Psicología deportiva

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La Psicología aplicada al Deporte constituye una especialidad de la Psicología dedicada al estudio de la “población en situación deportiva” (pre-prevención), la “persona en situación deportiva” (prevención primaria), el “paciente en situación deportiva” (prevención secundaria), y la “persona, discapacitado mental y/o enfermo mental, en situación deportiva” (prevención terciaria), es decir, la relación entre los seres humanos y la actividad deportiva a través de los diferentes niveles de prevención.[1]

La Psicología deportiva, también denominada Psicología del Deporte o Psicodeportología, es el sector de la Psicología aplicada al Deporte que corresponde a la pre-prevención y a la prevención primaria.[1]​ Estudia el comportamiento humano antes, durante y después de la actividad deportiva en relación con la personalidad, a la motivación, a las tasas de ansiedad y de agresividad, a las dinámicas de grupo en los deportes colectivos, porque el atleta experimenta situaciones mentales extremas y correspondientes sensaciones impulsivas que no se manifiestan en las actividades normales del deportista. También la Psicología del Deporte se enfoca en el estudio de técnicas encaminadas a maximizar las capacidades mentales de cada atleta, como su concentración, atención, control sobre las emociones y como hacer uso de ellas en momentos estratégicos de cada deporte. Tampoco, en la Psicología deportiva, se debe dejar de lado la motivación presente en cada atleta dentro y fuera del campo de juego, su nivel de compromiso y perseverancia. No se debe olvidar que cada atleta tiene cualidades distintas a los demás y son aspectos que deben ser evaluados para crear un plan de intervención dirigido a maximizar sus capacidades mentales en pro de un mejor manejo de emociones dentro y fuera del terreno de juego a nivel competitivo o en el deporte de alto rendimiento. Se debe diferenciar al deporte recreativo del deporte competitivo y entender que la Psicología del Deporte, sólo es aplicable a nivel competitivo y de alto rendimiento.[2]

Orígenes de la especialidad[editar]

En 1965 se realizó en Roma el I Congreso y Asamblea Constitutiva de la Sociedad Internacional de Psicología del Deporte. En el mismo, fue presentado un trabajo bibliográfico elaborado por P. Kunath, A.M. Olsen, J. Recla y F. Antonelli, en el que se recogían 1898 títulos de libros y artículos referentes a la Psicología del Deporte, evidenciando tanto el volumen del estudio e investigación en esta materia, como la variedad de temas que se inscribían en la denominación general de Psicología del Deporte.[3]

Desde ese momento hasta el III Congreso, realizado en Colonia en 1972, se observó un incremento extraordinario en la presentación de trabajos sobre la especialidad. En ese III Congreso de Psicología del Deporte, teniendo en cuenta los intereses que surgieron en esos últimos años, un grupo de trabajo especificó que los sectores típicos de la Psicología del Deporte referían al estudio de la personalidad del atleta, de los fundamentos psicológicos de la capacidad motriz, de la preparación para las competiciones, de la selección de los atletas, de la psicología del grupo y de la psicología de cada deportista, del entrenamiento y de la competición (Bouet, Chudadov, Dimitrov, Hahn, Heff, Roig-Ibáñez, Rothing, Vanek).[3]​ ​[4]

También en 1972, durante el Simposio de Psicología del Deporte en Macolín el tema de “Psicología deportiva, ¿por qué?”, varios participantes ahondaron en los objetivos de la disciplina en torno al interrogante: “¿Una psicología del deporte, o una psicología de la persona que hace deporte? Se evidenció allí una clara tendencia a rechazar una intervención del psicólogo deportivo únicamente orientada al resultado de la competición y al alto rendimiento deportivo, ampliando las incumbencias de la Psicología deportiva al incluir temas como el transferir los conocimientos de la disciplina al sector de intervención rehabilitadora (para jóvenes minusválidos, física o mentalmente), el estudio de la práctica colectiva del deporte (las condiciones, los fenómenos, las consecuencias de la actividad lúdico-competitiva en jóvenes, ancianos, mujeres, trabajadores y escolares), o la contribución que la Psicología deportiva puede ofrecer a la Pedagogía (la aportación socializante y educativa del instructor o entrenador).[4]

