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Guerra de las Malvinas
Parte de Cuestión de las islas Malvinas
Archivo:ARA Belgrano sinking.jpg
Archivo:Explosión de la bomba en la fragata HMS Antelope.jpg

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Hundimiento del crucero argentino Belgrano, cazas británicos Sea Harrier, infantes de marina argentinos, un avión Pucará argentino destruido, cazas argentinos Super Etendard, hundimiento de la fragata inglesa HMS Antelope.
Fecha 2 de abril de 198214 de junio de 1982[1]​ (2 meses y 12 días)
Lugar Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur
Coordenadas 51°45′S 59°00′O / -51.75, -59
Casus belli Crisis de los chatarreros en la isla San Pedro (Georgias del Sur) y posterior desembarco argentino en Malvinas.
Resultado Victoria británica
Cambios territoriales Las Malvinas pasaron de formar parte de Argentina el 2 de abril de 1982; a reintegrarse al Reino Unido el 14 de junio de ese mismo año.
Beligerantes
Bandera de Argentina Argentina Reino UnidoBandera del Reino Unido Reino Unido
Figuras políticas
Leopoldo Fortunato Galtieri
Jorge Anaya
Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo
Isabel II
Margaret Thatcher
Rex Hunt
Comandantes
Leopoldo Fortunato Galtieri
Jorge Isaac Anaya
Basilio Lami Dozo
Osvaldo Jorge García
Juan José Lombardo
Mario Benjamín Menéndez
Oscar Luis Jofré
Edgardo Aroldo Otero
Luis Guillermo Castellano
Ernesto Crespo
Carlos Büsser
Gualter Allara
Carlos García Boll
Henry Leach
Terence Lewin
Michael Beetham
John Fieldhouse
Sandy Woodward
Jeremy Moore
Julian Thompson
Michael Clapp
Fuerzas en combate
Ejército Argentino 10 100
Armada Argentina 3421
Fuerza Aérea Argentina 1069
216 aviones
38 barcos
1 portaviones
1 crucero
6 destructores
3 corbetas
2 petroleros
1 buque de desembarco de tanques
2 rompehielos
9 transportes
2 submarinos
2 avisos
2 lanchas guardacostas
7 buques espías
Ejército Británico 10 700
Marina Real británica 13 000
Real Fuerza Aérea británica 6000
117 aviones
111 buques
2 portaviones
2 buques de asalto anfibio
8 destructores
15 fragatas
6 buques de desembarco de tanques
1 rompehielos
3 trasatlánticos
25 petroleros
40 transportes
6 submarinos
3 dragaminas
Bajas
650 muertos
350-454 suicidios[2]

1687 heridos[3][4]
11 313 prisioneros de guerra
47 aeronaves destruidas
6 buques hundidos
255 muertos[5]
264 suicidios[6]
775 heridos
2700-6600 casos psiquiátricos[7][8]
150 prisioneros de guerra (incluyendo 13 del BAS)[9]
34 aeronaves destruidas
8 buques hundidos
3 civiles muertos por un bombardeo erróneo de un barco británico[10]

La guerra de las Malvinas o conflicto del Atlántico Sur (en inglés: Falklands War) fue un conflicto armado desarrollado en 1982 entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte por la disputa de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. La contienda comenzó en abril de 1982 con la ocupación de Stanley —capital de las Malvinas— por parte de las tropas argentinas, por órdenes de la Junta Militar argentina. Sin bajas del bando inglés. Como respuesta, el Gobierno británico envió una gran fuerza expedicionaria que al cabo de 10 semanas de guerra desalojó a las fuerzas argentinas. La victoria británica precipitó la caída de la dictadura argentina y el inicio de recuperación del Estado de derecho, al tiempo que contribuyó a la reelección del gobierno conservador de Margaret Thatcher en 1983. Ambos países cortaron relaciones diplomáticas hasta 1990.[11]​ La Organización de las Naciones Unidas continúa considerando los tres archipiélagos con sus aguas circundantes como territorios disputados.[12]

Antecedentes

La Organización de las Naciones Unidas consideraba a los archipiélagos como territorios en litigio entre Argentina y Reino Unido, mientras este último los administraba y explotaba. Su descubrimiento es motivo de controversias; fueron ocupados en forma sucesiva por España, Francia, Argentina y Reino Unido. Argentina considera que estos territorios se encuentran ocupados por una potencia invasora, y los considera parte de su provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.[13]

En las islas existieron en otro tiempo importantes puestos balleneros, pero la gradual desaparición de numerosas especies de ballenas en los mares australes y los profundos cambios en el negocio aceitero hicieron que la relevancia económica de la actividad se redujera dramáticamente. No obstante, numerosas investigaciones confirmaron yacimientos de crudo en la plataforma continental en la que se encuentran las Malvinas.[14]​ Además la plataforma es rica en pesquería.

Políticamente, el interés de Argentina por el archipiélago obedece a su visión sobre él como «territorio irredento».

Estratégicamente:

  1. La posesión de territorios adyacentes a la Antártida puede otorgar derechos sobre este continente en futuras negociaciones relacionadas con él[15]
  2. El control de este archipiélago entrega a su ocupante una posición estratégica sobre el cruce austral y su tráfico marítimo

Durante varias décadas ambos países llevaron a cabo negociaciones sin encontrar una solución definitiva.[16]

Preguerra del Reino Unido

Primera ministra Margaret Thatcher.

En el año 1982 el Reino Unido se encontraba en una difícil situación económica, el Partido Conservador que estaba en el poder sufría un notorio desgaste, la popularidad de su primera ministra, Margaret Thatcher, estaba en descenso y en ese tiempo había huelgas en las minas de carbón.[17][18]

Al creciente descontento laboral en ese país, los jefes de la Marina Real británica se veían preocupados por inminentes planes de reducción de la flota, en el contexto de la Guerra Fría.

