Diferencia entre revisiones de «Arquitectura paleocristiana»

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=== Simbología e iconografía ===
=== Simbología e iconografía ===
Los [[símbolo]]s eran tema que dominaba en casi todas las sepulturas, se encontraban imágenes como la paloma representando la paz, la cruz y el [[Ancla (tema iconográfico)|ancla]] la salvación, el [[fénix|ave fénix]] la resurrección de las cenizas y el [[Ichthys|pez]] y el [[Buen Pastor]] correspondían a la imagen de Cristo. Las [[pintura al fresco|pinturas al fresco]] reproducían escenas del [[Antiguo Testamento]] como el sacrificio de [[Isaac]]; [[Noé]] y su arca; [[Daniel (profeta)|Daniel]] en la fosa con leones; [[Elías]] en su carro; los tres hebreos Ananías, Misael y Azarías en el horno ardiente. También del [[Nuevo Testamento]] se hay numerosas historias sobre la vida de Cristo y representaciones de la Virgen con el Niño sentado en su falda, la llamada ''[[Theotokos]] ''. Muchas de estas imágenes se encuentran representadas por primera vez en las [[catacumbas de Priscila]].<ref>[[#Fletcher|Fletcher / Ropero 2008]]: p. 95.</ref>
Los [[símbolo]]s eran tema que dominaba en casi todas las sepulturas, se encontraban imágenes como la paloma representando la paz, la cruz y el [[Ancla (tema iconográfico)|ancla]] la salvación, el [[fénix|ave fénix]] la resurrección de las cenizas y el [[Ichthys|pez]] y el [[Buen Pastor]] correspondían a la imagen de Cristo. Las [[pintura al fresco|pinturas al fresco]] reproducían escenas del [[Antiguo Testamento]] como el sacrificio de [[Isaac]]; [[Noé]] y su arca; [[Daniel (profeta)|Daniel]] en la fosa con leones; [[Elías]] en su carro; los tres hebreos Ananías, Misael y Azarías en el horno ardiente. También del [[Nuevo Testamento]] se hay numerosas historias sobre la vida de Cristo y representaciones de la Virgen con el Niño sentado en su falda, la llamada ''[[Theotokos]]''. Muchas de estas imágenes se encuentran representadas por primera vez en las [[catacumbas de Priscila]].<ref>[[#Fletcher|Fletcher / Ropero 2008]]: p. 95.</ref>


== ''Domus ecclesiae'' ==
== ''Domus ecclesiae'' ==

Revisión del 18:39 5 feb 2018

Basílica de Santa Sabina en Roma, de arquitectura paleocristiana, construida en el siglo V.

La arquitectura paleocristiana, también llamada arquitectura cristiana primitiva, se entiende como la que se realizó entre finales del siglo III hasta el siglo VI y nacida principalmente como una necesidad para la construcción de estructuras propias para la religión cristiana.[1]

Aunque se originó en Siria y Egipto pasó rápidamente a Occidente y fue en Roma como centro de la cristiandad, donde se produjeron las primeras manifestaciones de monumentos arquitectónicos en el ámbito de los cementerios o catacumbas, dentro de una etapa de clandestinidad debido a las persecuciones de que eran objeto los que practicaban la religión cristiana. En esta misma época para celebrar las asambleas de culto religioso se utilizaron viviendas privadas, adaptándose algunas de sus salas para este fin, (domus ecclesiae).[1]

La arquitectura bizantina produce un nuevo lenguaje a partir del siglo VI que comienza en la época del emperador Justiniano I y marca una ruptura con la arquitectura paleocristiana del Occidente, los arquitectos bizantinos recuperan la estructura abovedada con cúpula y el concepto de la planta central, como por ejemplo el de la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla, la de San Vital de Rávena y también en esta misma población la Basílica de San Apolinar Nuovo que aún presenta el tipo de iglesia basilical paleocristina de forma rectangular con tres naves longitudinales y el vestíbulo en la entrada.[2]

Catacumbas

Las catacumbas de San Calixto.
Cripta de los papas en las catacumbas de San Calixto.
Imagen del Buen Pastor en las catacumbas de Priscila.

