Diferencia entre revisiones de «Panthera onca»

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A la llegada de los europeos en [[1492]], el área de distribución de la ''P. onca'' era mucho mayor que en la actualidad; su límite septentrional se ubicaba en [[América del Norte]], hacia el 35º de latitud N, encontrándose en parte sur de [[California]], [[Texas]] y [[Nuevo México]], en los actuales [[Estados Unidos]]; su límite meridional se encontraba hacia los 40º S, en [[Chubut]], [[Argentina]]. Desde el [[siglo XV]] hasta la actualidad. El jaguar ha sido exterminado por el hombre fuera de las áreas más selváticas o inaccesibles.
A la llegada de los europeos en [[1492]], el área de distribución de la ''P. onca'' era mucho mayor que en la actualidad; su límite septentrional se ubicaba en [[América del Norte]], hacia el 35º de latitud N, encontrándose en parte sur de [[California]], [[Texas]] y [[Nuevo México]], en los actuales [[Estados Unidos]]; su límite meridional se encontraba hacia los 40º S, en [[Chubut]], [[Argentina]]. Desde el [[siglo XV]] hasta la actualidad. El jaguar ha sido exterminado por el hombre fuera de las áreas más selváticas o inaccesibles.


En Argentina, aún se encuentran ejemplares en las [[yunga]]s, en la zona [[región chaqueña]] y en la [[selva misionera]], desde hace más de un siglo están extinguidos en la Patagonia y la región pampeana. En Texas apenas se encuentran unos pocos ejemplares en reservas cercanas a la frontera del [[Río Bravo]]. Su refugio más extenso se encuentra en la [[Selva Amazónica]].
En Argentina, aún se encuentran ejemplares en las [[yunga]]s, en la zona [[región chaqueña]] y en la selva misionera, desde hace más de un siglo están extinguidos en la Patagonia y la región pampeana. En Texas apenas se encuentran unos pocos ejemplares en reservas cercanas a la frontera del [[Río Bravo]]. Su refugio más extenso se encuentra en la [[Selva Amazónica]].


En México, Centroamérica y norte de [[Sudamérica]] el jaguar sólo habita los bosques colindantes con el Mar Caribe, sin embargo hay excepciones: en [[México]] todavía hay algunos en el estado de [[Sonora]], también hay aproximadamente 50 ejemplares en la selva tropical del Pacífico costarricense.
En México, Centroamérica y norte de [[Sudamérica]] el jaguar sólo habita los bosques colindantes con el Mar Caribe, sin embargo hay excepciones: en [[México]] todavía hay algunos en el estado de [[Sonora]], también hay aproximadamente 50 ejemplares en la selva tropical del Pacífico costarricense.

Revisión del 07:59 10 nov 2009

 
Jaguar
Estado de conservación
Casi amenazado (NT)
Casi amenazado (UICN)[1]
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Felidae
Género: Panthera
Especie: P. onca
Linneo, 1758
Ejemplo de P. onca con melanismo.

El yaguar, yaguareté o jaguar (Panthera onca), conocido en el Perú como otorongo (del quechua uturunku) y jaguarete en Paraguay es uno de los grandes felinos del género Panthera.

Es el único de éste género que se encuentra en América. Es el tercer felino más grande, después del tigre y el león, y el más grande y poderoso del Nuevo Mundo. Actualmente, se le puede encontrar desde México y gran parte de Centroamérica hasta el norte de Argentina. Exceptuando algunas poblaciones en Arizona (suroeste de Tucson), esta especie ya ha sido exterminada de los Estados Unidos desde 1900. Sin embargo, es muy probable (dadas las poblaciones registradas en el suroeste de Arizona) que existan poblaciones de esta especie en otras regiones del suroeste de Arizona, Nuevo México y posiblemente Texas, que no hayan sido estudiadas. Aunque se asemeja mucho en apariencia al leopardo o pantera del Viejo Mundo (Panthera pardus), con el cual se encuentra emparentado, su papel ecológico y comportamiento son más acordes a los del tigre (Panthera tigris). Si bien el jaguar prefiere los bosques densos y lluviosos, el hábitat del jaguar abarca una gran variedad de terrenos boscosos y abiertos. Generalmente prefieren vivir cerca de ríos y pantanos; por lo que, al igual que el tigre, es evidente que a estos felinos les gusta nadar. El jaguar es un cazador solitario y oportunista. Acecha a sus presas para, luego, emboscarlas. Siendo un superdepredador y una especie clave, juega un papel importante en la estabilización de los ecosistemas regulando las poblaciones de las especies que depreda. Posee la estructura mandibular más poderosa de todos los felinos y el mayor peso relativo de la cabeza, lo que le proporciona su perfil característico. La fortaleza de estas mandíbulas le permite, por efecto palanca, atravesar el caparazón de una tortuga o de un armadillo y emplear un inusual método de matanza: sus mandíbulas atraviesan el cráneo de la víctima de oreja a oreja, propinando un daño fatal a su cerebro. El jaguar está comenzando a ser una especie amenazada y su número está en declive. Entre los factores que la amenazan, se encuentran la pérdida y fragmentación de su hábitat. Aún cuando el comercio internacional de jaguares o sus partes está prohibido, sigue siendo asesinado con frecuencia, particularmente en conflictos con rancheros y granjeros ofuscados por la pérdida de su ganado a manos del gran felino. Esta situación se repite a lo largo de toda su área de distribución, más algunos estados y entes privados de conservación hacen grandes esfuerzos para proteger a esta especie. En regiones como el Pantanal en Brasil, se han organizado planes de compensación por medio de los cuales se compensa económicamente a los ganaderos las pérdidas que les ocasiona el jaguar. Mientras que en otros lugares se hace poco o nada por su protección. Aunque disminuida, la distribución del jaguar en América sigue siendo amplia. A lo largo de la historia, esta distribución le ha dado un lugar destacado en la mitología de numerosas culturas indígenas americanas cómo la Azteca, Maya e Inca. Habita principalmente las zonas selváticas, donde es el mayor depredador, junto al caimán.

