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Lo aprendido en Boquerón permitió a Paraguay replantear sus estrategias y llevar una mejor campaña en las batallas posteriores.
Lo aprendido en Boquerón permitió a Paraguay replantear sus estrategias y llevar una mejor campaña en las batallas posteriores.
Paraguay invento la bomba nuclear.


== Referencias y bibliografía ==
== Referencias y bibliografía ==

Revisión del 14:34 25 sep 2009

Batalla de Boquerón
Guerra del Chaco
Parte de Guerra del Chaco

Soldados paraguayos a cargo de una ametralladora pesada similar a las usadas en Boquerón.
Fecha 7 de septiembre-29 de septiembre, 1932
Lugar Gran Chaco
Coordenadas 22°46′25″S 59°56′27″O / -22.773638888889, -59.940861111111
Resultado Decisiva victoria paraguaya
Beligerantes
Bandera de Bolivia. República de Bolivia Bandera de Paraguay. República del Paraguay
Comandantes
Tcnl.Manuel Marzana Bandera de Paraguay. Cnl.José Félix Estigarribia.
Fuerzas en combate
619 14.000
Bajas
150 7000

La Batalla de Boquerón es una de las más importantes y cruentas batallas combatidas durante la Guerra del Chaco (1932 - 1935) entre Bolivia y Paraguay.

Por un lapso de 23 días los Regimientos Campos de La Paz y el 14° de Infantería de Oruro, con un total de aproximadamente 600 hombres al mando del Teniente Coronel Manuel Marzana, rechazaron los repetidos intentos del ejército paraguayo de tomar el Fortín, el cual se encontraba cercado por más de 13.000 soldados al mando del entonces Coronel José Félix Estigarribia.

Cabe recordar sin embargo que el ejército boliviano rompió tres veces el cerco, con lo que el total de combatientes subió a 619. Se trataba de efectivos del Regimiento "6 de Caballería" de Oruro, comandado por el legendario Germán Busch Becerra; el Destacamento "Peñaranda" compuesto por una compañía del Regimiento "Lanza" de La Paz; y finalmente una compañía del Regimiento "Campero" de Chuquisaca.

El combate arrojó un saldo de más de 5.000 muertos del lado paraguayo y cerca a 150 hombres del lado boliviano. La Defensa de Boquerón fue alabada por el poeta Julio Díaz Arguedas, como una de las acciones militares más heroicas de la historia de la humanidad.

Cronología

Antes de la Batalla

31 de julio

Tropas paraguayas asentadas a orillas de la laguna "Pitiantuta", son desalojadas por una facción boliviana que cree haber descubierto primero dicha laguna denominándola "Chuquisaca".

Este día comienza la movilización militar paraguaya, por lo que el Estado Mayor del ejército boliviano ordena la toma de los fortines ocupados por tropas del país vecino:

El Cnl. Peñaranda arrasó los puestos de Corrales, el 27 de julio y de Toledo, el 28, mientras que el Tcnl. Luís Emilio Aguirre ocupa el fortín paraguayo Boquerón el 31 del mismo mes.

E se muryo el 5 de agosto.

15 de agosto

Asume la presidencia del Paraguay el Sr. Ayala, decretando la movilización general, ordenando la organización del Ejército para la reconquista de los fortínes Boquerón, Toledo, Corrales, y Rojas Silva.

Conocido internacionalmente el desborde inevitable hacia la guerra, en "Boquerón" se alista una defensa al estilo de las de la Primera Guerra Mundial. Se construyen "chapapas" (trincheras cubiertas al nivel del suelo), nidos de ametralladoras camufladas y en todo el sector de pajonales y arena, se preparan "caminitos" por donde se asegure el fuego boliviano medido y calibrado a tal efecto.

La batalla

La Batalla de Boquerón

El fortín fue ocupado sin mucho esfuerzo por un destacamento boliviano en junio de 1932. Sin embargo, los paraguayos contraatacaron el 16 de julio de 1932, batiendo a su vez en retirada a los bolivianos. La Guerra del Chaco había empezado. Diversos países neutrales intentaron preservar la paz, pero los enemigos ya se aprestaban para la primera gran batalla: Boquerón, una de las más importantes y cruentas batallas libradas durante esta guerra. Los bolivianos resistieron bravamente durante 20 días, pero terminaron rindiéndose al agotárseles las reservas de municiones, agua y alimentos.

