal Colón.[34] Según el parecer del Libertador, Colón tenía más mérito que Américo Vespucio para dar nombre al continente («América» se hizo popular en Europa por las cartas geográficas de Mercator, primeros planos de América que salían de España hacia el resto de Europa). Antiguamente, se utilizaba el término «Indias Occidentales» para nombrar al continente. El subcontinente sur también era llamado «América Meridional» o «América del Mediodía». En cuanto al subcontinente norte, la Nueva España era también conocida como la «América Septentrional», México se declaró independiente con ese nombre durante el Congreso de Anáhuac en 1813.
El término latinoamericano también es criticado en cuanto a que, según muchos estudiosos, parece integrar de manera forzada a las colonias francesas que en poco se parecen histórica y culturalmente al resto de las regiones hispanoamericanas. El escritor mexicano Carlos Fuentes, por su parte, acuñó la variante "Indo-Afro-Ibero América" en su libro Valiente mundo nuevo (1990).
Va cobrando fuerza en ámbitos internacionales una nueva postura teórica sobre la «América Latina», que se vincula más a aspectos antropológicos y sociológicos que al lingüístico, y parte del concepto «horizonte cultural».[34] Se entiende por este último al espacio geográfico y temporal en el que prevalecen pautas culturales comunes, las cuales pueden incluir la utilización de una lengua determinada. En este sentido, los partidarios de esta postura entienden que países del Caribe, Centro y Sudamérica como Jamaica, Surinam, Barbados o Belice son parte de América Latina, ya que las pautas culturales de la población de los mismos poseen similitudes con otros países iberoamericanos, diferenciándose de las prácticas de las naciones de América Anglosajona, a la que ven como otro horizonte cultural. Asimismo, las regiones francófonas de Canadá (pese a que el francés es una lengua latina) la incluirían en la América Anglosajona, por los mismos motivos anteriormente expuestos. Entre los partidarios de esta postura encontramos a reconocidos estudiosos, como Miguel Rojas Mix, Ricardo Méndez, Pedro Cunill Grau, John Cole, Rodolfo Bertoncello, Diego M. Ríos y Andrea Salleras.
Unidad latinoamericana[editar]
El término «Latinoamérica» tiene un sentido de supranacionalidad respecto de los estados-nación. Dicho sentido supranacional confluye en diferentes iniciativas comunes que tienden a la formación de organismos políticos que lo articulen, como la Comunidad Sudamericana de Naciones actualmente constituida en UNASUR/UNASUL y en pleno proceso de aprobación a nivel de tratado por los congresos respectivos. La Unidad Latinoamericana es un concepto político-cultural extendido por América Latina anterior a los tiempos de la independencia, y que debe ser distinguido claramente del panamericanismo. Partidos políticos, sectores sociales, intelectuales y artistas de las más diversas extracciones han expresado reiteradamente su adhesión a las más diversas formas de unidad latinoamericana, desde organizaciones supranacionales como la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) hasta instancias de coordinación política como la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL), culturales como la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) o sectoriales que adoptan la forma de uniones latinoamericanas.
Las similitudes históricas y culturales de los pueblos latinoamericanos han llevado a crear la idea de América Latina como una patria grande común.[35] El plan de regularización de inmigrantes procedentes de países fronterizos iniciado por Argentina en 2006 lleva el nombre, precisamente, de Patria Grande.[36][37]
Derivado de la idea genérica de unidad latinoamericana se han desarrollado proyectos e instancias políticas de integración de las naciones latinoamericanas. Estos proyectos han tomado cuerpo principalmente en la ALADI, pero también en diversos proyectos de integración física, logística y cultural y se han expresado en un cuerpo teórico particular acerca del proceso de integración. En el marco de la integración latinoamericana se han desarrollado también experiencias más o menos exitosas de integración subregional, como el Mercosur, la Comunidad Andina, o el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), que ha llevado a la teoría de la integración latinoamericana a sostener distintos modelos de interrelación entre los procesos de integración subregional, latinoamericano y continental. En Norteamérica, México es el único miembro latinoamericano del T-MEC y es observador en las 3 principales agrupaciones latinoamericanas de Centro y Sudamérica.
Territorio[editar]
Países soberanos[editar]
Se mencionan además los territorios que harían parte de América Latina según la connotación literal del término (territorios donde se hablan lenguas romances): las provincias de Quebec y Nuevo Brunswick en Canadá; los estados de Luisiana, Florida, California, Texas, Arizona y Nuevo México en Estados Unidos más Puerto Rico una de las dependencias estadounidenses; y los territorios franceses de Guyana Francesa, Clipperton, Guadalupe, Martinica, San Bartolomé, San Martín y San Pedro y Miquelón.
Territorios dependientes[editar]

Cabe destacar que ciertas regiones latinoamericanas dependen de ciertos países.
Uno de ellos es Puerto Rico desde 1898, que tras una guerra entre España y Estados Unidos pasó a depender de este país norteamericano. Pues este país no logró encontrar su independencia, como lo habían logrado Cuba y Filipinas, que también pertenecieron a la soberanía española y que pasó también al dominio de los Estados Unidos. Puerto Rico es una isla hispanohablante. Jurídicamente es bilingüe, en el sentido de que tanto el español como el inglés son idiomas oficiales, siendo el español el idioma vernáculo hablado por la totalidad de la población. El inglés se enseña como segunda lengua, aunque menos de un 5 % de la población es totalmente bilingüe.
