La Candelada del Diablo

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La Candelada del Diablo, también llamada a veces la Llamarada del Diablo y la Escupa del Diablo es una costumbre navideña popular en Colombia, en particular en los departamentos de Atlántico, Antioquia y Bolívar durante el Día de las Velitas. En ella, un grupo de personas se reúne para fundir parafina de las velas utilizadas en los alumbrados y cuando esta alcanza una temperatura suficientemente alta, se agrega saliva, resultando en una enorme llama que es celebrada por los participantes .[1]

Descripción y Preparación[editar]

Durante la noche del 7 y 8 de diciembre, las familias suelen reunirse en la entrada de las casas y en las aceras de las calles a encender velitas y faroles. Una costumbre infantil relacionada es reunir la cera fundida de las velas y formar grandes bolas durante el curso de la noche. Algunas personas suelen luego comenzar a fundir de nuevo esta cera en un recipiente metálico, típicamente una tapa de gaseosa sujetada con un alambre, pero con frecuencia una lata de betún o una lata de cerveza cortada a la mitad. Se utilizan piedras para hacer un fogón improvisado sobre el que se apoya el recipiente metálico y se usan las mismas velas como combustible en la base, aunque si el fogón y la cantidad de cera a fundirse es considerable se puede emplear leña.

La cera se va derritiendo y eventualmente una llama aparece en la superficie. Poco después empieza a ebullir y en este momento una persona se acerca y escupe sobre el recipiente, lo que genera una gran llama y consume una buena parte de la parafina. Los participantes se turnan escupiendo hasta que se agota la cera fundida. En este momento se agrega más cera sólida al recipiente metálico y el proceso se repite.

La Candelada del Diablo en el momento de la ignición

Mecanismo de ignición[editar]

La parafina derretida se calienta por lo menos hasta que alcanza su punto de inflamabilidad (flash point), que en condiciones normales está próximo a los 200 °C, aunque este puede reducirse hasta en 50 °C debido a la utilización de aromatizantes, que tienen un punto de inflamabilidad mucho menor.[2]​ A esta temperatura solamente se obtiene combustión superficial pues hay muy poco oxígeno en contacto con la superficie del combustible (la parafina, en este caso) en proporción a la cantidad de combustible total. Para lograr una conflagración completa se requiere aumentar drásticamente la relación oxígeno/combustible. Curiosamente este aumento se logra agregando agua líquida (o un material acuoso como la saliva u orina).

El agua tiene una temperatura de ebullición (100 °C a nivel del mar) mucho menor que el punto de inflamabilidad de la parafina.[3]​ De modo que cuando entra en contacto con la misma, rápidamente cambia de estado y se vaporiza. Esta expansión acelerada expulsa al aire miles de pequeñas gotas de parafina líquida sobrecalentada.[4]​ Esto aumenta significativamente el área superficial de la parafina que está en contacto con el oxígeno del aire y como está presente una fuente de ignición, se completan los cuatro elementos del tetraedro del fuego iniciando una reacción en cadena hasta que las gotas de parafina volatilizadas se consumen y el fuego permanece solamente en la superficie del líquido que no se volatilizó en el recipiente.

Referencias[editar]

  1. «Colombia celebra el día de las velitas con creatividad». Archivado desde el original el 22 de diciembre de 2014. Consultado el 6 de diciembre de 2014. 
  2. «Temperature: A hot issue». Sasol Wax. Archivado desde el original el 24 de septiembre de 2015. Consultado el 8 de diciembre de 2014. 
  3. «Candle Making: Points of interest». General Wax. 
  4. «Hot wax and cold water». Physics Forums. Consultado el 8 de diciembre de 2014.