Discusión:Isla Grande de Choele Choel

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El artículo enuncia que Basilio Villarino, fallecido en 1785, "... tendría contacto con caciques de las etnias aucas, huiliche y pehuenche. Estos mismos aborígenes necesitaban estos parajes para que pastara el ganado que arriaban desde Buenos Aires y poder pasarlos al otro lado de los Andes, no viendo con buenos ojos que una población cristiana se asentara en forma definitiva, por lo cual comenzarían a mostrarse molestos con los españoles..." Esta frase contiene innumerables errores históricos. Primero: Las correrías de los indios (¿porqué "aborígenes" si eran tan inmigrantes como el español y tan nómadas como Atila?) comienzan asiduamente durante la Guerra de la Independencia, unos cuarenta años más tarde de la muerte del fundador del Fuerte, a causa del establecimiento de los hermanos Pincheira en tierras del Neuquén. Los pocos transeúntes araucanos cuidábanse mucho de las fuerzas de Villarino, etablecidas allí precisamente para impedir los robos de hacienda perpetrados en la Provincia de Buenos Aires. Segundo: No se hacían pacíficos arreos de ganado desde Buenos Aires sino que, ocasionalmente, se pasaba por allí la invernada de la hacienda robada en la Provincia y antes de ser pasada a Chile, donde era vendida a los hacendados ... blancos. Pero los grandes arreos no tendrían lugar hasta 40 años después, cómo y por lo que he dicho arriba. Estas pasadas durante el siglo XIX dieron lugar al Camino de los Chilenos, que refiere Lucio V. Mansilla en su obra "Una excursión a los indios ranqueles". Tercero: Las etnias araucanas recién se establecerían del lado oriental de la Cordillera de los Andes mucho después que los españoles crearan algunas colonias agrícolas, como probablemente fuera el Valle de las Manzanas. Por más que se quiera hacer remontar la araucanización de la Patagonia oriental a épocas poco demostrables, como el siglo XVII, lo cierto es que la inclemencia del Valle del Río Negro, comparada con la Araucania, lo hace completamente improbable; especialmente para una etnia que no practicaba otra cosa que la caza y la recolección, pero no la agricultura, y que además no dispuso de grandes caballadas hasta bien entrado el siglo XVIII.