El 23 de julio de 1965, los puertorriqueños acudieron a las urnas a votar por las opciones presentadas por los movimientos estadolibristas, estadistas e independentistas, solo el 0.6 % de los votos fue para los independentistas. La reafirmación del Estado Libre Asociado establecido por común acuerdo bajo los términos de la Ley 600 de 1950 y la Resolución Conjunta 447 de 1952 del Congreso de Estados Unidos como comunidad autónoma permanentemente asociada a Estados Unidos de América gana por un 60.4 % de los votos. Mientras que un 39 % vota para solicitar del Congreso de Estados Unidos de América la admisión de Puerto Rico en la unión americana como estado federado.
Sin embargo, el Partido Independentista Puertorriqueño promueve la independencia completa de la isla. Aunque en cuanto la independencia entró en agenda de la ONU y se concluyó que solo dependerá de los ciudadanos la independencia de la isla o no del país.
La Guayana Francesa, Guadalupe y Martinica no son colonias de Francia, sino que forman parte de Francia, como departamentos de ultramar (DOM, Départements d'outremer). En cambio, las áreas insulares de Saint-Pierre y Miquelon, San Bartolomé y San Martín, son colectividades de ultramar (Collectivités d'outremer) de Francia.
En el caso de la Guayana Francesa, algunos intelectuales miembros de la Unasur, conocidos como la emancipación socialismo del siglo XXI han tenido algunas ideas aspiracionistas para que este territorio pueda lograr su total y completa independencia. Según el pensamiento es completar una América del Sur, sobre una plena soberanía propia de este departamento ultramarítimo algo similar como ocurre en Nueva Caledonia en Oceanía.[40]
Historia[editar]
La idea de «América Latina» apareció en el siglo XIX y presupone que la región debe definirse a partir de categorías europeas, en particular "lo latino". Por lo tanto, en rigor, no puede haber una historia de América Latina anterior al 12 de octubre de 1492. Adicionalmente y debido a la naturaleza étnico-geográfica de la noción, tanto las culturas indígenas como afroamericanas no están incluidas en el concepto. Finalmente, desde 1492 hasta el presente, la presencia latina en el continente ha ido cambiando geográficamente y continúa cambiando, de modo tal que territorios que hace unos siglos pertenecían a América Latina, hoy ya no pertenecen y viceversa.
Antes del siglo XVI: período precolombino[editar]
Pedra Furada, en Brasil, yacimiento arqueológico de entre 12.000 a 32.000 años de antigüedad.
Pintura rupestre en Cueva de las Manos, Argentina, fechadas en el 7350 a.e.c.
Machu Picchu, en Perú, ícono de la arquitectura del imperio incaico.
Tikal, en Guatemala, una de las principales urbes del imperio maya.
Tenochtitlán, capital del imperio azteca.
En la América precolombina se desarrollaron cientos de culturas y decenas de civilizaciones originales a lo largo de todo el continente. Las consideradas altas culturas precolombinas surgieron en Mesoamérica y los Andes. De norte a sur podemos nombrar las culturas Mexica, Tolteca, Teotihuacana, Zapoteca, Olmeca, Maya, Muisca, Cañaris, Moche, Nazca, Chimú, Inca, Tiahuanaco entre otras. Todas ellas elaboraron complejos sistemas de organización política y social y son notables por sus tradiciones artísticas y sus religiones.
En el resto del continente el desarrollo cultural no fue menos importante, desarrollándose avanzados sistemas de gestión ambiental como en el Amazonas, en Beni e incluso en una de las primeras sociedades democráticas constitucionales como Haudenosaunee.[41]
En los asentamientos humanos no alcanzaron un nivel cultural tan elevado como en las civilizaciones antes señaladas, en parte por su menor densidad de población y, sobre todo, por sus actividades seminómadas (caza de varios animales, etc.). Podemos citar entre los grupos étnicos preponderantes de Norteamérica a los yaquis, seris, apaches, mohicanos, navajos, cheyennes, iroqueses, esquimales, siuxs, chichimecas, etc.
Las civilizaciones americanas descubrieron e inventaron elementos culturales muy avanzados como calendarios, complejos sistemas de mejoramiento genético como el que generó el maíz y la papa, sistemas de construcción antisísmicos, así como un dominio en el trabajo de la piedra, sistemas de gestión ambiental de amplias zonas geográficas, sistemas de riego, nuevos sistemas de escritura, nuevos sistemas políticos y sociales, una avanzada metalurgia y producción textil.
Las civilizaciones precolombinas también descubrieron la rueda, que no resultó de utilidad productiva debido en parte a las cordilleras y selvas donde se encontraban, pero fue utilizada para la fabricación de juguetes.
Otro de los elementos comunes de las culturas precolombinas que alcanzó un alto grado de desarrollo fue la edificación de templos y monumentos religiosos, siendo claros ejemplos las zonas arqueológicas de Teotihuacán, Templo Mayor, Tajín, Palenque, Tulum, Tikal, Chichén-Itzá, Monte Albán, en Mesoamérica y Caral, Chavín, Moche, Pachacámac, Cuzco, Machu Picchu y Nazca, en los Andes Centrales.
