Discusión:La Vanguardia

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Soy un usuario anónimo, pero de todas formas quería participar. Considero que es 'La Vanguardia' tiene una tendencia ideológica de izquierdas, si bien lo podríamos calificar "mayoritariamente de izquierdas": es un periódico riguroso, que da cabida a todos los partidos por igual, y que no le importa criticar a la izquierda en el poder. Es de izquierdas empresarialmente, porque el Grupo Godó se ha aliado en numerosas iniciativas empresariales con el Grupo Prisa y ha encabezado frentes de contestación con Prisa en conflictos mediáticos. Se reconoce a 'La Vanguardia' como aliado periodísticamente del Gobierno de Rodríguez Zapatero, si bien como ya he dicho, es un diario riguroso, que no duda en mostrar sus defectos, debilidades y debacles demoscópicas. Por último, ¿monárquico, no lo sé? (Republicano quizá tampoco) Monárquicos tal vez lo sean más bien Ansón o Luca de Tena, o Jaime Peñafiel. Desde luego, este diario no entra en juegos maniqueos, eso sí, como hacen otros diarios.

Esta ideología progresista es clara cuando La Vanguardia se adhiere al editorial conjunto de la prensa catalana reivindicando el Nuevo Estatuto de Cataluña, promovido a instancias de un Gobierno tripartito catalanista y de izquierdas -incluyendo a los ecosocialistas de IU e ICV-.

Rigor y distanciamiento frente a los poderes no significa centrismo puro ideológico ni "monarquismo". Yo pienso que La Vanguardia se caracteriza por su respeto y pluralismo ideológico incluso en las "plumas", además de por supuesto la defensa de la democracia liberal-ilustrada, lo que en el terreno económico significa estar más próximo a la libertad de Mercado. Y para terminar, se implican de lleno en los aspectos sociales de calado y lo que preocupa microscópicamente a la ciudadanía, especialmente en el entorno barcelonés.

Gracias y un saludo. Me gusta contribuir altruistamente a este proyecto enciclopédico. jlrn --163.117.65.248 (discusión) 00:01 6 dic 2010 (UTC)[responder]

Para continuar apoyando mis tesis apunto este artículo web de un blog libre dentro de Periodista Digital y de fecha reciente: http://blogs.periodistadigital.com/puntodevista.php/2010/06/07/la-vanguardia-y-zapatero-?blog=42&c=1&page=1&more=1&title=la-vanguardia-y-zapatero-&tb=1&pb=1&disp=single. El autor, Vicente Torres -(socio de The International Society for Philosophical Enquiry)-, comenta este titular de La Vanguardia: “Zapatero se prepara para hacer frente a la campaña de acoso del PP”. Esta es mi aportación. jplrn 163.117.65.248 (discusión) 10:29 8 dic 2010 (UTC)[responder]

Veo en el historial que se ha eliminado una fotografía de la maqueta de la antigua fachada de la vanguardia, la que yo buscaba en mi recuerdo, puesto que la fotografía actual de la antigua fachada no correspondía con mi memoria, que ha revivido con esa edición eliminada. Agradecería una pequeña aclaración de qué se ha hecho en el edificio original, y una pequeña aclaración de la reforma de la fachada que ahora veo es un edificio residencial.

Si te refieres a la maqueta en Catalunya en Miniatura, está en el artículo.--Jordiferrer (discusión) 19:21 17 ago 2011 (UTC)[responder]

Historia[editar]

En la sección de historia el texto esta basado ciertamente en una única fuente, pero ha sido modificado y reducido, por lo que no puede ser considerado copy paste. Si hay alguna frase 100% idéntica al texto original, podemos marcarla y lo arreglamos. Además seria bueno añadir frases de otras fuentes, para que no todo sea la visión del propio grupo, por mucho que sea una fuente acreditada.--Jordiferrer (discusión) 05:55 30 oct 2011 (UTC)[responder]

Ahora que lo he revisado, teníais razón en lo del copy paste. He modificado y reducido el texto y quitado muchos adjetivos innecesarios, para mantener los datos más relevantes.--Jordiferrer (discusión) 06:44 30 oct 2011 (UTC)[responder]

¿Basta parafrasear?[editar]

Este es un caso, para mí, paradigmático. ¿Basta parafrasear para evitar un plagio?