Preguerra de la Argentina

Presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri.

En 1981, la dictadura cívico-militar autoproclamada Proceso de Reorganización Nacional padecía una decadencia política. Existía una oposición grande al régimen motivado por las violaciones a los derechos humanos desde mediados de la década de 1970. Además, el país sufría una crisis económica grave.[19]

Preparativos argentinos

El 11 de diciembre de 1981, la Junta Militar, integrada por el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier general Omar Domingo Graffigna,[nota 1]​ depuso al presidente militar Roberto Eduardo Viola, encumbrando en la primera magistratura al propio Galtieri, quien juró el día 22. El almirante Anaya convenció a Galtieri de despeñar a Viola si a cambio este disponía la conquista de las islas Malvinas.[20]

El 5 de enero de 1982 la Junta Militar tomó la decisión de realizar una acción militar si las negociaciones diplomáticas no progresaban, encargando un estudio de Estado Mayor reducido, integrado por un representante de cada fuerza armada. Los representantes fueron el general de división Osvaldo Jorge García, el vicealmirante Juan José Lombardo y el brigadier mayor Sigfrido Martín Plessl.[21]

El objetivo político fijado por los militares argentinos fue el de consolidar la soberanía argentina en las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el océano Atlántico Sur.[22]​ El resultado del estudio de los uniformados explicaba que la operación desde el punto de vista militar era «apta, factible y aceptable» y que la fuerza conjunta estaría en condiciones de ejecutar la operación a partir del 15 de mayo de 1982.[23]​ Asimismo, aclaró que la operación tenía dos condiciones: debía mantenerse bajo el estado de defensa de las islas y debía ser una operación incruenta para minimizar la reacción británica y alentar a la mejor posición negociadora.[23]​ Habiendo tomado el archipiélago, Argentina procedería a retirar las fuerzas de la operación y mantendría una reducida guarnición.[23]

Relación con el conflicto del Beagle

El almirante Anaya relató que respecto al conflicto del Beagle el gobierno argentino confiaba a la mediación papal.[24]

El brigadier general Basilio Lami Dozo confirmó los planes de guerra de agresión a Chile tras la guerra de las Malvinas en una entrevista con el diario Perfil.[25]Oscar Camilión, último ministro de Relaciones Exteriores y Culto argentino antes de la guerra, había mencionado los planes en sus Memorias políticas: «Los planes militares eran, en la hipótesis de resolver el caso Malvinas, invadir las islas en disputa en el Beagle. Esa era la decisión de la Armada…».[26]

Los planes de invadir las islas en disputa con Chile eran discutidos en la opinión pública de Argentina. Por ejemplo, Manfred Schönfeld en La Prensa del 2 de junio de 1982, cuando la visión del «vamos ganando» todavía hacía furor en Buenos Aires, opinaba sobre el curso de acción tras la «exitosa» guerra de las Malvinas:

Para nosotros no lo estará [terminada la guerra], porque, inmediatamente después de barrido el enemigo de las Malvinas, debe serlo de las Georgias, Sandwich del Sur y de todos los demás archipiélagos australes argentinos…
Manfred Schönfeld[27]

Tras la recuperación de las islas, algunas fuentes incidieron en la posibilidad concreta de que la Argentina tuviese también por objetivo a medio plazo invadir los archipiélagos al sur del canal Beagle, en disputa con Chile, a fin de solucionar el conflicto del Beagle. Este se encontraba en esos momentos bajo una mediación del papa Juan Pablo II, por la cual ambos gobiernos se comprometieron a no hacer uso de la fuerza y a abstenerse de tomar medidas que turbasen la armonía entre las dos naciones.[28]

Inicio

Crisis de los chatarreros

El 19 de marzo de 1982, 41 trabajadores de la Compañía Georgias del Sur S. A., del empresario argentino Costantino Davidoff, arribaron a Puerto Leith en el barco ARA Bahía Buen Suceso (B-6). El izamiento de la bandera argentina devino en una crisis internacional.[29]

Una noticia de la televisión británica, según la cual dos submarinos nucleares británicos habían zarpado de Gibraltar hacia el Atlántico Sur, habría alertado a los mandos argentinos.[30]​ En este sentido, evitando comprometerse en un desembarco amenazado por dos submarinos nucleares enemigos y en una actitud de «ahora o nunca», la Junta Militar dispuso la ejecución del desembarco estableciendo el Día D entre el 1 y 3 de abril de 1982.[30][31]

Operación Rosario

La Operación Rosario[nota 2]​ fue la reconquista de las Islas Malvinas por parte de la República Argentina el 2 de abril de 1982 por medio de una operación anfibia incruenta, por decisión de la Junta Militar que gobernaba en el país desde 1976, y que estaba compuesta (en ese tiempo) por el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier Basilio Lami Dozo, (quienes designaron a Carlos Büsser como principal responsable del operativo militar). El archipiélago estaba bajo control del Reino Unido desde su ocupación en 1833.