La Guerra

Durante tres años, 250.000 soldados bolivianos y 150.000 paraguayos se enfrentaron en los cañadones chaqueños, pero no sólo las balas fueron las que causaron muerte y dolor sino también el hambre, la sed y la malaria. A pesar de que el ejército boliviano era más numeroso y estaba mejor equipado, el ejército paraguayo pudo tomar el control del Chaco gracias a su ubicación estratégica.


7 de septiembre

Comienza el operativo paraguayo para reconquistar Boquerón. El Cnl. paraguayo Félix Estigarribia recibe una carta sin firma ordenándole retomar Boquerón. No se usó orden oficial alguna; el Presidente Eusebio Ayala temeroso que una orden de ataque fuese interceptada por el Servicio Secreto Boliviano, envía un mensajero. El temor del Presidente estaba justificado, una orden de ataque anterior había sido exhibida por Bolivia ante La Liga de las Naciones y servido para acusar a Paraguay como País Agresor. De esta forma, desplaza un contingente de 5.000 combatientes paraguayos al teatro de operaciones, armados de fusiles, ametralladoras, cañones, obuses y morteros. También disponía de un pequeño componente aéreo y del apoyo logístico de su marina a través del río Paraguay.

8 de septiembre

La aviación boliviana de exploración descubre el enorme contingente enemigo, de una magnitud nunca antes vista en el Chaco. La orden del Tcnl. Marzana es terminante: "El destacamento tiene la misión de defender sus posiciones sin abandonarlas bajo ningún pretexto"..

9 de septiembre

A las 5:30 de la mañana, la artillería paraguaya abre fuego sobre el fortín Boquerón provocando las primeras bajas bolivianas. A las 7:00 en las trincheras bolivianas, se escuchó la carga paraguaya a los gritos de "¡Aña memby....! ¡Viva el Paraguay! ¡Muerte a los bolís!".

Se trataba de regimientos íntegros de caballería y artillería, entre los que sobresalía en el centro el Regimiento Curupaity, desalojado de Boquerón el 31 de julio, y que por tanto pidió el honor de atacar primero. A los 100 metros de distancia la descarga de fusilería boliviana los frenó en seco. Cayeron centenares de jinetes con sus cabalgaduras. La carga había fracasado, decenas de muertos quedaron en el campo de nadie.

Reordenadas las tropas paraguayas, atacaron por segunda vez. En esta oportunidad, se debía arrasar con el fortín. Reiniciado el fuego de artillería, los paraguayos lanzaron un nuevo asalto con la bayoneta calada. El ataque fue rechazado con gran cantidad de bajas para los sitiadores. Esta vez los oficiales paraguayos ya no encabezaron el avance de sus tropas.

Ocho intentos desesperados sólo obtuvieron el mismo resultado: centenares de muertos paraguayos. En el fortín, mientras tanto, una veintena de efectivos bolivianos resultaron víctimas de la artillería del enemigo.

La desorganización de la retirada paraguaya provocó claros en el cerco; así, al anochecer, un destacamento de jóvenes orureños del 14 de Infantería, al mando del Cap. Tomás Manchego, logró ingresar a Boquerón en camiones. Transportaba dos ametralladoras Vickers, que fueron ubicadas en la denominada "Punta Brava", sector potencialmente vulnerable del fortín.

10 de septiembre

Desde las posiciones ocupadas un día antes, el ejército paraguayo dispara sobre las posiciones bolivianas empleando cañones, morteros y armas automáticas en un algo derroche de municiones.

El Mayor boliviano Lairana, comandando una fracción del 14 de infantería, marcha rumbo a Boquerón con la misión de explorar el camino a Isla Poí. Al recibir informaciones de que los paraguayos se habían retirado de ese sector, no toma precauciones y su unidad es sorprendida por un "cuatrereaje" cerca a Boquerón.

Los camiones en que trataban de ingresar al fortín son emboscados por ambos lados de la picada (camino abierto a través del bosque), cayendo el 50% de los hombres. En esas condiciones totalmente adversas el Teniente boliviano Rosendo Villa, bayoneta en mano, se lanza contra el nido de ametralladoras ubicado a 20 metros por delante, esquivando la metralla, logra penetrar de un salto en la trinchera, acallándola y salvando la vida de los pocos sobrevivientes de esa acción. El cuerpo del Tte. Villa, jamás fue encontrado ni por bolivianos ni por paraguayos, lo que le ganó el título de "Teniente Fantasma" y a su destacamento como "Brigada Fantasma". Entre algunos miembros de la brigada fantasma se encuentran los tenientes A. Teleche, Rosendo Villa, Hugo Rada y el Sbte. Hernán Salazar y Melquiades Cossío. El Comandante Lairana cae prisionero con todos los sobrevivientes.