Los chavines representaron a sus dioses en grandes monolitos. Los más conocidos son el lanzón monolítico, la Estela Raimondi, la Estela de Yauya y el Obelisco Tello. Cada uno de ellos es un wanka, que en quechua significa piedra de poder y tienen un carácter eminentemente sagrado.
La edad de oro de los mayas comenzó alrededor del año 250, con las últimas dos grandes civilizaciones, las de los mexicas y los incas, emergiendo en la prominencia posteriormente a principios del siglo XIV y mediados del siglo XV, respectivamente. Hacia el final de periodo precolombino los mexicas sometían a numerosos pueblos, por ejemplo a los totonacas, a una brutal tiranía secuestrando a jóvenes para sacrificarlos o esclavizarlos, exigiéndoles altos tributos y en ocasiones abusando de las mujeres. Ello propició que muchos se unieran a los españoles a su llegada para sacudirse el yugo mexica.[42][43][44]
Numerosos pueblos precolombinos practicaban sacrificios humanos,[45][46] la tortura ritual e incluso canibalismo,[47] como entre los olmecas,[48][49][50] teotihuacanos,[51][52] mayas,[53] toltecas,[54] totonacas,[55][56] aztecas,[55][57][58] mochicas, amaras, incas y otros; por ejemplo se muestra en el arte, como las cerámicas pintadas mayas que representan la extracción de corazones de niños. Con la llegada de los españoles en los siglos XV y XVI quedaron prohibidos aunque siguieron practicándose clandestinamente durante un tiempo en zonas remotas.[59]
Siglos XVI–XVIII: Período colonial[editar]
Primer desembarco de Cristóbal Colón en América, en 1492.
Primer encuentro entre el militar español Hernán Cortés y el emperador mexica, Moctezuma II, en 1519.
Captura de Atahualpa, en la coquista española del imperio incaico en 1532.
Ouro Preto, fundado en 1711, asentamiento minero de extracción de oro por parte del imperio portugués en Brasil.
La colonización europea de América comenzó a finales del siglo XV después de que Cristóbal Colón llegara en 1492 con el mecenazgo de la Corona de Castilla. A partir de ahí, el Imperio español, el Imperio portugués, el Imperio británico, Francia y Holanda, conquistaron, saquearon y colonizaron algunos territorios y poblaciones que ya habitaban el continente.
El Imperio español y el Imperio portugués fueron los primeros en realizar la conquista, y se asentaron principalmente en Norteamérica, Centroamérica y en el área andina de Sudamérica (imperios Azteca e Inca, respectivamente). España fue la potencia que mayor presencia colonial impuso en América. Conquistó los dos grandes imperios existentes en América en ese momento: en América del Norte llegó a apropiarse del Imperio azteca, en el actual México, estableciéndose en sus ciudades y a partir de ahí controló una gran parte de América Central.
Mientras en América del Sur el Imperio español luego de asesinar al Inca Atahualpa en Cajamarca en 1532 llegó a apropiarse del Imperio inca, en los actuales Perú, Panamá, Argentina, Colombia, Ecuador, Bolivia y Chile estableciéndose en sus ciudades.
Hasta antes de 1535, desde la capital del Imperio inca, Cusco y luego en Jauja, Perú; los españoles conquistaron y controlaron toda la zona andina y la franja costera del Pacífico de América del Sur desde la ciudad de Panamá hasta Santiago de Chile. Ese año se funda la Ciudad de los Reyes (Lima), que fue la capital y centro de control del extenso Virreinato peruano. Posteriormente se crearon los Virreinatos de Nueva Granada y del Río de la Plata. En el Caribe, dominó sobre todo Cuba, La Española, Puerto Rico, Jamaica, incluyendo a la península de Florida dentro de sus posesiones caribeñas.
Portugal se apropió de la mayor parte de la franja costera atlántica de la parte norte de América del Sur, que más tarde originaría el Estado de Brasil. Inglaterra estableció trece colonias en la franja costera atlántica norteamericana, además de algunas islas caribeñas. Francia ocupó la actual Guayana Francesa en Sudamérica (aún bajo su dominio), Luisiana en el Golfo de México, algunas islas del Caribe, y la región canadiense de Quebec. Holanda estableció colonias en América del Sur (Guayana holandesa hoy Surinam) y algunos asentamientos en islas caribeñas (Antillas Neerlandesas y Aruba).
Siglo XIX: Independencias y organización republicana[editar]
Retrato de Miguel Hidalgo y Costilla, padre de la independencia de México.
Simón Bolívar, líder de la emancipación en el norte sudamericano.
José de San Martín, líder de la emancipación en el sur sudamericano.
Pedro I de Brasil, proclamó la independencia brasileña en 1822.
La mayor parte de las poblaciones bajo dominio europeo de América Latina lograron independizarse de España, Portugal y Francia en el curso del siglo XIX, siguiendo el movimiento independentista anticolonial que se originó en los Estados Unidos en 1776. En 1805 Haití se independizó de Francia; en 1809 y 1810 comenzaron las guerras independentistas en los territorios de ultramar españoles; en tanto que Brasil obtuvo su independencia de manera relativamente pacífica creando una monarquía soberana en 1821.