Nombres y etimología

En sus zonas nativas recibe diferentes denominaciones en español como otorongo, jaguar, yaguareté, yaguar, onza, tigre o tigre americano; los mexicas lo llamaban, en náhuatl, ocelotl lo cual puede dar lugar confusión con el ocelote, de modo que el nombre mexica o azteca más preciso es tlatlauhquiocélotl. En maya se le llama balam, en mapuche se le dice nahuel y en quechua uturuncu, uturunku o unqa. En gran parte de Hispanoamérica desde la llegada de los españoles es común llamar a este animal "tigre" aunque su parentesco los genuinos tigres sea remoto; en Brasil y en zonas próximas a la frontera brasileña se le da el nombre de origen portugués onza (en portugués onça).

El origen del nombre se ha supuesto como procedente de la palabra guaraní yaguá-eté, que significaría «parece perro»; en efecto, antes de 1492 los guaraníes utilizaban la palabra yaguá para referirse al mayor superpredador americano, es decir al yaguar, pero ante la presencia de los feroces perros de combate traídos por los europeos el término guaraní yaguá pasó a significar perro en tanto que fiera o animal feroz por antonomasia (actualmente se aplica este término en guaraní a cualquier perro) quedando redenominados los especímenes de Panthera onca como yaguá-eté («parece perro»), de allí se ha supuesto surgió la denominación yaguareté usada especialmente en Argentina y Paraguay, y de modo abreviado, yaguar o jaguar; sin embargo la etimología más cierta de las palabras jaguar, yaguar, yaguareté procedería de las palabras -también guaraníes- yaguá (fiera) y eté (verdadera).

Características y comportamiento

El jaguar es el único felino capaz de perforar el caparazón de una tortuga.

La P. onca es el mayor de los felinos de América, midiendo entre 220 y 250 cm desde la nariz hasta la punta de la cola de longitud en su etapa adulta; puede llegar a medir 80 cm de altura en la cruz, y pesar normalmente entre 57 y 113 kg, e incluso hasta 150 kg en algunos casos. Posee la estructura mandibular más poderosa de todos los felinos, y el mayor peso relativo de la cabeza, lo que le proporciona su perfil característico, la fortaleza de estas mandíbulas le permite, por efecto palanca, atravesar el caparazón de una tortuga o de un armadillo, la apertura de sus fauces puede alcanzar un ángulo de 70 grados.

Aunque se asemeja mucho en apariencia al leopardo o pantera del Viejo Mundo (Panthera pardus), con el cual se encuentra emparentado, su papel ecológico y comportamiento son más acordes a los del tigre (Panthera tigris), puesto que son predominantemente terrestres y carecen de predadores o competidores naturales, al ser el resto de los felinos americanos significativamente más pequeños. Como los otros felinos del género Panthera el hueso hioides del jaguar está unido a la laringe mediante ligamentos lo cual le permite rugir, es el único felino americano con esta capacidad. Solo el tigre, el león, el leopardo y el jaguar cuentan con esta capacidad.

Su hábitat actual varía desde la selva tropical de Centro y Sudamérica al campo abierto, pero muy rara vez son vistos en zonas montañosas, en donde predomina el puma (Puma concolor). Conocidos por su habilidad para nadar y trepar, generalmente prefieren vivir cerca de ríos, pantanos y en bosques frondosos con vegetación espesa para acechar a sus presas.