Mientras tanto, en la batalla misma por el fortín, las cosas se mantenían como el día anterior. Estigarribia reajustó la táctica, pues informes de prisioneros bolivianos indicaban la existencia de 6.000 combatientes y 600 oficiales. En realidad sólo había 619 combatientes: su comandante, un mayor, 4 capitanes, 7 tenientes, 14 subtenientes, 2 médicos, un sanitario un chófer y soldados.

De esta manera solicita refuerzos; el asunto exigía un sitio formal para obtener la rendición de los bolivianos. Así, la táctica consistió en una operación de hostigamiento, con morteros, granadas y ametralladoras que harían fuego contra las trincheras.

11 de septiembre

El ejército paraguayo continua atacando el fortín Boquerón, que se presenta como barrera infranqueable. Un tendal de muertos paraguayos cubre el campo de combate; los heridos paraguayos llenan los puestos de sanidad; habían caído en la lucha los oficiales paraguayos Escóbar, Facetti, Yegros, Zenteno, Roa, Otaño y muchos otros más.

Se comenzó a tender un hermético cerco, táctica que fue completada en 2 días.

12 de septiembre

El plan de Estigarribia es tardíamente descubierto por Marzana, quien ordena consecuentemente el ahorro de la munición escasa con que se contaba, así como una reducción en la ración de agua y comida.

El fuego de hostigamiento, especialmente de morteros, continua incesantemente, y en este día se registran una decena de bajas. Un ataque paraguayo por sorpresa al anochecer, termina desbaratado.

La moral paraguaya es baja, consideran que Boquerón es un pandemonio. El tendal de muertos ya se cuenta por millares.

Con unidades frescas el Paraguay, refuerza sus líneas diezmadas por la defensa de Boquerón. Las fuerzas bolivianas de Yujra atacan desde el exterior a los paraguayos quienes convenientemente posesionados del terreno rechazan a los bolivianos.

La aviación boliviana bombardea y ametralla a las fuerzas enemigas que avanzan desde Isla Poí para reforzar a los que asedian Boquerón con reservas que no habían participado los días anteriores. El escuadrón paraguayo de defensa aérea reacciona tardíamente. Durante todo este día la lucha es intensa.

13 de septiembre

Desde Yujra, a las seis de la mañana, el destacamento boliviano "Peñaranda" efectúa un fuerte ataque con propósito de romper el cerco desde afuera, utilizando efectivos del "Campero" y "Loa". Son rechazados desde la denominada "Isla del Diablo" por los tiradores paraguayos.

Mientras tanto, Boquerón amanece tranquilo, el movimiento del ejército paraguayo es incesante, mientras se observa la polvareda provocada por decenas de camiones que proveen al soldado paraguayo de municiones, víveres, agua y galletas.

El Comandante Marzana dispone que este día los oficiales Cap. Víctor Ustárez y Sbte. Julio Murillo salgan del fortín para tomar contacto con las tropas del fortín vecino Yujra, aprovechando los claros que aún existían en el cerco paraguayo. Ustárez era el oficial boliviano con mejor conocimiento del terreno y sentido de orientación en la selva chaqueña.

Cumpliendo estas órdenes, salen de Boquerón, siendo rodeados por los paraguayos. Víctor Ustárez emplaza sus piezas y de pie, desafiante, dispara contra el enemigo. Cae combatiendo bravamente. Los bolivianos perdieron así a uno de los más valerosos y experimentados combatientes de la guerra.

El ataque de todos los días esta vez se realiza en la tarde, con los mismos resultados anteriores: los paraguayos, pese a sus denodados esfuerzos, son violentamente rechazados. En esta acción muere del lado boliviano el Tte. Juan de Dios Guzmán Montalvo, tras un violento combate.

