Diferencia entre revisiones de «Boina»

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A mediados del siglo XIX, el uso de la boina se extiende rápidamente entre el campesinado español, pero no así entre los obreros de las ciudades, que prefieren usar la [[gorra]] con visera de moda en Centroeuropa. Con la llegada de los [[anarquista]]s [[Italia|italianos]] —que utilizan boina— a los centros fabriles de [[Madrid]] y [[Cataluña]], esta prenda también es aceptada rápidamente por los trabajadores de ciudad.
A mediados del siglo XIX, el uso de la boina se extiende rápidamente entre el campesinado español, pero no así entre los obreros de las ciudades, que prefieren usar la [[gorra]] con visera de moda en Centroeuropa. Con la llegada de los [[anarquista]]s [[Italia|italianos]] —que utilizan boina— a los centros fabriles de [[Madrid]] y [[Cataluña]], esta prenda también es aceptada rápidamente por los trabajadores de ciudad.


=== Siglo XX ===
paty a tenido sexo con 1000 cigarros y mato a su esposo

Al iniciarse la [[Guerra civil española]] en [[1936]], la boina es usada masivamente: en el bando [[II República Española|republicano]], ya que era signo de clase baja y, en el [[franquista]], porque por un lado, los [[requeté]]s sacaron de los baúles las boinas rojas que habían usado sus antepasados y, por otro, los [[falangista]]s, en su intento de dar un aire social a su movimiento, emplearon la boina azul.
Al iniciarse la [[Guerra civil española]] en [[1936]], la boina es usada masivamente: en el bando [[II República Española|republicano]], ya que era signo de clase baja y, en el [[franquista]], porque por un lado, los [[requeté]]s sacaron de los baúles las boinas rojas que habían usado sus antepasados y, por otro, los [[falangista]]s, en su intento de dar un aire social a su movimiento, emplearon la boina azul.



Revisión del 14:05 8 jun 2009

Boina típica del norte de la Península Ibérica.
Soldado noruego de uniforme (con boina verde).

La boina es una prenda que sirve para cubrir la parte alta de la cabeza. Su tamaño es reducido, cubre exclusivamente el cuero cabelludo, dejando muy poco espacio, no más de dos centímetros, entre su superficie interior y el cuero cabelludo. No cubre las orejas ni la nuca.

Historia

En Europa aparece históricamente documentada tanto en miniaturas de la Baja Edad Media como en figuras que adornan construcciones góticas. Tenía entonces un tamaño de hasta dos veces el diámetro de la cabeza que la sustentaba. Rembrandt era muy aficionado a usar esta prenda, siendo numerosos los autorretratos, especialmente en sus grabados de punta seca, en los que aparece tocado con una gran boina.

Estando tan extendido el uso en los Países Bajos, algunos historiadores se han preguntado, aunque nunca afirmado, si esta prenda pudo llegar a España con motivo de la unión de la casa de Castilla-Aragón con la austriaca.

Sin embargo, es durante la Revolución Francesa cuando, del mismo modo que llega La Marsellesa a París, llega también la boina hasta allí desde los valles pirenaicos septentrionales vasco franceses, donde ha sido utilizada desde tiempo inmemorial.

El intercambio comercial entre ambos lados de los Pirineos se hace muy activo tras el Tratado de Valençay y así pasan a utilizar también la boina los vascos, que la compran en Francia, ya que hasta mediados del siglo XIX no se conoce la existencia de fábricas de boinas en el País Vasco.

Pero es en el año 1833 cuando la boina comienza a afianzarse en España. Ese año ha comenzado la Primera Guerra Carlista y Zumalacárregui organiza su ejército con batallones navarros. No tiene medios económicos para uniformarlos ni tampoco tiene interés en hacerlo, ya que va a organizar su estrategia en guerra de guerrilla, en la cual sus soldados desaparecerán entre la población civil cuando no sean necesarios en el combate. Al ver que buena parte de sus soldados ya viene provisto desde casa con boina, acepta esta prenda como única prenda uniforme para sus tropas. Sus motivos: gran parte de sus voluntarios ya la tienen en propiedad, se pueden comprar en la vecina Francia, el precio es económico, protege del frío y de la lluvia, puesto que su tejido es casi impermeable, tiene poca altura, lo que permite que las cabezas de sus soldados queden con más facilidad ocultas detrás de los arbustos. También sirve como medida volumétrica para productos sólidos: cuando el abanderado retira las raciones, su boina servirá de medida: tantos soldados tienes en tu compañía, tantas boinas de garbanzos, patatas, harina te son adjudicadas para tu tropa. Para distinguir a sus oficiales, Zumalacárregui les encargó en Francia una partida de boinas de color rojo que aceptaron con alborozo, pero pronto las rechazaron cuando se dieron cuenta de que los tiradores liberales apuntaban con preferencia a las cabezas que se cubrían con boina roja, por lo que fueron retiradas. Cuando en la primavera de 1834 Zumalacárregui creó el famoso batallón de Guías de Navarra, les dio las boinas rojas caídas en desuso.

