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==Historia del papado==
==Historia del papado==

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Papado


Llaves de San Pedro y la Tiara papal, Símbolos del Papado
Tipo Religión
Campo papado
Género Católica
Fundación Hacia el año 33 d.C.
Fundador Jesús de Nazareth[1]
Jurisdicción Ciudad del Vaticano
Sede central Estado de la Ciudad del Vaticano Bandera de Ciudad del Vaticano
Área de operación Población católica mundial
Su Santidad Benedicto XVI (Papa actual)
Sitio web www.vatican.va

El papa es el obispo de Roma, por lo que se le considera la cabeza visible de la Iglesia Católica de rito latino y el jefe de Estado y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. El actual papa (2009) es el antes Cardenal alemán Joseph Ratzinger, que escogió el nombre de Benedicto XVI.

Al papa también se le conoce como Obispo de Roma, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro, Santo Padre, Sumo Pontífice y Siervo de los siervos de Dios. A nivel internacional, el papa recibe el trato de jefe de Estado y el título honorífico y protocolario de Su Santidad (abreviado S. S.). Igualmente, es el representante por excelencia de la Santa Sede, la cual tiene personalidad jurídica propia, canónica[2]​ e internacional.

Conforme a la tradición católica, el papado tiene su origen en el apóstol de Jesús: San Pedro, quien fuera constituido como primer papa y a quien se le otorgó la dirección de la Iglesia y primado Apostólico. Hasta el el pontífice presente, la Iglesia católica enumera una lista de 265 papas en los dos milenios de historia de dicha institución. Cabe destacar que conforme a otros credos no católicos, tanto la primacía de Pedro, como la sucesión papal y hasta el papado mismo no son considerados como verdaderos o se interpretan bajo sentidos diversos al sentir católico.

Como jefe supremo de la Iglesia tiene las facultades de cualquier obispo, y además aquellas exclusivas inherentes a la cátedra petrina, entre ellas: la declaración universal de santidad (canonización), ordenación de cardenales y la potestad de declarar dogmas o declaración ex cathedra. Ésta última es una de la más controvertidas por implicar la llamada infalibilidad papal, por la cual, conforme a la teología católica, el Pontífice está excento de cometer errores al momento de promulgar una enseñanza dogmática en materia de fe y moral.[3]

Origen de la palabra «papa»

Popularmente se cree que PAPA es un acrónimo del latín Petri Apóstoli Potestatem Accipiens: ‘el que sucede al apóstol Pedro’. Sin embargo, en el latín clásico significaba ‘tutor’ o ‘padre’; dicho término proviene a su vez del griego πάππας páppas: ‘padre’ o ‘papá’, término usado desde el siglo III para referirse a los obispos en el Asia Menor y desde el siglo XI exclusivo del Romano Pontífice)[4][5]

Durante los primeros siglos de la historia del cristianismo, la expresión papa se usaba para dirigirse o referirse a los obispos, en especial a los metropolitas u obispos de diócesis mayores en extensión o importancia. Así, Cipriano de Cartago, por ejemplo, es llamado papa (cf. Epist. 8, 23, 30 etc.). La primera vez que se tiene constancia del empleo de esta expresión para el obispo de Roma es en una carta de Siricio (cf. Carta VI en PL 13, 1164), a fines del siglo IV. Sin embargo, seguía utilizándose indistintamente para otros obispos. Hay que esperar a Gregorio VII para un uso ya exclusivo del obispo de Roma.

Benedicto XVI, el papa actual.

Historia del papado

Origen

La visión de la Iglesia Católica de los relatos evangélicos en torno al apóstol Simón Pedro (conocido como San Pedro) resalta su preeminencia sobre los demás apóstoles: Jesús le da un nombre especial, Cefas (Roca) (Mc 3,16; Juan 1,42), el cual señalaría la futura misión del apóstol. Además, en los listados de apóstoles los evangelistas siempre lo nombran en primer lugar (a pesar de no haber sido el primero en recibir la llamada de Jesús), incluso utilizando el título de "el primero" (Mt 10,2). Con todo, el pasaje clave es Mateo 16, 13-20, donde Jesús -más adelante- hace entrega a Pedro de las "llaves del reino de los cielos" y se refiere a él como la roca sobre la cual fundaría su Iglesia. Luego de la resurrección, Jesús nuevamente le menciona su papel: "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas" (Juan 21, 15-17) donde apacentar en términos bíblicos es ‘gobernar’ (ejemplo Hechos 20,28).