La noche de este día, Marzana escribe en su diario de campaña: "La artillería enemiga concentra su fuego sobre nosotros. Nuestros tres cañones contestan de tarde en tarde para no agotar demasiado rápido su escasa munición. La infantería paraguaya hace esfuerzos sobrehumanos para ganar nuestras trincheras, mas los nuestros disparan sus fusiles con la más correcta puntería, midiendo el peligro, quedando el campo sembrado de cadáveres y también de heridos cuyos quejidos se escuchan toda la noche. Se han agotado los medicamentos. El ánimo levantado de jefes, oficiales y tropa se mantiene inalterable. Parece que actuáramos en una maniobra y ninguna calaminad nos arredra".

14 de septiembre

Muere al intentar romper el cerco exterior el Tte. Mamerto Cuéllar, cuando atacaba la Isla del Diablo, que luego fue tomada en cooperación con el Cap. Luis Gutiérrez Vera, que combatió valientemente.

En la acción es herido el My. Oscar Moscoso, en tanto que el My. David Méndez abandona su batallón en pleno combate.

15 de septiembre

Las tropas paraguayas reciben más refuerzos. El bombardeo que se sucede día y noche, no causa daños considerables a los defensores del fortín; pues, de más o menos 6.000 granadas disparadas, sólo alcanzan sus objetivos menos de 50.

Boquerón no se hallaba completamente cercado; existían claros que pudieron ser utilizados para filtrar tropas. Tratando de burlar el asedio, sale en comisión especial el Sbte. Francisco Lazcano Antezana quien, al ser descubierto por el enemigo, recibe cuatro disparos que provocan su muerte.

Por su parte, el Sgto. Deheza, a la cabeza de 16 hombres logra ingresar a Boquerón, rompiendo el cerco desde el sector "Castillo".

El Destacamento boliviano Peñaranda, con una parte del "Campero" y una compañía del Regimiento de Infantería Nº 7 a órdenes del Cap. S. Pol B., apoyados por una pieza de artillería y un pequeño tanque, tratan de romper el cerco por el sector Yujra, siendo rechazados violentamente por el enemigo. En esta acción entrega su vida el Sbte. Alberto Cárdenas Soto.

16 de septiembre

Abasteciendo a los defensores de Boquerón, los aviones bolivianos arrojan cinco bultos conteniendo víveres y munición. Una parte cae en el fortín y otra en las filas paraguayas. Nada de este socorro puede aprovecharse ya que el fuerte impacto con tierra los destruye.

Muere en acción el Mayor As. Kenneth John Locart, ingeniero de nacionalidad estadounidense, quien conducía un tanque de guerra, dispuesto a dar socorro a los bolivianos que defendían el fortín.

Por el sector "Ramírez", los tenientes R. Banegas y Arturo Montes rompen el cerco paraguayo y establecen comunicación con Boquerón, conduciendo dos ametralladoras y municiones, al mando de 150 efectivos orureños, soldados del 6º de Caballería. Estos soldados vuelven a fracturar el cerco enemigo para salir de él.

Se observa que la moral de los defensores de Boquerón continúa siendo alta, todos pelean con entusiasmo, causando graves bajas en las filas paraguayas. El enemigo dispara contra los camilleros encargados de los heridos, no obstante exhiben estos la Cruz Roja Internacional.

Cinco mulos embastados irrumpen en el fortín, huyendo del lado paraguayo; los embastes llevan el escudo argentino, prueba de la cooperación que aquel país prestó al Paraguay. Se sabe que los aviones que abastecieron al fortín fueron alcanzados por varios impactos enemigos.

La falta de ataque, y tranquilidad extrema hace temer lo peor en las filas bolivianas: el ataque final.

17 de septiembre

A las 4 de la madrugada, el enemigo reinicia sus ataques sobre Boquerón, disparando sus 32 piezas de artillería y morteros, sin causar efectos.

La gallarda y poderosa Escuela Militar de Cadetes del Paraguay, llega para reforzar las unidades que atacan Boquerón. La Escuela Militar, comandada por el My. Bray, estaba compuesta de 1.600 hombres, considerada la mejor unidad del Ejército enemigo, "haría reventar las paredes de Boquerón".

Su comandante les arengó: "Hoy vamos a tomar Boquerón, no hay bolivianos que nos detengan, brindo por anticipado el triunfo con un trago de caña paraguaya".