En el mismo Simposio, se presentó una argumentación en la que se defiende la teoría de que la Psicología del Deporte puede afirmarse como una ciencia en la que el objeto de estudio no es la actividad humana en general, sino el deporte como un género de la actividad humana, es decir, la actividad deportiva. Se plantea entonces que la especificidad del objeto, la particularidad psicológica de la actividad deportiva, y la personalidad del deportista, son fenómenos específicos cuyo estudio requiere una rama especializada de la ciencia que se denomina Psicología del Deporte.​[3][5]

Aplicación e investigaciones[editar]

Además de las investigaciones de neuropsicología que se avalan de técnicas psicofísicas, y a las investigaciones conductuales como el control de tiempos de reacción, la psicología deportiva ha elaborado un test para medir la ansiedad en la actividad deportiva (Sport Competition Anxiety Test - SCAT), para tratar con la agresividad con la motivación se han establecido técnicas existente modificadas para servir al deportista como el relajamiento, el entrenamiento autógeno, el biofeedback, la hipnosis, el entrenamiento a las relaciones interpersonales en caso de un deporte de conjunto. Las investigaciones de la psicología deportiva de personalidad, de la motivación y de la influencia social, con análisis multivariadas e interactivas.

Los problemas psicológicos y de comportamiento son frecuentes en niños y adolescentes. Una mejora de la autoestima es una forma de prevenir el desarrollo de estos problemas. Diversos estudios y revisiones indican un efecto positivo de la actividad física sobre la depresión, la ansiedad y problemas de conducta en niños y adolescentes. Sin embargo, estos estudios no se han actualizado desde su publicación inicial, por lo que es necesaria una revisión actualizada sobre la efectividad de las intervenciones basadas en el ejercicio para promover la autoestima en los niños y jóvenes.

Una revisión sistemática de 23 estudios, realizados en Estados Unidos, Canadá, Australia y Nigeria, y cuyos participantes fueron niños y adolescentes entre 3 y 20 años de edad, determinó que las intervenciones de ejercicios físicos tienen efectos positivos sobre la autoestima, al menos en el corto plazo. No hubo diferencias significativas en los efectos según la duración o el tipo de intervención, y dado que no se entregaron resultados de seguimiento, no se conocen los efectos a largo plazo. No obstante, existen varias deficiencias metodológicas y sesgos en los estudios, por lo que se necesitan más investigaciones que proporcionen evidencia más robusta.[6]

Referencias[editar]

  1. a b Grabin, Liliana; Fryc, Victor (2004). «Diálogo acerca de la práctica: Psicología Aplicada al Deporte.». Material del Programa de Actualización Interdisciplinario de Psicología Aplicada al Deporte - Facultad de Psicología - UBA. 
  2. Galimberti, Umberto (2007). Enciclopedia di psicología. (en italiano). Milano: Garzanti. 
  3. a b c Cagigal, José María (1973, 25 al 29 de junio). «¿Psicología del Deporte, Psicología de qué?». III Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Psicología del Deporte. Trabajos científicos. Tomo I. (Madrid.). 
  4. a b Antonelli, Ferruccio; Salvini, Alessandro (1978). Psicología del Deporte. Tomo I. Valladolid: Miñón. 
  5. Grabin, Liliana (2022). El legado. Desarrollo de la Psicología del Deporte en Argentina: 1984­-2020. Berazategui: Engranajes de la Cultura. 
  6. Chukwudozie, A., & White, H. (18 de diciembre de 2018). «Las intervenciones de ejercicios físicos ayudan a mejorar la autoestima en niños y jóvenes en el corto plazo, pero se requieren más investigaciones». Caracas: The Campbell Collaboration. Consultado el 23 de enero de 2020.