Los militares argentinos desalojaron a las autoridades británicas y establecieron una Gobernación militar de las Islas Malvinas, por efecto del decreto nacional 681/82 S.[33][34]

Las autoridades argentinas planificaron la operación a partir de diciembre de 1981.[35]​ En marzo de 1982, zarpó una flota expedicionaria del continente. El desembarco inició el 2 de abril y fue ejecutado sin mayores inconvenientes excepto por un muerto en la toma de la Casa de Gobierno. El comandante argentino logró su objetivo sin causar bajas en el enemigo ni los civiles, algo que la dictadura requería para las negociaciones diplomáticas. Al final, las fuerzas argentinas rindieron a la reducida guarnición británica, la cual fue deportada junto al gobernador Rex Hunt.[36]

El sábado 3 de abril el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 502 que pedía:[37][38][39]

  1. La cesación inmediata de las hostilidades.
  2. La retirada inmediata de todas las fuerzas argentinas de las Islas Malvinas.
  3. A los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido a que procuren hallar una solución diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.

15 sobre 30 países votaron a favor de la resolución, uno por encima del mínimo necesario. La dictadura cívico-militar argentina no esperaba este resultado. Con la excepción de Panamá, los miembros del Movimiento de Países No Alineados votaron en contra de la Argentina mientras que la Unión Soviética, España, Polonia y China se abstuvieron.[40][38][39]

Ese mismo sábado 3 de abril, el Gobierno del Reino Unido lanzó la Operación Corporate, a cargo de la Fuerza de Tareas 317, para recapturar los archipiélagos y desplazar a las tropas argentinas. Prácticamente, esa operación fue la que inicio la Guerra de Malvinas. [41]

La delegación argentina pidió al delegado soviético que vetara a la resolución.[42]​ El ruso sólo respondió que tal veto solo podía ser dispuesto por «las más altas autoridades».[42]​ El 11 de abril, el embajador soviético en Argentina se reunió con el ministro Costa Méndez. Según el relato de la Junta Militar, el diplomático ruso acudió al gobierno argentino para informar que su Gobierno opinaba que la crisis había sido provocada por la vocación colonialista de Gran Bretaña, y responsabilizaba a este país del conflicto armado. La Unión Soviética prometió ayuda a la Argentina sin esperar nada en retribución, recordando la actitud del país sudamericano ante el embargo cerealero estadounidense de 1980.[43][nota 3]

El Proceso de Reorganización Nacional apeló a la búsqueda de aliados en América Latina en una situación desfavorable. Entre 1976 y 1981, había mantenido pleitos con Brasil y Paraguay; casi llegó a la guerra con Chile en 1978; había interrumpido el proceso democrático de Bolivia;[45][nota 4]​ estaba perjudicando a Nicaragua apoyando a los contras desde Honduras;[46]​ carecía virtualmente de relaciones con Cuba; mantenía el problema de los asilados con México; y veía a Uruguay con desconfianza tras la invasión de las Malvinas.[47]​ Los únicos aliados de Argentina eran Perú, Venezuela y Panamá.[48]​ El 1 de junio de 1982 Argentina compró a Perú diez cazas Mirage VP.[49][50]​ Los aviones no tomaron parte del conflicto por encontrase en mal estado.[51]

Negociaciones diplomáticas

El 8 de abril el Gobierno federal de los Estados Unidos envió al secretario de Estado Alexander Haig para acercar a ambos bandos.[52]​ Haig se reunió con Galtieri el 10 de abril en la Casa Rosada con la compañía de Vernon Walters. El secretario estadounidense advirtió a Galtieri que si insistía con mantener un gobernador argentino en las islas, habría guerra, y que en ese caso los británicos ganarían por sus fuerzas superiores.[53]​ Después de la reunión, Galtieri salió al balcón frente una multitud y atizó el conflicto con una oración que patentó su rol en el conflicto: «¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!».[54]​ Los jefes militares argentinos ignoraban claramente la superioridad de las FF. AA. británicas a las argentinas en cuanto a tecnología y profesionalismo.[55]

Argentina se veía condicionada por la Resolución 502; si retiraba sus fuerzas de los archipiélagos, el Reino Unido debería detener el avance de la Fuerza de Tareas 317 y Margaret Thatcher no estaba dispuesta a negociar con argentinos en las islas.[56]

El 14 de abril el periodista estadounidense Carl Bernstein, a través de ABC News, reveló a la audiencia que Estados Unidos estaba brindando información satelital de inteligencia a la flota británica.[57]​ El secretario de Estado de Asuntos Latinoamericanos, Thomas Enders, negó tal afirmación ante el embajador argentino Esteban Takacs. Los funcionarios argentinos solo renegaron el ostensible apoyo estadounidense a la expedición británica.[57]

El 15 de abril Reagan y Galtieri conversaron telefónicamente por segunda vez.[58]​ El dictador argentino manifestó a Reagan su preocupación por el avance de la flota británica hacia el Atlántico Sur e insinuó la posible intervención de un país del Bloque del Este.[59]​ Pero, ambos líderes coincidieron en que una guerra en el hemisferio occidental entre dos países amigos de EE. UU. perjudicaría a ambos países en pugna y solo beneficiaría a la Unión Soviética.[60]​ El presidente estadounidense le prometió neutralidad en tanto que las negociaciones continuaran.[61]

El 28 de abril el órgano consultivo del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) aprobó por 17 votos y 4 abstenciones —Estados Unidos, Colombia, Chile y Trinidad y Tobago— una resolución de nueve puntos que urgía a Reino Unido a cesar las hostilidades y a Argentina a procurar no empeorar la situación.[62]

El 30 de abril Estados Unidos clarificó su posición. Haig anunció que las negociaciones no habían logrado una solución, al tiempo que el Gobierno argentino había rechazado la última propuesta estadounidense. También informó la suspensión de asistencia militar a Argentina y medidas económicas punitivas. También informó que su país satisfaría los requerimientos de armamento de Reino Unido. En este punto, el secretario de Estado aseguró que Estados Unidos no participaría en forma directa del conflicto. Ronald Reagan por su parte tachó a Argentina como «país agresor». El ministro Costa Méndez solo alcanzó a declarar que Argentina no había rechazado la propuesta estadounidense sino que solo la había objetado.[63]