Por ello, según la visión de la Iglesia Católica, el evangelio reflejaría la voluntad de Jesucristo de que sus discípulos permanecieran unidos bajo la dirección de Pedro, a quien Jesucristo dio ese nombre en un momento solemne, llevando a sus apóstoles a una ciudad edificada junto a una roca, Cesarea de Filipo:

Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta roca, Yo edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no prevalecerá contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será también atado en los cielos; y todo lo que desatares sobre la tierra será también desatado en los cielos.
Mateo, 16, 18-20

La interpretación de las llaves del Reino de los Cielos actual no se hizo hasta el papa Gregorio VII. La interpretación más común de los Padres de esta metáfora es la predicación de Pedro, el cual abrió el Reino de los Cielos a los judíos (Hechos 2) y a los gentiles (Hechos 10).

Otros hechos bíblicos mostrarían el papel de dirección que tiene Pedro: se encarga de iniciar la dirección del que tomaría el lugar de Judas (Hechos 1,15), el primero en salir a hablar después de la venida del Espíritu Santo (Hechos 2, 14), el primero en hablar en el concilio de los apóstoles (Hechos 15, 17). Todo ello es interpretado por la Iglesia Católica como muestra del papel y misión que Jesús dio a Pedro en relación con la Iglesia que él supuestamente fundaría.

Por tales motivos Pedro es considerado dentro de la Iglesia Católica como el primer papa. Aunque en aquel tiempo no llevaba el título pero sí la misma función y autoridad.

Pese a esto, muchos Padres de la Iglesia dicen que la piedra a la que se refiere Cristo es su confesión, no Pedro; pero sin rechazar el pontificado.

Citas bíblicas sobre la instauración de Pedro

Éstas son las principales citas bíblicas sobre las que se apoya el Catolicismo para determinar el rol de Pedro y el papado:

—Él les dijo: Y vosotros, quién decís que soy?

Respondiendo Simón Pedro, dijo:
—Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús:

—Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo: que Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que ates en la tierra, estará atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra estará desatado en los cielos.
Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá
Y subió a una de las barcas, que era de Simón, y le rogó que se alejara un poco de la tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a las multitudes
Dijo también el Señor:
Simón, Simón, he aquí que Satanás ha solicitado poder para zarandearlos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falle; y tú, cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos
Después de haber comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?

Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas ?
Pedro le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo.
Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás. ¿Me amas?
Pedro se entristeció de que le dijese por tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo.

Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas

Muerte de San Pedro

Simón Pedro (detalle del cuadro Los cuatro apóstoles de Alberto Durero)

A partir del siglo XI la Iglesia Católica ha hecho énfasis en el origen de la sucesión apostólica a partir de Roma. Debe tenerse en cuenta que en los inicios de esta tradición, el peso del Imperio Romano se había trasladado a Bizancio. Sin embargo, Roma era el Patriarcado que tenía la primacía sobre los demás patriarcas, pues Constantinopla no fue elevada a Patriarcado sino hasta el siglo V, y aun así no gozó de la autoridad espiritual que tenía Roma, principalmente con papas como San León Magno. Luego de la caída del Imperio romano de Occidente, la figura del obispo de Roma se volvió relevante también en lo político, siendo la única autoridad de los romanos. Pocos disputan estas pruebas desde el punto de vista histórico, pero como ya se dijo, sí se disputa la conclusión de autoridad a que se puede llegar a partir de ellas, por otras razones. Entre las pruebas de esta sucesión apostólica, están las siguientes:

Las excavaciones arqueológicas realizadas en la segunda mitad del siglo XX bajo el altar mayor de la Basílica de San Pedro de Roma probaron que la tumba principal allí contenida, junto a varias inscripciones con el nombre "Petrus", contiene restos del siglo I. Existen además numerosos testimonios escritos. Los dos más importantes son:

La epístola de Clemente de Roma (tercer sucesor de Pedro), dirigida hacia el año 98 a los fieles de Corinto, menciona el martirio de Pedro en Roma y el de Pablo.[6]​ El hecho de que se dirija con autoridad a una Iglesia lejana, como lo era una griega, deja claro que los cristianos reconocían la autoridad del sucesor de Pedro.