Las catacumbas fueron galerías subterráneas excavadas en el suelo, donde se efectuaban los enterramientos de los paganos, judíos y primeros cristianos en Roma tras la muerte de Cristo. Estaban situadas fuera de los muros de la ciudad, ya que la ley romana del Imperio no permitía los entierros dentro de la zona urbana por motivos religiosos y de higiene.[3]​ Aunque también se encuentran en otras ciudades, las más numerosas y más extensas son las pertenecientes a Roma con un total de unas sesenta catacumbas diferentes, cerca de 750.000 tumbas y que ocupan entre 150 a 170 kilómetros de longitud, se cree que usaban antiguas galerías abandonadas, de las que se había extraído una piedra llamada puzolana, que una vez triturada servía para hacer cemento.[4]​ Por estudios realizados en el siglo XIX, esta teoría fue rebatida bajo la dirección del jesuita Marchi y su alumno el arqueólogo Juan Bautista Rossi, que dieron como cierta que la construcción de las galerías fueron hechas expresamente para su utilización como cementerios.[5]​ La organización del primer cementerio se atribuye al papa Calixto I y la fecha hacia el 200, en el estudio realizado por el arqueólogo Paul Styger para la catacumba de San Calixto concuerda con esta atribución. Su utilización se prolongó hasta después del saqueo de Roma del año 410 por los visigodos, pues en aquel tiempo ya se disponían de grandes basílicas donde se podían utilizar para servicios funerarios y guardar las reliquias de los mártires.[6]

Estructura

La mayoría de las realizadas en Roma tuvieron su origen en el siglo II, se encuentran, bajo tierra a lo largo de las grandes vías a la salida de la ciudad como la Vía Apia, la Vía Ardeatina, la Vía Salaria o de la Vía Nomentana y constan de un sistema de galerías subterráneas que forman una especie de laberinto. Primero se excavaba un primer nivel y se iba extendiendo a pisos inferiores siguiendo líneas irregulares debido al terreno y se llegaba a profundizar hasta treinta metros. En las paredes se realizaban los huecos para las tumbas en sentido horizontal, llamados loculi, normalmente para contener un solo cadáver, aunque también en alguna excepción podían contener más cuerpos y se cerraban o sellaban con una losa de piedra o de ladrillos en muchas de las cuales había inscripciones en latín o en griego. Había otro tipo llamado arcosolium (arcosolio), que consistía en un nicho con un arco, cerrado con una lápida para personajes más importantes. El cubiculum era un tipo de espacio que contenía varios loculi para una misma familia, como pequeñas capillas decoradas con frescos, se encontraban en el cruce donde coincidían varios pasajes o galerías y por último pequeñas criptas que contenían la tumba de un mártir.[6]​ En casi todas las catacumbas se encuentran claraboyas abiertas en el techo de las criptas o en las mismas galerías, en principio se usaban para subir a la superficie la tierra que se extraía durante su construcción y se dejaban abiertas para que fueran puntos de iluminación y ventilación.[7]

Simbología e iconografía

Los símbolos eran tema que dominaba en casi todas las sepulturas, se encontraban imágenes como la paloma representando la paz, la cruz y el ancla la salvación, el ave fénix la resurrección de las cenizas y el pez y el Buen Pastor correspondían a la imagen de Cristo. Las pinturas al fresco reproducían escenas del Antiguo Testamento como el sacrificio de Isaac; Noé y su arca; Daniel en la fosa con leones; Elías en su carro; los tres hebreos Ananías, Misael y Azarías en el horno ardiente. También del Nuevo Testamento se hay numerosas historias sobre la vida de Cristo y representaciones de la Virgen con el Niño sentado en su falda, la llamada Theotokos. Muchas de estas imágenes se encuentran representadas por primera vez en las catacumbas de Priscila.[8]

Domus ecclesiae

Restos de la domus ecclesiae de Dura Europos en Siria.

La domus ecclesiae (palabra latina que significa «Asamblea» o «Casa iglesia») era un edificio privado, adaptado a las necesidades de culto, para los primitivos cristianos. Una de las iglesias cristianas más antiguas se encuentra en la ciudad de Dura Europos antiguo asentamiento helenístico convertido en guarnición fronteriza romana y situado cerca del río Éufrates en el actual Siria.

