Guerra de las Malvinas

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Guerra de las Malvinas
Parte de Cuestión de las islas Malvinas
Archivo:FalklandsWarMontage3.jpg
Fotomontaje de la Guerra de las Malvinas
Fecha 2 de abril de 198214 de junio de 1982
Lugar Islas Malvinas, Islas Georgias del Sur e Islas Sandwich del Sur
Coordenadas 51°45′S 59°00′O / -51.75, -59
Resultado Victoria británica. El Reino Unido mantiene la posesión de los archipiélagos.
Beligerantes

Argentina

Reino Unido
Comandantes
Presidente Leopoldo Galtieri
Vicealmirante Juan Lombardo
Brigadier Ernesto Horacio Crespo
General de Brigada Mario Benjamín Menéndez
Primera Ministra Margaret Thatcher (Jefe de Gobierno)
Almirante Sir John Fieldhouse
Contraalmirante John “Sandy” Woodward
General de División Jeremy Moore
Fuerzas en combate
[cita requerida]
Ejército: 10.001
Armada: 3.119
Fuerza Aérea: 1.069
Barcos:38 [1]
Aviones: 216
[cita requerida]
Ejército: 10.700
Armada: 13.000
Fuerza Aérea: 6.000
Barcos:111 [2]
Aviones: 117
Bajas
Muertes: 649 [3]
Heridos: 1.188
Muertes: 258 [4]
Heridos: 777
1 1 portaaviones, 1 crucero, 6 destructores, 3 corbetas, 2 buque tanques, 1 buque desembarco de tanques, 2 rompehielos, 9 transportes, 2 submarinos, 2 avisos, 2 lancha guardacostas, 7 buques espías.
2 2 portaaviones, 2 buque de asalto anfibios, 8 destructores, 15 fragatas, 6 buque desembarco de tanques, 1 rompehielos, 3 transatlánticos, 25 buque tanques, 40 transportes, 6 submarinos, 3 dragaminas.
3 Incluye las 323 bajas debidas al hundimiento del crucero ARA General Belgrano.
4 Incluye las 3 únicas bajas civiles, causadas por la marina británica.

La Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur (en inglés, Falklands War)[1]​ fue un conflicto armado entre la República Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. La guerra se desarrolló entre el 2 de abril, día del desembarco argentino en las islas, y el 14 de junio de 1982, fecha de la rendición argentina, lo que conllevó la recuperación de los tres archipiélagos por parte del Reino Unido.

La causa fue la lucha por la soberanía sobre estos archipiélagos australes, tomados por la fuerza en 1833 y dominados desde entonces por el Reino Unido, algo nunca aceptado por Argentina, que los sigue reclamando como parte integral e indivisible de su territorio; de hecho, considera que se encuentran ocupados ilegalmente por una potencia invasora y los incluye como parte de su provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Tras una ocupación exitosa de las Malvinas estaba previsto recuperar militarmente también las islas Picton, Lennox y Nueva y otras hasta llegar al cabo de Hornos, que estaban ocupadas por Chile.[2]​ El coste final de la guerra en vidas humanas fue de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.

Políticamente, en la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la junta militar que gobernaba el país; en el Reino Unido, por su parte, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher lograra la reelección en las elecciones del año 1983.[3]​ Posteriormente fue posible la firma de un tratado en 1984 con Chile.[4][5]

Contexto

Aspectos económicos, geoestratégicos y políticos

Económicamente, en otro tiempo, en las islas existían importantes puestos balleneros, pero la gradual desaparición de numerosas especies de ballenas en los mares australes y los profundos cambios en el negocio aceitero hicieron que la relevancia económica de la actividad se redujera dramáticamente. No obstante, numerosas investigaciones confirman yacimientos de crudo en la plataforma continental en la que se encuentran las Malvinas. La plataforma es, además, una rica pesquería.

Políticamente, el interés de la Argentina por el archipiélago obedece a su visión del mismo como territorio irredento.

Estratégicamente,

  1. la posesión de territorios adyacentes a la Antártida puede otorgar derechos sobre este continente en futuras negociaciones relacionadas con el mismo;
  2. el control de este archipiélago entrega una posición estratégica a su ocupante sobre el cruce austral y su tráfico marítimo.

No obstante, en la década previa al estallido de la guerra, el Ministerio de Asuntos Exteriores británico consideraba las Malvinas más bien como un problema a la hora de estabilizar sus relaciones con América Latina. Pero, aunque propuso una devolución en arriendo (una soberanía de la Argentina durante un tiempo prolongado con la expectativa de una devolución al final del mismo), los ciudadanos de las Malvinas se negaron a aceptar la propuesta.[6]

La situación en Argentina antes del conflicto

A comienzos de los años 1980, el modelo económico de la Junta Militar dio claras muestras de agotamiento, lo que provocó numerosas tensiones sociales: 90% de inflación anual, recesión profunda, interrupción de buena parte de la actividad económica, generalización del IVA, empobrecimiento de las clases medias, brusco aumento del endeudamiento externo de las empresas y del Estado, salario real cada vez más depreciado, aumento de la pobreza, etc.

La sustitución del jefe de la primera Junta Jorge Rafael Videla por el general Roberto Viola y, luego, de este por el general Leopoldo Galtieri, fue una consecuencia de esa crisis. La consiguiente decisión de intentar recuperar las Malvinas fue tomada, entre otras varias razones, tanto por el efecto que podría conseguirse a la hora de desviar la atención social de esos problemas, como por las posibilidades de recuperar el crédito perdido entre determinados sectores sociales sensibles a una acción de interés patriótico como ésa.

Las noticias y el manejo de la información en la Guerra de Malvinas

Informativos de ATC, Argentina Televisora Color, durante la guerra de Malvinas. Crónicas desde las islas a cargo de Nicolás Kasanzew. Fuente: Canal 7. Televisión Pública de Argentina. Archivo de noticieros (1982).

Las noticias de Malvinas están ligadas directamente al desarrollo del conflicto bélico, llevado a cabo entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982. El manejo de la información es un recurso importante para cualquier fuerza armada en situaciones de guerra ya que puede utilizarse para obtener nueva información, provocar errores en el contrincante, generar efectos entre los propios y los aliados. También es un buen elemento de propaganda política.