Veinte años más tarde (hacia el año 117), el obispo Ignacio de Antioquía (Iglesia que también había sido presidida por Pedro) escribió siete cartas a sus fieles mientras viajaba como condenado a muerte hacia Roma. En una de ellas pide a los cristianos romanos que no intercedan por su liberación, pero aclarando que "Yo no os mando como Pedro y Pablo"[7]​ Lo que hace suponer la estancia de dichos apóstoles en la capital imperial y, a la vez, la sumisión de las demás iglesias a la de Roma.

El Evangelio de Juan, redactado a fines del siglo I, cuando Pedro ya había muerto, no señala el lugar de su martirio, pero alude claramente a la muerte de Pedro por el martirio, y sabe evidentemente que fue ejecutado en la cruz (Juan 21). Que el lugar es Roma puede deducirse por los versículos finales de la primera carta de Pedro, que dice estar escrita en "Babilonia". La identificación entre Babilonia y Roma aparece en el Apocalipsis de Juan (14, 8; 16) y en la literatura judía apocalíptica y rabínica.

Otro documento cristiano, la "Ascensión de Isaías", redactado hacia el año 100, habla en estilo profético (documentando en realidad algo ocurrido en el pasado) de que uno de los doce apóstoles será entregado en manos de "Beliar, el asesino de su madre" (Nerón). El Apocalipsis de Pedro, datable asimismo a principios del siglo II, muestra también conocer el martirio de Pedro en Roma, al dirigirle esta frase: "Mira, Pedro, a ti te lo he revelado y expuesto todo. Marcha, pues, a la ciudad de la prostitución, y bebe el cáliz que yo te he anunciado".

Los testimonios sobre la muerte de Pedro en Roma continúan en oriente, con el obispo Dionisio de Corinto (180 d. C.); en Occidente, con Ireneo de Lyon (muerto en el 208, discípulo de Policarpo de Esmirna, que a su vez había sido discípulo del apóstol Juan), y en África, por Tertuliano (muerto en el 220). Aún es más importante el hecho de que no haya iglesia cristiana que pretenda para sí esta tradición ni se levante una voz contemporánea que la combata o ponga en duda. Puede verse al respecto: Hubert Jedin, Manual de historia de la iglesia. Barcelona: Herder, tomo I, pp. 186-188, 1980.

El gobierno jerárquico de la Iglesia Católica se basa en la autoridad de los sucesores de los apóstoles, llamados obispos, reunidos en concilio bajo la autoridad del primero de los obispos. Para los católicos romanos, éste es el obispo de Roma, llamado papa, porque tanto Pedro (que primero se trasladó de Jerusalén a Antioquía de Siria) como Pablo murieron en Roma. Ésta es una de las razones por la que, a partir del siglo XI, la Iglesia de esa ciudad fue reconocida por la Iglesia de Occidente como cabeza de las demás Iglesias católicas romanas: por haber tenido dentro de sí a dos apóstoles, dándole por ello mayor autoridad frente a otras ciudades que sólo habrían tenido a uno. Para el caso de Pablo, además del testimonio de sus cartas desde la prisión romana, existen testimonios arqueológicos y escritos de su martirio en Roma. Más importante es el caso de Pedro, a quien los católicos considera que suceden los 264 papas que después de él han regido la Iglesia Católica Romana.