Las guerras de independencia hispanoamericanas fueron una serie de conflictos armados que se desarrollaron en las posesiones españolas en América a principios del siglo XIX, en los cuales se enfrentaron grupos independentistas en una operación conjunta contra autoridades virreinales y los fieles a la Corona española. Dependiendo el punto de vista desde el cual se aborden, estos procesos emancipatorios pueden verse como guerras de independencia o guerras civiles, o bien, una combinación de diversas formas de guerras.[60]
Los movimientos independentistas de la América Hispánica adquirieron formas variadas de acuerdo con las condiciones que imperaban en cada región. Por ello «es esencial que, al principio, no reduzcamos movimientos diferentes a un denominador común. Grupos diferentes actuaron en etapas diferentes: la élite caraqueña tomó la iniciativa de separarse de la monarquía española en 1810 mientras que la élite limeña se dividió en 1808 por un lado temiendo perder con la independencia el monopolio comercial vía el puerto del Callao, de América del Sur con Europa y por el otro acerca de la cuestión de la autonomía dentro del imperio y por estos motivos se opuso firmemente a la revolución de Independencia del Perú en 1820 y no actuó como grupo homogéneo en 1821 cuando se integró a el movimiento del libertador argentino Don José de San Martín».[61]
La crisis política en España y la ocupación de su territorio por parte de Francia en 1808 constituyen dos hechos que incentivaron el independentismo en Hispanoamérica. Como respuesta a la entronización de José Bonaparte en España, entre 1808 y 1810 se instalaron juntas de gobierno que ejercieron la soberanía ante la ocupación francesa, tanto en la península como en las posesiones de ultramar. Las diferencias entre la España europea y los territorios americanos se fueron agudizando después de esa crisis, lo que finalmente desencadenó los movimientos armados independentistas hispanoamericanos. La lucha armada entre los americanos y los ejércitos virreinales inició alrededor del 1810 en la mayoría de los dominios españoles.
La independencia de América del Sur logra consolidarse luego de la derrota del Imperio español en la batalla de Ayacucho, Perú en 1824. La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809–1826) y significó el final definitivo del dominio virreinal español en América del Sur. La batalla se desarrolló en la actual Pampa de la Quinua en la Región Ayacucho,[62] Perú, el 9 de diciembre de 1824. La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú.
Luego de la Batalla de Ayacucho algunos gobiernos independientes debieron enfrentar guerrillas realistas, por ejemplo en 1823–1827 en (Venezuela); entre 1827 y 1830 en Pasto (Colombia); en el sur de Chile, apoyados por mapuches y pehuenches, hasta 1832; y la guerrilla de Iquicha en Perú, hasta la década de 1830.
Estados Unidos, el Reino Unido y Francia establecieron relaciones comerciales con los nuevos gobiernos americanos y posteriormente reconocieron la soberanía de los nuevos estados a lo largo de la década de 1820. Sin embargo, España solo abandonó los planes de reconquista después de la muerte de Fernando VII, ocurrida en 1833. Las Cortes españolas renunciaron a los dominios americanos en 1836 y autorizaron al gobierno para que pueda realizar tratados de paz y reconocimiento con todos los nuevos estados de la América española.[63][64][65][66]
Después de la batalla de Ayacucho en 1824 no hubo otra operación militar española en las Américas por espacio de 40 años hasta 1863, cuando España intentó reimplantar el dominio de ultramar en la República Dominicana por medio de la Guerra de la Restauración, que terminó con una nueva derrota del Imperio español en 1865.
Casi simultáneamente, en 1864, España ocupó militarmente las Islas Chincha en el mar peruano, de gran importancia por su riqueza en guano, desatando la llamada guerra hispano-sudamericana, guerra contra España (su nombre en Perú) o guerra del Pacífico (como se conoce en España), conflicto bélico que se desarrolló principalmente en las costas peruanas y chilenas, en el que se enfrentaron la Armada de España, contra las repúblicas americanas de Chile y Perú, principalmente, y Bolivia y Ecuador, secundariamente —ya que estos dos últimos países no participaron militarmente de manera activa en la contienda—. Las hostilidades terminaron en 1866 y se logró un armisticio en 1871. Los tratados de paz se firmaron de forma bilateral entre cada país sudamericano y España en 1879 (Perú y Bolivia), 1883 (Chile) y 1885 (Ecuador).
En 1868 Cuba inició su primera guerra de independencia, que resultó derrotada en 1878. Finalmente en 1895 se produjo la Guerra de Independencia cubana o Guerra del 95, logrando instalar el primer gobierno independiente en 1898. Ya avanzado el conflicto independentista, Estados Unidos decidió intervenir a través de lo que se conoce como guerra hispano-estadounidense, que le permitió desplazar a España de sus territorios de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, ocupándolos militarmente en 1899. En 1902 se establece la República de Cuba, pero incluyendo en la constitución la Enmienda Platt, que facultaba a Estados Unidos a intervenir militar y políticamente a Cuba. Estados Unidos mantuvo un sector de la isla de Cuba, Guantánamo, como posesión hasta el presente.