Cristo camina sobre el agua en el baptisterio de Dura Europos.

Este lugar fue excavado en 1930 y entre sus edificios se encontró una estructura que había sido transformada para su uso en iglesia, la que se dató del año 232 gracias a un grafito. A su lado había habilitada y decorada una sala utilizada como baptisterio, algunos de sus frescos que representan el Buen Pastor, la curación del paralítico, Adán y Eva o Cristo caminando sobre el agua, son temas tratados también en las catacumbas. No se ha llegado a una conclusión clara sobre dónde comenzó el arte paleocristiano ni cómo las escenas pudieron ser trasladadas de un lugar a otro.[9]

Tituli

Las primeras salas de reunión de las comunidadeas en Roma se efectuaban en casas privadas que se conocen como los tituli por el nombre de sus propietarios que se ponía en una placa de mármol en los mencionados edificios, normalmente se adaptaba el triclinio, como sala mayor, para la celebración de sus ritos religiosos.[10]​Estos ritos o ceremonias incluían oraciones, lectura de pasajes de los Evangelios y Epístolas así como sermones. En el siglo III, la presidencia de la misa la tenían los episkopoi (obispos) y se mantuvo una separación para aquellos que estaban recibiendo la formación pero aún no habían recibido el bautismo a los que se les requería que salieran a otra habitación cuando llegaba el momento de celebrar la Eucaristía. Antes de la edificación de las iglesias o basílicas, no existía el altar sino una simple mesa para celebrar este culto.[11]

Cripta de San Martino ai Monti por François Marius Granet (1806).

Bajo diez metros de la actual basílica de San Martino ai Monti, identificado como Titulus Aequitii, nombre proveniente de su propietario Equizio, fue una de las casas privadas de Roma utilizadas como domus ecclesiae. Se construyó a finales del siglo II o principios del siglo III y se trataba de un edificio rectangular de dos plantas con un gran patio central, cerca del cual, en la planta baja se cree que era la que estaba destinada para las funciones del culto religioso, una gran sala dividida en columnas era donde se celebraba la Eucaristía, otra sala estaba reservada para los catecúmenos, aunque no se han encontrado vestigios arqueológicos de la presencia de ningún pila bautismal. La planta superior debía ser utilizada como vivienda privada. La primera iglesia fue fundada por el papa Silvestre I en el siglo IV, que en su origen estaba dedicada a todos los mártires, posteriormente el papa Símaco la dedicó a san Martín de Tours y el papa san Silvestre, la agrandó y la elevó sobre la anterior. En el siglo IX el papa Sergio II ordenó su restauración y la construcción de la actual basílica de San Martino ai Monti.[12]

Basílicas

Con la proclamación del Edicto de Milán, los cristianos pudieron practicar libremente sus cultos religiosos y para ello construyeron las basílicas tomando como modelo las que habían sido para los romanos centros civiles con actividades de mercado y como sala de justicia. Las de nueva construcción siguieron los mismos tipos con la diferencia de su utilización, para los cristianos en los edificios el culto y las asambleas se realizaban dentro de ellos, mientras que el culto grecorromano se efectuaba alrededor del templo.[13]

Plano reconstruido de la Archibasílica de San Juan de Letrán, que se puede considerar como una tipología normal de las basílicas paleoceistianas.

Con Constantino a la cabeza, el cristianismo y sus líderes ocuparon posiciones principales, la arquitectura pasó del simple refugio en casas privadas, a nuevas formas monumentales, inspirada en la arquitectura romana, con el cambio necesario para su aplicación a las nuevas funciones de los cultos de la religión, que además cada día aumentaba en número de creyentes.[14]​ A pesar de la gran cantidad de templos o basílicas cristianas que se construyeron durante el siglo IV, en siglos posteriores fueron muchos de ellos destruidos o reformados.[15]