Propuestas de paz

  • 2 de mayo. El presidente constitucional del Perú Fernando Belaúnde Terry realizó una propuesta de paz para solucionar el conflicto:[64]
  1. Cesación inmediata de las hostilidades.
  2. Retiro mutuo de fuerzas.
  3. Presencia de representantes ajenos a las dos partes involucradas en el conflicto para administrar temporalmente las islas.
  4. Reconocimiento de ambos gobiernos de la necesidad de reconocer las aspiraciones y los intereses de los isleños para la solución definitiva del conflicto.
  5. Acuerdo común para la designación de los países interventores en las negociaciones.
  6. Obtención de un acuerdo definitivo antes del 30 de abril de 1983, bajo la responsabilidad de los países antes mencionados.

El hundimiento del General Belgrano del 2 de mayo de 1982 había acabado con todas las esperanzas de una solución pacífica.[65]

  • 6 de mayo. el secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar propuso, como paso previo para entablar negociaciones, el retiro de las fuerzas de ambos países de las islas.[66]​ Al día siguiente el Reino Unido amplió el bloqueo naval a 12 millas del litoral marítimo argentino y decidió trasladar fuerzas de infantería que estaban en la isla Ascensión al frente de guerra. Reino Unido preparaba un desembarco.[67]
  • 26 de mayo. el Consejo de Seguridad emitió la Resolución 505. Se autorizó a Pérez de Cuéllar para mediar entre las partes en conflicto. Convocó a los países a cooperar con el mediador y a este a establecer contacto para negociar las condiciones para imponer un alto el fuego. El Reino Unido rehusó detener la guerra y retirar las fuerzas. El Consejo de Seguridad aplazó sus reuniones para dejar vía libre a Pérez de Cuéllar.[68]
  • 5 de junio. el secretario general Pérez de Cuéllar envió un mensaje secreto a Leopoldo Galtieri y Margaret Thatcher. Advirtiendo que el conflicto estaba por entrar en una fase «extremadamente peligrosa», Pérez de Cuéllar propuso un plan. La idea era la concederse una tregua a partir del 7 de junio de 1982. Después los dos comandantes en el archipiélago se reunirían para convenir las condiciones de un alto el fuego y se iniciaría el retiro de las fuerzas argentinas, en un plazo de 15 días. A la vez, el Reino Unido debía informar sobre planes de reducción de fuerzas en las islas. Tras estos y otros pasos, «las negociaciones se inaugurarán el 1.º de junio de 1982»; el Comité Militar argentino rechazó la propuesta.[69]

Fuerzas en combate

Fragata HMS Broadsword y portaviones HMS Hermes.
Mapa del teatro de operaciones de la guerra de las Malvinas, las distancias entre éstas y las diferentes bases de ambos ejércitos.

Reino Unido

La recuperación argentina de las Malvinas tomó de sorpresa al Gobierno y a las Fuerzas Armadas del Reino Unido.[70]​ Tras varias horas de análisis y controversia en el Parlamento y el Gobierno, el primer lord del Mar Henry Leach convenció a la primera ministra Margaret Thatcher de movilizar la flota para retomar el control de las Malvinas. El almirante británico contó después que creía que «estaba en juego» el prestigio de su país.[71]

El 3 de abril Thatcher ordenó la movilización de la Fuerza de Tareas 317 para recuperar las Malvinas.[nota 5]​ El 5 de abril el Gobierno británico dio inicio a la Operación Corporate. El jefe del Estado Mayor de la Defensa Terence Lewin fijó el objetivo: obtener el desalojo de los argentinos y el restablecimiento del gobierno británico en las islas.[71]​ Después se constituyó el «Gabinete de Guerra», formado por John Nott, William Whitelaw, Cecil Parkinson, Francis Pym y Thatcher, quienes aprobaron el objetivo.[73]​ El comandante en jefe de la Flota John Fieldhouse comenzó a comandar la FT 317 desde el Cuartel General de Northwood.[74]​ El almirante John Forster Woodward asumió como comandante operacional de la FT 317 al tiempo que asumió como comandante combinado del Grupo de Tareas 317.8, haciéndose cargo de todas las fuerzas de superficie, aire y tierra.[75]

Los buques zarparon de Portsmouth el mismo 5 de abril.[76]​ El 7 de abril el Reino Unido anunció la Zona de Exclusión Marítima (ZEM), advirtiendo que «las naves de guerra argentinas que se encuentran dentro de las 200 millas náuticas de las islas Malvinas, después de las 04:00 GMT del lunes 12 de abril, corren el serio riesgo de ser atacadas».[77]​ El 12 de abril la Zona de Exclusión Marítima (ZEM) se volvió efectiva con la llegada del submarino HMS Spartan a aguas próximas a Puerto Argentino.[78]​ El 30 de abril Reino Unido impuso la Zona de Exclusión Total (ZET), apuntando contra las aeronaves argentinas también.[79][48]​ La Fuerza de Tareas 317 estableció en el nordeste de la Zona de Exclusión una zona llamada «TRALA» (en inglés: Tow, Repair and Logistic Area), lejos de los ataques aéreos argentinos, donde los barcos británicos reabastecían y reparaban averías.[80]​ Desembarcado el Grupo de Desembarco, el brigadier Thompson asumiría como comandante de las fuerzas terrestres. Cuando se decidió enviar la 5.ª Brigada de Infantería del Ejército Británico, al mando del brigadier Anthony Wilson, el general John Jeremy Moore se hizo cargo de las fuerzas terrestres.[81]

