Ir al contenido

Dinosaurios de América Central

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Sobre dinosaurios de América Central se han dado dos reportes de fósiles, uno completamente estudiado en 1971, y otro poco estudiado en 1933 y que se encuentra perdido, todos ellos en Honduras.[1][2]

Fósiles encontrados

[editar]

Hadrosauroideo encontrado en Comayagua en 1971

[editar]

El primer fósil de dinosaurio de América Central, documentado por paleontólogos y que se encuentra en la colección científica de un museo, es un fémur de un ornitopodo,[3]​ fue descubierto en la parte central de Honduras en el año de 1971, en la carretera antigua entre las localidades de San Luis y Rancho Grande, municipio de Comayagua, por el geólogo norteamericano Gregory Horne y su asistente Bruce Simonson. Fue encontrado en la parte más alta de la capas rojas inferiores de la formación Valle de Ángeles, y dataría de algún punto de las edades del Albiense al Turoniense del periodo Cretácico (muy probablemente a la edad del Cenomaniense).[4]

El ejemplar se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano de Estados Unidos en Washington (con número de catálogo USNM PAL 181339). Fue identificado como hueso de ornitopodo por John Ostrom[3]​ y por Nicholas Hotton como el fémur de un Hadrosauroideo juvenil.[4]

El fósil descubierto en Honduras pertenece a un miembro de la superfamilia hadrosauroidea similar a éste hadrosaurio.
Mapa de Honduras que muestra la ubicación del Sitio de colecta del fósil de dinosaurio
Mapa de Honduras que muestra la ubicación del Sitio de colecta del fósil de dinosaurio
Hadrosaurio
Ubicación del sitio de colecta del fósil de dinosaurio descubierto en Honduras en 1971, cerca de San Luis, Comayagua.

Fósil perdido, encontrado en Olanchito en 1933

[editar]

Investigaciones realizadas por Leonel E. Zúñiga y David Aguilar de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras desde el 2015,[5][6][1]​ documentaron ampliamente el descubrimiento de 1971, y encontraron evidencia histórica de un segundo reporte de dinosaurio en Honduras que fue descubierto en 1933 y que corresponde a un hueso del metatarso de la pata trasera de un dinosaurio; que fue encontrado cerca de Olanchito, Departamento de Yoro, Honduras, por el explorador e investigador Gregory Mason. Esta información es descrita en diversos periódicos de Estados Unidos, como en la página 9 del periódico The Washington Post del 23 de agosto de 1933, en la página 8 del periódico The Norwalk Hour del 24 de agosto de 1933[7]​ y en la página 6 del periódico de Nebraska The Plattsmouth Journal del 21 de agosto de 1933.[8]

Dicho fósil, al parecer habría pertenecido a un dinosaurio terrestre gigante que forma parte del grupo de los saurópodos, sin embargo, se desconoce su destino final. En 2020, el libro "Dinosaur Facts and Figures" editado por Princeton University Press publicó una ilustración de los restos de dinosaurio reportado en 1933.[9]

Mapa de Honduras que muestra la ubicación del Sitio de colecta del fósil de dinosaurio de 1933
Mapa de Honduras que muestra la ubicación del Sitio de colecta del fósil de dinosaurio de 1933
Saurópodo
Ubicación probable del sitio de colecta del fósil de dinosaurio descubierto en Honduras en 1933.
Ilustración del fósil de dinosaurio reportado en 1933 por Gregory Mason

Aunque Honduras cuenta con dos reportes de fósiles de dinosaurio (1933 y 1971), ya se había descubierto en Honduras, en 1888 (83 años antes), fósiles de plantas de ecosistemas terrestres asociados a dinosaurios, específicamente fósiles de cicadáceas. Estos fósiles fueron colectados en San Juancito, Francisco Morazán, por el ingeniero de minas Thomas Leggett, y documentados por el reconocido paleobotánico John S. Newberry.[10]

Hipótesis afectadas por el descubrimiento de dinosaurios en América Central

[editar]

