Diferencia entre revisiones de «Templanza»

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'''Templanza''', para la doctrina cristiana, es la [[Siete virtudes (catecismo)|virtud]] moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la [[voluntad]] sobre los [[instinto]]s y mantiene los deseos en los límites de la [[honestidad]]. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles(por ejemplo, hacerse una pajilla) guarda una sana discreción y no se deja arrastrar ‘para seguir la pasión de su corazón’ (Si 5,2; cf 37, 27-31). La '''templanza''' es a menudo alabada en el [[Antiguo Testamento]]: ‘No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena’ (Si 18, 30). En el [[Nuevo Testamento]] es llamada ‘moderación’ o ‘sobriedad’, tal como se afirma en la Carta Paulina ‘(debemos) vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente’ (Tt 2, 12).<ref>[http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P66.HTM Catecismo de la Iglesia Católica, 1809]</ref> Viene de la palabra templo, y nos lleva a considerar nuestro cuerpo como un templo y en resumen significa moderación de los actos de los católicos cristianos creyentes.
'''Templanza''', para la doctrina cristiana, es la [[Siete virtudes (catecismo)|virtud]] moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la [[voluntad]] sobre los [[instinto]]s y mantiene los deseos en los límites de la [[honestidad]]. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar ‘para seguir la pasión de su corazón’ (Si 5,2; cf 37, 27-31). La '''templanza''' es a menudo alabada en el [[Antiguo Testamento]]: ‘No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena’ (Si 18, 30). En el [[Nuevo Testamento]] es llamada ‘moderación’ o ‘sobriedad’, tal como se afirma en la Carta Paulina ‘(debemos) vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente’ (Tt 2, 12).<ref>[http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P66.HTM Catecismo de la Iglesia Católica, 1809]</ref> Viene de la palabra templo, y nos lleva a considerar nuestro cuerpo como un templo y en resumen significa moderación de los actos de los católicos cristianos creyentes.


Es la lucha racional, contra la lucha pasional de los placeres humanos no espirituales.
Es la lucha racional, contra la lucha pasional de los placeres humanos no espirituales.

Revisión del 16:10 23 abr 2009

Templanza, para la doctrina cristiana, es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar ‘para seguir la pasión de su corazón’ (Si 5,2; cf 37, 27-31). La templanza es a menudo alabada en el Antiguo Testamento: ‘No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena’ (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada ‘moderación’ o ‘sobriedad’, tal como se afirma en la Carta Paulina ‘(debemos) vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente’ (Tt 2, 12).[1]​ Viene de la palabra templo, y nos lleva a considerar nuestro cuerpo como un templo y en resumen significa moderación de los actos de los católicos cristianos creyentes.

Es la lucha racional, contra la lucha pasional de los placeres humanos no espirituales. Pero la palabra implica una balanza positiva, tener templanza es ser equilibrado.

La tendencia natural hacia el placer sensible que se observa en la comida, la bebida y el deleite sexual es la forma de manifestación y el reflejo de fuerzas naturales muy potentes que actúan en la propia conservación. Estas energías vitales representan la actividad de la vida y, cuando se desordenan, se convierten en energías destructoras.

La templanza no significa perdida de entrega, se reconoce como una virtud. Algún poeta diría que si pierde la templanza gana sumergirse en campo de inspiración, de dolor, que aparentemente motiva, pero es como una droga que no te deja ver que con la templanza aun puedes encontrar esa pasión.,

Referencias

  1. Catecismo de la Iglesia Católica, 1809

Véase también