Diferencia entre revisiones de «Eurocentrismo»

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Revisión del 11:04 29 ene 2019

El mapamundi mostrando a Europa en el centro y "arriba ESPAÑA", es un caso típico de eurocentrismo.
El mapamundi según la proyección de Mercator, que destaca y amplía las zonas cercanas a los polos, visualmente agrandando Europa.
El mapamundi según la proyección de Gall-Peters, que presenta en proporción el área de Europa.

El término eurocentrismo se aplica a cualquier tipo de actitud, postura o enfoque intelectual, historiográfico y de la evolución social, que considera que Europa y su cultura han sido el centro y motor de la civilización, y que por ello identifica la historia de los europeos y sus relaciones con los otros continentes como la historia universal. El eurocentrismo puede ser considerado una forma de etnocentrismo.

El eurocentrismo (como las otras formas de etnocentrismo) es también un prejuicio cognitivo y cultural, que supone la existencia de experiencias históricas lineales movidas por esquemas culturales fijos, correspondientes a los provistos por la historia europea, considerando a las trayectorias no europeas como formaciones incompletas o deformadas.[1]

Introducción

El eurocentrismo refiere más concretamente a la mirada del mundo a partir de la experiencia europea occidental, donde las ventajas o beneficios para los europeos y sus descendientes se consiguen a expensas de otras culturas, justificando esta acción con paradigmas o normas éticas. Se habla entonces de una “específica racionalidad o perspectiva de conocimiento que se hace hegemónica colonizando y sobreponiéndose a todas las demás, previas o diferentes, y a sus respectivos saberes concretos, tanto en Europa como en el resto del mundo”. De esta forma, se concluye que el etnocentrismo como tradición intelectual, como método de análisis de culturas dominantes y dominadas o como idea hegemónica de superioridad (como en el eurocentrismo) debe ser objeto constante de crítica en la academia por diversas disciplinas, en la medida en que las imposiciones dadas por las hegemonías culturales consideradas de rango superior distorsionan la realidad cultural y social mundial, ignorando o suprimiendo una pluralidad de culturas que quieren ser una copia de la cultura dominante.

Abandono académico del eurocentrismo

Enrique Dussel explica que en el siglo XVIII, la Europa moderna y "bárbara", inventó una trayectoria histórica lineal entre la Antigua Grecia, el Imperio romano y la Europa moderna, que ha sido utilizada desde entonces como esquema ideológico básico del relato histórico.[2]

Esta concepción europeocéntrica de la historia no ha abandonado a la historiografía ni a la sociología occidental hasta el día de hoy, pese a los esfuerzos que los historiadores han llevado a cabo, especialmente desde el siglo XX, para entender y comprender la experiencia humana en su totalidad.[1]​ Los historiadores modernos pudieron establecer que la tecnología china entre los siglos XIV y XV había logrado avances que previamente se habían considerado creaciones europeas. Así el papel, la brújula, la pólvora, el antecesor de la imprenta moderna y la fundición de hierro colado se iniciaron en China mucho antes que en Europa. La investigación a finales del siglo XX, estableció claramente que aún durante la Edad Moderna, Asia era el continente económicamente dominante en el mundo. Hacia 1500, Oriente Medio, India y China concentraban cerca del 60 % de la producción mundial, y poco antes de 1800 el 80 % de la misma. Durante el siglo XVIII, los textiles de India se exportaban extensivamente a Francia e Inglaterra. Y gran cantidad de productos industriales chinos estaban presentes tanto en la América colonial desde el siglo XVII como en Europa. Se estima que un 75 % de la plata extraída por los españoles en América acabó en China a cambio de la compra de productos manufacturados en China.[3][4]​ Solo la Revolución Industrial europea alteró este equilibrio, y mediante conquista militar gran parte de Asia pasó a estar controlada por potencias europeas.

Si bien el eurocentrismo no es una postura mayoritaria en el mundo académico actualmente, numerosos intelectuales e incluso académicos siguen teniendo posturas que parcialmente repiten argumentos eurocéntricos. Por ejemplo la visión del choque de civilizaciones, ampliamente criticados por otros académicos, defendida extensivamente por Samuel P. Huntington. También algunas organizaciones políticas, frecuentemente de extrema derecha usan argumentos típicamente eurocéntricos.

Véase también

Referencias

  1. a b Samin, Amin (1989). El eurocentrismo. Crítica de una ideología, Siglo XXI, ISBN 968-23-1525-5.
  2. Dussel, Enrique (1995). "Europa, modernidad y eurocentrismo", en Revista Ciclos en la Historia, la Economía y la Sociedad, Clacso.
  3. Robert B. Marks (2007): Los orígenes del mundo moderno, ed. Crítica, ISBN 978-84-8432-930-5
  4. John M. Hobson (2004): Los orígenes orientales de la civilización de occidente, ed. Crítica, ISBN 84-8432-718-3

Bibliografía

Enlaces