Atendiendo a mi consulta, el usuario Antur consideró plagio el apartado «Historia» de La Vanguardia e informó de una redacción no neutral.

Posteriormente, Jordiferrer afirma que parafraseando el artículo, aunque no busque ni una sola fuente nueva, puede evitar el plagio.

Esta forma de proceder ¿es correcta? ¿basta cambiar el orden de las palabras para que un artículo copiado literalmente pase el filtro wikipédico y adquiera «respetabilidad enciclopédica»?

Gracias por adelantado. Salud. --Novellón (discusión) 16:30 30 oct 2011 (UTC)[responder]

No solo se ha cambiado el orden. Se han suprimido fragmentos y neutralizado adjetivos. Ademas, hay un par de referencias nuevas y seguro que en el futuro se añadiran mas referencias, que es de lo que se trata. --Jordiferrer (discusión) 21:55 30 oct 2011 (UTC)[responder]

Yo creo que utilizar como referencia principal lo que se dice en esa página de internet de la empresa propietaria del periódico no está muy lejos de la autopromoción. --Novellón (discusión) 15:57 31 oct 2011 (UTC)[responder]

Eso es cierto, pero al tratarse de un medio de comunicación acreditado, no deja de ser una fuente fiable. En todo caso, nuestro trabajo ha de ser quitar las partes promocionales no enciclopedicas, y añadir otras referencias que lo complementen y confirmen.--Jordiferrer (discusión) 12:04 2 nov 2011 (UTC)[responder]

Incluso las que no confirmen la «historia promocional», Jordiferrer :-) En serio, pienso que la fiabilidad la merecerá o no el medio de comunicación por una serie de factores que pueden analizarse científicamente, pero no puede extenderse automáticamente al propietario del medio de comunicación. De todas formas, ya habrás visto que he empezado a aportar alguna referencia nueva citando en algún caso, precisamente, las propias páginas de La Vanguardia. Así que, aunque sigo teniendo mis dudas, verás que he optado yo también por ir mejorando el artículo en lugar de empezar de cero.--Novellón (discusión) 13:28 2 nov 2011 (UTC)[responder]

Fundadores[editar]

En este articulo de la enciclopedia catalana podemos leer "Fou fundat pels germans Carles i Bartomeu Godó i Pié per sostenir a Barcelona el partit liberal de Sagasta. Nomenaren director Jaume Andreu.". Aqui añado una referencia que reitera que los hermanos Godo fueron fundadores ya en el inicio, a pesar de que exista otra tesis.

Respecto a la fuente "Desvois, Jean Michel (1977). La prensa en España (1900-1931)" podeis copiar aquí los textos de ese libro relativos a los fundadores?--Jordiferrer (discusión) 19:45 25 nov 2011 (UTC)[responder]

Dice Desvois en la página 16 que «La Vanguardia nació en 1881 como órgano del partido liberal para la provincia de Barcelona. Fue fundada por el periodista catalán Jaume Andreu. En 1887 la compró Carles Godó Pie, industrial que tenía negocios textiles, y en 1888 empezó a salir como diario de información, independiente pero siempre próximo al partido liberal.» Es decir, coincide con la tesis de Torrent y Tassis. --Novellón (discusión) 10:37 26 nov 2011 (UTC)[responder]

Lo mejor serà reflejar ambas tesis en el artículo.--Jordiferrer (discusión) 07:56 27 nov 2011 (UTC)[responder]

