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* Macross de las series de anime [[The Super Dimension Fortress Macross]].
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* MegaShip [[Power Rangers En El Espacio]].
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=== Motor de fisión nuclear ===

Entrada la [[edad de oro]], la mayoría de los autores se decantaron a favor de elegir naves de [[propulsión atómica]] para sus viajes imaginados. Esto era lógico dado el auge que estaba teniendo este método de producción de energía, una fuente fabulosamente inmensa.

Por ejemplo, [[Arthur C. Clarke]] en ''[[El fin de la infancia]]'' (1953) muestra a dos superpotencias que compiten en la carrera espacial por conquistar la Luna mediante naves de propulsión atómica.

Sin embargo, las [[motor de fisión|naves de fisión]] no dejan de ser en realidad motores de vapor, ya que utilizan el calor desprendido por una reacción nuclear controlada para evaporar fluido que, expulsado por las toberas de la nave, genera impulso.

Este motor duplica el rendimiento de un cohete químico y el propelente puede ser cualquier líquido susceptible de hervir. Puesto que el combustible nuclear teóricamente debe durar mucho tiempo, una nave propulsada por un motor de este tipo podría llevar a cabo un viaje de diez o doce años sin más que repostar periódicamente masa de reacción.

Sin embargo, este sigue siendo un motor muy limitado con el que no se podrían alcanzar velocidades finales superiores a unos 20 km/s.


=== Explosión atómica: el proyecto Orión ===
=== Explosión atómica: el proyecto Orión ===

Revisión del 12:04 4 jun 2010

Una nave espacial es un vehículo diseñado para funcionar más allá de la superficie terrestre, en el espacio exterior. Las naves espaciales pueden ser robóticas o sondas no tripuladas. La que pueden transportar personas poseen equipos para que los astronautas coman, se ejerciten, y hagan sus necesidades diarias.

Cohete ruso Protón-K despegando con al módulo Zvezda para la ISS (Baikonur, 12 de julio de 2000).

La nave espacial es uno de los elementos primarios de la ciencia-ficción. Hay muchísimos cuentos y novelas que tratan temas relacionados con las naves espaciales. Algunos libros de ciencia ficción dura se enfocan en detalles concernientes a las naves, mientras que otras consideran que las naves espaciales ya existen y no tratan casi nada sobre cómo funcionan.

Primeras ideas

Mientras se creyó que las estrellas eran agujeros en el cielo que dejaban pasar la luz del fuego exterior (hablamos de Platón y su dogmatismo) resultó imposible que nadie se planteara la posibilidad de viajar a ellas.

Fue necesario que se esto no sirve geocentrista para que el ser humano tomara conciencia de que la Tierra era una ínfima parte del Universo, se despertara su espíritu explorador y mirara al exterior en busca de nuevas aventuras, al menos en la imaginación. Es ésta la época de la ciencia ficción primitiva.

Parece lógico que fuera Kepler, descubridor de las leyes que describen el movimiento de los astros, uno de los primeros en imaginar un viaje a la Luna en su inconclusa obra de ficción, Somnium (publicada por su yerno en 1634).

Sin embargo, el método de locomoción de Kepler es absolutamente fantástico, a lomos de un espíritu durante un eclipse de luna. Otro tanto se puede decir de Cyrano de Bergerac y sus Estados e imperios de la Luna, un libro más cercano a la sátira y la crítica social que a la especulación científica.

Además las naves espaciales son muy importantes para la física y entender todo lo que incluyen los temas del mecanismo de rotación.

Primeras intenciones técnicas: cañones

Desde una perspectiva más realista, los diversos autores han tratado de utilizar la tecnología disponible en la época considerada para llegar a aquellos lugares que se desean alcanzar. Así, en lo inicios de la ciencia ficción moderna, el primer método de propulsión imaginado fue el proyectil balístico, comenzando por la bala de cañón de Münchhausen (1785) y llegando al gigantesco cañón ideado por Julio Verne en De la Tierra a la Luna (1865).

Mientras que la primera es aún una fantasía épica, la segunda puede ser considerada ya auténtica ciencia ficción. Ciertamente, el francés estaba equivocado en muchos de sus supuestos científicos, pero trata de ofrecer soluciones serias a algunos de los problemas de su método de viaje, como la ausencia de oxígeno fuera de la atmósfera y la compensación de la inmensa aceleración del despegue.