Estructura

La basílica paleocristiana en general constaba de tres partes: un atrio de acceso, el cuerpo de la basílica longitudinal, dividido en tres o cinco naves separadas por columnas, la nave central siempre solía tener más altura, mientras sobre las naves laterales a veces tenían unas galerías o tribunas llamadas matroneo especialmente realizadas para las mujeres. En el presbiterio, se situaba el altar. La cabecera estaba ocupada por un ábside cubierto con una cúpula de un cuarto de esfera. Los no bautizados ocupaban un lugar ante la puerta de la basílica llamado atrio o nártex donde solía haber una gran pila de agua para las abluciones.[13]​ La cubierta en la construcción de la basílica paleocristiana primitiva acostumbraba a ser a dos aguas con techumbre de madera, poco pesado, por lo que sus muros eran completamente lisos y no había necesidad de construir contrafuertes. La luz exterior provenía de grandes ventanas abiertas en las paredes laterales y de la parte alta de la nave central por el claristorio. Muchos de los materiales empleados como las columnas y capiteles fueron aprovechados de otros edificios romanos.[16]

Funcionalidad

Se utilizó la arquitectura cerrada correspondiente a la basílica civil romana, principalmente porque el templo romano o griego era normal que se rechazara por su significación contraria al cristianismo, pero también porque el tipo estilístico no era fácil ajustarlo al nuevo rito cristiano, el sacrificio pagano se realizaba en un altar situado en el exterior del templo y el interior se utilizaba para colocar la estatua del dios al que se dedicaba su culto. También en la religión cristiana se efectuaba el acto del sacrificio simbólico en un altar para la transubstanciación del vino y el pan en la sangre y el cuerpo de Cristo, pero siempre se había realizado en lugares cerrados, como había sido realziado en la Santa Cena celebrada por Cristo. Para el ritual del siglo IV se necesitaba un camino para el recorrido procesional del clero, una parte donde se colocaba el altar y se celebraba la misa, otra parte para los fieles que participaban en la procesión y comunión y otra para los catecúmenos o no bautizados.[17]

Basílicas constantinianas

Aspecto actual de la basílica civil de Constantino de Tréveris.
El ábside de la Archibasílica de San Juan de Letrán, con la cátedra papal.

De esta forma la basílica cristiana pasó a la utilización para un solo ritual, al contrario de la basílica civil romana que había tenido diversos servicios públicos. Uno de los modelos que se cree fue más utilizado para el origen de la basílica cristina, fue la basílica civil de Constantino de Tréveris, realizada en el año 310 con un espacio rectangular y un gran ábside semicircular que albergaba el trono del emperador romano. Se construyó con las piedras de edificios más antiguos, y no constituía un edificio aislado, sino que en la época de la Antigüedad tardía formaba parte del recinto del palacio imperial: los vestigios de los edificios adyacentes se pusieron al descubierto en los años ochenta y hoy todavía son visibles. Algunos rastros de yeso que cubrían los ladrillos de origen así como algunas características antiguas se conservaron a la altura de las aberturas de las ventanas.[10]

En las primeras basílicas cristianas la funcionalidad se tuvo muy en cuenta, una de las primeras donaciones del emperador Constantino al Obispo de Roma —seguramente el papa Melquíades I—, el año 313 para su residencia fue el Palacio de Letrán. Junto a él se construyó la basílica dedicada al Santo Salvador (la actual Basílica de San Juan de Letrán), consagrada por el papa Silvestre I. Con el tiempo, esta basílica se ha ido transformando, pero se ha podido reconstruir el proyecto original, constaba de una nave central más ancha y dos más estrechas en cada lado separadas por grandes columnatas, la nave central era más alta y con una cubierta a dos aguas. Entre esta cubierta y las de las naves laterales había una hilera de ventanas para iluminar el interior de la basílica. Toda la construcción estaba efectuada de ladrillo excepto las columnas de mármol y la cubierta de madera. Por la nave central entraban en procesión el Obispo de Roma seguido por su clero hasta llegar al gran ábside donde tenían sus asientos y el altar para celebrar la ceremonia, mientras los fieles utilizaban las naves laterales más cercanas a la central y los catecúmenos las naves más exteriores, que al parecer estaban separadas por cortinas colocadas en los intercolumnios.[17][18]

Fresco que reproduce el aspecto de la Antigua Basílica de San Pedro durante el siglo IV.
Grabado de Luigi Rossini después del incendio que destruyó la Basílica de San Pablo Extramuros en 1823.
Ábside paleocristiano de la Basílica de Santa Inés Extramuros.