Tipos de noticias en la Guerra de Malvinas

  • Las noticias militares son las que narran la Guerra desde el punto de vista estrictamente militar. Son expresadas por medio de comunicados y declaraciones y sus fuentes de información son institucionales. En ellas se relata, por ejemplo, el desplazamiento de tropas, posiciones de guerra, estrategias, etcétera.
  • Las noticias políticas son genéricas y comprenden acciones políticas, declaraciones y decisiones emanadas de la Junta Militar. En este escenario interactúan los militares, políticos, empresarios.
  • Las noticias diplomáticas son específicas y se dan en el espacio que se delimita entre el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino y de las Organización de las Naciones Unidas. Se dan por medio de declaraciones, entrevistas y citaciones y su fuente es institucional.
  • Las noticias del mundo anglosajón son las que toman la guerra desde el punto de vista británico. Lo mismo sucede con las Noticias del Mundo Norteamericano.
  • Las noticias económicas se refieren a las sanciones de la Comunidad Europea contra la economía argentina.
  • Las noticias históricas fueron publicadas principalmente en las primeras semanas del conflicto, consisten en narraciones cronológicas, grandes síntesis, antecedentes y explicación causal de la guerra.
  • Las noticias cotidianas ofrecen al lector narraciones pintorescas, por ejemplo, cómo es un día en las Islas. Acercan las imágenes de una media lejana para un lector que nunca estuvo en las Islas. Sus personajes pertenecen al mundo privado.
  • Las noticias de la Iglesia católica adquieren una gran importancia con la llegada del Papa Juan Pablo II a la Argentina. Constan de narraciones, declaraciones y documentos y sus fuentes son institucionales.
  • Las noticias de opinión describen las relaciones de causa/efecto del conflicto. Son jerárquicas e interpretativas y están presentes al inicio y al final de la guerra.
  • Las noticias sobre otros medios son las que publican opiniones y reacciones de la prensa británica, los problemas de la censura, la contrainformación y los rumores. Su fuente de información son los diarios británicos.

Las fuentes de información, el gobierno militar argentino y el caso británico

La Junta Militar Argentina había prohibido el acceso de periodistas a las islas desde los comienzos del conflicto. Sólo hubo un pequeño número de reporteros argentinos destacados con autorización militar y que proveían su material. En los inicios del conflicto el Gobierno Militar Argentino buscó la participación con los principales periódicos para construir una opinión pública favorable. Luego, con el agravamiento del conflicto, dispusieron el control total de la información de guerra. Dictando, el gobierno de turno, las siguientes pautas para el cumplimiento del acta de la Junta Militar disponiendo el control de la información por cuestiones de seguridad:

1- Todas las informaciones y las noticias provenientes del exterior utilizadas por los medios y toda información difundida por los medios relacionada a las operaciones militares y a la seguridad nacional están sujetas al control del Estado Mayor.

2- El Estado Mayor ejercerá el control de la información.

3- El director y el editor de los medios de información serán considerados responsables directos de las transgresiones al artículo 1º.

4- Toda transgresión será sancionada con la clausura del medio y el arresto del director o editor.

Condiciones

Evitar difundir información que:

  • Atente contra la unidad nacional.
  • Reste credibilidad y/o contradiga la información oficial.
  • Destaque neutralismo activo a favor del Reino Unido.
  • Haga referencia a unidades militares, equipo y/o personal militar sin previa autorización del Estado Mayor Conjunto.

A lo largo del Proceso, se ejecutaron, en Argentina, diversos procedimientos de aplicación de censura. Como lo fueron:

  • Los asesores literarios, quienes se encargaban de leer y autorizar o no, los guiones de los programas.
  • El Servicio Gratuito de Lectura Previa, el cual se encontraba en la Casa de Gobierno y donde personal de inteligencia autorizaba o no las publicaciones.
  • La Secretaría de Información Pública (SIP), que se encargaba de realizar llamados de atención a los programas y noticieros al respecto de los contenidos que podían tocarse en cada momento.

En el caso de la prensa británica, la censura en la información es totalmente diferente. Ésta funciona con el sistema “Lobby system”, el cual consiste en permitir la presencia de una cantidad establecida de corresponsales políticos en el Parlamento de aproximadamente 140 periodistas destacados en la época. Estos informadores son los únicos acreditados para cubrir informaciones del Gobierno y tener acceso a los documentos políticos.

Las fuentes textuales

Éstas son el pacto de enunciación que el periódico implanta con sus lectores presentando a los actores sociales en la función de informantes. De acuerdo a esto se pueden establecer las siguientes categorías enunciativas:

  • Los medios de comunicación. Poseen un alto nivel de legitimidad porque tienen como soporte de comprobación todo el circuito mediático.
  • Las fuentes textuales institucionales oficiales. Son todos los informadores cuyo nombre puede ser citado: Presidentes, diplomáticos, ministros.
  • Las fuentes oficiosas. Son actores sociales cuya identificación es imprecisa. No siendo fácilmente verificables, pueden dar origen a rumores.

La guerra

Para un listado de las Fuerzas Armadas argentinas implicadas en el conflicto, véase este Anexo.

Fundamentos políticos y militares de la acción argentina

La decisión se basó en los siguientes presupuestos políticos y militares:

1. Naciones Unidas se había adherido firmemente a la doctrina de la guerra justa mediante la aprobación, por grandes mayorías, de las resoluciones 2131 (1965), 2326 (1967), 2908 (1972), 3281 (1974) y 3314 (1974), que reconocían explícitamente la legitimidad de las guerras de liberación, de autodeterminación, contrarias a la opresión racial, etc. Amparada en este antecedente legal, la mención a una hipotética recuperación de las islas por la vía armada había estado presente en el discurso diplomático bilateral desde 1972.[7]

2. Entre 1981 y 1982, varias acciones del gobierno británico fueron interpretadas por la Junta militar argentina como señales de desinterés por el archipiélago, sus habitantes y su futuro; entre otras:

  • debido a recortes presupuestarios, el ministerio de defensa británico decidió prescindir de sus dos portaaviones (HMS Hermes y HMS Invincible), sus dos buques de desembarco de tropas (HMS Fearless y HMS Intrepid) y del patrullero antártico HMS Endurance, llamado por los británicos «el guardián de las Islas Falkland». Varios periódicos argentinos llegaron a afirmar que el Reino Unido abandonaba la protección de las Islas Malvinas. En el mismo sentido, los representantes malvinenses en Londres expresaron su profunda preocupación por el inminente desarme.[8]
  • la nueva ley de nacionalidad aprobada por el parlamento británico relegaba a la mayoría de los nativos malvinenses a una segunda categoría y les negaba la ciudadanía completa.[9]

3. La guarnición británica en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur era reducida, y la lejanía a la metrópoli impedía la llegada de refuerzos a tiempo.

4. La capacidad de guerra anfibia del Reino Unido a medio mundo de distancia no parecía estar a la altura de las circunstancias, pese a su gran poderío aeronaval.

5. No parecía probable que el Reino Unido realizara un contraataque a gran escala, afectando al territorio continental argentino —por ejemplo, usando sus submarinos nucleares— por una cuestión colonial sobre unas islas remotas.