H. G. Wells, en La guerra de los mundos (1898), utiliza un mecanismo semejante y tiene en cuenta además los efectos del tránsito de las naves marcianas a través de la atmósfera. Para minimizar la duración del viaje hace coincidir las fechas de la invasión de modo que ambos planetas se encuentren en el punto más cercano de su órbita. Wells seguiría convencido de las posibilidades del cañón tres décadas después, tal y como dejó reflejado en el guión de La vida futura (1933).

Este tipo de planificación es hoy en día un detalle primordial en las misiones de las agencias espaciales, ya que permite reducir notablemente la necesidad de combustible, aprovechando la posición de los planetas para obtener un impulso gravitatorio.

Aún hoy la idea del cañón continua vigente, si bien bastante modificado, como es el caso de las catapultas electromagnéticas e incluso la propulsión a explosión atómica, conceptualmente idéntica a la explosión química que impulsa la bala.

La realidad actual: cohetes químicos a reacción

Los cohetes constan de dos partes:

  • Cohete propiamente dicho: sección impulsora, compuesta de los motores y los depósitos de combustible.
  • Cabina: zona de tripulación o cápsula espacial.

Siendo por el momento este tipo de propulsión el único con referentes en la realidad práctica, debería suponerse más abundantes los ejemplos de su uso en la ciencia ficción. Pudo ser así en la ciencia ficción más temprana, antes de generalizarse el uso de la fisión atómica como fuente de energía. Cuando la energía atómica se hizo una realidad, la soñadora mente de los escritores abandonó al viejo cohete como medio de salir de la Tierra.

Aun así se ha convertido en el emblema de toda una época y autores como Ray Bradbury, en Crónicas marcianas (1950), lo asociaron a su obra de manera casi indisoluble (si bien es posible que el tremendo calor del verano del cohete no fuera producido por combustión).

Los cohetes químicos tienen una autonomía muy limitada debido a su enorme gasto de masa propelente y sería poco probable que nos llevasen mucho más allá de Marte. De hecho, sin poder desterrar totalmente este tipo de impulsor, la NASA está evaluando la posibilidad de construir un cañón electromagnético en la falda de una montaña para auxiliar en el despegue a las lanzaderas espaciales, ahorrando combustible y disminuyendo los riesgos de accidentes.

En La Luna es una cruel amante, Robert A. Heinlein, ya en 1966, utiliza una catapulta electromagnética para acelerar carga desde una base lunar a la Tierra y el mismo mecanismo es usado por Arthur C. Clarke en el relato Maelstrom II, de 1965. Estas obras, alejadas de la fantasía de las revistas de usar y tirar, pretenden abordar el tema de la colonización de cuerpos cercanos con cierto rigor científico.

Velocidad

La velocidad de un cohete es la suma total de las velocidades necesarias para el viaje espacial:

Su cálculo resulta necesario para conocer la cantidad de propergol necesario.

Ejemplos de Naves espaciales

Naves Espaciales Tripuladas

El módulo de Comando/Servicio de Apollo 15 visto desde el Modulo Lunar el 2 de agosto de 1971.
Orbitales
Suborbital