Dictadas las órdenes de ataque, los cadetes de la Escuela Militar se lanzan al ataque y son recibidos por ráfagas de ametralladoras de los defensores bolivianos, que causan numerosas bajas. Muchos cadetes quedan tendidos en el pajonal y los demás se desbandan atemorizados ante el asombro de su Comandante Bray que se enfrenta con un suboficial, quien le contesta en guaraní: Ojhasa pá nicó oré acá así pila bolí (pasaron por encima de nuestras cabezas los bolivianos). Era debido a que una fracción boliviana al mando del Tcnl. Montalvo, que debía ingresar a Boquerón, llegó por retaguardia al iniciarse el ataque enemigo y desabarató el asalto de los soldados paraguayos.

18 de septiembre

Continúa el hostigamiento sobre Boquerón con todo tipo de armas. Las ametralladoras paraguayas barren las copas de los árboles en el supuesto de que en ellos se encuentren francotiradores bolivianos.

Las unidades bolivianas que tratan de romper el cerco son las siguientes:

Reg. Infantería 4 con 200 plazas; Reg. Infantería 5 con 300 plazas; Reg. Caballería 6 con 220; Reg. Lanza con 110 plazas; Reg. Azurduy con 80; Reg. Infantería 16 con 500; Grupo de Artíllería Calero con 40; Grupo Morteros con 60; Reg. Caballería con 300.

Un total de 2.400 hombres que enfrentan a más de 10.000 soldados enemigos bien armados y equipados.

19 de septiembre

Continúa el asedio del fortín Boquerón por fuerzas paraguayas que hacen derroche de munición de todos los calibres, sin obtener resultado alguno.

Salen de Boquerón con una fracción de 45 hombres del Regimiento Lanza hacia Castillo, los Subtenientes N. Grosberger y Luis Estenssoro Machicado, quienes son sorprendidos por ráfagas de ametralladoras a pocos kilómetros del fortín.Estenssoro recibe heridas en la cabeza, el pecho y las espaldas y en un acto de desesperación se suicida. Este valiente oficial era descendiente del Benermérito Cnl. Miguel Estenssoro que encabezó una expedición al Chaco en 1888.

Durante todo el día y la noche, Boquerón soporta estoico el castigo de las balas enemigas que no cejan en su intención de rendir las armas bolivianas dispuestas hasta el último sacrificio.

20 de septiembre

Este es el duodécimo día de amago a Boquerón, con toda clase de armas. Se establece un riguroso racionamiento de agua entre los defensores debido a que el enemigo tiene varias armas regladas sobre el pozo de abastecimiento donde ya habían muerto muchos soldados.

Los aviones bolivianos bombardean a las tropas enemigas que asedian el fortín.

Una patrulla enemiga incursiona en el fortín Cuatro Vientos y al fracasar en su intento es perseguida por fuerzas bolivianas.

Los víveres en Boquerón escasean y se prevé que sólo podrán abastecer dos días más.

21 de septiembre

Continúan los ataques al fortín Boquerón y en este día, por la zona intentan un nuevo ataque violentamente rechazado por los defensores.

Desde días antes, los paraguayos se hallan empeñados en estrechar el cerco; en esta maniobra se emplean al Reg. de Infantería 4 al Reg. de Infantería 6 y al Reg. de Caballería 2, cuyos jefes dicen que cerrarán la "última puerta a los bolís".

Intranquilizados por la resistencia boliviana, los oficiales se preguntan ¿Por qué no cae Boquerón?, ¿por dónde reciben refuerzos los bolivianos?, finalmente ¿dónde se ubica el principal reducto del fortín?.

Mientras tanto, en el fortín escasean los víveres y hay un riguroso racionamiento de agua y municiones.

Por las noches los soldados bolivianos se aventuran hacia el campo de tiro, donde innumerables cadáveres "pilás" (paraguayos) abandonados están en estado de putrefacción, para proveerse de agua, galletas y munición pertenecientes a los cadáveres enemigos, desafiando el hostigamiento paraguayo.

22 de septiembre

Las tropas paraguayas mantienen su intento de retomar Boquerón hostigando continuamente el fortín. Se calcula que hasta la fecha las tropas enemigas han perdido 3.000 soldados y 33 jefes y oficiales.

El soldado boliviano Eulogio Rivas, en un patrullaje a fondo sobre el antiguo camino a Isla Poí, captura dos ametralladoras y da muerte a dos oficiales enemigos. Por esta hazaña es ascendido a Cabo en el campo de batalla.