Los Estados Unidos apoyaron al Reino Unido proporcionándole la base aérea de la Isla Ascensión y variado equipamiento militar.[82][nota 6]​ El secretario de Defensa Caspar Weinberger, defensor de la Alianza Atlántica, y el lobby probritánico en EE. UU. posibilitó semejante asistencia.[84][83]​ En particular, el misil aire-aire AIM-9L Sidewinder fue responsable de un gran número de pilotos argentinos muertos y aviones derribados, lo mismo que el antiaéreo FIM-92 Stinger.[85]​ A todo esto se sumó la República Francesa, que brindó información confidencial sobre el avión Super Étendard y el misil antibuque Exocet AM 39 que había vendido a la Argentina en 1981.[86]

Apoyo de Chile

La dictadura militar chilena, proporcionó ayuda a los británicos mediante espionaje.[87]​ La Fuerza Aérea de Chile (FACh) coordinó con la Real Fuerza Aérea (RAF) la implementación de vuelos de espionaje trasandinos a gran altura con el objeto de obtener información sobre las FF. AA. argentinas, de las que los británicos carecían totalmente.[88]​ Los chilenos avisaban la salida de los aviones argentinos del continente.[89]​ Para ello utilizaron radares de largo alcance; ubicados al oriente de la cordillera de los Andes, uno en Punta Arenas, y otro en Balmaceda, lo que les permitía, vigilar el espacio aéreo de las bases aéreas argentinas desde Comodoro Rivadavia hasta Río Grande. La Armada de Chile movilizó a su Escuadra, para afianzar el éxito de la fuerza de tareas británica.[90]​ Por último, el Ejército de Chile desplegó unidades a lo largo de la frontera, lo que obligó al Ejército Argentino, a retener a sus mejores tropas en el continente, e impidió en consecuencia que pudiese reforzar las islas con tropas de mayor experiencia.[91]

Argentina

Un Douglas A-4 Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina en 1982.

La Junta Militar ordenó el refuerzo de las defensas de las Malvinas.[92]​ El Ejército Argentino desplegó la X Brigada de Infantería Mecanizada y la III Brigada de Infantería, comandadas por los generales de brigada Oscar Jofre y Omar Parada, respectivamente.[93]​ La totalidad de las fuerzas dependían del comandante conjunto Malvinas, general de brigada Mario Benjamín Menéndez, que a la vez era gobernador militar de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.[94]

El Estado de Libia proveyó de más de 100 misiles 9K32 Strela-2, minas antitanque, radares, etc.[95]

Cronología bélica

Bombardero Vulcan B.2 parte de la isla Ascensión.
La fragata inglesa HMS Antelope, tras ser bombardeada; se hundió el 24 de mayo.

Bloqueo y sitio de las Malvinas

El Sitio de Puerto Argentino fue un período de la Guerra de las Malvinas previo a la batalla final. Duró desde el 1 de mayo hasta el 11 de junio de 1982.

Hundimiento del ARA General Belgrano (C-4)

Archivo:ARA Belgrano 1982.PNG
Foto de un tripulante durante el hundimiento del Belgrano el 2 de mayo de 1982, que ocurrió cerca de las 16:00 HOA.

El 2 de mayo el submarino nuclear HMS Conqueror (S48) hundió al crucero ARA General Belgrano (C-4). El hecho ha sido objeto de controversia ya que ocurrió fuera de la Zona de Exclusión Total impuesta por los británicos.[102]

El comandante en jefe Anaya aseguró que el enemigo «disponía de información satelitaria diurna y nocturna sobre todas las unidades de superficie propias».[103]​ A consecuencia del hecho, el vicealmirante Lombardo ordenó la retirada de la Flota de Mar a aguas poco profundas para evitar los submarinos nucleares británicos.[104]​ Desde entonces se ocupó de la guerra antisubmarina y de proteger el tránsito marítimo y los objetivos nacionales en el continente.[105]

Desembarco de San Carlos

La Batalla de San Carlos fue el primer enfrentamiento terrestre de la Guerra de las Malvinas. Comenzó con el desembarco británico el 21 de mayo de 1982 —Operación Sutton—. Con la excepción de una breve resistencia de una sección de infantería, la resistencia argentina provino de la aviación con base en el continente. La flota británica sufrió graves pérdidas pero estableció la cabeza de playa.

Batalla de Pradera del Ganso

La Batalla de Pradera del Ganso[106]​ fue el primer gran enfrentamiento terrestre de la Guerra de las Malvinas. Entre el 27 y 29 de mayo de 1982 el ejército británico conquistó el Istmo de Darwin, imponiéndose sobre una fuerza argentina de 600 hombres.

Ataque aéreo de bahía Agradable

El 8 de junio la Fuerza Aérea Argentina propinó un duro golpe a la Fuerza de Tareas 317, desbaratando un intento de desembarco en la Bahía Agradable, con la destrucción de dos buques de desembarco y 51 muertos y 200 heridos británicos, perdiendo a su vez tres aviadores.[107][108]​ Fue la mayor cantidad de bajas británicas en una sola batalla desde la Segunda Guerra Mundial.[109]​ Fue conocido como «el día más negro de la flota».[110]

El hecho de que el ejército de tierra argentino desaprovechara la oportunidad de lanzar un contraataque es objeto de discusión. Los mandos argentinos racionalizaron su decisión aduciendo que la bahía Agradable estaba a 16 km de Puerto Argentino hacia el suroeste; una avanzada británica estaba posicionada en el camino entre la capital y la bahía. Para colmo de males, la artillería argentina de la capital carecía del alcance requerido para apoyar una acción por aquella distancia. Hubiese sido necesario retirar al Batallón de Infantería de Marina N.º 5 de la importante posición del monte Tumbledown, y, de haber efectuado el ataque, enfrentar al mismo tiempo a la fuerza británica que cubría y a la que desembarcaba.[108]