Basándose, en líneas generales, en lo anterior,[10]​ el gobierno argentino diseñó un plan para la recuperación militar de los tres archipiélagos en disputa con Gran Bretaña y los archipiélagos al sur del Canal Beagle en disputa con Chile[11]​ llamado Operación Rosario, alterando el statu quo por la vía de los hechos. La operación fue creada a finales de 1981 y principios de 1982 por el Almirante Jorge Isaac Anaya, miembro de la Junta presidida por Galtieri.

La Operación Rosario

La Operación Rosario (nombre de la operación de desembarco, la operación anfibia se denominó Operación Azul)[12]​ consistía en una serie de acciones de intensidad creciente encaminadas a la recuperación argentina de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, que se conseguirían en sentido inverso (de Este a Oeste y de menor a mayor relevancia política), iniciándose de la manera más discreta posible y culminando con la toma del archipiélago de las islas Malvinas y de su capital, Puerto Argentino/Stanley, mediante un asalto directo. Tras la conquista de las islas estaba planeado ocupar militarmente las islas chilenas al sur del canal Beagle para solucionar el Conflicto del Beagle. Aquel hecho producía que Chile no apoyase a Argentina en el conflicto y sí a los británicos, a diferencia de los demás países de la región que simpatizaban con la causa del país sudamericano.

Archivo:Galtieri.op.soberania.jpg
Galtieri durante ejercicios militares en Malargüe, Mendoza, en el preludio de la Operación Soberanía

El jefe de la marina de guerra argentina durante la guerra de las Malvinas Basilio Lami Dozo confirmo estos planes en una entrevista con el diario Perfil[13][14][15][16]​:

«Que saquen el ejemplo [los chilenos] de lo que estamos haciendo ahora porque después les toca a ellos».
Leopoldo Fortunato Galtieri

La Junta logró mantener en secreto el plan de Anaya hasta apenas 48 horas antes del inicio de las hostilidades.

Movimientos previos en las islas Georgias del Sur

En septiembre de 1979, el empresario argentino Constantino Davidoff, especializado en negocios con chatarra, firmó un contrato con la empresa Christian Salvensen de Edimburgo, por el cual adquirió las instalaciones balleneras abandonadas en las islas Georgias del Sur.

Margaret Thatcher, Primera Ministra británica durante la Guerra de las Malvinas

Davidoff gestionó en la Embajada británica de Buenos Aires el servicio del buque HMS Endurance con el fin de transportar a las islas el personal y equipos necesarios para desmantelar las instalaciones, pero como su pedido no fue aceptado, la Armada Argentina llevó a cabo la tarea.

El empresario comunicó a la Embajada británica su viaje al archipiélago de Malvinas y, en diciembre de 1981, zarpó con destino a las Georgias, a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar (Q-5).

Meses más tarde, el 19 de marzo de 1982, con motivo de un nuevo viaje de Davidoff al lugar, ahora en el ARA Bahía Buen Suceso (B-4), se produjo el izado de una bandera Argentina en las islas que provocó que el Ministerio de Exteriores Británico ordenase el envió del HMS Endurance con el objetivo de obligar a los operarios a arriar la bandera y evitar el desembarco del personal.

El 20 de marzo, Thatcher fue informada de lo sucedido y decidió enviar el HMS Endurance desde Puerto Stanley, con un complemento de 24 soldados de marina. Se organizó, además, una protesta diplomática en Buenos Aires.

El 21 de marzo, después de la marcha del ARA Bahía Buen Suceso (B-4) y con grupo de Davidoff en tierra para seguir con sus tareas, se solicitó al gobierno argentino desalojar a los operarios allí apostados.

Ocupación de las Georgias del Sur

El 23 de marzo, el comandante del Grupo Naval Antártico, capitán de navío César Trombetta, al mando del ARA Bahía Paraíso (B-1), recibió órdenes del Estado Mayor General Naval de dirigirse a máxima velocidad a las islas Georgias del Sur, con la misión de evitar el desalojo del grupo de obreros argentinos de Davidoff por parte del HMS Endurance, salido a tal efecto desde las islas Malvinas.

Un Westlan Wessex en la Isla Ascension en mayo de 1982

El B-1, comandado por Trombetta, arribó a Puerto Leith en la noche del 24 de marzo y desembarcó un grupo de apoyo a los obreros argentinos; luego, permaneció en la zona y patrulló con sus helicópteros el área durante las horas subsiguientes, las noticias procedentes del sur dieron cuenta de un inusual movimiento de buques de guerra de la Armada Argentina en el Atlántico Sur.

El 28 de marzo de 1982 el ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del Comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al Comandante del teatro de Operaciones Malvinas, General de División Osvaldo García.

El 1 de abril el Estado Mayor General Naval recibió la orden de "ocupar Grytviken y mantener Leith a fin de asegurar el dominio de las islas Georgias", para lo que se le asignó la corbeta misilística ARA Guerrico (P-2) (actual P-32) a mando del CF Carlos Alfonso, y un grupo de Infantería de Marina al mando del Teniente de Navío Guillermo Luna.

Como consecuencia de lo anterior, se sucedieron una serie de reuniones y conversaciones de alto nivel mandatario a fin de evitar la acción argentina. La noche del día 1 de abril Ronald Reagan se comprometió ante Margaret Thatcher a hablar con la Junta militar para evitar el ataque. No obstante, su conversación telefónica con Galtieri fue infructuosa.[17]

El desembarco en las islas Malvinas

Plantilla:OrdenBatalla El 25 de marzo el general de división Osvaldo Jorge García, como comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, dio órdenes de ejecutar el plan de operaciones.

El 26 de marzo, una importante fuerza naval argentina abandonó Puerto Belgrano bajo la apariencia de disponerse a realizar unas maniobras con la flota uruguaya. Sin embargo, dirigieron sus pasos hacia las islas Malvinas.

El día 30, la inteligencia británica notificó al gobernador Rex Hunt que se trataba de una amenaza real y que se esperaba la invasión para el día 2 de abril. Hunt reunió a sus pocas tropas y les encomendó la defensa de las islas. En la mañana del 1 de abril, apagaron el faro e inutilizaron el pequeño aeropuerto local y sus radiobalizas. Ese mismo día el general García, debido a las malas condiciones meteorológicas reinantes, postergó un día la operación de desembarco, fijando como día “D” al 2 de abril y como hora “H” las 06:00.[18]

  • Cronología del desembarco

El 1 de abril, a las 21:18, el primer grupo de botes se desprendió del D-2: 84 comandos anfibios y buzos tácticos bajo el mando del Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez-Sabarots. A las 22:45, el grueso de la Agrupación de Comandos Anfibios salió del buque en 19 embarcaciones destacándose, inmediatamente, el destructor en su zona de patrullado. Desembarcaron en Mullet Creek sobre las 23:00. A esa misma hora, el submarino ARA Santa Fe (S-21) libró a otros diez buzos tácticos para colocar balizas de radionavegación y ocupar el Faro San Felipe (Pembroke). Cuando el ARA Santa Fe (S-21) emergió, fue detectado por el radar de navegación del buque costero Forrest dándose inicio a las hostilidades. A las 23:40 en la zona del aeropuerto se observó una bengala verde y al poco tiempo fue apagado el Faro San Felipe.