La P. onca es un cazador solitario y focal, realizando para ello grandes marchas durante una jornada (incluyendo la noche) y no se relacionan con otros de su especie más allá de la época de apareamiento; generalmente caza presas grandes como venados, tapires, capibaras o pecaríes; aunque suelen atrapar cualquier animal, desde ranas y ratones a aves, peces y animales domésticos. En total el jaguar da caza a más de 80 especies (más que el león y el tigre). Puede cazar cocodrilos y enormes serpientes.

Al estar habituado a biomas selváticos con poca luz (aunque su área de dispersión llegó a abarcar praderas y estepas), posee ojos nictalopes, que permiten una notable visión en la oscuridad, merced a una membrana reflectante en el fondo del ojo que concentra la luz en el campo focal de la retina. Por otra parte, y a diferencia de otros felinos, son excelentes nadadores y están también adaptados para la caza de presas acuáticas y subacuáticas desde la superficie; en tales casos, las vibraciones de los peces, yacarés y tortugas les llegan nítidamente a través de sus patas y bigotes. El olfato del jaguar está muy bien desarrollado y puede detectar el olor de sus presas a grandes distancias, en tales casos abre la boca para facilitar la recepción de las moléculas odoríferas por sus órganos olfativos.

El fondo de su piel es a menudo de un color amarillo-anaranjado, con numerosos anillos o rosetas a los costados y manchas sobre la cabeza y el cuello. Es posible distinguir un P. onca de un P. pardus por la presencia de puntos dentro de las rosetas. Una condición conocida como melanismo puede causar que una P. onca se vea completamente negra (aunque las manchas permanecen visibles si se observa detenidamente). Estos ejemplares son conocidos como panteras negras, pero no conforman una especie distinta. En el Paraguay y Noreste de Argentina los ejemplares con melanismo son llamados con el nombre de origen guaraní yaguá'hú mientras que los de manchas comunes son llamados yaguará'pará.

Los machos jóvenes alcanzan la madurez sexual a los tres años de edad aproximadamente, y las hembras cerca de un año antes. Las hembras dan a luz camadas promedio de 2 a 3 cachorros teniendo hasta cuatro crías después de 92-115 días de gestación. Los jóvenes pueden ver a las dos semanas de vida, permaneciendo con la madre por un tiempo largo, de hasta dos años, antes de comenzar a establecer un territorio propio, el cual puede medir entre 25 y 150 km² (dependiendo de la disponibilidad de presa adecuada). En cautiverio, pueden vivir hasta 20 años.

Distribución

Distribución del jaguar, en rojo zonas en donde ha sido extinguido, en verde zonas donde perdura.

A la llegada de los europeos en 1492, el área de distribución de la P. onca era mucho mayor que en la actualidad; su límite septentrional se ubicaba en América del Norte, hacia el 35º de latitud N, encontrándose en parte sur de California, Texas y Nuevo México, en los actuales Estados Unidos; su límite meridional se encontraba hacia los 40º S, en Chubut, Argentina. Desde el siglo XV hasta la actualidad. El jaguar ha sido exterminado por el hombre fuera de las áreas más selváticas o inaccesibles.

En Argentina, aún se encuentran ejemplares en las yungas, en la zona región chaqueña y en la selva misionera, desde hace más de un siglo están extinguidos en la Patagonia y la región pampeana. En Texas apenas se encuentran unos pocos ejemplares en reservas cercanas a la frontera del Río Bravo. Su refugio más extenso se encuentra en la Selva Amazónica.

En México, Centroamérica y norte de Sudamérica el jaguar sólo habita los bosques colindantes con el Mar Caribe, sin embargo hay excepciones: en México todavía hay algunos en el estado de Sonora, también hay aproximadamente 50 ejemplares en la selva tropical del Pacífico costarricense.

Su distribución actual es muy fragmentada; sólo es abundante en Centroamérica y en el Amazonas. Está extinto en Uruguay y en El Salvador, además su situación es crítica en numerosos países de su distribución.

Existen algunas reservas naturales protegidas donde el jaguar puede aumentar su población. Algunos ejemplos de ellas son, en México, la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda de 3,800 km², la Reserva del Jaguar del Norte (Los Pavos), la Reserva de la Biosfera Sian Ka'an de 5,300 km² y la Reserva de la Biosfera Calakmul de 7,300 km²; en Belice la Reserva natural de Cockscomb de 400 km²; en Perú la Reserva de Biósfera del Manú de 15,000 km² y en Brasil el Parque Indígena de Xingú de 26,000 km².

Amenazas actuales

Aunque en la mayoría de los países en donde habita su caza es ilegal, el jaguar se encuentra en peligro de extinción. Sus amenazas más importantes son la deforestación y la caza de la que es objeto.