A principios de siglo, Estados Unidos continuó su actitud intervencionista, la cual estaba directamente dirigida a defender sus intereses en la región. Esta actitud era oficialmente articulada a través de la conocida como doctrina de Palo Grande de Theodore Roosevelt, que modificaba la antigua Doctrina Monroe, la cual sencillamente pretendía disuadir la intervención europea en el hemisferio. A la conclusión de la guerra hispano-estadounidense, el nuevo gobierno de Cuba y Estados Unidos firmaron la Enmienda Platt de 1902, la cual autorizaba a Estados Unidos a intervenir en asuntos cubanos cuando lo considerase necesario. En Colombia, Estados Unidos buscó la concesión de la territorio en Panamá para construir un gran canal a través del istmo. El gobierno colombiano se opuso al plan, pero una insurrección panameña proporcionó a Estados Unidos con una oportunidad. En las primeras décadas del siglo, hubo varias incursiones militares en América Central y el Caribe, por la defensa de intereses comerciales, las cuales se denominaron como las "Guerras bananeras".
Siglo XX–1990: Apertura económica y social, y guerra fría[editar]
Con la obtención de sus independencias y la consolidación de sus estructuras republicanas, los países latinoamericanos se volcaron a la apertura económica y social con el resto del mundo, al no estar ya sujetos a un monopolio colonialista. Se contempló así por un lado el aprovechamiento de los recursos y ventajas comparativas que poseía la región desde la época colonial, y su atractivo para las economías de otros continentes, considerando también y como novedad, la captación de inversiones de capital privado internacional. Ello trajo por un lado una incipiente mejora económica, pero a la vez la replicación del modelo económico de provisión de materias primas. En este contexto, y dada la prosperidad económica, a pesar de la importante desigualdad que arrastraba la región, se produjo una atracción masiva de inmigrantes económicos europeos, que buscaban mejores oportunidades fuera de la sobrepoblada Europa, y que se acentuó tras la primera y segunda guerra mundial, debido al conflicto bélico en dicho continente, y la neutralidad de facto de los países latinoamericanos en tales conflictos.
Las guerras mundiales también trajeron consigo nuevas formas de pensamiento en el ámbito ideológico, político y económico, que se cristalizaron en el plano internacional en el período conocido como guerra fría, que enfrentó al capitalismo con el comunismo. Este nuevo panorama favoreció cierta inestabilidad al interior de los países latinoamericanos, produciéndose revueltas, revoluciones y golpes de Estado en favor de uno u otro bando. Un precedente de esto ocurrió en 1908, con la revolución mexicana, cuando el presidente Porfirio Díaz prometió abandonar la presidencia y el empresario Francisco I. Madero lanzó una campaña presidencial en 1910. Díaz cambió su elección e, impidiendo una revolución socialista, arresta a Madero el mismo día de la elección y el propio Díaz es declarado ganador. Estos acontecimientos provocaron revueltas, las cuales marcaron el inicio de la revolución mexicana. El ejemplo por antonomasia fue la revolución cubana, de corte comunista, y en consecuencia, la crisis de los misiles en Cuba, un punto de alta tensión entre ambos bloques en el panorama mundial de la guerra fría, y que pudo haber ocasionado una tercera guerra mundial. De igual manera se sucedieron una serie de gobiernos autoritarios y regímenes militares a lo largo del continente, hasta el fin de la guerra fría a nivel mundial, tras la caída del muro de Berlín en 1989 y la disolución de la URSS en 1991, y que coincide en América Latina con el término de la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile, en 1990.
1990–Siglo XXI: Integración regional[editar]
Reunión de mandatarios de Mercosur en 2012.
Reunión de mandatarios de la Alianza del Pacífico en 2012.
Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula Da Silva, presidentes del giro regional hacia la izquierda.
Sebastián Piñera y Mauricio Macri, presidentes del giro regional hacia la derecha.
Con el fin de la guerra fría el mundo se abrió a una época de importantes cambios en el plano internacional, favoreciendo la integración económica y cultural a través de la globalización y el avance de las telecomunicaciones. En América Latina se constituyen bloques político-económicos tales como Mercosur en 1991, la Comunidad Andina en 1996, Unasur en 2006, la Celac en 2010 y la Alianza del Pacífico en 2011, que se unieron a los antecedentales Sela (1975) y Aladi (1980). Como un remanente de la guerra fría regional, en esta época surge el socialismo del siglo XXI, principalmente impulsado por el gobierno de Hugo Chávez desde Venezuela, e influenciado por Cuba, y que tuvo principalmente acogida en países como Ecuador, en el gobierno de Rafael Correa, y Bolivia, con el gobierno de Evo Morales, entre otros, enmarcado en el giro temprano de la política latinoamericana hacia la izquierda, hasta su debilitamiento a partir de 2015, con la crisis migratoria bolivariana, y el contra giro político regional hacia la derecha.
Economía[editar]
Las economías de Latinoamérica marcan una notoria diversidad en lo que se refiere a las políticas económicas existentes, siendo una región diversa en lo referente a lo político y económico, y así mismo inestable, por el continuo cambio de enfoque en lo que se refiere a políticas monetarias en los países de la región, lo cual ha generado constantes conflictos internos como externos con distintos desenlaces en la historia latinoamericana.
En la actualidad, podemos reconocer 3 tipos de sistemas económicos en Latinoamérica, que si bien pueden mantener contenidos generales y mantener espectros de simbiosis, sus economías siguen una línea predeterminada, en esto reconocemos los netamente capitalistas, economías abiertas, los cuales se basan en el modelo del libre mercado y tratados de libre comercio.