Ya el 2 de abril, a la 1:30, los hombres de Sánchez-Sabarots se dividieron en dos grupos: el primero, comandado por él mismo, se dirigió a los barracones de la infantería de marina británica en Moody Brook para atacarlos; el segundo, bajo el mando del Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino, avanzó hacia Puerto Stanley con objeto de tomar las oficinas del Gobernador y capturarlo.

A la 1:55, el submarino ARA Santa Fe (S-21) salió a la superficie, frente a Punta Calebroña y lanzó sus Buzos Tácticos a unos 3.000 m del Faro San Felipe, que se encontraba apagado, alejándose, luego, a máxima velocidad en superficie, para regresar a su lugar de patrulla. Pero los británicos, sobre aviso, habían evacuado los barracones y estaban desplegados en posiciones de combate para defender la localidad.

A las 4:20, el destructor ARA Hércules (D-1) izó su Pabellón de Guerra y comenzó su patrullado en Puerto Groussac, protegiendo a la iniciación de la fase de asalto, la aproximación del BDT ARA Cabo San Antonio (Q-42) y de la corbeta ARA Drummond (P-1).

Archivo:Lopez&Vazquez.jpg
Dos de los comandos anfibios que ocuparon el cuartel de los Royal Marines en Moody Brook

A las 5:45, la Fuerza de Desembarco de Sánchez-Sabarots abrió intenso fuego automático y de granadas sobre los barracones donde suponían a los infantes de marina británicos. A los pocos minutos, descubrieron que nadie devolvía el fuego (estaban vacíos). El ruido, por el contrario, alertó al mayor Norman —que dirigía a las fuerzas británicas— de que los argentinos habían llegado.

Cerca de las 6:00 se apagaron las luces de la bodega del BDT, se abrieron las compuertas de proa y se pusieron en marcha los enormes extractores de gases.

A las 6:22, llegó la orden "¡Primera ola al agua!" y, desde el BDT ARA Cabo San Antonio (Q-42), comenzaron a desembarcar los vehículos anfibios, con fuerzas del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino. El ARA Cabo San Antonio (Q-42) libró la compañía E de vehículos anfibios LVTP-7 y LARC-5 del 2º de Infantería de Marina, orientándose con las balizas que habían colocado los buzos tácticos del ARA Santa Fe (S-21). La primera oleada, bajo el mando del capitán de corbeta (IM) Hugo Santillan, llegó a tierra y tomó la dirección del aeropuerto. La compañía "D" desembarcó poco después para ocupar el faro.

A las 6:30, desde el D-2, se irradió un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamiento de sangre.

El grupo de Giachino, la avanzada de las fuerzas argentinas, se dirigió a la casa del Gobernador, invitándole a la rendición. Al no recibirse respuesta, entraron al anexo de los sirvientes, donde se había atrincherado un grupo de Marines Reales, entablándose un combate. Comenzó un tiroteo generalizado, donde se produjo la primera baja del conflicto, el CCIM Pedro Giachino, que fue herido mortalmente;[19]​ fueron también alcanzados por las esquirlas y resultaron heridos de gravedad, el Teniente de Fragata Diego García Quiroga y el Cabo Primero Ernesto Urbina. El resto de sus hombres se replegaron, aunque mantuvieron el asedio sobre la sede del gobierno británico, disparando desde una posición elevada ubicada al sur de la misma.

Los constantes cambios de posición de los comandos y el uso de granadas de aturdimiento hicieron creer a los defensores que estaban bajo el ataque de una fuerza numéricamente muy superior a la real, lo cual resultó decisivo para obtener su rendición. A los pocos minutos, aterrizó el primer Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina en el Aeropuerto de Puerto Stanley.

Cuando la compañía E llegó a las proximidades del viejo aeropuerto, sufrió el primer ataque de la infantería de marina británica. Un blindado LVTP-7 fue averiado por disparos de una ametralladora, pero la tripulación resultó ilesa. El Contraalmirante Busser, responsable del desembarco, comenzó a preocuparse: las tropas blindadas aún no habían entrado en contacto con los comandos, y la resistencia británica era más intensa de lo esperado. Ordenó entonces que una compañía del Batallón de Infantería de Marina 1 con lanzacohetes de 105 mm fuesen helitransportados a la costa.

Archivo:CaboBatista.jpg
Un cabo de los comandos anfibios conduce prisionero a un grupo de Royal Marines tras la rendición británica

A las 8:30, el gobernador Hunt y el mayor Norman, sitiados y bajo presión, debatieron qué hacer. Se sugirió dispersarse por el interior para iniciar una guerra de guerrillas, pero, finalmente, creyéndose rodeados por un batallón de Infantería de Marina, decidieron que este plan de acción no tenía sentido.[20]​ Hicieron traer a Héctor Gilobert, un argentino residente de las islas al que consideran un espía, y le encargaron negociar el alto el fuego. A las 9:30, el gobernador Hunt rindió las islas Malvinas al contraalmirante Busser. Un avión de transporte militar argentino llevó a Hunt a Montevideo, desde donde se dirigió a Londres.

Utilizando el helicóptero Westland Lynx Mk.23 0739/3-H-141, desde el ARA Hércules (D-1), se trasladó al abanderado de la Flota de Mar, el Teniente de Fragata Martín Cazaux, para afirmar el pabellón en Puerto Stanley (posteriormente, llamado Puerto Argentino).

Cumplida su tarea por la Fuerza de Desembarco, algunas de sus fracciones se encontraban listas para el repliegue al Continente, que comenzó el mismo 2 de abril.

En esas circunstancias, y ante la necesidad de brindar apoyo logístico a las unidades navales que operaban en el puerto de la capital de las islas, el comandante de la Flota de Mar dispuso la creación del Apostadero Naval Malvinas, designando como jefe del mismo al capitán de fragata Adolfo A. Gaffoglio.

Al día siguiente, aparecieron en los periódico británicos las fotos de los marines tendidos en el suelo boca abajo. Aproximadamente 120 defensores (incluyendo civiles armados) fueron capturados por los argentinos en la acción.[21]

Sin embargo, en las islas Georgia del Sur los británicos no aceptaron la rendición. Cuando en la mañana del día 3 las fuerzas argentinas trataron de tomar Grytviken, los 22 infantes de marina británicos reaccionaron, pero luego decidieron rendirse.

Pasado el mediodía del 3 de abril de 1982, la bandera argentina ondeó sobre las islas Malvinas, las islas Georgias del Sur y las islas Sándwich del Sur (en estas últimas hacía varios años).

Los prisioneros británicos volvieron a su país vía Montevideo.