Eso no es catalanismo De un tiempo a esta parte, proliferan las manifestaciones de un soberanismo de corte maniqueo, con frecuencia maleducado e hiriente, que envenena las relaciones de Catalunya con el resto de España estableciendo una relación de vasos comunicantes con el españolismo catalanofóbico, su gran beneficiado. La comprensión o el silencio que han rodeado la quema de fotos del Rey en Girona y la conversión del engreído treintañero incendiario en mártir de una supuesta España represora son el último capítulo de un bochornoso serial ideológico. Protagonistas de tal serial son las plataformas independentistas - que obtienen un tratamiento periodístico muy por encima de su representatividad- y algunos personajes pintorescos: aquel celebrado actor que no consigue diferenciar los ingeniosos balbuceos de su personaje televisivo de la lamentable charlatanería de sus mítines; o aquel destemplado jurista que ha conseguido notoriedad denunciando a un Estado de cuyo aparato participa. Se trata de un soberanismo de vuelo gallináceo, tan estridente como irreflexivo, fundado en los tópicos de la visión romántica de la historia. Su relato es sentimental y sus acusaciones no alcanzan sólo al Estado, a los políticos españoles o a España en general, sino también a políticos y miembros relevantes de la sociedad civil catalana, acusados de connivencia culpable y de cobardía, cuando no de traición. Esta visión de las cosas se divulga con sospechosa redundancia, a veces en tono sarcástico e insidioso, a través de unos medios públicos que deberían respetar escrupulosamente todas las sensibilidades ciudadanas. Este soberanismo visceral acostumbra a reclamar del Estado español, con grandes aspavientos, el pleno reconocimiento de la pluralidad interna, pero es incapaz de reconocer, siquiera de respetar, la enorme pluralidad que anida en la compleja y cambiante sociedad catalana. La desacomplejada parcialidad con que desde los medios públicos se comentan los acontecimientos deportivos es el ejemplo más popular de la falta de respeto a la pluralidad catalana. La visión despectiva de las selecciones españolas o el tradicional barcelonismo de estos medios, ya de entrada discutible (según las estadísticas, un 40% de los catalanes son forofos de otros equipos), ha derivado en los últimos años en inaceptables formas de antimadridismo. No vale la excusa de que en algunos medios públicos de Madrid se cometen los mismos errores. Los extremismos extremismos se necesitan y alimentan mutuamente, pero Catalunya -que ha salido muy fatigada del reciente cambio estatutario- necesita cordura, seriedad e inteligencia para poder plantear sus justas reivindicaciones y debe exponer sus necesidades armándose de razón, no de excesos. Nada puede perjudicarla más que aparecer identificada con posiciones infantiles, extremistas. Es evidente que este soberanismo ruidoso y ensimismado perjudica a la causa de Catalunya, pues provoca más recelo entre los propios catalanes que seducción. ¡Flaco favor se hace a la expansión de la lengua catalana si los medios que hacen bandera de ella desprecian a tantos catalanes que sienten o piensan de otro modo! Alegrarse de la derrota de la selección de Gasol, comprender o relativizar la quema de fotografías de los Reyes, insistir desde los medios públicos en el mapa pancatalanista olvidando el masivo sentir de los valencianos o aprovechar los graves problemas infraestructurales para promocionar la enésima plataforma soberanista no resuelve nada: complica más las cosas de lo que ya están. Si el independentismo en el Govern y el nacionalismo moderado en la oposición siguen manteniendo una relación ambigua, amable o acomplejada frente a estas minorías, lo pagarán caro. En este momento grave, la sociedad catalana exige seriedad, pragmatismo y moderación. También el socialismo que lidera las principales instituciones catalanas puede pagar caro su silencio concesivo y pragmático. A Catalunya le sobra hervor, pero le faltan palabras sensatas. Falta valentía para defender el principal legado del catalanismo: la defensa de los intereses materiales y culturales de Catalunya y la voluntad de hacerlos compatibles con el progreso de España.

¿Independentista?[editar]

La Vanguardia no es independentista. En ella escriben algunos articulistas de dicha ideología pero su línea editorial no es propiamente independentista, adscribiéndose a un catalanismo amplio. Muchos independentistas, de hecho, critican al grupo Godó alegando que es "colaboracionista" y "unionista" y que busca quedar bien con Madrid por intereses económicos (según ellos). Diarios con una línea decididamente soberanista e independentista son el Avui y quizá el Ara.

Respecto a lo anteriormente comentado, quiero añadir el siguiente análisis crítico sobre un editorial (http://www.lavanguardia.com/opinion/20151110/54439704455/editorial-de-la-vanguardia-por-la-rectificacion.html) que publicó La Vanguardia acerca de la Declaración del inicio del proceso independentista:

La Vanguardia, diario considerado ideológicamente un periódico catalanista, hace una crítica -negativa en todos los sentidos- a lo ocurrido el 9 de noviembre de 2015 en el Parlament de Catalunya, donde se aprobó el inicio del proceso de independencia.