Sucesión Apostólica

Tal como lo asevera el catolicismo, la sucesión del primado apostólico parece confirmada por las fuentes más antiguas, como Ireneo de Lyon (Adversus Haereses) y Eusebio de Cesarea (Historia Eclesiástica), quienes parecen coincidir en que tras el martirio y muerte del apóstol Pedro, el siguiente en ser elegido como obispo de Roma fue Lino,[8][9]​ de quien no se tienen mayores informaciones sobre su vida, y que sin embargo ambos autores identifican con aquel mencionado por San Pablo en sus cartas a Timoteo[10]​ Tal sucesión, como se ha dicho, se daría tras la muerte de Pedro, esto es, hacia el año 64 ó 67 d.c.

Cabe destacar, que dichos padres de la Iglesia, parecen aseverar además la primacía de la iglesia de Roma,[11][12]​ entre las demás existentes, por lo que Ireneno se limita a enumerar el listado de los obispos de dicha iglesia. Dichos catálogos son considerados dentro de la Iglesia católica como los listados más exactos de los primeros papas:

Luego de haber fundado y edificado la Iglesia los beatos Apóstoles, entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuerda Pablo en sus cartas a Timoteo. Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el episcopado, el cual vio a los beatos Apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y Tradición de los Apóstoles que todavía resonaba […]. A Clemente sucedió Evaristo, a Evaristo Alejandro, y luego, sexto a partir de los Apóstoles, fue constituido Sixto. En seguida Telésforo, el cual también sufrió gloriosamente el martirio; siguió Higinio, después Pío, después Aniceto. Habiendo Sotero sucedido a Aniceto, en este momento Eleuterio tiene el duodécimo lugar desde los Apóstoles.
Ireneo de Lyon.Adversus Haereses (Contra los herejes) III, 3.3

Así, se ha establecido que posteriormente a Lino, se sucedió Anacleto siguiendo la línea hasta Eleuterio quien era el obispo de Roma en tiempos en que San Ireneo escribió el "Adversus Haereses" (hacia 180 d.C.), de estos nombres cabe destacar el de Clemente, cuya existencia parece comprobada por la epístola atribuida a él, tanto por Eusebio [13]​como por Ireneo, [9]​ y dirigida a una de las iglesias establecidas en Grecia llamada “Carta a los Corintios”, en la que el autor saluda en nombre de “la Iglesia de Dios que reside en Roma” [14]​, y en cuyo texto se reafirma la sucesión apostólica de todas las Iglesias, incluyendo la romana:

”Y nuestros apóstoles sabían por nuestro Señor Jesucristo que habría contiendas sobre el nombramiento del cargo de obispo. Por cuya causa, habiendo recibido conocimiento completo de antemano, designaron a las personas mencionadas, y después proveyeron a continuación que si éstas durmieran, otros hombres aprobados les sucedieran en su servicio.”
San Clemente de Roma. Epístola a los Corintios. XLIV.

Si bien, la citada carta no hace declaración sobre el primado de la sede romana, no obstante, no puede suponerse que la misma se dirigiera a una comunidad tan lejana, si la misma no fuera a ser recibida como proveniente de una autoridad, cuanto más cuando la citada carta fue enviada en virtud de los conflictos y divisiones en que se encontraban los corintios. [15]​.

Tradición católica

Para los católicos, el papa es el Obispo de la Diócesis de Roma. Según la tradición católica, desde que San Pedro se estableció para predicar el Evangelio en la ciudad y nombró su sucesor a uno de los Presbíteros de la ciudad, se ha establecido la ciudad como la sede de la Iglesia Universal.

En el principio a los sucesores de San Pedro se los llamaba simplemente obispo de Roma. El título de papa viene a ser usado muchos años después; concretamente no fue sino hasta el año 378, que se instauró el cargo papal.