Estos países son Perú, Chile, México y Colombia, países fundadores de la Alianza del Pacífico así como Panamá y Costa Rica, que siguen los modelos económicos de Estados Unidos y de la Unión Europea.
Mientras que por otro lado, existen los países que si bien, sostienen una estructura de apertura al mundo, son claramente proteccionistas, modelos más enfocados a la Economía social de mercado o de economías mixtas en diferentes magnitudes, el caso de Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador, Bolivia y Paraguay.
Finalmente existen aquellos países que sostienen economías cerradas, o con muy poca relación de libre mercado, manteniendo relaciones económicas con países exclusivos de sus bloques, con clara tendencia al modelo económico marxista, el caso de Cuba y en menor medida Venezuela y Nicaragua que a pesar de sostener modelos económicos semicerrados, mantienen relaciones comerciales con las potencias del capitalismo Estados Unidos y Europa. [cita requerida]
Las economías de mayor tamaño en Latinoamérica basado en el PIB PPA (poder paridad adquisitivo) del 2021 están encabezadas por Brasil con 3.585.985 millones de dólares, seguido por México con 2.869.542 millones, Argentina con 1.104.860 millones,[67] Colombia con 867.190 millones de dólares, Chile con 550.450 millones de dólares y Perú con 487.404 millones de dólares,[68] mientras que las economías más desarrolladas en términos de PIB per cápita PPA, el líder es Puerto Rico con (38.540US$), seguido por Panamá con (32.887US$) y Chile con (27.629US$),[69] mientras que las cinco naciones con mejor IDH según la PNUD ONU en su último informe de índice de desarrollo humano el líder es Puerto Rico (0,85), Chile (0,843), Argentina (0,825), Uruguay (0,804), Costa Rica (0,793) y Panamá (0,789).[70]
El 1 de julio de 2013, el Banco Mundial catalogó a las economías de Chile y Uruguay como economías de ingresos altos siendo la primera vez en la historia de América Latina donde países de la región comparten ese estatus, el Banco Mundial agrupa a los países en base al PIB per Cápita Método Athlas del 2013.[71]
Agricultura[editar]
Industria agrícola de soja en Paraguay. La soya es principalmente cultivada en las cuencas del Paraná y Río de La Plata.
Aguacates o paltas, uno de los cultivos característicos de América Latina, y tradicional en México y Centroamérica.
Plantaciones de café en Bolívar, Colombia. El café es cultivado en Centroamérica y el Cononorte de Sudamérica.
Los cuatro países con mayor agricultura en América del Sur son Brasil, Argentina, Chile y Colombia. Actualmente:
- Brasil es el mayor productor mundial de caña de azúcar, soja, café, naranja, guarana, açaí y nueces de Brasil; es uno de los 5 mayores productores de maíz, papaya, tabaco, piña, plátano, algodón, frijol, coco, sandía y limón; y es uno de los 10 productores más grandes del mundo de cacao, anacardo, aguacate, caqui, mango, guayaba, arroz, sorgo y tomate;
- Argentina es uno de los 5 mayores productores del mundo de soja, maíz, semilla de girasol, limón y pera, uno de los 10 mayores productores mundiales de cebada, uva, alcachofa, tabaco y algodón y uno de los 15 mayores productores mundiales de trigo, caña de azúcar, sorgo y pomelo;
- Chile es uno de los 5 mayores productores mundiales de cereza y arándano azul, y uno de los 10 mayores productores mundiales de uva, manzana, kiwi, melocotón, ciruela y avellana, centrándose en la exportación de frutas de alto valor;
- Colombia es uno de los 5 mayores productores del mundo de café, aguacate y aceite de palma, y uno de los 10 mayores productores de mundo de caña de azúcar, plátano, piña y cacao;
- Perú es uno de los 5 mayores productores de aguacate, arándano azul, alcachofa y espárragos, uno de los 10 mayores productores mundiales de café y cacao, uno de los 15 mayores productores mundiales de patata (el mayor en América Latina[72]) y piña, y también tiene una producción considerable de uva , caña de azúcar, arroz, plátano, maíz y mandioca; su agricultura está considerablemente diversificada.
- La agricultura en Paraguay se está desarrollando actualmente, siendo actualmente el sexto mayor productor de soja en el mundo y entrando en la lista de los 20 mayores productores de maíz y caña de azúcar .[73]
En Centroamérica, se destacan los siguientes:
- Guatemala, uno de los 10 mayores productores en el mundo de café, caña de azúcar, melón y caucho natural, y uno de los 15 mayores productores de banano y aceite de palma del mundo;
- Honduras, que es uno de los 5 mayores productores de café del mundo y uno de los 10 mayores productores de aceite de palma;
- Costa Rica, que es el mayor productor mundial de piña;
- República Dominicana, que es uno de los 5 principales productores mundiales de papaya y aguacate y uno de los 10 mayores productores de cacao.
México es el mayor productor mundial de aguacate, uno de los cinco principales productores mundiales de pimiento, limón, naranja, mango, papaya, fresa, pomelo, calabaza y espárragos, y uno de los 10 productores más grandes del mundo de caña de azúcar, maíz, sorgo, frijol, tomate, coco, piña, melón y arándano azul.[74]
Ganadería, pesca y acuicultura[editar]
Acuicultura del salmón en Chiloé, Chile.
