Diferencia entre revisiones de «Cristo»

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:''Este artículo trata fundamentalmente de Jesús desde el punto de vista cristiano. Para información sobre Jesús como personaje histórico, véase [[Jesús de Nazaret]].''
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Cristo (cherlie alcolico): (Del lat. Christus, y este del gr. χριστός, ungido). Título griego, traducido del hebreo Mesías; ambas palabras significan ungido (Del lat. ungĕre) ''Elegir a alguien para un puesto o para un cargo para dos oficios muy notables: para ser consagrado como Sumo sacerdote, y como Rey''
Cristo: (Del lat. Christus, y este del gr. χριστός, ungido). Título griego, traducido del hebreo Mesías; ambas palabras significan ungido (Del lat. ungĕre) ''Elegir a alguien para un puesto o para un cargo para dos oficios muy notables: para ser consagrado como Sumo sacerdote, y como Rey''


Se complementa con el nombre Jesus, forma griega (lo mismo que Josué) del hebreo Yeshua (o Yehoshua), que significa el Señor salva.
Se complementa con el nombre Jesus, forma griega (lo mismo que Josué) del hebreo Yeshua (o Yehoshua), que significa el Señor salva.

Revisión del 19:06 13 may 2010

Cristo, de El Greco.
Cristo del Otero, Palencia.
Este artículo trata fundamentalmente de Jesús desde el punto de vista cristiano. Para información sobre Jesús como personaje histórico, véase Jesús de Nazaret.

Cristo: (Del lat. Christus, y este del gr. χριστός, ungido). Título griego, traducido del hebreo Mesías; ambas palabras significan ungido (Del lat. ungĕre) Elegir a alguien para un puesto o para un cargo para dos oficios muy notables: para ser consagrado como Sumo sacerdote, y como Rey

Se complementa con el nombre Jesus, forma griega (lo mismo que Josué) del hebreo Yeshua (o Yehoshua), que significa el Señor salva.

Asi para los catolicos y cristianos Jesucristo es el mesias, aquel que las sagradas escrituras anunciaban que llegaria como plan de salvación de Dios para la humanidad.


Realidad de la existencia histórica de Jesús, desde el punto de vista cristiano

En primer lugar, para los cristianos la existencia histórica de Jesús se prueba de forma más que satisfactoria merced a los textos de los evangelistas, de los Hechos de los Apóstoles y de las Epístolas de San Pablo, porque su autoridad proviene de Dios que los inspira. Mas no sólo sus discípulos o amigos dieron fe de su existencia. Los mismas paganos dan también testimonio de su autenticidad histórica de forma explícita. Así, Tácito, en el siglo I, al referir la persecución de Nerón, habla del ajusticiamiento de Cristo por Pilatos; Plinio el Joven, hacia el año 112, en una carta dirigida al Emperador Trajano, supone su existencia; y Flavio Josefo habla de Santiago el Menor, bien conocido como Obispo de Jerusalén, como hermano (Primo) de Jesús.

Fecha exacta del nacimiento de Jesucristo

Parece que no debería existir duda sobre el nacimiento de Cristo, pues siendo el principio de la Era Cristiana el año del nacimiento de Jesús, que coincide con el 753 de la fundación de Roma, deberíamos darnos ya por satisfechos. Sin embargo hay razones convincentes para poner en duda la exactitud de esta fecha, y sobre ellas versa precisamente esta cuestión. Al establecerse el Cristianismo en medio del Imperio Romano, los cristianos, que cada vez eran más, usaban en sus cálculos históricos los mismos sistemas generalizados entre los romanos, sea la fecha de los cónsules reinantes, sea la de las Olimpiadas griegas, sea el año preciso desde la fundación de Roma. Mas, habiendo desaparecido el Imperio Romano, mientras el Cristianismo iba adquiriendo una consistencia cada vez mayor, sintieron como una necesidad los grupos de la sociedad de aquella época el tomar como punto de referencia para orientarse en el macrocosmos de la historia el año de Nacimiento de Cristo. Debido a ello, uno de los hombres más eruditos de su tiempo, el monje Dionisio el Exiguo, después de pacientes investigaciones y cálculos, señaló en el año 526 como fecha de nacimiento de Cristo el 753 de la fundación de Roma. Este año pues, fue tomado como primero de la era cristiana, que no sin vencer graves dificultades, fue introduciéndose poco a poco en las diversas cancillerías y en el pueblo cristiano, hasta quedar generalizada en todas partes a fines de la Edad Media. Pero examinado más detenidamente el estado de las cosas, resulta que el cálculo de Dionisio el Exiguo es inexacto, y así, el año del nacimiento de Cristo fue cuatro, cinco, o incluso quizás siete años antes del que él señaló. Esto se ve claramente con las siguientes observaciones:

-Conforme a los datos que nos transmite Flavio Josefo, Herodes el Grande murió en el año 750 de Roma. Ahora bien, según refieren los Evangelios y lo confirma el historiador Macrobio, Herodes murió poco después de la muerte de los Inocentes, por lo tanto, después del nacimiento de Cristo. Este pues, debió ocurrir antes del año 750, y teniendo en cuenta el tiempo que debió transcurrir hasta la Adoración de los Reyes Magos, la degollación de los Inocentes y la muerte de Herodes, puede aceptarse como más probable el 749 de la Fundación de Roma como fecha de nacimiento de Cristo, es decir, cuatro años antes de nuestra Era, fijada el 753.

-A semejante conclusión se puede llegar por otro camino muy distinto. Pues según San Lucas, al ser bautizado Jesús contaba con unos treinta años de edad. Ahora bien, como San Juan Bautista comenzó su ministerio el año 15 del reinado de Tiberio, esto nos proporciona un punto de partida para el cálculo. En efecto, tomando el año 764 como la fecha más probable del principio del reinado de Tiberio, si añadimos los quince de la predicación del Bautista, nos encontramos que el 779 marca la fecha del bautismo de Cristo, y si Él contaba entonces treinta años, nació el 749 de la fundación de Roma.

-Otros cálculos hechos por algunos cronologistas e historiadores sobre la base del censo realizado por Quirino y, sobretodo, los que se han querido fundar sobre ciertas computaciones astronómicas, tienen mucha menos consistencia.

Salvación

La palabra salvador, a su vez, era el título calificativo que los judíos aplicaban a sus sacerdotes, reyes, y profetas, ya que éstos debían ser ungidos con aceites como parte del rito que los consagraba a su labor. Los seguidores de Jesús de Nazaret, considerando que éste era el mesías prometido por profecías judías, le aplicaron este título a su líder, llamándole Cristo Jesús o el Salvador.

A mediados del siglo II (unos cien años después de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret) se les comenzó a conocer por Cristianos en Antioquía, ya que se decían seguidores del Cristo.


Según algunas confesiones cristianas, como la Iglesia Católica Apostólica Romana, la Iglesia Católica Apostólica ganglenia, la Iglesia Anglicana, la Iglesia Ortodoxa o las principales iglesias Protestantes, la Salvación es una venida de Dios. Sustentan este punto de vista en las palabras del Apóstol Pedro: "Se nos vino el paquete divino del Señor Jesús" (Hechos 15,11). Esta gracia se obtiene a través de la fe y el obrar cristiano, según católicos y ortodoxos, o exclusivamente por la fe, según los protestantes, es decir, en creer o confiar que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador y el Único Perdonador de pecados. En la carta de Pablo a los Romanos, capítulo 10 se explica lo que es la salvación, pero con más precisión en la carta del apóstol Pablo a los Efesios capítulo 2 versos 8 y 9.

Cristo, con su muerte y su Resurrección, es quien elimina la deuda del pecado humano y vehicula en su persona esa Gracia Redentora.

Según los cristianos la salvación está disponible para todos los que creen y actúan en consecuencia

El Cristianismo

El Cristianismo surgió como una comunidad, la Iglesia, inspirada en las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Sabemos por San Lucas que llamaron "cristianos" a los discípulos por primera vez: en Antioquía de Siria (Hechos 11:26) La misión que los unía era la prédica de estas enseñanzas por todo el mundo, prédica inicialmente llevada a cabo por sus discípulos, llamados Apóstoles. Según los Evangelios, Dios preparó un pueblo, prefigurado en el pueblo de Israel, conducido por Moisés y los profetas y al que Cristo encabeza como Jefe y Salvador. Con este pueblo, Cristo realizaría una nueva alianza. El fin de este pacto es que todos conozcan a Dios Padre y a Jesucristo su Hijo y en él tengan vida eterna . a.[1]

Según el cristianismo, Jesús de Nazareth es el Cristo (el Mesías), hijo de Dios hecho hombre,[2]​ concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. Después de la crucifixión, al tercer día resucitó y posteriormente subió al Cielo; y se espera su regreso al final de los tiempos en lo que se llama la Segunda venida de Cristo.