Ataque final británico

La Batalla por Puerto Argentino fue la última fase de la Guerra de las Malvinas. En esta instancia, el ejército británico se acercó al Puerto Argentino tomando la Pradera de Ganso y Darwin. Para luego lanzar un ataque final contra las últimas posiciones argentinas, al anochecer del 11 de junio de 1982. Así fue que tomó los montes Longdon, Dos Hermanas y Harriet derrotando a las tropas argentinas que pronto se retirarían a la madrugada. Los siguientes dos días (13 y 14 de junio), continuó avanzando sobre Wireless Ridge, monte Tumbledown, Monte William (Islas Malvinas) y finalmente Sapper Hill. El 14 de junio el general argentino Mario Benjamín Menéndez se rindió, desoyendo órdenes de Leopoldo Galtieri de prolongar la resistencia.

Rendición argentina

Telegrama británico informando de la rendición argentina en la guerra de las Malvinas.
El 14 de junio de 1982 el comandante de las fuerzas terrestres británicas el Mayor General Jeremy Moore aceptó la rendición del General de Brigada argentino Mario Benjamín Menéndez; ambos bandos declararon un cese de las hostilidades.[111]​Los británicos condicionaron la entrega de los prisioneros argentinos a un cese total de las hostilidades por parte de la Argentina.[112]

Consecuencias

Cementerio de Darwin.

Durante los 74 días que duraron las batallas, murieron 650 combatientes argentinos y 255 británicos, además de tres civiles.[113]

El 4 de noviembre de 1982 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 37/9, lo cual constituyó una victoria diplomática de la Argentina. La Resolución pedía al gobierno británico reanudar las negociaciones para obtener una solución pacífica del conflicto.[114]

Argentina

Según la Constitución Argentina, Malvinas es un asunto irrenunciable del pueblo argentino. Mural en Los Antiguos, provincia de Santa Cruz.

La derrota militar grave sufrida en Malvinas sorprendió a la población argentina, que creía hasta ese momento en un desarrollo favorable de la guerra, generando desconcierto y frustración, que originaron un desprestigio grande del Proceso de Reorganización Nacional y de las Fuerzas Armadas argentinas.[115]

Cobertura informativa

Los medios de comunicación argentinos produjeron una cobertura informativa triunfalista y falaz.[116]​ Un título que rezaba «estamos ganando» se volvió muy célebre.[116]​ El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas dictaba comunicados sobre el desarrollo de las operaciones militares.[116]

El 4 de junio de 1982 el Comité Militar impuso veedores militares en las agencias de noticias para controlar y evitar la difusión de determinadas informaciones. Noticias Argentinas y Diario Jornada quedaron inmediatamente clausurados.[117]

Conflicto del Beagle

El restablecimiento del orden constitucional facilitó la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile de 1984, con el cual se puso fin al conflicto del Beagle, y ayudó a evitar una eventual solución bélica.[118][119]

Continuación de la lucha

El continuo reclamo argentino sobre los archipiélagos del Atlántico Sur ha quedado plasmado en la disposición transitoria primera de la Constitución de 1994, que dice:

La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.

Cuestión de los veteranos de guerra

Existen alrededor de 9500 exsoldados conscriptos que persiguen ser reconocidos como veteranos de guerra aduciendo haber estado en el Teatro de Operaciones Atlántico Sur y no en el Teatro de Operaciones Sur.[120]

Reino Unido

Recibimiento del HMS Invincible tras la guerra

En el Reino Unido, la popularidad de Margaret Thatcher subió considerablemente, permitiéndole a su partido ganar las siguientes elecciones.[121]​ También se abandonó la idea de reducir el presupuesto de la Marina Real propuesta por John Nott. Los habitantes de las Malvinas también se beneficiaron, pues en 1983 recibieron nuevamente la ciudadanía británica y se liberalizó la economía (que hasta ese momento no había sido potenciada por miedo a provocar a Argentina). En 1985, una nueva constitución comenzó a promover el autogobierno de las islas paulatinamente.

La guerra costó al Reino Unido 2600 millones de dólares.[15]

Acuerdos de Madrid

En 1989 y 1990 la Argentina y el Reino Unido firmaron dos declaraciones conjuntas conocidas como los Acuerdos de Madrid I y II, respectivamente, luego de realizar sendas «reuniones sustantivas» en la ciudad de Madrid, España. Delegados de los poderes ejecutivos de ambos países cerraron los acuerdos, a cargo del presidente Carlos Menem del lado argentino y la reina Isabel II con la primera ministra Margaret Thatcher, del lado británico.

Los principales elementos de los Acuerdos de Madrid fueron la declaración del cese de hostilidades —Madrid I—, el llamado «paraguas de soberanía» —Madrid I—, la eliminación de la «zona de protección» dispuesta unilateralmente por Reino Unido en 1982 y su reemplazo por un esquema de «áreas de aplicación» y límites marítimos, sometidas a restricciones operativas y un protocolo de información y consulta recíprocas —Madrid II.

El Congreso de la Nación Argentina rehusó ratificar los Acuerdos de Madrid caracterizándolos oficialmente como simples «declaraciones» que no establecían obligaciones entre las partes y por lo tanto no constituían un tratado. Varios observadores han cuestionado esta caracterización y han considerado que los actos constituyen un tratado de paz entre ambos países y que por lo tanto su validez debió haber sido sometida a la decisión del Congreso.

