Escándalos periodísticos

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Los escándalos de periodismo son incidentes o actos de alto perfil, ya sean intencionales o accidentales, que van en contra de la ética y los estándares generalmente aceptados del periodismo, o que violan la que se considera misión "ideal" del periodismo que es: informar eventos y temas noticiosos de manera precisa y justa.

Como la cara reconocible de investigación y presentación de informes de los medios de comunicación, los periodistas suelen estar obligados a seguir varios estándares periodísticos. Estos pueden ser escritos y codificados, o las expectativas habituales. Los estándares típicos incluyen referencias a la honestidad, evitar el sesgo periodístico, demostrar responsabilidad, encontrar un equilibrio adecuado entre la privacidad y el interés público, evitar el conflicto de intereses financiero o romántico[1][2]​ y elegir medios éticos para obtener información.

Los escándalos periodísticos son escándalos públicos, derivados de incidentes en los que a los ojos de algún partido, se incumplen estas normas de manera significativa. En la mayoría de los escándalos periodísticos, se producen actos deliberados o accidentales que van en contra de la ética y los estándares periodísticos.

Características comunes[editar]

Los escándalos periodísticos incluyen: plagio, fabricación y omisión de información; actividades que violan la ley, o violan las reglas éticas; la alteración o puesta en escena de un evento que está siendo documentado; o haciendo que los informes sustancial o la investigación de los errores con los resultados que lleva a difamatorias declaraciones o difamatorias.

Todos los escándalos periodísticos tienen el factor común de que cuestionan la integridad y la veracidad del periodismo. Estos escándalos cambian la atención y el escrutinio público hacia los medios de comunicación. Debido a que la credibilidad es la moneda principal del periodismo, muchas agencias de noticias y medios de comunicación masivos tienen códigos estrictos de conducta y los aplican, y utilizan varias capas de supervisión editorial para detectar problemas antes de que se distribuyan las historias.

Sin embargo, en algunos casos, investigaciones posteriores descubrieron que los controles y saldos periodísticos establecidos en las salas de redacción fallaron. En algunos casos, los editores principales no logran captar el sesgo, la difamación o la fabricación insertada en una historia por un reportero. En otros casos, las comprobaciones y los saldos se omitieron en la prisa por obtener una noticia importante y de última hora para presionar (o al aire). Además, en muchos casos de difamación y difamación, la publicación habría tenido pleno apoyo de la supervisión editorial en caso de periodismo amarillo.

Referencias[editar]

  1. JOE POMPEO (28 de junio de 2018). «"EVERY BONE IN MY BODY WANTS TO DEFEND ALI WATKINS": SEX, PRESS FREEDOM, AND THE COMPLICATED CASE OF A TIMES REPORTER». Consultado el 6 de julio de 2018. «[S]taff members who develop close relationships with people who might figure in coverage they provide, edit, package, or supervise must disclose those relationships to the standards editor, the associate managing editor for news administration, or the deputy editorial page editor. In some cases, no further action may be needed. But in other instances staff members may have to recuse themselves from certain coverage. And in still other cases, assignments may have to be modified or beats changed. In a few instances, a staff member may have to move to a different department—from business and financial news, say, to the culture desk—to avoid the appearance of conflict.» 
  2. Lia Eustachewich (3 de julio de 2018). «New York Times reassigns reporter in leak scandal». Consultado el 6 de julio de 2018. «“for a reporter to have an intimate relationship with someone he or she covers is unacceptable.”».