Ese mismo día, Margaret Thatcher intervino en la Cámara de los Comunes para debatir el tema de las Malvinas; anunció la organización de una fuerza operativa especial, la creación de un gabinete de guerra y la renuncia, entre otras, de su Ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington.[22]

  • Repliegue

Durante el 3 de abril se comenzó a replegar los elementos usados en el desembarco al BDT y al rompehielos; el grueso de las tropas que intervinieron en la recuperación regresó en aeronaves del Comando de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea Argentina.

El 4 de abril, desde el ARA Isla de los Estados (B-8) se trasladó en helicópteros a Darwin y a Pradera del Ganso a la Compañía "C" del Regimiento de Infantería Nº 25 del Ejército Argentino, que ocupó ambos establecimientos sin hallar oposición.

El 5 de abril una fracción de la Compañía de Ingenieros 9 ocupó Puerto Fox en la isla Gran Malvina.

Archivo:FKD-IWM.jpg
Alfredo Astiz firmando el Acta de Rendición Incondicional eante los capitanes Pentreath y Barker de las fuerzas armadas británicas el 26 de Abril de 1982.

Tras la conquista de la islas, entre el 6 y 7 de abril, los buques de la FT.20 y de la FT.40 se replegaron a la BNPB, a la que arribaron el 12 de abril.

La diplomacia tras la invasión

Entre las primeras medidas tomadas por Argentina, estuvieron algunas de carácter administrativo, aunque con fuerte valor simbólico: cambios de topónimos por sus versiones argentinas, instauración del español como lengua oficial y modificación del código de la circulación vehicular para que se condujese por la derecha en vez de por la izquierda.

Frente a las celebraciones argentinas, el Reino Unido se conmocionó ante las imágenes de una derrota ante un ejército que consideraban inferior.

El gobierno de Margaret Thatcher, inmerso en distintas reformas muy contestadas socialmente, se hallaba en una situación delicada. Francis Pym, su ministro de Asuntos Exteriores, no veía con buenos ojos un conflicto con Argentina por la posesión de unas islas remotas en el Atlántico Sur.

Con todo, el 3 de abril el Reino Unido logró que la ONU aprobara la resolución 502, exigiendo a la Argentina que retirara sus tropas de los archipiélagos ocupados:

El Consejo de Seguridad,

Recordando la declaración formulada por el Presidente del Consejo de Seguridad en día 23 45a. Sesión del Consejo de Seguridad, celebrada el 1º de abril de 1982 (S/14944), en la que se instaba a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a que se abstuvieran del uso o la amenaza de la fuerza en la región de las Islas Malvinas (Falkland),
Profundamente preocupado por los informes acerca de una invasión por parte de las fuerzas armadas de la Argentina el 2 de abril de 1982,
Declarando que existe un quebrantamiento de la paz en la región de las Islas Malvinas (Falkland),
1. Exige la cesación inmediata de las hostilidades.
2. Exige la retirada inmediata de todas las fuerzas argentinas de las Islas Malvinas (Falkland).

3. Exhorta a los Gobiernos de la Argentina y el Reino Unido a que procuren hallar una solución diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Resolución 502 del Consejo de Seguridad. Nueva York, 3 de abril de 1982.

El presidente de Francia, François Mitterrand, telefoneó a Thatcher para expresarle su apoyo. El Reino Unido también cortó todas las relaciones comerciales con Argentina, y comenzó a buscar aliados diplomáticos con un éxito mucho mayor al de la Junta militar argentina.

Archivo:Fernando Belaunde (cropped).jpg
Fernando Belaúnde Terry, Presidente del Perú.
Javier Pérez de Cuéllar, entonces Secretario General de las Naciones Unidas.

Durante el conflicto bélico, y a raíz de la inmediata ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos estados beligerantes, Perú representó los intereses diplomáticos de Argentina en Gran Bretaña y, a su vez, Suiza representó los intereses diplomáticos de Gran Bretaña en Argentina. Así, los diplomáticos argentinos destacados en Londres se convirtieron en diplomáticos peruanos de nacionalidad argentina y los británicos en Buenos Aires, diplomáticos suizos de nacionalidad británica.

Durante el transcurso del conflicto bélico, los movimientos del Servicio de Inteligencia británico sobre la Embajada peruana en Londres y sus funcionarios diplomáticos conllevó como respuesta mensajes de distracción.

Se supo después que el Perú no sólo apoyó a Argentina diplomáticamente, sino también militarmente, con acciones de inteligencia y el envío de 10 aviones Mirage M5-P, en ese entonces casi nuevos[23]​ eludiendo radares bolivianos y chilenos,[24]​ con pilotos, pertrechos militares, misiles y medicinas.[25][26]​ Como acto de solidaridad peruana, los citados aviones fueron vendidos a Argentina a cinco millones de dólares cada uno toda vez que su precio era de veinte millones de dólares por avión.[27]​ Perú fue uno de los pocos aliados de Argentina que la apoyó abiertamente durante el conflicto.

Hacia el 9 de abril, el Reino Unido había logrado el pleno apoyo de la Comunidad Económica Europea (ahora Unión Europea), la OTAN, la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) y la ONU. Surgieron entonces propuestas de paz por parte del Secretario General de las Naciones Unidas, el peruano Javier Pérez de Cuéllar, y del Presidente Peruano Fernando Belaúnde Terry.

Alexander Haig, Secretario de Estado de Estados Unidos, recorrió miles de kilómetros intentando evitar la guerra entre dos de sus aliados. La mediación se basaba en dos puntos principales:

  1. retirada de Argentina de las islas;
  2. administración interina conjunta de las islas o, en último caso, una administración neutral mientras se negociase la soberanía;

Aunque, al menos, en un par de ocasiones se estuvo a punto de conseguir, la oposición de Thatcher y Galtieri fue un escollo insalvable. Básicamente, la Primera ministra alegaba que, una vez producida la invasión, no se podía pasar por alto a esta; Galtieri, por su parte, rechazó de plano la retirada voluntaria del ejército argentino.[28]

La Unión Soviética, por su parte, se dedicó a observar el devenir de unos acontecimientos en los que dos aliados de los estadounidenses, ambos con gobiernos de derecha —una democracia y una dictadura—, se enfrentaban irremisiblemente. Moscú era consciente de que, más pronto que tarde, Washington tendría que decantarse por uno de los dos. Hacerlo implicaba romper la OTAN o romper el TIAR. Cualquiera de las dos opciones resultaba beneficiosa para los soviéticos.

Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos durante la Guerra de las Malvinas.

Tras unas semanas de política de dos caras (postura diplomática y neutral de Haig, por un lado, y continuo e importante apoyo militar y estratégico del Pentágono, por otro),[29]​ hacia finales del mes de abril, el presidente estadounidense Ronald Reagan se decantó por los británicos y por la OTAN en detrimento de Argentina y el TIAR. Tanto la URSS como Cuba criticaron a Estados Unidos por este posicionamiento, y Fidel Castro llegó a ofrecer su apoyo a la Junta Militar argentina.