Naves Espaciales no tripuladas

El Telescopio Espacial Hubble.
El Jules Verne Automated Transfer Vehicle (ATV) approaches the International Space Station on Monday, March 31, 2008.
Archivo:Luna 9 landing capsule.jpg
Luna 9. soft landing capsule (NASA)
Concepción artística de la sonda Cassini en su maniobra de inserción en órbita alrededor de Saturno.
Orbita terrestre
  • Vehículo de transferencia automatizado (ATV)—Una nave espacial de carga no tripulada europea
  • Buran Transbordador soviético(una sola mision, no reusable)
  • Explorer 1—Primer satélite de los Estados Unidos de América
  • Progress—Nave espacial de cargar USSR/Rusia no tripulada
  • Proyecto SCORE—Primer satélite de comunicaciones
  • SOHOSiglas de su nombre en inglés "Solar and Heliospheric Observatory"
  • Sputnik 1—El primer satélite artificial del mundo
  • Sputnik 2—Primer animal en orbita (Laika)
  • Sputnik 5—La primera cápsula recuperada de la orbita(Vostok precursor)—con sobrevivientes
  • STEREO—Observación ambiental de la tierra
  • Syncom—Primer satélite de comunicaciones geosincronico
Lunar
  • Clementine—Mision de la marina de los Estados Unidos de América, orbito la luna, detecto hidrógeno en los polos
  • Luna 1—Primer vuelo lunar
  • Luna 2—Primer contacto con la superficie lunar
  • Luna 3—Primeras imágenes del lado oscuro de la luna
  • Luna 9—Primer alunizaje
  • Luna 10—Primera orbita lunar estable
  • Luna 16—Primera recogida de muestras de la superficie lunar no tripulada
  • Lunar Orbiter—Una serie de muy exitosas naves espaciales que cartografearon la Luna
  • Lunar Prospector—Confirma la detección de hidrógeno en los polos lunares
  • SMART-1 ESA—Impacto lunar
  • Surveyor—Primer alunizaje de los Estados Unidos de América
  • Chandrayaan 1 —Primera misión lunar de la India
Interplanetario
Otros—espacio profundo
La nave espacial más rápida
  • Helios Sondas Solares I y II (252792 km/h)
Las naves espaciales más alejadas del Sol
  • Voyager 1 at 106.3 AU En julio de 2008, alejándose a una velocidad cercana a 3.6 UA al año
  • Pioneer 10 at 89.7 AU En 2005, alejándose a una velocidad cercana a 2.6 UA al año
  • Voyager 2 at 85.49 AU En julio de 2008, alejándose a una velocidad cercana a 3.3 UA al año
La nave espacial más pesada

Naves espaciales en desarrollo/propuestas

The proposed Crew Exploration Vehicle approaching the Moon.

Programas de naves espaciales cancelados/sin fondos

The First Test Flight of the Delta Clipper-Experimental Advanced (DC-XA).
Multi-stage
SSTO

Naves espaciales de ficción

Las naves espaciales han sido siempre uno de los estandartes de la ciencia ficción. La Space Opera sería un género muy mermado sin la posibilidad de efectuar vuelos interestelares y la ciencia ficción dura se encontraría privada de una rama de sumo interés en los últimos tiempos, la colonización de otros mundos, si no se pudiera contar con el viaje interplanetario.

Las naves espaciales utilizadas en uno u otro género son muy diferentes, por supuesto, sobre todo en cuanto a su plausibilidad y a su posibilidad de materialización con la actual tecnología.

Es obvio que el grado de desarrollo del saber científico en el momento de realización de la obra ha sido el que ha marcado la evolución del concepto de nave espacial y ha diversificado los métodos de propulsión. Así nos encontramos con diferentes tipos de propulsión que se corresponden con el nivel de especulación y de conocimiento característico de cada autor.

Algunas obras representativas que tratan sobre el tema son:

Motor de fisión nuclear

Entrada la edad de oro, la mayoría de los autores se decantaron a favor de elegir naves de propulsión atómica para sus viajes imaginados. Esto era lógico dado el auge que estaba teniendo este método de producción de energía, una fuente fabulosamente inmensa.

Por ejemplo, Arthur C. Clarke en El fin de la infancia (1953) muestra a dos superpotencias que compiten en la carrera espacial por conquistar la Luna mediante naves de propulsión atómica.

Sin embargo, las naves de fisión no dejan de ser en realidad motores de vapor, ya que utilizan el calor desprendido por una reacción nuclear controlada para evaporar fluido que, expulsado por las toberas de la nave, genera impulso.

Este motor duplica el rendimiento de un cohete químico y el propelente puede ser cualquier líquido susceptible de hervir. Puesto que el combustible nuclear teóricamente debe durar mucho tiempo, una nave propulsada por un motor de este tipo podría llevar a cabo un viaje de diez o doce años sin más que repostar periódicamente masa de reacción.

Sin embargo, este sigue siendo un motor muy limitado con el que no se podrían alcanzar velocidades finales superiores a unos 20 km/s.

Explosión atómica: el proyecto Orión

Buscando un modo de utilizar más eficientemente la energía atómica surgió el proyecto Orión, que consiste en utilizar una explosión atómica para producir plasma, que al chocar contra un plato en el vehículo espacial, generaría un enorme impulso.

