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Nuestra Señora del Rocío
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Imagen de la Virgen del Rocío
Origen
País Bandera de España España
Santuario Ermita de El Rocío
Datos generales
Veneración Iglesia católica
Festividad Pascua de Pentecostés
Simbología Rocío
Patrona de Almonte
Fecha de la imagen siglo XIII
(Se le atribuye a Jorge Fernández Alemán[1]​.)

La Virgen del Rocío es una pequeña talla, que se venera en la ermita de El Rocío (Almonte, Huelva). Su popularidad es grande en todo el mundo, ya que su veneración ha dado lugar a la romería más importante de España, que en la actualidad congrega cada año a más de un millón de personas.

Historia

Las crónicas históricas cuentan que el rey Alfonso X el Sabio, allá por el año 1270 mandó erigir una ermita consagrada a la Virgen en el lugar llamado de Las Rocinas, que había sido reconquistado a los árabes. Las mismas crónicas relatan cómo en esos mismos lugares, el rey creó un coto de caza, atraído por la belleza del lugar y la cantidad de ciervos existente. Este coto se conoce hoy como Coto de Doñana.

Origen del Rocío

Almonte estuvo poblada desde épocas muy remotas cuyos vestigios son frecuentes desde el paleolítico a la prehistoria; en época musulmana Almonte pertenece a la cora de labla (Taifa de Niebla) (Huelva) con el nombre de Alyabal (Almonte).

La conquista de Niebla tiene lugar en 1262 por San Alfonso X el Sabio, hijo del rey Fernando III el Santo. Alfonso X repobló todas las tierras de la jurisdicción de Niebla a la cual pertenecía Almonte, con su actual término municipal de hoy. En 1280, la primera fase de la repoblación era ya un hecho: esta primera repoblación afectaba a la parte occidental, es decir donde se encontraba Almonte y la Rocina ya que la parte oriental tardaría algún tiempo en repoblarse.

San Alfonso el Sabio, aficionado a la caza también tenía la piadosa costumbre de levantar santuarios a la Virgen María en las tierras que conquistaba. La rocina, en aquel lugar rodeado de malezas y de acebuchales, en ese gran paraje de hermosas vistas en las orillas de la marisma, el rey Alfonso mandó construir una pequeña ermita, donde colocó a Nuestra Señora del Rocío, donde ha permanecido en el mismo lugar durante 700 años; se puede deducir que la ermita fue construida entre los años 1270 y 1275.

No cabe la menor duda que tan primitiva ermita fuera de un sencillo mudéjar, estilo que venia imponiéndose en la comarca limítrofe al lugar del Rocío. En la rocina, el monarca descubre un paraíso donde practicar su deporte favorito; todo aquel bosque se denominaba las rocinas, cuyos limites imprecisos no solo albergaban la zona por donde transcurre el arroyo de su nombre, si no su extensión limites aproximados eran al norte bajando hacia el oeste la canariega, monteruelos, el pájaro y el tendedero de la higuerita, al sur la punta de malandar y al oeste la desembocadura del Guadalquivir hasta el año de braines: territorios éstos, qué después pasarán a la casa de Medina-Sidonia.

Primera ermita del Rocío (1270 - 1755)

Aquella ermita de diez varas de largo y del estilo mudéjar andaluz sus muros de tapial, las jambas y roscas de los arcos, de ladrillo a la morisca, con grueso tendel; la cubierta toda de madera, allí tan abundante de par y nudillo, decorada de laceria mudéjar; la cobija de teja morisca, la portada con arco con herradura apuntado y sobre ella la espadaña con arco de herradura para su campana . En su interior, humilde y sencillo, es grato y placentero, sobre el piso ladrillado se eleva con tres escalones de bordillos vidriado de verde, el presbiterio y en su plano se alza el altar de reducidas proporciones, quizás cubierto de antipindeo tejido, de vivos colores, quizás revestido de alicatado de alfardones morisco blanco y verdes .


Aquella primera ermita duró hasta el terremoto de Lisboa, en 1755, que la dejó en ruina, la Virgen del Rocío fue llevada a Almonte y estuvo allí durante dos años seguidos, celebrándose allí la Romería del Rocío en el pueblo Almonteño, las reformas de la ermita acabaron en el año 1758.