Tras la experiencia de la Operación Soberanía, la dictadura militar de Chile optó también por apoyar a Gran Bretaña, motivada por sus conflictivas relaciones con Argentina que habían llegado al borde de la guerra a finales de 1978. Por lo demás, Chile no consideraba que se debiese aplicar el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca que implicaba que si un país de América era atacado por un extranjero todo el contienente debía defenderlo) ya que entendía que Argentina no había sido atacada, sino que era ella la atacante.

Desde los últimos días de abril, por tanto, el Reino Unido contó con este apoyo diplomático, con inteligencia satelital estadounidense, con las últimas versiones de armamento estadounidense (AIM-9L Sidewinder, Stingers, etc) y con datos tecnológicos esenciales de lo que se consideraba —y se demostraría— el arma más peligrosa de los argentinos: los misiles antibuque Exocet de fabricación francesa.

Hay dos versiones sobre la conducta de los misiles Exocet:

  1. El Reino Unido accedió a las claves para desactivarlos en la fase de operación.
  2. No obstante la detallada información suministrada por el constructor Aérospatiale sobre las características de los Exocet y específicamente sobre su sistema de puntería final (homing) resultaron inútiles: este misil resultó ser tan peligroso como se temía y en ningún momento de la guerra se pudieron establecer contramedidas eficaces contra él.

No hubo declaración oficial de guerra por ninguna de las dos partes.

Tras el hundimiento del General Belgrano, cuyas cuantiosas pérdidas humanas provocaron una reacción de repulsa internacional contra Gran Bretaña, y la pérdida del Sheffield, Thatcher volvió a recibir solicitudes de mediación, en este caso del Presidente peruano Fernando Belaúnde. Se volvió a fracasar. Por un lado, la Primera ministra mostró, de nuevo, su reticencia a detener la guerra mientras los argentinos continuasen en las islas; pero, aunque aceptó la negociación sin condiciones previas sobre plazos o consecuencias, la Junta militar argentina se opuso.[30]

Las condiciones definitivas del Gobierno británico para llegar a un acuerdo fueron redactadas el 16 de mayo, y se exigía a Argentina un plazo de 48 h para aceptarlas sin negociación posible. Las condiciones, que exigían la retirada incondicional de las tropas argentinas y el restablecimiento del statu quo previo, centraban el conflicto en que la agresión de Argentina iba en contra del derecho de autodeterminación de los isleños y así fue como consiguieron que parte de la opinión pública mundial se pusiese del lado de Gran Bretaña. Al rechazar Argentina el plan, se hizo inevitable la respuesta militar británica.

La reacción militar británica: la Operación Corporate y la campaña terrestre

Desembarco británico y combates en el estrecho de San Carlos

La reacción del Reino Unido fue una inmediata respuesta militar lanzada el 21 de mayo de 1982. La ciudad capital de las islas, Puerto Argentino (Stanley para los Británicos), fue finalmente tomada por las fuerzas Británicas nuevamente el 14 de junio de 1982, devolviendo a las islas al estado previo a la invasión argentina.

Operación Corporate fue el nombre dado a la operación Británica para retomar posesión de las islas Malvinas en 1982. El día 2 de mayo, fuera de la zona de exclusión, el submarino británico HMS Conqueror torpedeó y hundió al crucero ARA General Belgrano: allí murieron 368 de sus tripulantes. Unos días después, aviones argentinos guiados por Capitán de Fragata VGM Ernesto Proni Leston devolvieron el golpe: lanzaron un misil Exocet que hundió al destructor HMS Sheffield. Los británicos desplazaron sus barcos al estrecho de San Carlos, que separaba ambas islas, y finalmente desembarcaron al Noroeste de isla Soledad, el 21 de mayo. Durante muchos días, la aviación argentina bombardeó tenazmente los barcos británicos, pero no pudo impedir el desembarco.

Las fuerzas británicas avanzaron rumbo a Puerto Darwin, donde se produjo la violenta batalla de Pradera del Ganso entre el 27 y el 28 de mayo. Murieron 55 argentinos. Debido al cinturon defensivo alrededor de la capital, la captura del terreno alto era vital, por lo que el general Julian Thompson se centró en la captura de los montes Kent y Challenger. Se decidió realizar un cerco al estilo tradicional, bombardeando los objetivos y realizando varios ataques aéreos antes de realizar asaltos de infantería. Tras cinco días de combates entre el 10 y el 14 de junio se completó la reconquista de la capital malvinense.

Pérdidas humanas

Muertos del bando argentino

Archivo:FKD 000087.jpg
Traslado de heridos del HMS Uganda al ARA Bahía Paraíso, 30 de abril de 1982
Monumento a los caídos en Malvinas, en Plaza San Martín en Buenos Aires
  • Ejército Argentino:
    • 194 (16 oficiales, 35 suboficiales, 143 soldados conscriptos)
  • Armada de la República Argentina:
    • 377 (ARA General Belgrano 323, ARA Alférez Sobral 8, ARA Santa Fe 1, ARA Guerrico 1, ARA Isla de los Estados 5, Infantería de Marina 34, Base Islas Malvinas 1 y 4 pilotos del COAN)
  • Fuerza Aérea Argentina:
    • 55 (41 aviadores)
  • Gendarmería Nacional Argentina:
    • 7
  • Prefectura Naval Argentina:
    • 2 (Río Iguazú 1)
  • Agentes civiles:
    • 16 (ARA Isla de los Estados 13, ARA General Belgrano 2 y Narwal 1)
649 hombres

Lista de los muertos, 1998.
Lista de los muertos con Comandos

Muertos del bando británico

Archivo:Curilovic-25-5-82.jpg
El Capitán Roberto Curilovic descendiendo de su avión Super Etendart luego del ataque y destrucción del buque portacontenedores Atlantic Conveyor, 25 de mayo 1982
  • Ejército Británico: 123 (7 oficiales, 40 suboficiales y 76 soldados voluntarios).
    • Regimiento de Paracaidistas: 39
    • Servicio Especial Aéreo (SAS - Special Air Service): 19
    • A bordo de las naves RFA Sir Galahad y Sir Tristam: 43.
    • Regimiento de Gurkhas: 1.
  • Marina Real Británica (Royal Navy): 86
    • destructores: HMS Sheffield 19, HMS Conventry 18, HMS Glamorgan 13, fragatas: HMS Ardent 22, HMS Argonaut 2.
  • Marines Reales (Royal Marines): 27 (2 oficiales, 14 suboficiales y 11 soldados voluntarios).
  • Real Flota Auxiliar (Royal Fleet Auxiliary ): 4. (RFA Sir Galahad y Atlantic Conveyor).
  • Real Fuerza Aérea Británica (Royal Air Force): 1 (1 oficial).
  • Agentes civiles: 14 (Atlantic Conveyor 8, RFA Sir Galahad y Sir Tristam 4).
  • Isleñas de Malvinas: 3 mujeres civiles. (La fragata HMS Avenger cañoneó su casa por error).
255 hombres y 3 mujeres[31]

Pérdidas materiales

De acuerdo a los datos de la Fuerza Aérea Argentina,[32]​ los británicos sufrieron las siguientes pérdidas:

  • 31 aeronaves derribadas o destruidas,
  • 8 buques hundidos o destruidos.
  • 11 buques averiados de consideración y
  • 11 buques averiados.