A mediados del siglo XIX, el uso de la boina se extiende rápidamente entre el campesinado español, pero no así entre los obreros de las ciudades, que prefieren usar la gorra con visera de moda en Centroeuropa. Con la llegada de los anarquistas italianos —que utilizan boina— a los centros fabriles de Madrid y Cataluña, esta prenda también es aceptada rápidamente por los trabajadores de ciudad.

Siglo XX

Al iniciarse la Guerra civil española en 1936, la boina es usada masivamente: en el bando republicano, ya que era signo de clase baja y, en el franquista, porque por un lado, los requetés sacaron de los baúles las boinas rojas que habían usado sus antepasados y, por otro, los falangistas, en su intento de dar un aire social a su movimiento, emplearon la boina azul.

Joseph Goebbels, que siendo moreno, bajo y cojo representaba el polo opuesto de lo que los nazis consideraban ideales racistas y sufría el complejo ante las gorras de alto vuelo de los jerarcas de su partido, quedó prendado con Serrano Suñer cuando lo conoció tocado con su boina. Para Goebbels el uso de la boina reducía en apariencia la estatura por un lado, y por otro, se adaptaba muy bien a su cabeza, ocultando buena parte de sus deficientes rasgos ideales nazis. Pero tanto Martin Bormann se opuso con vehemencia ante Hitler, argumentando que la "Sturmmütze" empleada por los matones nazis que habían allanado a golpes el camino de Hitler al poder no podía ser sustituida por aquella “gorra andaluza”, según sus palabras, como Heinrich Himmler, que con su sórdido humor recordó que los uniformes de las personas que tenía en sus campos de concentración estaban provistos de una gorra que se asemejaba mucho a la boina.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el primer ejército que utilizó la boina fue el alemán, pero únicamente en el cuerpo acorazado sustituyendo la calurosa caperuza de cuero de los tanquistas por una boina. Pero fue el ejército inglés que combatía en el norte de África el que dio a la boina el definitivo uso marcial a esta prenda. Aquellos soldados, que ante el caluroso clima habían comenzado por cortar las perneras de sus uniformes para tener calzones cortos, desecharon el sombrero de alas anchas modelo sudafricano-australiano, que, aunque protegía muy bien del sol, debido a sus anchas alas proyectaba demasiada sombra sobre los hombros del soldado, facilitando la puntería de los tiradores alemanes, por lo que lo cambiaron por boinas. Bernard Law Montgomery, muy aficionado a ser fotografiado, también adoptó inmediatamente la boina (ante la desesperación del protocolario Churchill), puesto que acentuaba sus rasgos aguileños: con su extensamente difundida imagen tocado con boina pretendía simbolizar que ahora extendía sus alas sobre el zorro alemán Rommel un ave de presa británica en el desierto africano.

El ejército estadounidense conoció la boina cuando invadió Italia en 1943. Sus soldados, que cambiaban boinas por tabaco para llevarlas a casa como souvenir, acabaron poniéndoselas, al comprobar su comodidad. Pero su uso prontamente fue prohibido por el mando debido a la epidemia de piojos que se desarrolló en las cabezas de los soldados.

Al finalizar la guerra en Europa, la penuria hizo renacer el uso de la boina, especialmente en las mujeres, que tras largos años de no poder cubrirse más que con un mísero pañuelo, encontraron en la boina una prenda altamente favorecedora para sus demacrados rostros.

Pocos años después, con el renacer de la economía europea, la boina perdió nuevamente campo a favor del sombrero americano, que con tanto entusiasmo fue aceptado a ambos lados del Atlántico. Quedan como testimonio las películas de hasta los años sesenta, en las que se ve a los galanes de Hollywood comiendo en los mejores restaurantes con el sombrero calado en la nuca, acompañando a las más distinguidas señoras.