Es clave el hecho de que un periódico cuya ideología juega a favor de Catalunya y de su gente no esté de acuerdo y no se sienta identificado con lo que en su parlamento se votó y el camino que se emprende con ello. Pide la rectificación diciendo claramente que no quiere seguir ese camino. Se podría interpretar solo como otra voz de la sociedad catalana que no quiere la independencia, o que sí la quiere, pero no está de acuerdo con las formas que se están llevando a cabo para conseguir este objetivo.

Es, precisamente, esto último lo que hace que mucha gente se sitúe a favor de este editorial de La Vanguardia y no en contra. Ni los políticos que tanto buscan la independencia, ni los ciudadanos que no quieren ni oír hablar de ella pueden saber si el futuro de Cataluña será mejor en el caso de que se consiga dicho objetivo o, por el contrario, dentro de esa autonomía propia, Catalunya, se encontrará ante dificultades tanto previstas como inesperadas. Pero la cuestión es que esto ha dejado de ser relevante para pasar a un segundo plano, cuando para muchos de los catalanes puede ser una de las cuestiones que más le preocupan.

Está claro que hay razones legítimas y más que profundas detrás de todos aquellos que piensan que la independencia es el destino y, por ello, apoyan a los líderes que los pueden llevar hacia ella. Pero no convencen tanto las razones por las cuales estos líderes actúan como si las únicas personas que importan y que no se equivocan de Catalunya son las que sí les apoyan, quizás estén tan convencidos de que ese es el camino más correcto que quieren arrastrar a los demás a la fuerza porque piensan que cuando se consiga al final darán las gracias; o, simplemente es el camino que emprendieron y que quieran o no, ya no pueden cambiar y hacen todo lo posible para que se cumpla porque de alguna manera se les va la vida en ello. En cualquiera de los casos, esa no es la manera en la que debe actuar alguien que se considera líder, o que pretende llegar a serlo. La mayoría dicta en la democracia pero no hay democracia si no se tienen en cuenta y se pisotean las minorías. Y, a estas alturas aún no queda claro donde hay mayoría y donde minoría, y es precisamente porque no se está poniendo el enfoque en las cuestiones importantes. Es decir, se ha tomado por una manera de hacer política el destino de una sociedad, y es quizás por ello que existan importantes voces de la sociedad catalana que no estén de acuerdo con lo que está pasando. Y lo que está pasando es que hay errores en la manera en la que se están haciendo las cosas, más allá de cual sea el mejor camino:

-Tiene más importancia la máxima rapidez para que se pueda conseguir el objetivo independentista antes que entender si de verdad hay un respaldo social y justo para ser llevado a cabo. -Hay demasiado interés político en una realidad muy grande que afecta a todo el conjunto de la sociedad catalana y, en consecuencia, a toda la nación española. -Hay importantes voces de Cataluña que piden caminos alternativos y que no están siendo escuchadas. -Importa más “quién ganará” que pararse a pensar en si las cosas se están haciendo bien. -La independencia se ha convertido en el único discurso político de los partidos que la defienden, -si es lo más adecuando, todo lo que supone este objetivo, o si realmente merece la pena- no son cuestiones relevantes a tratar.

Es decir, es como que una vez concebida esta idea y empezado a desarrollarla no hay forma alguna de volver atrás. Aunque desde siempre una de las formas más sencillas de encontrar el error ha sido volviendo a empezar, no se puede volver atrás, porque volver atrás en política es admitir la derrota.

Todo lo comentado hace reflexionar sobre una realidad y es que hay demasiada incertidumbre, no sobre lo que pasará (que también), sino sobre lo que está pasando y por qué. Por ello, La Vanguardia pide echar el freno y primero hablar de política de gobierno, y ya se verá después donde está el futuro de Cataluña.

Precio.[editar]

El precio que pone en el articulo es de 1,20€ al año 2010. Yo compro este periodico actualmente a año 2014 vale 1,30€.

periodico local ?.[editar]

Hola ! Segun esta persona (https://fr.wikipedia.org/wiki/Utilisateur:Patrick_Rogel) la Vanguardia no es un periodico nacional sino un periodico local de Barcelona. Que opinais de esto ? Hay que editar la pagina o esta persona dice cosas falsas ? Gracias y un saludo Nicolassalvado (discusión) 17:46 12 nov 2014 (UTC)nicolassalvado[responder]

Enlaces externos modificados[editar]

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