Las fuentes oficiales británicas reconocen la destrucción de:

  • 6 aviones Sea Harrier FRS.1,
  • 4 Harrier GR.3,
  • 3 helicópteros Chinook HC.1,
  • 5 Sea King HC.4/HAS.5,
  • 9 Wessex HAS.3/HU.5,
  • 3 Lynx HAS.2,
  • 3 Gazelle AH.1 ,
  • 1 Scout AH.1

De éstos, 5 Harrier/Sea Harriers y 18 helicópteros fueron destruidos por acción enemiga.[33]​ Otro Harrier GR.3 fue dañado por metralla de la artillería antiaérea, lo cual le provocó un incendio durante su descenso en el portaaviones Hermes y no volvió a tomar parte en el conflicto.[34]

En lo que hace al componente naval de la Task Force, fueron hundidas o destruidas 7 naves de distinto porte (2 Destructores Tipo 42, 2 Fragatas Tipo 21, 1 buque portacontenedores, 1 buque logístico y una lancha de desembarco), todas ellas víctimas de ataques aéreos. Dos destructores y dos fragatas fueron dañados al punto de ser retiradas del teatro de operaciones por el resto de la guerra.

Lista de embarcaciones perdidas por la Argentina durante la guerra

Nombre Muertos Lugar del pecio Profundidad (metros) Fecha de hundimiento (1982)[35]
Crucero ARA General Belgrano 323 55°24′S 61°32′O / -55.400, -61.533 4.200 2 de mayo
Submarino ARA Santa Fe 1 Hundido en bahía Cumberland, Georgias del Sur 200 Atacado el 25 de abril, hundido el 20 de febrero de 1985
Mercante ARA Isla de los Estados 18 Cerca de Puerto Howard 20 11 de mayo
Mercante ARA Bahía Buen Suceso 1 Al este del estrecho de San Carlos 20 Atacado el 16 de mayo en bahía Fox. Hundido como blanco de pruebas
Mercante ELMA Río Carcarañá 0 51°33′S 59°32′O / -51.550, -59.533 cerca de Puerto Groussac 30 Atacado el 16 de mayo en bahía Rey. Hundido el 23 de mayo
Pesquero Narwal 1 52°45′S 58°10′O / -52.750, -58.167 440 Atacado el 9 de mayo, hundido al día siguiente al sur de las islas
Patrullero PNA Río Iguazú 2 Varado cerca de Prado del Ganso 4.200 2 de mayo en seno Choiseul
Archivo:Moneda Malvinas.jpg
Moneda de 2 pesos conmemorativa de la guerra de las Malvinas

