Riada de Tenerife de 2002

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Busto de bronce erigido en Santa Cruz de Tenerife en honor de las víctimas de la riada.

La llamada Riada de Tenerife del año 2002, también llamada 31-M, se refiere a un fenómeno que se produjo el 31 de marzo de 2002 (Domingo de Resurrección) y que se caracterizó por la caída reiterada de lluvias torrenciales acompañadas en ciertos momentos de aparato eléctrico, afectando al área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife y extendiéndose en dirección NE hacia la zona de San Andrés.[1]

Características[editar]

Es importante reseñar que las precipitaciones torrenciales afectaron a un área muy reducida del entorno de la capital tinerfeña. Descargó 232,6 l/ en 24 horas y 129,9 l/m² en una hora, significando el primer dato la mayor cantidad de agua recogida en la ciudad en un solo día desde que se iniciaron los registros en 1869.[2]​ La lluvia comenzó a caer con intensidad en la capital y alrededores entre las 15.00 y las 16.00 horas, mientras que un poco más al norte y al sur apenas caían algunas gotas. Escampó una media hora y a continuación arrancó de nuevo a llover con gran intensidad y con pedrisco hasta las 20.00 horas, manteniéndose algunas horas de precipitaciones más débiles hasta medianoche. El Instituto Nacional de Meteorología no avisó de la catástrofe y el día previo advirtió sólo de "chubascos moderados".

Por este motivo, el entonces Rey de España Juan Carlos I de Borbón visitó en mayo de ese mismo año, la isla de Tenerife y el pueblo de San Andrés en donde conversó y consoló a los familiares de las ocho víctimas de las riadas.[3]

Daños[editar]

Las lluvias ocasionaron 8 muertos, 12 desaparecidos y decenas de heridos.[4]​ Además de las pérdidas humanas la riada causó cuantiosos daños materiales, 70.000 personas sin luz así como la destrucción total o parcial de al menos 400 viviendas. Las pérdidas se calcularon en 90 millones de euros.[5]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

Enlaces externos[editar]