También bajo el mecenazgo de Constantino en Roma, se empezó la construcción de la Antigua Basílica de San Pedro, entre el 328 y el 330, una de las más importantes basílicas paleocristianas. Se realizó sobre donde estaba la sepultura del mencionado santo en la Colina Vaticana y donde ya se encontraba un pequeño santuario en su honor. La cronología exacta de la construcción no es conocida, aunque el Liber Pontificalis indica que fue edificada por Constantino durante el pontificado del papa Silvestre I (314-335).[19]​ Desaparecida en la actualidad, es conocida por documentos anteriores a su destrucción durante el Renacimiento.[20]​ Varios escritores dejaron descripciones detalladas como Tiberio Alfarano en De Basilicae Vaticanæ antiquissima et nova structura (1582) con diseños de la planta del antigua basílica, aunque no fue editada hasta el año 1914,[21]​ o la obra de Onofrio Panvinio De rebus antiguis memorabilibus et praestantia basilicae S. Petri Apostolorum libri septem.[22]

La basílica tenía la estructura muy amplia de ciento diez metros de largo. El acceso a la misma tenía lugar a través de un patio o atrio rodeado de arquerías, preludio de los claustros conventuales, hasta que se llegaba a un vestíbulo transversal llamado nártex, donde aguardaban los catecúmenos o no bautizados. Acto seguido se ingresaba en el templo dividido en cinco naves, dos a cada lado y una central, más alta y ancha que conduce directamente al altar situado al fondo en un ábside semicircular, después de atravesar un espacio transversal llamado bema, de origen oriental, pero que preludiaba el transepto de la Edad Media. Aquí se encontraba el martyrium de san Pedro bajo un baldaquino de mármol apoyado sobre cuatro columnas también de mármol con sus relíquias y donde se reunían los peregrinos que venían a honrarlo. Las naves estaban separadas cada una por veintiuna columnas libres que sostenían un entablamiento sobre el que reposaban una serie de arcos que permiten el paso de la luz para iluminar el interior de la basílica.[23]

Por estos mismos años promovió Constantino la edificación de la Basílica de San Pablo Extramuros sobre la tumba de san Pablo, que fue enterrado después de haber sufrido martirio en una amplia necrópoli que ocupaba toda el área de la basílica y de la zona que la rodea. En su tumba se construyó un edículo, cella memoria, a lo largo de la Vía Ostiense. Sobre este lugar y por motivo del terreno, la construcción de la basílica quedó un poco más pequeña que la del apóstol san Pedro, con sólo tres naves, hecho que se subsanó en el año 386 cambiando la orientación y construyendo una iglesia mucho mayor con cinco naves y con transepto, pero dejando el altar sobre la tumba del santo, como era costumbre, como la dedicada a san Pedro. El papa Siricio I consagró el edificio. Esta basílica se destruyó en un incendio del año 1823, salvándose el ábside, altar y la cripta donde se encontraba el cuerpo de san Pablo, siendo el resto totalmente reconstruido.[24]

Santa Inés Extramuros fue construida en el año 324 sobre las catacumbas de la Vía Nomentana donde se encontraba enterrada dicha santa, la basílica es mucho más pequeña que la de san Pedro y la de san Pablo y está semisubterránea, tiene tres naves y en la parte superior de las laterales la galería para las mujeres. Las columnas de separación de las naves son de diferentes mármoles con diversos colores. En el ábside se conservan mosaicos provenientes de una reconstrucción realizada por el papa Honorio I a mediados del siglo VII, en el que hay representadas tres figuras aisladas en el centro santa Inés y a sus lados los papas Símaco y Honorio I, con un fondo dorado típico ejempo de la influencia bizantina en esta época romana.[25]

Basílicas en Tierra Santa

Interior de la Basílica de la Natividad.