Brasil es el mayor exportador mundial de carne de pollo: 3,77 millones de toneladas en 2019.[75][76] El país es el poseedor del segundo rebaño de ganado más grande del mundo, el 22,2% del rebaño mundial. El país fue el segundo mayor productor de carne de res en 2019, responsable del 15,4% de la producción mundial.[77] También fue el tercer mayor productor de leche del mundo en 2018. Este año, el país produjo 35,1 mil millones de litros.[78] En 2019, Brasil fue el 4.º productor de carne de cerdo del mundo, con casi 4 millones de toneladas.[79]
En 2018, Argentina fue el cuarto productor mundial de carne de vacuno, con una producción de 3 millones de toneladas (solo por detrás de Estados Unidos, Brasil y China). Uruguay también es un importante productor de carne. En 2018, produjo 589 mil toneladas de carne vacuna.[80]
En la producción de carne de pollo, México se encuentra entre los 10 mayores productores del mundo, Argentina entre los 15 más grandes y Perú y Colombia entre los 20 más grandes. En la producción de carne de res, México es uno de los 10 mayores productores del mundo y Colombia es uno de los 20 mayores productores. En la producción de carne de cerdo, México se encuentra entre los 15 mayores productores del mundo. En la producción de miel, Argentina se encuentra entre los 5 mayores productores del mundo, México entre los 10 más grandes y Brasil entre los 15 más grandes. En términos de producción de leche de vaca, México se encuentra entre los 15 mayores productores del mundo y Argentina entre los 20.[81]
Minería[editar]
La Puna de Atacama entre Argentina, Bolivia y Chile, concentra el 85% de las reservas mundiales de litio.
La minería es uno de los sectores económicos más importantes de América Latina, especialmente para Chile, Perú y Bolivia, cuyas economías son altamente dependientes de este sector. El continente tiene grandes producciones de oro (principalmente en Perú, México, Brasil y Argentina);[82] plata (principalmente en México, Perú, Chile, Bolivia y Argentina);[83] cobre (principalmente en Chile, Perú, México y Brasil);[84] mineral de hierro (Brasil, Perú y Chile);[85] zinc (Perú, México, Bolivia y Brasil);[86] molibdeno (Chile, Perú y México);[87] litio (Chile, Argentina y Brasil);[88] plomo (Perú, México y Bolivia);[89] bauxita (Brasil y Jamaica);[90] estaño (Perú, Bolivia y Brasil);[91] manganeso (Brasil y México);[92] antimonio (Bolivia, México, Guatemala y Ecuador);[93] níquel (Brasil, República Dominicana y Cuba);[94] niobio (Brasil);[95] renio (Chile);[96] yodo (Chile),[97] entre otros.
Brasil se destaca en la extracción de mineral de hierro (donde es el segundo mayor productor y exportador del mundo - el mineral de hierro suele ser uno de los 3 productos de exportación que generan mayor valor en la balanza comercial del país), cobre, oro, bauxita (uno de los 5 productores más grandes del mundo), manganeso (uno de los 5 productores más grandes del mundo), estaño (uno de los mayores productores del mundo), niobio (concentra el 98% de las reservas conocidas en el mundo) y níquel. En términos de piedras preciosas,Brasil es el mayor productor mundial de amatista, topacio, ágata y uno de los principales productores de turmalina, esmeralda, aguamarina, granate y ópalo. También hay producción de amatista en Uruguay y Bolivia. Guyana es un productor considerable de diamante.[98][99][100][101][102][103]
Chile fue, en 2019, el mayor productor mundial de cobre,[104] yodo[105] y renio,[106] el segundo mayor productor de litio [107] y molibdeno,[108] el sexto mayor productor de plata,[109] el séptimo mayor productor de sal,[110] el octavo mayor productor de potasa,[111] el decimotercer productor de azufre[112] y el decimotercer productor de mineral de hierro[113] del mundo. En la producción de oro, entre 2006 y 2017, el país produjo cantidades anuales entre 35,9 toneladas en 2017 a 51,3 toneladas en 2013.[114]
Perú fue, en 2019, el segundo productor mundial de cobre [104] y plata,[109][115][116] octavo productor mundial de oro,[117] tercer productor mundial de plomo,[118] segundo productor mundial de zinc,[116][119][120] el cuarto productor mundial de estaño,[121] el quinto mayor productor de boro [122] y el cuarto mayor productor de molibdeno del mundo.[108]
Bolivia fue, en 2019, el 8.º productor mundial de plata;[83] 4.º productor mundial de boro;[123] 5.º productor mundial de antimonio;[93] 5.º productor mundial de estaño;[91] 6.º productor mundial de tungsteno;[124] 7.º productor mundial de zinc,[86] y el 8.º productor mundial de plomo.[125] En la producción de oro, hasta 2012 el país producía un promedio anual de entre 7 y 10 toneladas por año. Posteriormente, la minería aumentó, alcanzando un pico de producción en 2014 de 25 toneladas. En 2017 el país produjo 24,8 toneladas.[126]
México fue, en 2019, el mayor productor mundial de plata,[109] el noveno productor mundial de oro,[117] el octavo productor mundial de cobre,[104] el quinto mayor productor de plomo,[118] sexto mayor productor de zinc,[119] quinto mayor productor de molibdeno,[108] tercer mayor productor de mercurio,[127] quinto mayor productor mundial de bismuto,[128] el 13.º productor mundial de manganeso[129] y el 23.er productor mundial de fosfato.[130] También es el octavo productor mundial de sal.[110]
Argentina fue, en 2019, el cuarto productor mundial de litio,[107] el noveno productor mundial de plata,[109] el decimoséptimo productor mundial de oro[117] y el séptimo productor mundial de boro.[122]
Colombia es el mayor productor mundial de esmeralda.[131] En la producción de oro, entre 2006 y 2017, el país produjo 15 toneladas por año hasta 2007, cuando su producción aumentó significativamente, batiendo un récord de 66,1 toneladas extraídas en 2012. En 2017, extrajo 52,2 toneladas. El país se encuentra entre los 25 mayores productores de oro del mundo.[132] En la producción de plata, en 2017 el país extrajo 15,5 toneladas.[133]
Energías combustibles[editar]
Refinería de petróleo en Amuay, Venezuela. Este país es miembro de OPEP desde 1960.