La presencia de fósiles de dinosaurio en América Central profundizó los problemas e inconsistencias de los modelos que habían sido propuestos para explicar como se formó geológicamente Centroamérica. Como es el caso de la formación del istmo de Panamá durante el Gran Intercambio Biótico Americano, que para comienzos del siglo XX tenía por uno de sus principales fundamentos que en Centroamérica solo habían encontrafo fósiles de mamíferos y no fósiles de dinosaurios, y que por ende esta se originaría en el Cenozoico; dichas ideas serían sacudidas y desafiadas por estos reportes, como el mismo Gregory Mason resaltó en 1933 en el reporte del fósil que llevó a Estados Unidos.[11]

Geología mesozoica de América Central

[editar]
Mapa paleográfico de Norteamérica (incluyendo el bloque Chortis) en el período Cretácico (del Albiense al Maastrictiense); mostrando la distribución de Hadrosauroideos encontrados en México, así como el encontrado en Comayagua que aparece señalado como Vda (por el grupo Valle de los Ángeles)

Los estudios geológicos en América Central muestran que Honduras junto con El Salvador, Nicaragua y el sur de Guatemala forman parte de un bloque cortical de la corteza terrestre denominado como bloque Chortis, que está dividido en los terrenos central, este (que tienen partes de Guatemala, Honduras y Nicaragua; y que están divididos por la falla de Guayape en Honduras; teniendo ambos rocas que datan desde el precámbrico o la era paleozoica), sur (con El Salvador, sur de Honduras y las costas pacíficas de Guatemala y Nicaragua; con rocas mayoritariamente de la era Cenozoica, a excepción de algunos lugares con rocas de la era Mesozoica, como en Metapán, El Salvador y Ocotepeque, Honduras), y el SIUNA (el resto de Nicaragua, que consiste en islas del período Cretácico que fueron acrecionadas al bloque); mientras que el norte de Guatemala y Belice hacen parte del bloque Maya (con rocas que datan del Precámbrico y la era Paleozoica), y el resto de América Central se formaría a partir de islas surgidas en el período Cretácico.[12][13][14][15]

El modelo principal que explica donde se encontraba de bloque Chortis (que es donde se han encontrado los fósiles de dinosaurios) en la era mesozoica, es el "Modelo del Pacífico", que explica que dicho bloque Chortis se encontraba en esa era anclado al suroeste México y se habría movido a su posición actual en el Eoceno a través de la falla del Motagua. Algunos académicos, como el geólogo canadiense Fraser Keppie han cuestionado el desplazamiento del bloque Chortis, principalmente por la ausencia de evidencia batimétrica y orográfica congruente, que refleje claramente el desplazamiento de más de 1100 kilómetros de ese bloque, ya que deberían haber quedado evidencias en la falla del Motagua. Sin embargo, dicho movimiento sería lo único que explicaría el salto dextral (hacia la derecha) observado en la falla de Guayape y la tectónica intraplaca del bloque Chortis.[11][12][13][14]

Los estratos mesozoicos del bloque Chortís son principalmentes sedimentarios. Debido a cambios eustáticos del nivel del mar, hay edades en que debido al alto nivel del mar las capas se encontraban sumergidas, llevando a la formación de arrecifes, donde los restos de seres vivos se acumularon y litificaron para formar rocas carbonáticas (principalmente calizas o margas); mientras que en otras edades, debido a la reducción del nivel del mar por la actividad tectónica y erupciones volcánicas, las rocas quedaban expuestas en la superficie, lo que producía la oxidación de las rocas clásticas que las conformaban, tornándose en un color rojizo por el óxido de hierro de su estructura mineral (por ello, esos estratos son conocidos como capas rojas), pudiéndose encontrar en ellas lechos de ríos y suelos donde crecía vegetación; también es de mencionar que puede a ver casos donde alguna elevación no permitió que se depositaran algunos de los estratos, debido a lo cual o a la erosión de los estratos algunas capas pueden presentar límites con inconformidad o discordancia (es decir que tienen una brecha en el registro geológico). Así en el período Cretácico, las capas rojas de la formación Todos Santos del Cretácico inferior, son sucedidas por las rocas carbonáticas del Grupo Yojoa (que se extiende principalmente del Aptiense al Albiense), y estas por el Grupo Valle de los Ángeles integrado por las capas rojas inferiores (del Albiense al Cenomaniense o Turoniense), las rocas carbonáticas de la formación Jaitique, Gualaco o Esquías (del Cenomaniense o de esa edad al Turoniense; siendo los estratos de la formación Esquias, que conformarían el mar homónimo, unos millones de años más recientes que la formación Jaitique) y las capas rojas superiores (del resto del período Cretácico).[4][12][13][15][16][17][18][19]