Constantino también contribuyó a la construcción de otras iglesias en Tierra Santa, la de la Natividad en conmemoración del nacimiento de Jesús en la ciudad de Belén y en Jerusalén la del Santo Sepulcro para honrar la tumba de Cristo, donde el propio emperador había dado instrucciones para conseguir que este templo fuera «la basílica más bella de la tierra».[26]

La de la Natividad fue realizada alrededor del 333, aunque tuvo que ser reformada en el siglo VI, después de haber sido quemada y destruida durante la rebelión de los samaritanos del año 529 encabezada por su líder Juliano ben Sabar. Presentaba una planta longitudinal que incluía un gran atrio antes de la entrada, que servía de descanso a los peregrinos, la basílica para la realización del culto constaba de cinco naves con una planta prácticamente cuadrada (28 x 29 metros) y en la cabecera con una forma de octógono y cubierta de madera, se encontraba en su centro una abertura rodeada por una barandilla donde se podía apreciar el lugar del nacimiento de Jesús.[23]

Lugar del Santo Sepulcro.

El emperador Constantino pidió al obispo Macario se encargara de la obra del templo, para ello mandó a su propia madre Elena para que entre ambos dirigieran las obras.[27]​ La basílica del Santo Sepulcro fue consagrada en el año 335.[28]​ Constaba de planta rectangular, tenía un atrio más pequeño que el de La Natividad, su interior constaba de nave central con otras laterales dobles sobre las cuales había unas galerías, la separación de las naves se efectuaba a través de unas majestuosas columnas de mármol con los capiteles dorados. En el ábside recorriendo todo su semicírculo se encontraban doce columnas simbolizando los doce apóstoles, por las naves laterales más exteriores las que estaban junto el muro del edificio conducían a un largo patio situado detrás del ábside, que se cerraba haciendo un semicírculo, en este patio se encontraba cubierto por un baldaquino sostenido por doce columnas, el sitio del Santo Sepulcro de Cristo. Unos años después el mismo emperador o alguno de sus hijos, alrededor del antiguo sepulcro, realizaron la llamada «Anástasis Rotonda», para celebrar la Resurrección, agrandando su construcción con una nueva estructura de 17 metros de diámetro, cubierta de madera en forma cónica y un deambulatorio a nivel del suelo y otro superior de medio círculo en forma de galería.[26]

Basílicas postconstantinianas

Llamadas también como el periodo de «renacimiento Sixtino», por ser las construcciones más conocidas las realizadas bajo el mandado del papado de Sixto III.[29]

Mosaico de la nave central de Santa María la Mayor, representando a Abraham y su sobrino Lot. Circa 432-440.

Sobre una iglesia precedente, erigida según la tradición, por el papa Liberio I hacia el 360, el papa Sixto III (432-440), ordenó la construcción de una iglesia dedicada al culto de la Virgen, poco después de haberse afianzado el dogma de la maternidad divina en el Concilio de Éfeso (431). La Basílica de Santa María la Mayor, fue una en la que se utilizó el resurgir o renacimiento de las formas más clasicistas, tiene planta de tres naves y una columnata jónica adintelada y de fuste liso, las pilastras en la zona de claraboyas son de un estilo más refinado que en las anteriores basílicas, es la que representaba mejor los nuevos cambios del estilo paleocristiano. En su interior una de las obras principales es el espléndido ciclo de mosaicos sobre la vida de la Virgen, que data del siglo V y que muestra aún las características del estilo del arte romano tardío. Unos diez años antes se había empezado a construir sobre el Monte Aventino una pequeña basílica dedicada a Santa Sabina en la que se aprecian unas proporciones más armónicas y la elegancia de diversos detalles como los bellos capitels de las columnas corintias reutilizadas de un templo anterior de la diosa Juno. Siguiendo las características de la arquitectura paleocristiana, Santa Sabina presenta unos muros totalmente lisos construidos con ladrillos, sin contrafuertes, ya que el techo es de madera y, por tanto, poco pesado. Lo único que destaca en el exterior es la hilada de ventanales de arcos de medio punto.[29]

Baptisterios

Planta del Baptisterio de San Juan de Letrán.