Estación de combustibles de Petroecuador, empresa petrolera de Ecuador. Este país ha sido miembro fluctuante de OPEP por 32 años.
Petrobras, principal empresa petrolera de Brasil.
Refinería de Tula, de la empresa mexicana Pemex.
En la producción de petróleo, Brasil fue el décimo productor de petróleo más grande del mundo en 2019, con 2.8 millones de barriles / día. México fue el duodécimo más grande, con 2.1 millones de barriles / día, Venezuela fue el vigésimo primer lugar, con 877 mil barriles / día, Colombia en el puesto 22 con 886 mil barriles / día, Ecuador en el 28 con 531 mil barriles / día y Argentina. 29 con 507 mil barriles / día. Como Venezuela y Ecuador consumen poco petróleo y exportan la mayor parte de su producción, forman parte de OPEP. Venezuela tuvo una gran caída en la producción después de 2015 (donde produjo 2,5 millones de barriles / día), cayendo en 2016 a 2,2 millones, en 2017 a 2 millones, en 2018 a 1,4 millones y en 2019 a 877 mil, por falta de inversiones.[134]
En la producción de gas natural, en 2018, Argentina produjo 1524 bcf (miles de millones de pies cúbicos), México produjo 999, Venezuela 946, Brasil 877, Bolivia 617, Perú 451, Colombia 379.[135]
El gobierno brasileño ha emprendido un ambicioso programa para reducir la dependencia del petróleo importado. Las importaciones anteriormente representaban más del 70% de las necesidades de petróleo del país, pero Brasil se volvió autosuficiente en petróleo en 2006–2007. Brasil fue el décimo mayor productor de petróleo del mundo en 2019, con 2,8 millones de barriles/día. La producción logra abastecer la demanda del país. A principios de 2020, en la producción de petróleo y gas natural, el país superó por primera vez los 4 millones de barriles de petróleo equivalente por día. En enero de este año se extrajeron 3,168 millones de barriles de petróleo por día y 138,753 millones de metros cúbicos de gas natural.[134][136]
En 2020, México fue el decimocuarto productor de petróleo del mundo y en 2018 fue el duodécimo exportador. En gas natural, el país fue, en 2015, el vigésimo primer productor mundial y en 2007 el vigésimo noveno exportador. México también fue el 24o productor mundial de carbón en 2018. Colombia fue el vigésimo productor de petróleo del mundo y en 2015 fue el decimonoveno exportador. En gas natural, el país fue, en 2015, el 40.º productor mundial. Lo más destacado de Colombia es el carbón, donde el país fue, en 2018, el duodécimo productor mundial y el quinto exportador mundial. Venezuela, que fue uno de los mayores productores de petróleo del mundo (alrededor de 2,5 millones de barriles / día en 2015) y uno de los mayores exportadores, debido a sus problemas políticos, ha visto reducida su producción drásticamente en los últimos años: alcanzó solo 300.000 barriles / día en 2020. Argentina fue, en 2017, el 18 ° productor mundial (y el mayor productor de América Latina) de gas natural, además de ser el 28 ° productor de petróleo; si bien el país tiene el campo Vaca Muerta, que contiene cerca de 16 mil millones de barriles de petróleo de esquisto técnicamente recuperable, y es el segundo yacimiento de gas natural de esquisto más grande del mundo, el país carece de capacidad para explotar el yacimiento: es capital necesario, tecnología y conocimientos que solo pueden provenir de las empresas energéticas offshore, que ven a la Argentina y sus erráticas políticas económicas con considerable recelo, sin querer invertir en el país. Trinidad y Tobago y Bolivia destacan en la producción de gas natural, donde fueron, respectivamente, los 20 y 31 más grandes del mundo en 2015.Ecuador, debido a que consume poca energía, es parte de la OPEP y fue el 27o mayor productor de petróleo del mundo en 2020, siendo el 22o mayor exportador en 2014.[137][138][139][140]
Energías alternativas[editar]
Represa de Itaipu, obra hidroeléctrica compartida entre Paraguay y Brasil.
Energía eólica en Parnaíba, Brasil.
Sala de control de la Central Nuclear Atucha, Argentina.
Mayores productores de electricidad anual generada por todas las fuentes entre los países de la región en 2020.[141]