En la noche de este día, salen de Boquerón los Tenientes Germán Busch y Arturo Montes con 15 soldados del Regimiento Orureño 6º de Caballería, por la picada Boquerón - Yujra, burlando la estricta vigilancia enemiga del cerco, pasando a escasos metros de los puestos paraguayos.

Informan dichos oficiales lo siguiente:"el intenso bombardeo al fortín está lesionando la moral de los defensores, que hay un racionamiento martirizante de agua y víveres y que la falta de municiones obliga a disparar sobre blancos efectivos".

23 de septiembre

Prosigue la defensa de Boquerón. La aviación boliviana socorre a los sitiados nuevamente con víveres y municiones que se destruyen con el impacto a tierra.Los aviones no se acercaban más al suelo por el posible fuego antiaéreo paraguayo.

Dentro del fortín, los médicos Eduardo Brito y Alberto Torrico, ejercitan la atención de los enfermos y heridos con abnegación, por falta de drogas y elementos de curación. Es cada vez más angustiosa la falta de agua y víveres.

24 de septiembre

Frente a la tenacidad de la defensa boliviana de Boquerón, los jefes paraguayos se sienten impacientes y para mantener la moral de sus tropas, uno de ellos, el My. Carlos Fernández, arenga a los suyos: A mi que pé kyjyyé pee mitá Boquerón co ya yagarrá potaité ñaina; cimé oyecuaama la bandera yba, che ayu ajhechá güí jhiná (No tengo miedo muchachos. Estamos por tomar Boquerón, ya se divisa el asta de la bandera; yo vengo a ver eso).

Boquerón debe ser abandonado este mismo día, se dispone que la defensa se realice en el sector Ramírez - Yujra; esas son las disposiciones que toman los oficiales bolivianos en vista a las circunstancias apremiantes.

25 de septiembre

Los combates en Boquerón se mantienen con la misma intensidad. El enemigo aumenta constantemente sus efectivos que llegan a más de 18.000 hombres. En el exterior del cerco, desplazados entre Yujra, Lara, Castillo y Ramírez, hay 2.500 soldados bolivianos. Las tropas enemigas siguen estrechando el cerco a Boquerón.

Los jefes paraguayos están seguros de haber controlado completamente las incursiones bolivianas exteriores a Boquerón y asegurado el cerco, decretándose la caída de la guarnición boliviana.

Los aviones siguen lanzando víveres y municiones sobre el fortín, con los resultados conocidos.

En el Comando paraguayo hay desesperación para lograr la captura del fortín cercado y preparan un decisivo asalto, a cuyo objeto pretenden abrir una brecha de 200 metros, concentrando en este punto 12.000 hombres, 35 cañones, 8 obuses de 105, 14 piezas de 75, 2 piezas de 65 y 11 morteros Brandt, para terminar con la tenaz resistencia de los bolivianos sitiados.

26 de septiembre

Como estaba previsto, después de dictarse las correspondientes órdenes, se inicia en la mañana de este día el ataque definitivo de los paraguayos sobre Boquerón. concentran sus fuegos en un frente de 200 metros y al cabo de quince minutos, fracciones de tropas paraguayas, en audaz avance se apoderan de pocos metros de trincheras. Este avance no progresa por la decisión de los defensores, cuya capacidad de combate se mantiene incólume. Los reductos bolivianos resultan infranqueables.

La artillería paraguaya que tenía la misión de destruir los reductos de la defensa, no concentra sus fuegos sobre las posiciones de Boquerón y los diluye en todos los sectores, no sin causar bajas.

Los defensores de Boquerón, afectados de deshidratación, hambrientos y faltos de municiones, se muestran desesperados. Los pocos víveres y pertrechos que lanzan los aviones, no alivian en nada la difícil situación a la altura en que se hallaba el combate.

Una granada de mortero alcanza al valeroso Sbte. boliviano Luis Reynolds Eguía, cuando éste oficial trataba de desalojar de las trincheras que habían ocupado los paraguayos.

Las tropas de Estigarribia sufren en este día uno de los grandes reveses de la guerra, pues no logran tomar el reducto boliviano cuando esto parecía seguro.

27 de septiembre

Los defensores de Boquerón ensayan una vez más un supremo esfuerzo para conseguir el ingreso de refuerzos al fortín. Se ordena que el Cap. Luis Rivero, al mando de una pequeña fracción de soldados, abrirse paso hacia Yujra.Rivero trata de romper el cerco y aunque lucha valerosamente, es rodeado por el enemigo y muere juntamente con todos sus subordinados.