Bibliografía

[editar]
  • Zúñiga, L. E., Enríquez, L., Vides, C., & Aguilar, D. (2019). Recuperación de tejidos blandos de perezosos fósiles gigantes (Mammalia, Xenarthra, Pilosa) de la zona central del Departamento de Yoro, Honduras. Revista Ciencia y Tecnología, (24), 32-48.https://www.lamjol.info/index.php/RCT/article/view/7875

Referencias

[editar]
  1. a b Zuniga, L. E. (2017). Evidencia fósil de dinosaurios: un aporte a la historia de la paleontología en Centroamérica. Revista Ciencia Y Tecnología, (20), 29–49.
  2. Zúñiga, L. E., Enríquez, L., Vides, C., & Aguilar, D. (2019). Recuperación de tejidos blandos de perezosos fósiles gigantes (Mammalia, Xenarthra, Pilosa) de la zona central del Departamento de Yoro, Honduras. Revista Ciencia y Tecnología, (24), 32-48.
  3. a b Horne, Gregory S., M. G. Atwood, and Allen P. King. 1974. “Stratigraphy, Sedimentology, and Paleoenvironment of Esquias Formation of Honduras.” AAPG Bulletin 58 (2): 176–88.
  4. a b c Horne, Gregory S. 1994. “A Mid-Cretaceous Ornithopod from Central Honduras” Journal of Vertebrate Paleontology 14 (1): 147–50
  5. Zúniga, L. E., & Aguilar-Armijo, D. (2023). Evidencia fósil de Honduras desaparecida en el siglo XIX. Revista Bionatura, 8(2)31.
  6. Zúniga, L. E., & Aguilar-Armijo, D. (2022). Reinhold Fritzgaertner y los reportes de fósiles de Honduras a finales del siglo XIX. Revista Bionatura, 7(3)20.
  7. https://news.google.com/newspapers?id=TVcpAAAAIBAJ&sjid=EW4FAAAAIBAJ&hl=es&pg=3853%2C4175165
  8. «Copia archivada». Archivado desde el original el 10 de marzo de 2016. Consultado el 9 de marzo de 2016. 
  9. https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/9780691202976-015/html
  10. https://archive.org/stream/transactionsofne78788newy#page/112/mode/2up
  11. a b https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00206814.2012.676356
  12. a b c Rogers, Robert D.; Mann, Paul; Emmet, Peter A. (2007). «Tectonic terranes of the Chortis block based on integration of regional aeromagnetic and geologic data». Special Paper of the Geological Society of America. doi:10.1130/2007.2428(04). 
  13. a b c Denyer, Percy (2012). Geología y geotectónica de América Central y el Caribe. Escuela Centroamericana de Geología, Universidad de Costa Rica. 
  14. a b Alonso-Henar, Jorge (2016). Evolución tectónica y estructural de la zona de Falla de El Salvador: aplicaciones a la amenaza sísmica. Universidad Complutense de Madrid. 
  15. a b Comisión Trinacional del Plan Trifinio (2009). Desarrollo Sostenible del Medio Ambiente y los Recursos Hídricos en la Cuenca Alta del Río Lempa. Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) del Programa de las Naciones Unidas (PNUD). 
  16. Hradecký, Petr (2005). Estudio geológico de los peligros naturales área de Metapán. Servicio Geológico Checo y Servicio Nacional de Estudios Territoriales de El Salvador. 
  17. Scott, Robert W.; Finch, R. C. (1999). «Chapter 6 Cretaceous carbonate biostratigraphy and environments in Honduras». Sedimentary Basins of the World. Volumen 4. doi:10.1016/S1874-5997(99)80040-9. 
  18. Colegio Miracosta (2022). Oceanografía 101. 
  19. Branciforte, Chloe; Haddad, Emily (2020). GEOS: Un manual de laboratorio de geología física para colegios comunitarios de California.