La función de estos edificios exentos y cercanos a un templo, por lo general de planta circular, aunque había también octogonales, correspondía a la administración del bautismo por inmersión, por lo que en su centro siempre se situaba una gran pila bautismal, pues en aquella época este sacramento se celebraba en personas adultas y por inmersión completa. Su cubierta solía ser una cúpula y estaban ornamentados con mosaicos y pinturas.[30]

Baptisterio de San Juan de Letrán

El papa Sixto III (434-440) fue impulsor de la construcción de obras sobre edificios anteriores, como sucede con este baptisterio edificado sobre una antigua estructura circular de tiempos de Constantino hacia el año 312, junto a la archibasílica de San Juan de Letrán. Constituye uno de los mejores ejemplos de planta centralizada levantados en el siglo V, convirtiéndose en modelo para otros baptisterios.[31]​ El edificio reconstruido por el papa Sixto III es de planta centralizada con forma octogonal. Este centro está rodeado por un deambulatorio con ocho columnas de pórfido —procedentes de otros edificios derruidos—, sobre el que se encuentra el triforio. Todavía en los dobles ábsides del vestíbulo, se pueden apreciar restos de un mosaico con decoración de pámpanos entrelazados. El papa Hilario (461-468) realizó las capillas dedicadas a San Juan Bautista y San Juan Evangelista.[32]

Baptisterios Neoniano y Arriano

Ambos baptisterios se encuentran en la ciudad de Rávena capital del Imperio romano en el siglo V y han sido inscritos por la UNESCO en la lista del Patrimonio de la Humanidad de 1996 entre los monumentos paleocristianos de Rávena.[33]​ De todos estos edificios los dos baptisteriors se creen que son los de construcción más antigua. antiguos.[34]

El Baptisterio Neoniano según la evaluación de ICOMOS: «Es el mejor y más completo ejemplo superviviente de un baptisterio de los primeros tiempos del cristianismo» que «retiene la fluidez en la representación de la figura humana derivada del arte grecorromano.» El mismo organismo en la evaluación para el Baptisterio Arriano dice: "La iconografía de los mosaicos, cuya calidad es excelente, es importante porque ilustra la Santísima Trinidad, un elemento un poco inesperado en el arte de un edificio arriano, dado que la Trinidad no era aceptada por esta doctrina.»[35]

Baptisterio Neoniano.
Baptisterio Neoniano.  
Baptisterio Arriano.
Baptisterio Arriano.  
Cúpula del Baptisterio Neonianno.
Cúpula del Baptisterio Neonianno.  
Cúpula del Baptisterio Arriano.
Cúpula del Baptisterio Arriano. 

Uno de los baptisterios, el llamado Neoniano, estaba destinado para los ortodoxos y el otro para los arrianos, este último lo mandó construir por el rey Teodorico el Grande a finales del siglo V. El año 565 después de la condena del culto arriano, esta estructura fue convertida en oratorio católico con el nombre de Santa María. El Baptisterio Neoniano u ortodoxo fue construido por el obispo Neone. Ambos tienen la planta octogonal, la más usada en casi todos los baptisterios del arte paleocristiano, por su simbología de los siete días de la semana más el día de la resurrección, relacionando así el número octavo con Dios y la Resurrección, encontrándose la pila bautismal en el centro de la planta. Fueron construidos por la parte del exterior con ladrillos casi sin ornamentación y en el interior sus muros están revestidos de ricos mosaicos y también en la cúpula donde se representa en ambos edificios, en el centro, la escena del bautismo de Jesús en el río Jordán por san Juan Bautista y en su entorno se encuentran los doce apóstoles.[36]

Mausoleo o Martyrium

Un mausoleo era un edificio funerario con carácter monumental que solía edificarse sobre el lugar donde estaba enterrado un personaje histórico o heroico y que asociado a la figura de un mártir tomaba el nombre de martyrium donde se acudía a venerar sus reliquias, a veces era como un cenotafio y el cuerpo se encontraba sepultado en otro lugar. Un martyrium de los más antiguos datado hacia el año 200 es el de San Pedro que se encuentra bajo la Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano.[37]​ Estos edificios inspirados en los antiguos originales heroon y el espacio hipetro, fueron adaptados a las necesidades del culto funerario para la veneración cristiana.[38]

Mausoleo de Santa Constanza

Vista interior del Mausoleo de Santa Constanza.