Este día el Capellán Luis Alberto Tapia sobrevuela en avión sobre el fortín y lanza una proclama a los defensores de Boquerón.

Una reunión de generales acuerda que no se abandone Boquerón y se mantenga la defensa durante diez días más, ya que se pensaba concentrar fuerzas y liberar a los sitiados en un ataque masivo. Sin embargo, los defensores, que se hallan exhaustos por la sed, el hambre, una lucha de 22 días y faltos de municiones, veían aproximarse el fin, cuando el cerco era un círculo de hierro y fuego impenetrable.

Muere en Boquerón el Capitán tomás Manchego, otro experimentado oficial, alcanzado por fragmentos de una granada paraguaya. Había conducido a las tropas bolivianas que ocuparon el fortín Rojas Silva.

28 de septiembre

En la tarde de este día el Comandante Marzana reúne a la oficialidad de Boquerón para tratar con ellos la capitulación de la plaza y la retirada de las tropas, por falta de víveres y municiones y considerando las condiciones físicas de la guarnición, que se halla extenuada al extremo. Durante el día, el General Montes sobrevuela Boquerón y mediante mensajes pide a los defensores mantenerse en la defensa por diez días más, asegurándoles la victoria contra las fuerzas de asedio.

Es muy posible que algunos ejemplares de este mensaje hubieran caído en manos de los atacantes, ya que inician un hostigamiento con toda clase de armas, preparando para la mañana siguiente lo que suponían el asalto definitivo.

Los defensores a pesar de todas las adversidades, continúan su feroz resistencia, ya sin esperanza de victoria.

No obstante, los bolivianos mantienen la lucha con los pocos medios que les restan.

La lucha por el agua en el fortín Boquerón fue dantesca. Para proveerse de este elemento existía un pozo que mal abastecía las necesidades de los defensores y, lo que es peor, estaba perfectamente ubicado por piezas enemigas que disparaban sobre él durante el día y la noche, motivo por el cual muchos soldados de ambas nacionalidades que trataban de proveerse caían muertos dentro y sus cadáveres flotaban en la superficie de las aguas en completo estado de descomposición, lo que hacía esa agua muy peligrosa para la salud.

29 de septiembre

El 29 de septiembre de 1932, una vez agotadas sus municiones, agua y comida, se alzaron banderas blancas en Boquerón. En principio el pedido de tregua era para precautelar la vida de un negociador que tratara ante Estigarribia la retirada de los 400 defensores bolivianos que quedaban con vida, pero las tropas paraguayas entendieron que se trataba de una rendición y tomaron el fortín.

La resistencia de Marzana y de los valientes soldados del Ejército de Bolivia comenzó a comentarse en el exterior; un periódico argentino de Buenos Aires (días antes del fin de la batalla) señaló en su portada lo siguiente a sus lectores:

" En Boquerón están escribiendo unos pocos soldados bolivianos la más bella página del heroísmo americano. Contados centenares de hombres luchan desde hace 15 días no solamente contra el enemigo mucho más numerosos, sino contra el hambre y la sed que les han impuesto los sitiadores. Antes que rendirse prefieren la muerte". (Marzana: pág. 257)

La batalla de Boquerón fue una escuela para los soldados y oficiales paraguayos recién graduados de la Academia Militar Francisco Solano López, se cometieron muchos errores tácticos fruto de la inexperiencia de la tropa, prueba de ello es el número de bajas sufridas por los paraguayos.

Pero como toda escuela deja su lección, después de Boquerón, los paraguayos aprendieron lo difícil que era tomar una posicion defendida con trincheras con asaltos a campo abierto, un mejor uso de la artillería, la aviación y a no llevar animales que puedan espantarse con las explosiones y estampidos.

Lo aprendido en Boquerón permitió a Paraguay replantear sus estrategias y llevar una mejor campaña en las batallas posteriores.

Referencias y bibliografía

  • Díaz Arguedas, Julio (1937). Los elegidos de la gloria (Imprenta de la Intendencia General de Guerra edición). Bolivia. 
  • Ríos, Angel (1950). La defensa del Chaco: Verdades y mentiras de una victoria (Editorial Ayacucho edición). Paraguay. 
  • Marzana, Manuel (1982). La gran batalla: Memorias del General Marzana (Editorial CIMA edición). Bolivia.