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Revisión del 09:47 10 ene 2012

Zona Arqueológica Chichimeca - Coahuilteca
Detalle de un cráneo encontrado en Cueva de la Candelaria. Porta un tocado de fibras vegetales y cuentas de concha marina. Actualmente se encuentra en el MNA.
Nombre: Zona Arqueológica Cueva de la Candelaria
Tipo Arqueología
Ubicación La Candelaria, Coahuila
México México
Localización Mesoamérica (México)
Coordenadas 25°25′16″N 100°57′40″O / 25.42111, -100.96111
Cultura Chichimeca - Coahuilteca
Lenguaje
Cronología 1200 - 1500 d.C.
Período Posclásico
Página INAH No existe


Cueva de la Candelaria es un yacimiento arqueológico ubicado en el estado de Coahuila (México). Se trata de una cueva que fue empleada por los pobladores nómadas del lugar como cementerio. Las primeras investigaciones en Cueva de la Candelaria se realizaron en 1953 y hubo una temporada posterior en 1954. Como resultado de estas expediciones, se recuperaron numerosos materiales que han sido resguardados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Los hallazgos de Cueva de la Candelaria son interesantes por la gran cantidad de textiles que se encontraron en este sitio. Estos constituyen una de las fuentes de datos más importantes que se conozcan acerca de las culturas nómadas de Aridoamérica. De acuerdo con los investigadores del yacimiento, el estilo de los tejidos es muy semejante a las producciones de los basketmakers, aunque la ausencia de herramientas como el átlatl dificultan la identificación de los ocupantes de Cueva de la Candelaria con esas tribus.

La historia del estado menciona en menor escala a los grupos nómadas que habitaron esta amplia región meridional de Aridoamérica, grupos genéricamente llamados chichimecas, pero que tienen también sus nombres específicos, como los coahuiltecos, los huachichiles, los irritilas y los tobosos.[1]

Sin embargo se sabe muy poco, las fuentes históricas casi no hablan de sus costumbres, de sus lenguas o dialectos, ni de sus tradiciones, aunque ahora ya se conocen algunos de los vestigios que dejaron para la posteridad. Las evidencias arqueológicas nos muestran cuevas que se usaron como casa-habitación, así como entierros junto a los cuales se han descubierto herramientas, indumentaria y ofrendas. Los sitios más conocidos son la Cueva de la Candelaria, la Cueva Espantosa y La Chuparrosa.[1]

Los ocupantes de Cueva de la Candelaria tenían por costumbre enterrar a sus muertos en bultos que contenían no sólo el cadáver sino adornos corporales hechos con fibras naturales, cuero, conchas y plumas, así como otras piezas de vestido y calzado. Todo se envolvía en una manta tejida de algodón o yuca, y atada con cordeles. La mayor parte de los bultos de Cueva de la Candelaria se encontraron incompletos, lo que fueron abiertos, quizá por saqueadores.

Uno de los cráneos adornados encontrados en el lugar se encuentra en exposición en la Sala Norte de México en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.

Antecedentes

Existen documentos coloniales de referencia (siglo XVII) de cuevas mortuorias de Coahuila. En 1645, un padre jesuita encontró un lugar lleno de cavernas, con calaveras y huesos humanos. (Pérez de Rivas, citado en González Arratia, 1999, p. 19).

En 1778, el padre Juan Agustín de Morfi reprodujo el testimonio de un capitán español que en la Sierra del Carmen, al norte de Coahuila, “…encontró una cueva muy grande con ‘cadáveres de indios, envueltos en finos petates’” (ibíd).

En 1880, el botánico inglés Edward Palmer visitó la zona, donde encontró algunas cuevas con restos mortuorios y una buena cantidad de artefactos asociados tanto en madera, pluma y hueso como en concha, textiles y piedra. En junio de 2006 se publicó el libro La exploración de Edward Palmer, por Leticia González Arratia quien debió visitar el Smithsonian Institution y el Museo Peabody (Universidad de Harvard) para establecer hallazgos de Palmer en el desierto coahuilense.[2]

En 1838, Juan Nepomuceno Flores informó sobre una cueva que contenía numerosos cadáveres con las características mencionadas, y en 1848, José Ma. Ávila narra su visita a dos cuevas mortuorias, una de ellas localizada muy cerca del rancho El Coyote, situado a su vez cerca de Torreón, Coahuila.

El sitio

INAH reportó el descubrimiento de tres cuevas, usadas como como criptas en Coahuila, con bultos mortuorios de tres infantes y más de 100 adultos, del siglo XIII.

Entierros en La Candelaria

Junto con los restos se encontraron artefactos asociados con el entierro, evidencia de que los cazadores recolectores de Coahuila honraban sus antepasados.[3]

Estas cuevas eran una especie de mausoleos naturales, los restos no eran simplemente dejados en el suelo, eran colocados sobre camas de madera, con pencas de nopal u hojas de maguey.

Además de la mortaja se colocaban ofrendas, como canastos, flechas, arcos, y palos escarbadores, una constante en las tumbas. Se considera que hubo dos tradiciones mortuorias: envolver al muerto en un manto tejido y en un petate. La antigüedad de los restos humanos y artefactos, no se ha establecido; se presume que datan de entre los años 1200 y 1230 de nuestra era. (Fechado por carbono 14)[3]

Cuevas mortuorias de Coahuila

De acuerdo con especialistas en arqueología de los cazadores-recolectores del norte árido de México (Leticia González Arratia), los bultos mortuorios localizados en varias cuevas de Coahuila revelan que los grupos de cazadores-recolectores del Norte de México desarrollaron en la época prehispánica ritos y ceremonias extremadamente complejos, que constituyen todo un discurso social y religioso.[4]

A partir de investigaciones efectuadas (documentos inéditos, publicaciones y material arqueológico, en México y el extranjero), se ha construido una teoría sobre un ritual mortuorio complejo y sofisticado.[4]

Se utilizaban cuevas (principalmente con entradas en forma de tiro de chimeneas) para depositar los cadáveres, en una o varias cámaras subterráneas.[4]

Se colocaban los restos de múltiples individuos. En ocasiones hasta 30, y en otros de “muchos”. En este sitio se localizaron al menos 200 individuos. Los cadáveres se depositaron en forma de bultos mortuorios y ordenados uno junto a otro o uno encima de otro.[4]

Notas

  1. a b «Pinturas rupestres y petroglifos en Coahuila». Artistas de ayer.  Parámetro desconocido |fechaaceso= ignorado (se sugiere |fechaacceso=) (ayuda)
  2. González Arratia, Leticia (Junio 2006). «La exploración de Edward Palmer». CNCA-INAH.  Parámetro desconocido |fechaaceso= ignorado (se sugiere |fechaacceso=) (ayuda)
  3. a b «Localizan cadáveres del siglo XIII en Coahuila». El Universal. 27 de julio de 2005.  Parámetro desconocido |fechaaceso= ignorado (se sugiere |fechaacceso=) (ayuda)
  4. a b c d González Arratia, Leticia (Junio 2006). «LAS CUEVAS MORTUORIAS DE COAHUILA». Arqueología Mexicana. Arqueóloga. Investigadora del Museo Regional de La Laguna, INAH, en Torreón, Coahuila.  Parámetro desconocido |fechaaceso= ignorado (se sugiere |fechaacceso=) (ayuda)

Enlaces externos


Fuentes