Las consecuencias de la Guerra de Malvinas


Véase también


Referencias

  1. El nombre de las islas, en inglés, fue acuñado por el navegante John Strong en honor a Anthony Cary, quinto vizconde Falkland, tesorero de la Real Armada Británica.
  2. Los planes fueron confirmados por Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza Aerea Argentina durante la guerra de las Malvinas, en una entrevista a la Revista Perfil. “Después de Malvinas, iban a atacar a Chile” del 22 de noviembre de 2009. También Oscar Camilión, último ministro de relaciones exteriores de Argentina antes de la guerra (29 marzo 1981 al 11 diciembre 1981), en sus "Memorias Políticas", (Editorial Planeta, Buenos Aires, 1999, pag. 281) confirmó los planes de ataque: «Los planes militares eran, en la hipótesis de resolver el caso Malvinas, invadir las islas en disputa en el Beagle. Esa era la decisión de la Armada…». Algunos sectores de la opinión pública argentina ya anunciaban abiertamente en los medios la próxima invasion a Chile, como el periodista Manfred Schönfeld en el periodico "La Prensa" del 2 de junio de 1982: «Para nosotros no lo estará [terminada la guerra], porque, inmediatamente después de barrido el enemigo de las Malvinas, debe serlo de las Georgias, Sandwich del Sur y de todos los demás archipiélagos australes argentinos,...». Todos los articulos de Schönfeld en la Prensa desde el 10.01.82 al 02.09.82 estan publicados en "La Guerra Austral", Manfred Schönfeld, Desafío Editores S.A., 1982, ISBN 950-02-0500-9. Estos planes, de larga data, son ampliamente conocidos, por ejemplo Kalevi Jaakko Holsti, The State, War, and the State of War Cambridge Studies in International Relations, 1996, 271 pages, ISBN 0-521-57790-X. en here en la pagina 160:
    «Displaying the mentality of the Argentine military regime in the 1970s, as another example, there was "Plan Rosario" accordingto which Argentina would attack the Malvinas and then turn to settle the Beagle Channel problem by force. The sequence, according to the plan, could also be reversed.»
  3. "La victoria produjo lo que llegó a conocerse como el "efecto Malvinas": un resurgimiento general del aplomo británico y de la reputación internacional de Gran Bretaña." John O'Sullivan, El Presidente, el Papa y la Primera Ministra, Gota a gota, Madrid, 2007, pag. 249.
  4. "A history of Chile, 1808-1994" de Simon Collier and William F. Sater, Cambridge University Press, aquí, pág. 364:
    "La derrota argentina ante Gran Bretaña en la guerra de las Malvinas (Abril-Junio 1982) - durante la cual Chile dio asistencia discreta y confidencial a los Británicos - impidió la alternativa de aventuras militares en la zona"
    (original en inglés: "Argentina's defeat by Great Britain in the brief Falklands War (April-June 1982) - during which Chile gave descreet and totally unpublicized assistance to the British - dispelled the prospect of further military adventures from that quarter.")
  5. "The Vatican Mediation of the Beagle Channel Dispute: Crisis Intervention and Forum Building", de Mark Laudy, aquí, pág. 306:
    "Lo que definitivamente cambió la situación y facilitó el acuerdo sobre la disputa [del Beagle] fue la guerra de las Malvinas y el subsecuente retorno a un gobierno democrático en Buenos Aires"
    (Original en inglés: "What ultimately changed that situation and facilitated the eventual settlement of the dispute was the Falkland Islands War and the subsequent return to democratic government in Buenos Aires.")
  6. Cf. John O'Sullivan, op. cit., pág. 223.
  7. Gustafson:71
  8. Franks:34
  9. Hastings y Jenkins:43-44
  10. Algunas fuentes inciden en la posibilidad de que, en el fondo, hubiese un ansia expansionista de Argentina que tuviese también por objetivo a medio plazo a Chile; cf. "Ex militar argentino: "Ibamos a atacar a Chile después de las Malvinas", en latercera.com, consultado el 23-11-09.
  11. Kalevi Jaakko Holsti en The State, War, and the State of War Cambridge Studies in International Relations, 1996, 271 paginas, ISBN 0-521-57790-X. (ver en here) en la pagina 160:
    Displaying the mentality of the Argentine military regime in the 1970s, as another example, there was "Plan Rosario" accordingto which Argentina would attack the Malvinas and then turn to settle the Beagle Channel problem by force. The sequence, according to the plan, could also be reversed.
  12. Armada Argentina, historia
  13. (Después de Malvinas, iban a atacar a Chile vom 22 November 2009, retrieved am 22 November 2009)
  14. También el último ministro de Relaciones Exteriores antes de la guerra Oscar Camilión había confirmado las intenciones del gobierno argentino en "Memorias Políticas", Editorial Planeta, Buenos Aires, 1999, pagina 281:
    «Los planes militares eran, en la hipótesis de resolver el caso Malvinas, invadir las islas en disputa en el Beagle. Esa era la decisión de la Armada…»
  15. Tambien el historiador Kalevi Jaakko Holsti afirma en The State, War, and the State of War Cambridge Studies in International Relations, 1996, 271 paginas, ISBN 0-521-57790-X. (ver en here) en la pagina 160:
    Displaying the mentality of the Argentine military regime in the 1970s, as another example, there was "Plan Rosario" accordingto which Argentina would attack the Malvinas and then turn to settle the Beagle Channel problem by force. The sequence, according to the plan, could also be reversed.
  16. Por lo menos en alguna prensa se anticipaba abiertamente lo que sucederia una vez recuperadas las Malvinas por Argentina. El periodista Manfredo Schönfeld del periodico La Prensa (Buenos Aires) razonaba el 2. Junio de 1982 sobre las tareas a cumplir despues de las Malvinas:
    Para nosotros no lo estará [terminada la guerra], porque, inmediatamente después de barrido el enemigo de las Malvinas, debe serlo de las Georgias, Sandwich del Sur y de todos los demás archipiélagos australes argentinos, ...
    Todos los articulos de Manfredo Schönfeld publicados en "La Prensa" desde el 10. de enero hasta el 2 de agosto se encuentran en "La Guerra Austral", Manfredo Schönfeld, Desafío Editores S.A., 1982, ISBN 950-02-0500-9
  17. Cf. Jonh O'Sullivan, op. cit., págs. 229-230.
  18. CONFLICTO DEL ATLÁNTICO SUR, sitio oficial del Ejército Argentino
  19. Pedro Giachino murió después, convirtiéndose así en la primera baja de la Guerra de las Malvinas (por esta acción, el Capitán Giachino recibió post-morten la Cruz al Heroico Valor en Combate).
  20. Bound, página 60. En una comunicación radial durante el combate, el Gobernador Hunt aseguró que creía que la residencia estaba sitiada por 200 efectivos. En rigor, hasta ese momento sólo había entrado en acción el grupo comandado por Giachino, compuesto por 16 hombres.
  21. El número de miembros de la Fuerza Voluntaria de Defensa de las Falklands Islands, que habían sido entrenados en los campos de tiros por la fuerza de elite de los marines de la guarnición británica, fue de alrededor de 40, contradiciendo los datos británicos de que sólo habían sido 23 los presentes en aquella batalla del 2 de abril; cf. Recuerdos de la Guerra de las Malvinas, en Telegraph.co.uk.
  22. Cf. John O'Sullivan, op. cit., pág. 233.
  23. Pilotos de la Fuerza Aérea del Perú llevaron los aviones de combate Mirage a Buenos Aires en vuelo silencioso. El Comercio, 2 de abril de 2007
  24. Plan de vuelo desde Perú a Argentina para eludir radares. El Comercio, 2 de abril de 2007
  25. Presidenta de Argentina volvió a destacar la ayuda del Perú "con aviones Mirage, pilotos y misiles". Clarín, 24.3.2010
  26. Cristina Fernández de Kirchner menciona que el Perú puso a disposición de Argentina "aviones Mirage, misiles y pilotos". Voanoticias.com, 24.3.2010
  27. Venta de mirages peruanos a Argentina a la cuarta parte del precio real del momento. El Comercio, 2 de abril de 2007
  28. Cf. John O'Sullivan, op. cit., pág. 238-239.
  29. Tres días después de la invasión argentina se creó en el Pentágono un pequeño comité de coordinación que decidió permitir a los británicos usar la base americana de la isla Ascensión y que sus aviones repostaran allí, enviarles combustible y otras provisiones, además de otras concesiones. Cf. John O'Sullivan, op. cit., pág. 235-236.
  30. Cf. John O'Sullivan, op. cit., pp. 242-243.
  31. Falkland Islands - A history of the 1982 conflict
  32. Fuerza Aérea Argentina
  33. Autores británicos varios:Malvinas, la guerra aérea, Ediciones Open Argentina, 1988. pp. 280-281
  34. Diario oficial de la RAF durante el conflicto, 12 de Junio (en inglés)
  35. COMISION DE DEFENSA NACIONAL Y DE CULTURA. Impreso el día 3 de diciembre de 2008

Bibliografía

  • Franks, Oliver Shewell (1983). «Report of the Committee Chaired by Lord Franks, presented in Parliament by Margaret Thatcher». Falkland Islands Review. 
  • Escudero, Lucrecia. Malvinas: El Gran Relato. Fuentes y Rumores en la Información de Guerra. Gedisa Editorial. 
  • Gustafson, Lowell S. (1988). The Sovereignty Dispute over the Falkland (Malvinas) Islands. New York: Oxford University Press. 
  • Hastings, Max y Jenkins, Simon (1983). The Battle for the Falklands. New York: W. W. Norton. 
  • Graham Bound (2002). Falklands Islanders At War. Pen and Sword Books. ISBN 0-85052-836-4. 
  • Lebow, Richard (1985). «Miscalculation in the South Atlantic: The Origins of the Falklands War». Jervis, Robert, Lebow, Richard y Gross Stein, Janice, Psychology and Deterrence. Baltimore: The Johns Hopkins University Press. 
  • Levy, Jack y Vakili, Lilian (1991). «Diversionary Action by Authoritarian Regimes: Argentina in the Falklands/Malvinas Case». Midlarsky, Manus, The Internationalization of Communal Strife. London: Routledge. 

Enlaces externos