Actualmente, el papa ostenta también oficialmente los siguientes títulos:

  • Obispo de Roma.
  • Vicario de Cristo.
  • Sucesor del Príncipe de los Apóstoles.
  • Príncipe de los Obispos.
  • Pontífice Supremo de la Iglesia Universal.
  • Primado de Italia.
  • Arzobispo y Metropolitano de la Provincia Romana.
  • Siervo de los Siervos de Dios, Servus Servorum Dei.
  • Padre de los reyes.
  • Pastor del Rebaño de Cristo.
  • Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Su elección se realiza en cónclaves, en los que los cardenales votan al nuevo papa (es un cargo vitalicio). Desde principios del siglo XIX, si hay acuerdo, se proclama mediante la fumata blanca, en caso contrario se anuncia con la fumata negra y se prosiguen las votaciones. A partir de 2006 el papa Benedicto XVI renunció al título de Patriarca de Occidente. El Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos publicó una nota en marzo de ese mismo año donde se explicaba

Desde el punto de vista histórico, los antiguos Patriarcas de Oriente, fijados por los Concilios de Constantinopla (381) y de Calcedonia (451), se referían a un territorio claramente circunscrito, mientras que el territorio de la Sede del Obispo de Roma no estaba bien definido. En Oriente, en el ámbito del sistema eclesiástico imperial de Justiniano (527-565), junto a los cuatro Patriarcados orientales (Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén), el papa era considerado Patriarca de Occidente. Inversamente, Roma privilegió la idea de las tres sedes episcopales petrinas: Roma, Alejandría y Antioquía. Sin usar el título de "Patriarca de Occidente", el IV Concilio de Constantinopla (869-70), el IV Concilio de Letrán (1215) y el Concilio de Florencia (1439), incluyeron al papa como el primero de los cinco Patriarcas de entonces.

El título de "Patriarca de Occidente" lo empleó en el año 642 el papa Teodoro I y tan sólo volvió a aparecer en los siglos XVI e XVII, debido a que los títulos del papa se multiplicaron. En el Anuario Pontificio apareció por primera vez en 1863.

Actualmente, el significado del término "Occidente" se enmarca en un contexto cultural que no se refiere únicamente a Europa Occidental, sino que se extiende desde Estados Unidos a Australia y Nueva Zelanda, diferenciándose de este modo de otros contextos culturales. Obviamente, este significado del término "Occidente" no pretende describir un territorio eclesiástico, ni puede ser empleado como definición de un territorio patriarcal. Si se quiere dar a este término un significado aplicable al lenguaje jurídico eclesial, se podría comprender sólo con referencia a la Iglesia latina. Por tanto, el título "Patriarca de Occidente" describiría la especial relación del Obispo de Roma con esta última, y podría expresar la jurisdicción particular del Obispo de Roma para la Iglesia latina.

Como el título de "Patriarca de Occidente" era poco claro desde el inicio, con el desarrollo de la historia se hizo obsoleto y prácticamente no utilizable. Por eso, no tiene sentido insistir en mantenerlo, sobre todo teniendo en cuenta que la Iglesia católica, con el Concilio Vaticano II, halló para la Iglesia latina en la forma de las Conferencias Episcopales y de sus reuniones internacionales de Conferencias Episcopales, el ordenamiento canónico adecuado a las necesidades actuales.
Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

Infalibilidad del papa

La infalibilidad no es un privilegio personal: es un atributo que corresponde a la dignidad del papa como resultado de la asistencia del Espíritu Santo prometido por Jesucristo. El papa es infalible cuando habla ex-cátedra en materia de fe o de moral.

Insignias papales

Lista de papas

Otros papas

Al general de la Orden de los Jesuitas siempre se le ha llamado el papa negro debido a que en dicha orden lucen una sotana negra, incluyendo al general (desde Inocencio V, que fue el primer papa dominico, y que quiso seguir vistiendo el hábito blanco de la orden de predicadores, de la que procedía, el papa siempre lleva sotana blanca).