Leyenda

El Rocío, cuya historia se encuentra hoy documentada en sus aspectos más importantes, ha estado envuelta en una leyenda, como ocurre con otras muchas advocaciones, que viene recogida en la Reglas de la Hermandad Matriz de 1758:

«Entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que, o apacentaba ganado o había salido a cazar, hallándose en el término de la Villa de Almonte, en el sitio llamado de La Rocina (cuyas incultas malezas le hacían impracticables a humanas plantas y sólo accesible a las aves y silvestres fieras), advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella Zarza Mística ilesa en medio de los ardores del original delito; miró una Imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino entre blanco y verde, y era su portentosa hermosura atractivo aún para la imaginación más libertina.

Hallazgo tan precioso como no esperado, llenó al hombre de un gozo sobre toda ponderación, y, queriendo hacer a todos patente tanta dicha, a costa de sus afanes, desmontado parte de aquel cerrado bosque, sacó en sus hombros la soberana imagen a campo descubierto. Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel sitio, el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadosos, se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despertó y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio donde la vio primero, y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.

Poseídos de la devoción y el respeto, la sacaron entre las malezas y la pusieron en la iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en aquella selva se le labraba templo. Hízose, en efecto, una pequeña ermita de diez varas de largo, y se construyó el altar para colocar la imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Aforándose aquel sitio con el nombre de la Virgen de Las Rocinas».


Hoy la historia sitúa los orígenes del Rocío dos siglos antes y todo indica que fue el mariano monarca Alfonso X el Sabio quien pudiera haber erigido aquella primera ermita, tras su conquista de Niebla en 1262, mandando colocar allí la bella imagen de la Virgen.

Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte

La Hermandad matriz de la Virgen es la de Almonte, se creó en el siglo XV bajo la protección del clero y la Corporación Municipal de la Villa de Almonte, esta hermandad se llamaba entonces "Cofradía de Nuestra Señora de las Rocinas" el primer documento escrito de dicha hermandad data del año XVII en el año 1640[cita requerida].

Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, con estos títulos y estas credenciales se presenta la hermandad de Almonte, la encargada de orga­nizar la liturgia, la fiesta y la romería del Rocío, la más mul­titudinaria del mundo cristia­no. La Hermandad Matriz de Almonte porta sobre sus hom­bros la difícil misión de difun­dir la devoción a la Blanca Paloma [cita requerida]y a la vez condicionar la masiva llegada de nuevos rocieros a unas leyes no escri­tas, que se encuentran sosteni­das en una sólida y centenaria tradición, y evitar que se desvir­túe una de las más puras manif­estaciones de religiosidad popular de Andalucía. Es también la Hermandad Matriz de Almonte la encargada de aceptar como filial a las nuevas her­mandades rocieras, que estos tiempos proliferan por medio mundo, procurando que se sientan plenamente integradas en el seno de la numerosa familia rociera. Entre las funciones de la Hermandad de Almonte se encuentran la de cuidar la ermita, la casa de la Virgen; la de custodiar sus vestidos y exvotos; organizar los cultos y por encima de todas sus obliga­ciones, la Hermandad Matriz de Almonte tiene encomenda­do por su pueblo el cuidado de su patrona, la protección de la Virgen del Rocío. Para acercarnos al pasado más remoto de esta institución, que en la actualidad es la columna central sobre la que se sostiene el mundo rodero, con la prudencia a la que obliga la escasez de documentos y los hechos ocurridos hace cientos de años, podemos afirmar que fue en Almonte el primer pueblo en el que se formó algún tipo de movimiento organizati­vo para canalizar los cultos y la devoción a Santa María de las Rocinas, pero también abría que aclarar que la importancia actual de la Hermandad Matriz de Almonte, no reside tanto en la antigüedad de su fundación como en haber sido capaz de erigirse en la legítima heredera de las atribuciones que otros momentos de la historia osten­taron el ayuntamiento de Almonte y la iglesia. Con un censo de ocho mil hermanos, la Hermandad Matriz de Almonte, es al día de hoy, el portavoz legítimo del pueblo de Almonte en los asuntos correspondientes a su Patrona, y según demuestra la historia, ha jugado un papel imprescindible para entender por qué el Rocío es como lo vemos, por lo que se hace muy difícil sustraer la trayectoria particular de la Hermandad de la evolución del Rocío.

Traslados a Almonte

Los traslados de la Virgen del Rocío a su pueblo de Almonte vienen desde hace siglos; la aldea del Rocío se encuentra a cuatro leguas del pueblo de Almonte. Cuando a Almonte le ocurría algún hecho triste como epidemias, guerras, sequías, malas cosechas, hambre... Almonte iba a por su patrona, la Virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la parroquia de Almonte, donde se le celebraban cultos y misa, y después era de nuevo llevada hacia la ermita del Rocío.

El primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607, donde un documento dice que la virgen sea llevada hasta el pueblo de Almonte por "Sequía", el día 21 de abril de 1607. Vale destacar, que a pesar de esta primera referencia escrita, sinifique que fuera la primera vez que la virgen era trasladada a Almonte. La virgen del Rocío ha sido trasladada mucho antes de 1607, sin embargo hoy en día no existen documentos escritos sobre esos traslados.

Son los numerosos traslados de la virgen del Rocío hacia Almonte desde la primera referencia escrita sobre un traslado en 1607 hasta los días de hoy en este siglo XXI, muchos traslados por motivos tristes como de alegrías, la virgen del Rocío podía venir en un año en tres ocasiones hasta Almonte, este hecho ocurrió en el año 1738 donde queda recogido en un documentos[cita requerida], la estancia podía ser corta o larga según por el motivo de que se trajera a la virgen, no venia Almonte todos los años, podía venir cada un año o tres hasta incluso se podía llegar a no visitar a Almonte en treinta años.

La tradición de los siete años

A mediados del siglo XX, el pueblo de Almonte decide que cada siete años la virgen del Rocío visite a su pueblo. Se trata, pues, de una tradición reciente pero sabia que el pueblo Almonteño acepta sin imposición. El carácter de rogativa que justi­ficaban los traslados de los siglos XVII y XVIII e incluso XIX van perdiendo sentido y muchas son las causas:

Una sociedad más secularizada, el avance de la medicina por las que las epidemias quedan erradicadas y el desarrollo tecnológi­co de la agricultura, son entre otros, motivos más que suficiente co­mo para no recurrir al milagro. No es la falta de fe la que pudiera desprenderse de los Almonteños, el número de ellos es mucho ma­yor en el acompañamiento de los traslados, los cultos más numerosos y las peticiones y rogativas son más puras, sinceras y libres.

Esta tradición de traer a la virgen del Rocío a su pueblo de Almonte, data del año 1949[cita requerida], desde ese año a la virgen del Rocío es trasladada a su pueblo Almonteño de siete en siete años.

Cuando surge esta nueva tradición de los siete años, la virgen es trasladada en agosto en fechas del conocido Rocío chico, en esa fecha es trasladada a Almonte, allí permanece nueve meses, dos semana antes de la romería del Rocío la virgen sale en procesión vestida de reina por el pueblo de Almonte, donde recorre las calles almonteñas, una semana después, es de nuevo vestida de pastora, y es trasladada de nuevo a la aldea del Rocío, para que así una semana después se celebre la tradicional romería de Almonte, la romería del Rocío[cita requerida].

Los exornos de las calles para los traslados a Almonte de la Virgen del Rocío

Sobre los primeros documentos de los traslados a Almonte, no existen ninguno que mencione el exornos en las calles de Almonte para recibir a la Virgen del Rocío.

En el siglo XVIII se habla de recibir a la Virgen ya en el Chaparral por el clero, con palio, capa pluvial y cruz parroquial donde dice instalarse unos bancos, alfombras y candelabros; no se dan más detalles[cita requerida].

Los primeros documentos sobre los exornos de las calles, se hace presente en el siglo XIX, en el año 1855, cuando el Ayuntamiento se preocupa de dar mayor solemnidad a los tras­lados diciendo "por ser cosas que no solamente se da culto a la madre de Dios, sino también lustre y honra a este pueblo y al Ayuntamiento que lo representa".[cita requerida] En otro acta de 1887 [cita requerida]se habla de pagar la construcción y adornos de dos arcos de triunfo, uno en la calle Pescadería (hoy venida de la Virgen) y otro en la ca­lle del Cerro cuyas cuantías ascendían a 25 y 12 ptas. respecti­vamente.

Si verdaderamente hay una fecha exacta sobre los exornos en las calles, es en el 1887 que en compensación por no haberse celebrado el Rocío chico, se acuerda celebrar con más fastos la venida se habla por vez primera de fuegos artificiales y de arcos en las ca­lles.

En la actualidad los exornos de las calles, son verdaderas obras de artes hechas por los vecinos de Almonte, se trata de una arquitectura efímera basada en madera y papel que representan arcos triunfales y templetes sobre columnas y pechinas de los más variados estilos arquitectónicos que va desde el góti­co al barroco, aderezados con la impronta del gusto popular. Evolución de los primeros exornos de finales del pasado siglo, realizados con romeros, telas blancas y encajes.

Estas auténticas catedrales efímeras es el fruto de los ve­cinos de Almonte, ejecutado por artistas locales y sufragados con las cuotas que cada casa aporta durante años para recibir a su Patrona, con la dignidad e importancia que este aconteci­miento requiere.