Fue erigido como mausoleo hacia el 350 por Constantino para albergar los restos de su hija Constanza. Tiene una estructura de planta circular cubierto por una cúpula de 22,50 m donde se levanta un tambor en el que se abren ventanales para proporcionar luz natural al edificio, el centro de la planta acogía el sarcófago de pórfido rojo de Constanza, en la actualidad trasladado a Museos Vaticanos.[39]​ Está rodeado el centro por un deambulatorio formado por dobles columnas y un segundo círculo delimitado por un grueso muro en el que se incluyen numerosos nichos, así como ventanales de menor tamaño que los de la cúpula central. Estos círculos están cubiertos por una bóveda de cañón anular decorada con mosaicos originales del siglo IV representando escenas de la vendimia, motivos vegetales y animales y putti.[40]

Mausoleo de Constantino o Iglesia de los Santos Apóstoles

Hipotética planta de la primitiva iglesia de los Santos Apóstoles. Según Crippa, las cinco cúpulas estarían ya presentes en la iglesia constantiniana.

Para servir como propio mausoleo, el emperador Constantino hizo edificar la antigua iglesia de los Santos Apóstoles en el punto más alto junto a las murallas de Constantinopla. Este mausoleo fue sustituido por una nueva iglesia en la época de Justiniano I y más tarde por una mezquita en 1469, por lo que no queda nada del mausoleo primitivo. La descripción se encuentra en la obra De Vita Constantini, (εἰς τὸν Βιὸν τοῦ μακαριου Κωνσταντινου Βασιλέως λόγοι τέσσαρες), un panegírico más que una biografía de Eusebio de Cesarea. Tenía una planta de cruz griega, el brazo que correspondía a la entrada era ligeramente más largo que los otros tres, en la parte central se debió de instalar el sarcófago en pórfido del emperador, flanqueado por cenotafios o lápidas con los nombres de los apóstoles, ocupando Constantino el lugar decimotercero. Se realizó con la idea de convertirse en un heroon donde el emperador descansaba como un héroe bajo el signo de la cruz. Más tarde esta posición fue cambiada, cuando el año 356 fueron llevadas a la iglesia reliquias verdaderas de los apóstoles, y los restos de Constantino se trasladaron a un mausoleo independiente cercano a la iglesia. Este nuevo alojamiento ya correspondía al planteamiento tradicional funerario, al ofrecer una planta circular cubierta con cúpula.[41]

En el esquema que nos muestra la historiadora Crippa del mausoleo original indica la presencia de una cúpula en cada uno de los brazos de la cruz. Así consta de cuatro cúpulas rodeando el cimborrio con una altura levemente más pequeña que la de éste. Además, Crippa también propone una planta con colaterales dobles intercomunicadas, lo que da lugar a un anillo o pasillo periférico que rodea todo el espacio interno.[42]

Referencias

  1. a b López Villa 2003: p. 67.
  2. López Villa 2003: p. 68.
  3. Pijoan 1966 (Volumen I): p. 341.
  4. Pijoan 1966 (Volumen I): p. 343.
  5. Enciclopedia Católica, ed. (1999). «Juan Bautista de Rossi». Archivado desde el original el 6 de mayo de 2009. Consultado el 10 de octubre de 2011. 
  6. a b DDAA- Sarpe 1984: p.410.
  7. Pijoan 1966 (Volumen I): p. 344.
  8. Fletcher / Ropero 2008: p. 95.
  9. DDAA- Sarpe 1984: p.412.
  10. a b Barral i Altet 1987: p. 382.
  11. Hartt 1989: p.304.
  12. Serena, Giuliani. Sotterranei di Roma Centro Ricedrche Speleo Archeologiche, ed. «Basilica di S. Martino ai Monti» (en italiano). Consultado el 28 de noviembre de 2011. 
  13. a b Bassegoda 1984: p.128
  14. Trachtenberg 1990: p. 190.
  15. Chastel 1988: p.37.
  16. Alonso Pereira 2005: p. 104.
  17. a b Trachtenberg 1990: p. 191.
  18. Trachtenberg 1990: p. 198.
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