También se llaman papas a quienes hacen cabeza en otras Iglesias cristianas distintas a la católica:

Véase también

Bibliografía

  • BUTLER, Scott, y Norman DAHLGREN: Jesus, Peter & the keys: a scriptural handbook on the papacy. David Hess Goleta (California): Queenship Publishing, 1996.
  • CARRASCO ROUCO, Alfonso: Le primat de l'évêque de Rome: étude sur la cohérence ecclésiologique et canonique du primat de jurisdiction. Friburgo (Suiza): Éditions Universitaires, 1990.
  • CLEMENT, Olivier: Roma, de otra manera: un ortodoxo reflexiona sobre el papado. Madrid: Cristiandad, 2004.
  • Congregación para la Doctrina de la Fe: El primado del sucesor de Pedro en el magisterio de la Iglesia: consideraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe; texto y comentarios de R. Pesch et. al. Madrid: Palabra, 2003.
  • FALBO Giovanni: Il primato della chiesa di Roma alla luce dei primi quattro secoli. Roma: Coletti, 1989. ISBN 88-7826-012-6.
  • FEUILLET, André: La primauté de Pierre. París: Desclée, 1992.
  • FRATTINI, Eric: La Santa Alianza. Madrid: Espasa Calpe, 2004.
  • GARUTI, Adriano: S. Pietro único titolare del primato: a propósito del decreto del S. Uffizio del 24 gennaio 1647. Bolonia: Edizioni Francescane, 1993.
  • GOYARROLA BELDA, Ramón: Iglesia de Roma y ministerio petrino: estudio sobre el sujeto del primado (sedes o sedens) en la literatura teológica postonciliar. Roma: Pontificia Universitas Sanctae Crucis, Facultas Theologiae, 2002.
  • KLAUSNITZER, Wolfgang: Der Primat des Bischofs von Rom: Entwicklung, Dogma, ökumenische Zukunft. Friburgo de Brisgovia: Herder, 2004.
  • LATTANZI, Ugo: El primado romano. Barcelona: Editorial Litúrgica Española, 1963.
  • MALNATI, Ettore: Autorità e ministero di Pietro: teologia. Trieste: Lint, 1993.
  • MEYENDORFF, John (ed.): The primacy of Peter: essays in ecclesiology and the early church. Crestwood (Estado de Nueva York): St. Vladimir's Seminary Press, 1992.
  • PESCH, Rudolf: Die biblischen Grundlagen des Primats. Friburgo (Alemania): Herder, [2001]
  • RIES, Barbara: Amt und Vollmacht des Papstes: eine theologisch-rechtliche Untersuchung zur Gestalt des Petrusamtes. Münster (Alemania): LIT, 2003.
  • SALZA, John: The biblical basis for the papacy. Huntington (EE. UU.): Our Sunday Visitor, 2007.
  • SPIAZZI, Raimondo: Il papa nella chiesa. Roma: Vivere In, 1991.
  • TWOMEY, Vincent: Apostolikos thronos: the primacy of Rome as reflected in the Church history of Eusebius and the histórico-apologetic writings of Saint Athanasius the Great. Münster: Aschendorff, 1982.

Enlaces externos

Notas

  1. Esto considerando solamente la tradición católica. No obstante que, para algunos credos religiosos, especialmente aquellos cristianos no católicos, el papado sea una institución posterior que no se refiere a tiempos de Jesucristo
  2. Código de Derecho Canónico. Canon 361. «Código de Derecho Canónico». 
  3. Constitución Dogmática. Pastor Aeternus. (1870). Concilio Vaticano I
  4. Real Academia Española. «Diccionario de la Lengua Española». Consultado el 28 de agosto de 2009. «Voz: papa». 
  5. «Online Etymology Dictionary». Consultado el 28 de agosto de 2009. «Voz: Pope». 
  6. Clemente de Roma: Epístola a los Corintios. V.
  7. Ignacio de Antioquía. Epístola a los Romanos. IV, 3
  8. Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica. Libro III, 2 y 4.8
  9. a b Ireneo de Lyon. Historia Adversus Haereses. Libro III, 3.3
  10. 2 Tim 4, 21
  11. Ireneo de Lyon. Op. cit. III, 3.2
  12. Eusebio de Cesarea. Op. cit. III, 2
  13. Op. cit. III, 16 y 28.
  14. Clemente de Roma. Epístola a los Corintios. §1
  15. Clemente de Roma. Epístola a los Corintios. I