Ambos países reabrieron sus embajadas en Buenos Aires y Londres el 26 de febrero de 1990.[122]

Acuerdo de Madrid I

El 19 de octubre de 1989 Argentina y Reino Unido firmaron en Madrid una declaración conjunta, suscripta por el embajador Lucio García del Solar por el lado argentino, y Crispin Tickell por el lado británico.[123]

Los principales elementos de la declaración fueron los siguientes:

  • Ambos países declararon formalmente el cese de hostilidades, tomando nota de que habían cesado de hecho;
  • Ambos países se comprometieron a no realizar reclamaciones con motivo de la guerra;
  • Se estableció una fórmula conocida como «paraguas de soberanía» por el cual ninguna declaración u acto realizada por ambos países o terceras partes, con motivo del acuerdo o acuerdos similares, podía ser interpretado como un cambio de posición o un reconocimiento sobre la cuestión de la soberanía de las Islas Malvinas;
  • Se restablecieron las relaciones consulares;
  • Se constituyó un grupo de trabajo para «evitar incidentes en la esfera militar»;
  • Gran Bretaña eliminó la «zona de protección» para buques mercantes argentinos;
  • Gran Bretaña se comprometió a hacer «coincidir los límites de la zona de protección con los de la zona de conservación»;
  • Se levantaron todas las restricciones comerciales y financieras establecidas con motivo de la guerra;
  • Se reanudaron las comunicaciones aéreas y marítimas entre los dos países;
  • Se constituyó un grupo de trabajo para llegar a acuerdos sobre pesca;
  • Ambos países se comprometieron a desarrollar los «contactos entre las Islas Malvinas y el territorio continental»;
  • Las delegaciones se comprometieron a realizar una nueva «reunión sustantiva» en Madrid, el 14 y el 15 de febrero de 1990, en donde sería acordada la Declaración de Madrid II.[123]

Acuerdo de Madrid II

El 15 de febrero de 1990 Argentina y el Reino Unido firmaron en Madrid una declaración conjunta, suscripta por el embajador Lucio García del Solar, por el lado argentino, y Crispin Tickell por el lado británico. En la declaración ambos países acordaron restablecer las relaciones diplomáticas y establecieron compromisos y restricciones en cuestiones militares, basados en el aviso previo a la realización de operativos militares y mecanismos para observarlos y verificar su cumplimiento.[124]

Entre los acuerdos se incluyeron:

  • Gran Bretaña dejó sin efecto la zona de protección alrededor de las islas establecida durante la guerra;
  • Se establecieron dos «áreas de aplicación» «para las fuerzas argentinas» y «para las fuerzas británicas», en las que deben regir las restricciones y pautas establecidas en la declaración;
  • Se establecieron dos zonas, una de 50 millas para navegación y otra de 70 millas para aeronavegación, para condicionar los acercamientos de las partes;
  • La autorización de Gran Bretaña para la visita al cementerio de las Islas Malvinas por parte de los familiares de los combatientes allí enterrados;
  • El anuncio de que ambos países habían comenzado a negociar un Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones;
  • La supresión de la visa;
  • La consulta mutua en materia de protección del medio ambiente;
  • Cooperación en la lucha contra el narcotráfico;
  • Consultas mutuas en materia de integración en Europa y América Latina.[124]

La Declaración incluyó cuatro anexos:

  • Anexo I: sistema transitorio de información y consulta recíprocas;
  • Anexo II: medidas de seguridad para unidades navales y aéreas que operen en proximidad;
  • Anexo III: búsqueda y salvamento marítimo y aéreo (SAR)
  • Anexo IV: seguridad de la navegación.[124]

Crímenes

Los juicios por delitos en la guerra de las Malvinas son procesos judiciales cursados tanto en Argentina como en Reino Unido.

Fueron una serie de juicios militares llevados a cabo en Argentina en 2009 para determinar la validez de reclamos efectuados contra oficiales y suboficiales por conspiración, tortura y maltrato a los soldados conscriptos durante la guerra de las Malvinas en el año 1982.[125]

El primer acontecimiento implicó acusaciones relacionadas con agentes del ejército argentino y suboficiales que fueron acusados por castigos a sus tropas después de la batalla de Pradera del Ganso. Nuestros propios oficiales eran nuestros peores enemigos, dice Ernesto Alonso, el presidente del CECIM (Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas),[126]​ fundado por Rodolfo Carrizo y otro soldado conscripto que comisionaba en el Regimiento de Infantería Mecanizado 7, ubicado en la Ciudad de La Plata.[127]Se servían whisky de los pubs, pero no estaban preparados para la guerra. Desaparecieron cuando las cosas se pusieron serias. Muchos de los oficiales habían trabajado previamente como torturadores para la dictadura argentina. Nos usaron a nosotros, los reclutas, para sus fantasías sádicas.[128]

Diversos crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos han sido acreditados contra tropas argentinas, cometidos por tropas británicas o superiores militares argentinos.[129][130][131][132]

El veterano José M. Araníbar, que apoyó la investigación que llegó a la Justicia, comentó a El Mundo que "esta megacausa contiene todos los delitos: vejámenes, torturas, servidumbre, heridas graves, abandono de persona e incluso dos muertes; la de un soldado (Rito Portillo) que al parecer fue fusilado por un cabo y otro (Remigio Fernández) que murió de hambre al ser abandonado".[133]

En 2007, la ministra de defensa de Argentina, Nilda Garré, reconoció que las normas militares vigentes durante la guerra de las Malvinas, que en otros ejércitos eran conocidos como castigo de campo, permitía el estaqueo de soldados consciptos en caso de la inexistencia de cárceles.[134]