La pérdida de hábitat es una gran amenaza para este felino. La selva tropical se destruye a pasos agigantados y se va transformando en prados donde las reses pastan. Al perder su hábitat los jaguares se quedan sin presas y se ven obligados a cazar animales de granja, cuando el granjero encuentra al jaguar normalmente lo mata.

La pérdida de hábitat reduce el territorio disponible para los jaguares, un estudio reveló que un macho necesita entre 50 y 100km² para él solo y así poder cazar, las hembras necesitan en torno a 25km². Si el espacio disponible permite que una población de x jaguares vivan allí cuando este número sea rebasado los animales excedentes se quedan sin hábitat y se ven forzados a deambular kilómetros en busca de presas.

En la Argentina existe una organización no estatal dedicada a la conservación del jaguar o yaguareté, llamada: Red Yaguareté.

Subespecies

Significado religioso y cultural en las culturas prehispánicas

Guerrero jaguar/ocelotl

El jaguar ha sido objeto de culto por gran parte de las culturas indígenas de México, Centro y Suramérica. Los felinos han caracterizados como criaturas mágicas por muchas culturas en todo el mundo a lo largo de la historia. Es lógico pensar que el jaguar, siendo el felino más grande de América, y poseyendo características notables como visión nocturna, andar sigiloso, grandes habilidades para la caza y notable velocidad, haya sido otorgado con habilidades sobrenaturales. Es por esto que se le ha ligado al chamán y sus prácticas, a distintos dioses y prácticas religiosas.

En el México prehispánico, los guerreros jaguar mexicas, guerreros profesionales de clase baja, portaban pieles de jaguar (en náhuatl ocelotl) sobre las espaldas a modo de distintivo en la batalla.

14vo día en el calendario mexica

El jaguar también simbolizaba el catorceavo día de cada mes, en el calendario mexica. Para los mexicas, el jaguar es el animal asociado a la deidad Tezcatlipoca.

El jaguar tenía un papel importante en la religión olmeca, evidenciado por las numerosas representaciones en esculturas y estatuillas de jaguares y de seres mitad hombre y mitad jaguar.[2]

Para la civilización maya, los jaguares eran los intermediarios entre los vivos y los muertos, compañeros en el mundo espiritual y protectores de los palacios reales. La palabra maya para jaguar es b'alam, que fue también incorporada al nombre de varios reyes mayas. En la ciudad maya de Chichen Itza existen los Templos del Jaguar, una plataforma de las águilas y los jaguares y el trono de kukulkan de forma de jaguar. Otras ciudades mayas con representaciones de jaguares son Yaxchilán, Ek Balam y Toniná.

Otorongo representado en un huaco moche. Museo Larco Lima-Perú

En la ciudad de Teotihuacan existe un Palacio de los Jaguares, llamado así por los arqueólogos modernos por las representaciones de jaguares en su interior.[2]​ También hay representaciones de jaguares en otros sitios arqueológicos, como Teotenango, Chalcatzingo. Dainzú, Oxtotitlán, Cacaxtla, Xochitecatl, La Venta, Malinalco y Teopantecuanitlan.

En las etnias asentadas en Chiapas, se refleja la esencia mítica del jaguar y su representación simbólica que ha trascendido a través de los siglos hasta nuestros días y se manifiesta en el arte y los rituales de los pueblos indios chiapanecos.

En la Iglesia de San Miguel Arcángel, en la ciudad de Ixmiquilpan, en Hidalgo, existen diversas representaciones de jaguares y otros motivos prehispánicos.

Arraigo cultural

El jaguar fue elegido como la primera mascota para los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de México, pero no tuvo mucha aceptación.[3]

El 15 de agosto de 2001, el Senado de la Nación Argentina sancionó la Ley 25.463, que declaraba a la especie Panthera onca como Monumento Natural en la Argentina debido a ser una de las especies en peligro de extinción en este país.

También ha sido declarado Monumento Natural Provincial en Salta, Chaco y Misiones.

El nombre de jaguar ha sido tomado por diversos equipos deportivos, aviones, marcas y modelos:

Véase también

Referencias

  1. BirdLife International (2008). «Panthera onca». Lista Roja de especies amenazadas de la UICN 2024 (en inglés). ISSN 2307-8235. Consultado el 17 de agosto de 2009. 
  2. a b Littleton, C. Scott (2005). Gods, goddesses, and mythology (en inglés) 5. Marshall Cavendish. p. 1048. ISBN 9780761475590. 
  3. Pequeñas y Graciosas Criaturas: Las mascotas dan una sonrisa a los juegos (Cute Little Creatures: Mascots lend a smile to the Games por Paula Welch Olympic Review Septiembre-Octubre de 1988 pagina 437 (en inglés)

Enlaces externos