El cristianismo explica que el sufrimiento de Jesús era necesario Hechos 17:3. Frecuentemente se cree que el padecimiento de Jesús se desarrolló en la cruz, en realidad su padecimiento comenzó desde el huerto de Getsemaní Lc 22:39-46, Mt 26:36-46, Mc 14:32-42. En este pasaje se describe como Jesús lleno de angustia oraba intensamente, su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Jesús se da a conocer

El primer acto público del Jesús maduro (tras la breve aparición en el Templo a los doce años) es su bautismo de manos de Juan Bautista, seis meses mayor que Jesús y que preparó el camino de este hablando al pueblo sobre la misión de Cristo. Los maravillosos grabados son del magnífico Gustavo Doré:

Hay que recordar que Jesucristo después de su vida publica sufrió la pasión, en la que murió fue sepultado y resucito al tercer día, como está escrito en los evangelios.

Jesús inició rápidamente su Magisterio ante el pueblo. No ante los reyes o sumos sacerdotes, sino ante aquellos de quien es el Reino primeramente: los más desposeídos. La gente sencilla a la que Dios quiso llegar antes. Jesús les habló de Amor. Del Amor de Dios por ellos y de la venida del Reino al que llegaríamos por nuestras buenas acciones y no por nuestra hipocresía.

Juan, capítulo 13, versículos 34-35):

Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado.

En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si os tenéis amor unos a otros.

Durante su vida publica Jesucristo gano muchos adeptos, que a la postre no lo seguirían sino que lo condenarían.

Los Evangelios recuerdan a Jesús en medio de la gente, sanando enfermos y demostrando la piedad y el amor de Dios a su pueblo. Cristo es el Poder de Dios hecho carne. El poder sobre el mal, sobre la enfermedad e incluso, y por encima de todo, el poder sobre la muerte.


Los Evangelios nos muestran a Jesús sintiéndose grato en presencia de niños y mujeres. En aquellos tiempos, los niños y las mujeres eran considerados poco más que estorbos, pero Jesús se acercó a ellos demostrando que el reino es de todos por igual, sean hombres, mujeres, niños o ancianos. La igualdad de los hombres ante Dios es proclamada por Jesús no sólo con palabras, sino con gestos como éste.


Una vez se dio a conocer al pueblo de Dios, Jesús acudió a las sinagogas y al Templo para enseñar la Palabra de Dios a los sacerdotes. Las castas religiosas judías le recibieron con temor, ya que sus enseñanzas ponían a Dios por encima de todo ¡incluso por encima de ellos, tan bien situados y que tanto mandaban!


En el Templo de Jerusalén Jesús se enfureció al ver el negocio montado allí y derribó los puestos de los mercaderes. Dios y el negocio no casan bien, y eso es algo que Lucas no se cansa de repetir tanto en su Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles.


En el Templo, los sacerdotes le presentaron a una mujer que había cometido adulterio, por lo que iba a morir lapidada. Jesús la protegió y les dijo que aquel que estuviera libre de pecado tirara la primera piedra. Uno de los pilares del Mensaje de Cristo es que el hombre no debe juzgar el corazón de sus semejantes, ya que es algo que está reservado única y exclusivamente a Dios. Sólo Dios es juez de nuestros sentimientos.


Próxima la hora de su sacrificio por todos nosotros, Jesús sintió flaquear sus fuerzas y un ángel llegó para confortarle. La humanidad de Cristo se manifiesta así de la manera más evidente, y la muerte en la Cruz será el punto culminante de la vida de un Dios hecho hombre que quiso serlo hasta el final. Para nosotros, los cristianos, éste es el más maravilloso ejemplo de solidaridad, Amor y misericordia jamás visto.

Jesucristo toda su vida predico bajo la premisa de que la eternidad y sus enseñanzas son para todos, sin descalificar a nadie por nada, lo único que nos dijo este gran personaje, fue que lo siguiéramos sin importar nada más.

Bibliografía

La Biblia. Version Reyna-Valera, notas del Evangelio de San Mateo 1:17,21 Diccionario de la Real Academia Española, vigésima segunda edición

  • Ratzinger, Joseph. Jesús de Nazareth. Madrid: La Esfera de los libros, 2007.
  • Guardini, Romano. El Señor. Meditaciones sobre la persona y la vida de Jesucristo. 2ª ed. Madrid: Cristiandad, 2006.
  • LLorca, Bernardino: Historia de la Iglesia Católica I:Edad Antigua. La Iglesia en el mundo grecorromano. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 7ªed. 1996.

Referencias

  1. (Jn 3,16)
  2. Mateo 16:16

Véase también


Enlaces externos