En 2012, el entonces gobernador militar de las Malvinas, el general de brigada en retiro Mario Benjamín Menéndez, defendió el uso de estaqueos diciendo que eran parte de las acciones disciplinarias del ejército en ese momento, Hay que estar muy seguro de lo que fue (porque), por ejemplo, existe un castigo en el Código de Justicia Militar que se llama ´calabozo de campaña´ y la sensación que yo tengo, por lo que he escuchado, es que lo que se aplicó en algunos casos fue (este procedimiento)".[135]

Influencia en la cultura popular

Cine y televisión

La guerra es citada en las películas This Is England, La dama de hierro en 2011 y ese mismo año en la película Un cuento chino.[136]​ Además se la describe en las películas argentinas Los chicos de la guerra, Iluminados por el fuego, Cartas a Malvinas, la serie de televisión Combatientes y Soldado argentino solo conocido por Dios mientras en el lado británico la cinematografía de la guerra es variada, como por ejemplo la película de televisión An Ungentlemanly Act, Tumbledown, Resurrected, Por la reina y la patria, entre otras.

En 2003, la novela Costumbres Argentinas reflejó los años 1980, década en la que transcurrió la guerra. Uno de los personajes protagonistas de la novela es reclutado para luchar. Otro de ellos, muere en el crucero ARA General Belgrano.

Música

El rock argentino reflejó en sus canciones la repercusión del conflicto con canciones de numerosos artistas y conjuntos.[137]​ Uno de los más emblemáticos fue Raúl Porchetto y su tema "Reina Madre".

Literatura

En la literatura, lo más relevante es la novela Los Pichiciegos de Rodolfo Fogwill, que narra la historia de un grupo de desertores argentinos que se esconden en la isla para evitar pelear. Carlos Gamerro escribió Las islas, un excombatiente descubre en los archivos de inteligencia, diez años más tarde de sucedida la guerra, que el conflicto bélico sigue latente.

Pintura

El conflicto motivó a numerosos trabajos pictóricos, tanto de ambos países como de terceros. Del lado argentino se produjeron las obras de Exequiel Martínez[138]​ y de Carlos Adrián García.[139]

Del lado británico existen los trabajos de Charles David Cobb.[140]

Numismática

En el año 2012, el Banco Central de la República Argentina puso en circulación una moneda de 2 pesos conmemorativa de la guerra de las Malvinas, que fuera diseñada por un veterano de guerra voluntario.[141]

En 2014, durante el acto de conmemoración, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner descubrió el boceto del billete de 50 pesos, con la imagen de las islas en el anverso y la figura del Gaucho Rivero en el reverso.[142]

Véase también

Notas y referencias

Notas

  1. El brigadier general Omar Domingo Rubens Graffigna fue reemplazado por el brigadier general Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo el 17 de diciembre de 1981.[19]
  2. En la etapa de planeamiento la operación se denomino Carlos, después adquirió el nombre Azul; el teniente coronel Mohamed Alí Seineldín propuso —y se aceptó— el nombre Rosario, invocando a la Virgen del Rosario para que el día del desembarco el mar estuviera calmo.[32]​ También se la suele denominar Operación Malvinas.
  3. En 1980, Jorge Rafael Videla rehusó plegarse al embargo de cereales dispuesto por los Estados Unidos como sanción por la invasión de Afganistán.[44]
  4. El Ejército Argentino prestó apoyo al golpe de Estado en Bolivia de 1980, liderado por el general Luis García Meza.[45]
  5. La Fuerza de Tareas 317 se conformó por el Grupo de Tareas 317.8: Grupo de Batalla de Portaaviones (CBG), al mando del contraalmirante Woodward; el Grupo de Tareas 317.0: Grupo Anfibio, al mando del comodoro Michael Clapp, comodoro de Guerra Anfibia; el Grupo de Tareas 317.1: Grupo de Desembarco, conducido por el brigadier Julian Thompson, comandante de la 3.ª Brigada Comando; el Grupo de Tareas 317.9: Grupo de Georgias, conducido por el capitán Brian Young, comandante del destructor HMS Antrim; y el Grupo de Tareas 324.3: Grupo de Submarinos, a cargo del oficial jefe de Submarinos vicealmirante Peter Herbert.[72]
  6. El equipamiento incluyó 4700 toneladas de pistas de aterrizaje metálicas desplegables; misiles AIM-9L Sidewinder y AGM-45 Shrike; 50 millones de litros de combustible de aviación; 8 sistemas de defensa aérea portátiles FIM-92 Stinger; radares para misiles Sea Wolf; indicadores de objetivos láser; misiles Harpoon; equipos de detección antisubmarinos; munición de diversos tipos y cantidades; facilidades de comunicaciones; criptográficos y de guerra electrónica y equipos de visión nocturna.[82][83]
  7. El ataque motivó a los británicos a la planificación de varias operaciones para destruir al escuadrón argentino que poseía este arma: Mikado, Kettledrum y Plum Duff.

Referencias

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  106. Existen varios nombres para esta batalla: en inglés la denominación más común es «The battle of Darwin-Goose Green», mientras que en castellano no hay una denominación oficial, en muchos periódicos de habla española se tradujo desde las agencias en inglés como «Ganso Verde» al traducir erróneamente la palabra «green» como verde y no como prado. El historiador Isidoro J. Ruiz Moreno (h) propone «batalla de Prado del Ganso» en su obra Comandos en acción (ver bibliografía), aunque «Pradera del Ganso» también es una denominación que se utiliza comúnmente, incluso más que la anterior. De todas formas, en este artículo utilizaremos indistintamente «Prado del Ganso» y «Pradera del Ganso».
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Bibliografía

Publicaciones

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