Pero la boina encuentra definitivamente acomodo en los ejércitos. Es como si los altos mandos militares hubieran reencontrado la lógica de Zumalacárregui: es la prenda más práctica y cómoda para el soldado en campaña. Es tan aceptada esta prenda, que incluso es incorporada al uniforme de etiqueta de alguno de los ejércitos con más alto presupuesto militar. No es, por lo tanto, sólo su módico precio ni su cómodo uso lo que es apreciado por los militares, sino la elegancia de la prenda.

Boina civil (tipo español, de casi todas las comunidades, con rabillo)

La boina civil mantiene su lucha con muchos competidores de tocado de cabeza, tanto los tradicionales y los nuevos, desde los usuales sombreros de ala ancha, a los gorros de lana tipo modelos para hacer esquí, las gorras con visera incorporada, más los diferentes gorros de ala corta (tipo Bob), etc. Aún y todo, por la sencillez del artículo, su facilidad para llevarlo (se enrolla sin arrugarse) y por sus características (lana transpirable, cálida en invierno y protección frente al sol en verano), se sigue utilizando entre la población rural y en menor proporción la población urbana. En consecuencia, la mayoría de los diseñadores de grandes firmas mantiene el artículo vigente y cada año siempre muestran modelos más enfocados al mundo femenino portando el artículo. Tradicionalmente, la boina se usa más en el País Vasco, tanto en su zona sur correspondiente a España (Guipúzcoa, Alava y Vizcaya) como en la zona norte en Francia (Benaparre, Lapurdi y Zuberoa). Por tanto no se puede decir tajantemente que es un patrimonio exclusivo de los vascos, ya que se utiliza en muchos países de Europa, América e incluso África y Asia. Es por todo ello un patrimonio de la humanidad, parte de una cultura del vestido, que quienes creemos en este artículo esperemos que aguante algún siglo más [cita requerida].

Debido a su gran versatilidad, utilidad y practicidad, actualmente se sigue utilizando la boina civil en prácticamente todos los continentes. En Europa hay algunas empresas fabricantes (España, Francia, Italia, República Checa, Rumanía) con sus procesos integrados, concretamente en España y Francia, que son los países que con propiedad pueden decir que se confecciona la boina vasca. Una de estas empresas centenaria es Boinas Elósegui S.A. [1] en Tolosa (Guipúzcoa) que lleva funcionando desde 1858 y es la única actualmente en España con la mayoría de los procesos de fabricación integrados: tejeduría, remallado, teñido/batanado, apresto, tundido y confección. Su mercado se halla fundamentalmente en Europa y América, en el resto de continentes la competencia asiática de bajos precios ha disminuído en gran cantidad su cuota de mercado. A pesar de todo continúa en la brecha manteniendo unas ventas anuales entre 150.000/200.000 artículos[cita requerida] repartidos entre el territorio nacional español, Europa y América (EE.UU., Argentina, Chile, Uruguay, etc.).

Proceso de confección de la boina

Aunque al observar el artículo parece sencillo, su confección requiere cierta complejidad en una serie de procesos de carácter secuencial. La boina se confecciona en una sola pieza sin costura, en forma de casquete esférico y tejido con hilo de lana al 100 % natural.

El proceso de fabricación es “grosso modo” como el que sigue:

  • Tejido: en telares rectilíneos o circulares donde se realiza el casquete partiendo del carrete de hilo.
  • Remallado: operación de solape de costuras laterales conformando la forma del casquete esférico, posteriormente comprobación y ajuste de boca de entrada para la cabeza.
  • Revisado: Cerrado en el centro y cosido del rabillo, ya se trate de bona civil o no si es boina militar.
  • Batanado: Operación de infiltración y coloración (según gama de colores) de la lana mediante batanes o lavadoras específicas de última generación previamente adaptadas, favoreciendo el efecto mecánico de fricción. Además en esta fase se añaden componentes químicos no tóxicos, como impermeabilizantes y antiinsectos para mejorar las prestaciones de la prenda.
  • Secado, moldeado y desmoldeado: Eliminación por temperatura de las humedades y homogeneización y adaptación del cuerpo de la boina a las tallas correspondientes.
  • Apresto: Extracción de pelusas e imperfecciones del tejido, mediante cardas, de las partes exterior e interior de la boina.
  • Tundido: Corte del pelo sobrante extraído en la operación anterior.
  • Pinchar y repasar: Corte del rabillo, ajustándolo, y repaso de defectos.
  • Operaciones de acabado: confección final de boina, planchado, cosido de forros, colocación de badana, pegado de etiquetas, etc.

Como se puede apreciar, la boina es totalmente reciclable, ya que sus desechos y residuos de lana pueden ser totalmente reutilizables para confeccionar nuevo hilo y volver a repetir el ciclo.

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