Peregrinación

Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada una venta en el camino de Moguer, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea.

El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653[cita requerida], hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.

En junio de 1919 la Virgen del Rocío es coronada por el cardenal de Sevilla[cita requerida]. En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la expansión del peregrinaje, pasando en la década de los 70 de ser una fiesta desconocida y comarcal a estar en constante crecimiento hasta nuestros días.

Camino

Monumento a la Virgen del Rocío en Jerez

En la actualidad son más del centenar las afiliadas a la hermandad matriz de Almonte. Principalmente son de localidades de las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, aunque hay presencia de todos puntos de España, como Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta. Muchos otros devotos españoles y extranjeros acuden en peregrinación por su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades para hacer el camino.

El llamado camino, es el que cada hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta la ermita del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen.

Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás del Simpecado, símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan en una carreta tirada por bueyes, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.

Son especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones del camino, y la Salve que cada noche se reza al simpecado antes de retirarse los peregrinos a descansar para continuar la marcha al día siguiente.

Procesión

El lunes de Pentecostés de cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros de los almonteños. Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.

Distintos actos del camino y la procesión se han hecho tremendamente populares, como el paso de las hermandades por el Río de Quema, la presentación de todas las congregaciones ante la hermandad matriz ya en la aldea, el salto de la reja por parte de los almonteños para sacar la Virgen en procesión...

Entre los rocieros es un honor poder acercarse y un gran honor poder llevarla sobre los hombros aunque sea sólo un instante, cosa nada fácil por la cantidad de gente que se acumula a su alrededor. Aunque siempre que un fiel forastero se lo pida a algún almonteño, suelen abrirle paso para que pueda realizar su promesa o deseo de portar a la patrona de Almonte.

Curiosidades

El Rocío, como tradicionalmente se llama al conjunto de la romería, se ha convertido en nuestros días en un fenómeno entre religioso y folclórico, pero en cualquier caso socialmente importante, que mueve a más de un millón de personas en los días de celebración en el mes de Mayo, y a otros cientos de miles de personas que durante todo el año acuden a la ermita a rendir veneración a la Virgen.

La Virgen del Rocío también es conocida por otras denominaciones, como "Blanca Paloma" o "La Reina de las Marismas".

Otra tradición que se cumple cada siete años, es el traslado de la Virgen desde la aldea al pueblo de Almonte. Data esta tradición del hecho de que en determinadas ocasiones puntuales la Virgen se trasladaba antiguamente al pueblo, para tenerla cerca en épocas de epidemias, guerras, sequías, malas cosechas, hambre, gripe... Si embargo, es reciente la costumbre actual de cada siete años. A la Virgen se le cambia su ropa de Reina por la de Pastora[cita requerida], y es llevada a hombros hasta Almonte. Después, otras vez a hombros, casi rozando la fecha de Pentecostés, regresa de nuevo a su Ermita.

Durante este camino hacia el pueblo, la Virgen va tapada para que el polvo que se levanta no dañe su estructura. Los adornos del Paso es tradición que sean llevados por las ancianas almonteñas, conocidas popularmente como "las abuelas almonteñas". El camino de ida es nocturno, está salpicado de hogueras y se hace campo a través por sitios previamente determinados, que cada siete años constituyen el mismo itinerario.

Al llegar a Almonte, la Virgen es colocada sobre una tarima, para ser bien vista por todos, en el lugar llamado “El Chaparral”. Allí, el párroco del pueblo es el encargado de quitarle a la Virgen el guardapolvo que la cubrió en el camino, y el velo que tapó su cara. La tradición manda que el velo ha de ser quitado en el momento en que el primer rayo solar del día ilumine el rostro de la Señora. En ese momento cientos de trabucos y escopetas, disparan salvas en honor de la Virgen.

Anualmente, en el mes de agosto se celebra el llamado Rocío Chico. Se trata de una romería similar a la del mes de Mayo, aunque de dimensiones mucho más pequeñas, en cumplimiento del voto de acción de gracias que el pueblo de Almonte hizo en 1812, durante la invasión napoleónica, cuando la Virgen del Rocío los libró de una sangrienta tragedia que iban a perpetrar las tropas francesas en el pueblo[cita requerida].

El canto a la Virgen del Rocío, al camino, a la procesión, y a todas las tradiciones que rodean esta singular romería, es motivo central de las letras de muchas de las sevillanas.

Referencias

Véase también

Enlaces externos