La duración del estallido es tan breve que el plato de impulso, de acero o aluminio, apenas sufre un ligero desgaste.

El resultado es un motor con una relación de impulso miles de veces mayor que el de un motor químico. Además, necesita una masa de reacción mucho menor gracias a las altas velocidades que alcanza el plasma.

Sin embargo, un pequeño fallo en el proceso de detonación puede destruir la nave, así como todo lo que haya a su alrededor.

Sin embargo, la ciencia ficción ha podido soslayar estos inconvenientes. En la película Deep Impact, la nave construida por los Estados Unidos para interceptar al cometa que va a destruir la Tierra está dotada de un sistema de propulsión Orión, y el plato de impulso se puede apreciar perfectamente en la secuencia de partida de la nave. Esto es un importante acierto en la ambientación científica de la película, ya que con la tecnología actual este sistema es el único que permitiría alcanzar la velocidad necesaria para la maniobra de cita orbital con el cometa.

Naves de fusión

La fusión atómica consiste, en esencia, en fundir dos átomos de hidrógeno para formar helio, acompañado de un enorme desprendimiento de energía. Las partículas resultantes son altamente energéticas y se mueven a velocidades muy cercanas a la luz que, por tanto, sería el límite teórico de una nave de este tipo.

Al igual que en la fisión, las partículas expelidas que proporcionan el impulso a reacción alcanzan temperaturas muy elevadas, lo que supone un problema a la hora de buscar materiales para fabricar las toberas. Sin embargo, en la fusión se puede ajustar la reacción de modo que los subproductos de la misma sean partículas cargadas en su mayor parte, lo que permitiría encauzarlas mediante campos electromagnéticos.

Gran parte de la energía que libera la fusión debe dedicarse al mantenimiento de estos campos. Aun así, teniendo en cuenta la tolerancia biológica del ser humano a la aceleración (situado en torno a 10 g) el reactor de fusión proporciona energía más que suficiente para alcanzar este límite.

Estas naves son capaces de mantener aceleraciones sostenidas de 1 g, emulando gravedad artificial. Al cabo de menos de un año, la nave se desplazaría a un décimo de la velocidad de la luz, lo que supone una opción viable para el viaje interplanetario.

Motores de antimateria

Una fuente energética aún más poderosa que la fusión sería la aniquilación materia-antimateria. Un motor de antimateria, produciría teóricamente unos 20.000 billones de julios por kilogramo de combustible, lo que sería el óptimo desde un punto de vista energético para la propulsión de una nave espacial.

En la aniquilación de protones y antiprotones se generan como subproducto piones que son susceptibles de ser manejados mediante campos magnéticos para producir impulso. Estos piones se mueven prácticamente a la velocidad de la luz, por lo que la velocidad final de estas naves también sería altísima.

Como se ha mencionado antes, el exceso de energía producida se puede emplear para propulsar naves mucho mayores que las anteriores.

Sin embargo, la antimateria es difícil de producir y altamente inestable, lo que complica su uso. Autores como Joe Haldeman o Stephen Baxter han utilizado la triquiñuela de inventar una fuente natural de la misma, pero ha sido más habitual encontrar el concepto asociado a usos oscuros y milagrosos, como en el caso de los motores de la nave Enterprise (de la serie Star Trek).

Agujero de gusano

Los agujeros de gusano son muy conocidos entre las películas, series y videojuegos (Star Wars o Stargate, por ejemplo), un fenómeno no comprobado científicamente que hace saltos en el espacio-tiempo. Viajar por un agujero de gusano significa viajar más rápido que la velocidad de la luz (299.792,46 km/s), lo que supondría viajes planetarios, estelares y galácticos. El viaje por los agujeros de gusano se llama a veces «hiperespacio».

En varios libros de ciencia ficción aparece que si se entra en un agujero negro se entra en otro universo. Eso no ocurre ya que un agujero negro no es lo mismo que un agujero de gusano, el agujero negro es un fenómeno estelar comprobado que tiene una potencia gravitatoria tan alta (o, sea, que atrae todo) que ni siquiera la luz tiene tanta energía para escapar de ella. Un agujero negro traga la materia y la energía, mientras que un agujero de gusano transportaría la materia.

Véase también

Enlaces externos